Capítulo 3 El inicio

Un par de días después...

Si una persona midiese su éxito en la vida, Christie podría llamarse a sí misma una perdedora, y no es que fuese una persona negativa a la que debido a su mala suerte la siguieran las tragedias. Aunque era difícil, comprendía que estaba destinada para grandes cosas.

Obviamente saberlo no hacía que dejara de sentir que todas aquellas tragedias eran una especie de castigo, pues para ella, en la vida nada tenía sentido. Huérfana y criada hasta los cinco años en un orfanato, sufría ataques de pánico porque veía sombras. Tampoco ayudaba que sus ojos tenían un color violeta intenso. Al inicio la madre superiora, una horrible mujer que regentaba el hospicio, la miraba como si pensara que ella solo quería llamar la atención.

Pero cuando en el cuerpo de Christie aparecieron heridas profundas, y sabiendo que no se lastimaba a sí misma, dejó de ignorar sus pedidos de auxilio y se dedicó a tratarla como si fuese un milagro viviente, incluso llamaba a otras personas para que la vieran porque tenía Estigmas.

Y ante sus historias aterradoras, la monja dentro de toda su ignorancia, pensó que Christie estaba poseída y decidió acabar con ella. Sin embargo, la noche en que iba a matarla una sombra apareció y atacó a la anciana quien presa del miedo, se arrojó por la ventana muriendo inmediatamente.

¡Vaya cosa!

El Estado, asignó a una nueva religiosa y Christie guardó silencio sobre los monstruos a los que veía. Luego de eso fue adoptada por una pareja y desde ese momento las cosas mejoraron, pero por miedo a que la arrojaran a la calle no les dijo que veía monstruos. Una noche, encontró a un demonio horrible junto a su cama, pero antes de que la tocara, un hombre apareció a su lado y sin dudarlo, clavó una daga en el pecho de aquella criatura eliminando así el peligro.

Sin embargo, aquello resultó demasiado aterrador, todo su cuerpo estaba cubierto de sangre, así que empezó a gritar con tanta fuerza que sus padres adoptivos entraron a su habitación.

Contrario a lo que imaginó, ni pensaron que estaba loca, ni se asustaron al ver a su salvador. Con calma, su madre la llevó al baño para limpiarla y cuando regresaron a la habitación, descubrió que Armand, su papá, había cambiado las sábanas y que, si miraba a todas partes, no parecía que hubiese sucedido semejante incidente. En cuanto a su salvador, este seguía en la habitación y sus padres, le dejaron saber que era un amigo.

-Mi nombre es Gabriel, pero puedes llamarme Gabe. Hay muchas cosas que no comprendes, pero nada de lo que te pasa está en tu imaginación, no eres mala, solo especial, con dones que te hacen capaz de ver lo que otros no.

-Me da miedo dormir, ellos están esperándome.

-Lo sé, y estoy tratando de mantenerlos lejos. Créeme pequeña, que para mí es importante cuidarte.

-Gracias, Gabe.

Durante los años que pasaron, las pesadillas desaparecieron casi por completo, pero cuando la visitaban, Gabe aparecía siempre para salvarla. Los monstruos lucían fieros e invencibles, pero él era bueno, usaba una espada muy larga, con un filo tan fuerte que les cortaba la cabeza sin mayor problema. Y mientras luchaba por ella, le enviaba ondas de paz y calma, que la hacían sentir que estaba a salvo.

Una mañana mientras estaba en el parque junto a Armand, una mujer se acercó a ella y la acusó de ser una invocadora de demonios. Luego trató de golpearla, pero su padre se interpuso entre ambas y mientras retenía a la mujer, convocó a Gabe. Este llegó para llevársela y luego, regresó con ellos.

Al verlo, Chrissie corrió a sus brazos mientras lloraba, de emoción y de alivio porque la había ayudado.

-Hola, cariño.

-Viniste, Gabe. Esa mujer...

-Lo que te dijo no importa, no es momento de que sepas sobre tu destino, no estás lista.

-Pero...

-¿Ya no confías en mí?

-Lo hago.

-Sé que no tener respuestas es difícil, pero créeme, cuando sea el momento indicado lo entenderás. Como me preocupa que esto siga sucediendo, voy a enviarte un protector, él te ayudará con todo.

-¿Volveré a verte?

-Lo harás, descuida. Siempre me he mantenido cerca, pero es momento de buscarte ayuda, porque debes prepararte.

Christie se le quedó mirando fijamente, no entendía de dónde venían emociones tan fuertes, pero Gabe estaba en su corazón, no tenía lógica, pero era así. Y de pronto, algo quedó claro para ella.

-Eres mi compañero, no sé qué significa realmente, pero una voz en mi cabeza me lo dice.

-Es cierto, cuando seas mayor seremos compañeros, es decir, pareja. Esta conexión nunca va a romperse, pero por ahora no podemos estar juntos.

-Lo entiendo, pero me resulta difícil comprender la razón por la cual quiero irme contigo.

-Es el vínculo, a tus padres los he enviado yo, te veo desde que estabas en el orfanato, Christie. Y escogí personas como nosotros dos, con dones para que te mantuvieran a salvo.

-Gracias, esperaré a que sea el momento de que estemos juntos.

-Estaré cerca, pequeña.

Con dulzura y ternura acarició su mejilla y tras hacer una reverencia abandonó el parque. Algunas noches después de la visita de Gabe, quien se apareció ante ella resultaba bastante intimidante, pero no era una criatura cubierta de baba. Este personaje era más similar a un hombre de negocios quien la miraba con emoción, como si fuese una cosa maravillosa.

-Por años he esperado tu nacimiento, invocadora de demonios. Quiero que trabajes para mí y te prometo que tendrás una vida llena de riqueza y poder. ¡Conquistaremos el mundo, nadie podrá derrotarnos!

-No quiero, gracias.

Debido a sus expresiones faciales, para ella quedó claro que a ese sujeto, nadie, nunca, le decía que no. Ya fuese por miedo o porque eran codiciosos.

-¿Sabes lo que te ofrezco?

-Lo entendí, no soy idiota, pero honestamente pretendo estar lejos de todo lo relacionado con monstruos.

-No es posible que me estés diciendo que no.

-¿Por qué?

-Tampoco es posible que me cuestiones. Mi poder es supremo Christie, mis pedidos son siempre cumplidos, nadie nunca es capaz de hacer lo que has hecho, esto me dice que no solo eres la invocadora, sino que tú poder es mucho más grande de lo que todos imaginábamos. Trabaja para mí.

Esa vez, Christie experimentó algo distinto, no solo fue más como una orden, sino que en todo su cuerpo había una sensación similar a la que se sufre cuando un pie se acomoda mal, y este se entume haciendo que se sienta como un hormigueo. Y dicha sensación, parecía en aquel momento como una vibración que aumentaba su intensidad, sin embargo, su mente estaba clara, no trabajaría para él.

-Dije que no.

-Debes pensarlo.

-¿Pensarlo? No importa cuánto insista, mi decisión no va a cambiar.

-Eres tan solo una niña tonta, no es posible que puedas resistirte.

-Tengo claro lo que quiero, así que le pido que se marche.

Su visitante se acercó aún más y aunque trató de moverse, estaba como anclada al suelo. Sin tener ningún tipo de cuidado la sujetó del cuello y empezó a apretar, dejándole en claro que como no estaría con él, debía morir.

Pero antes de que acabara en el suelo, sintió la presencia de Gabe en su mente y no solo la fuerza que la mantenía sin moverse se alejó, sino que su atacante retiró la mano como si se hubiese quemado. Ella lo supo, él la protegía y cerrando los ojos le envió palabras de agradecimiento.

-Todos a los que he enviado regresan a mí con las manos vacías. Tienes en tu poder algo que me pertenece y lo quiero de regreso.

-No he tomado nada suyo.

-El poder en ti, ese me pertenece. Mi nombre es Salomón, hace muchos años fui un rey y tuve en mis manos el poder infinito, pero debía pagar un precio muy alto y destruí aquello que me daría lo que quería.

-¿Usted de verdad es el auténtico rey Salomón?

-Sí.

-Pensé que llevaba muchos años muerto, es decir, usted fue el tercer y último monarca de la Monarquía Unida y de eso ha pasado mucho tiempo.

-Correcto, eso fue antes de la separación del territorio israelita en los reinos de Judá e Israel.

-Mucho tiempo, ¿cómo es posible que siga vivo?

-Si tomas en cuenta que has sido atacada por demonios y que te comunicas mentalmente con tu compañero, ¿cómo es que pareces sorprendida de que siga vivo?

-No me comunico, porque eso significaría que me responda.

-Tus pensamientos llegan a Gabriel, pero no se han unido como compañeros, por eso no lo escuchas. Escribí un grimorio hace mucho tiempo, ese fue mi objeto de poder.

-Un grimorio es un tipo de libro de conocimiento mágico europeo, ¿cierto?

-Correcto, Christie.

-¿Es realmente importante?

-Mi grimorio contiene detalladas descripciones de espíritus, así como los conjuros necesarios para invocarles y obligarles a cumplir mi voluntad. También se explican en detalle las acciones previas a la invocación, tanto la fabricación de los elementos que se emplearán en el ritual, como los rituales necesarios para evitar que los espíritus tomen el control y otros rituales de protección.

-¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

-Mi padre fue el rey David, quien gobernó casi cuatro décadas y fue amado. Cuando recayó en mí el título de rey, no me iba bien y me vi forzado a hacer un pacto con un demonio. Este necesitaba que alguien escribiera el grimorio y lo usara por él, por eso me dejé poseer.

-El demonio lo usaba como un medio para conseguir un fin.

-Si, y en teoría una vez que el libro estuviese listo, invocaría a los demonios que le darían fuerza para abandonar el inframundo. Pero Lucifer, el monarca, se dio cuenta de todo y atacó al demonio, este me necesitaba para poder quedarse

definitivamente entre los humanos y usarlos para tomar el control y ser el único

líder.

-¿Pero con la posesión, ese demonio no era dueño suyo?

-No, por eso existen los exorcistas, Christie. Un demonio puede sacarse de un cuerpo humano salvo que este, le dé su alma al demonio y me rehusé.

-Usted quería poder, de manera que creyó que usando el grimorio, sería más astuto que el demonio, pero este le dejó saber que su fuerza era más de lo que pensó posible.

-Eres lista, Christie, y él también descubrió mis verdaderas intenciones, evidentemente, no iba a dejar que lo controlara y cuando este demonio quiso matarme para dejarse mi cuerpo, hice el hechizo que separó la magia del grimorio y una parte de dicho poder, yace en ti.

-Si el demonio lo mataba, usaría un cuerpo sin alma, pero para sus propósitos, igual le servía.

-Correcto, por eso intervino Lucifer, quien se dejó mi cuerpo y mi alma. Como castigo, me forzó a vagar entre los humanos.

-Y ahora ha venido a mí, ¿cómo me encontró?

-Sabía que era cuestión de tiempo, el libro era parte de mí también y podría detectar en el momento que nacieras. Te necesito, Christie, porque quiero mi poder para vengarme de todos.

-No solo espera que lo ayude a enfrentarse a sabrá Dios qué demonios, sino a ir contra el mismo Lucifer. Es que de verdad, que está mal de la cabeza si cree que lo ayudaré. Yo no pedí tener ese conocimiento, no estoy en obligación alguna de ayudarlo.

-Cuando el demonio trató de matarme destruí el grimorio, sabía que se dividiría en cinco partes o eso esperé, pero descubrí que Lucifer lo robó, almacenándolo en una especie de esfera de energía.

-Cinco partes, asumo, cada una con la misma cantidad de poder.

-Correcto, pero Lucifer interceptó la magia del grimorio, lo que no era difícil de conseguir si tomas en cuenta que la magia, estaba hecha a base de demonios, mismos que aunque no podía sacar del grimorio, podía guiar hacia un objeto capaz de contenerlo. Por alguna razón esta esfera se destruyó y tú recibiste el poder, pero resultó ser demasiado y por eso cuando moriste, tu alma fue dividida en cinco partes.

-Eso quiere decir que las otras cuatro elegidas son una extensión mía.

-No todas ellas, unas fueron simplemente compatibles, capaces de cuidar parte de tu poder. Y cuando traté de tomar todo el podr que estaba en todas ustedes descubrí que en los años que cada trozo estuvo separado de ti, aprendió y evolucionó y se unió a cada una de sus receptoras, volviéndose parte de ellas.

-Ahora son energias independientes.

-Correcto, pensé originalmente que como la dueña del conocimiento de Ars Goetia, recolectarías lo que las otras partes aprendieran, pero no fue así. Y se dio a tal nivel que hacerlas una misma es imposible. Piensa en ellas como hermanas de alma y debo encontrarlas.

-Aun así, esto no ha sido mi culpa, no es mi obligación ayudarlo.

Christie tenía muchas preguntas más, pero de pronto algo se movió detrás de ella, si se volteaba perdería el contacto visual con Salomón y tenía la clara certeza de que la obligaba a mantener esa conexión. Pero la sensación de urgencia por fijarse fue mayor y deseó no haberlo hecho.

Un lobo inmenso estaba ahí.

Salomón consideró el que ella cortase el contacto visual, como una muestra de poder, lo que fue evidente para Christie porque cuando rompió el contacto visual con el lobo y miró de nuevo al antiguo rey, este emitió una especie de jadeo, en su mirada se reflejaba admiración.

Esa jovencita era poderosa y necesitaba convencerla de que se uniera a él.

Incómoda con todo aquello Christie aclaró su garganta, estaba realmente asustada y hablar le era imposible. Las facciones de Salomón comenzaron a desfigurarse, obviamente detestaba no ser capaz de compelerla. El impulso de escapar era cada vez más fuerte y el olor nauseabundo que manaba de él, la hacía sentir enferma. ¿Se enojaría mucho si le vomitaba encima?

Salomón se alejó y no regresó durante algunos días, mismos en los que conoció a Luca, su protector.

-¿Te envía Gabe?

-Sí, la visita de Salomón lo preocupa, así que mi misión es la de enseñarte a pelear y así podrás defenderte de todos aquellos que vengan a atacarte.

-De acuerdo y gracias, no me gusta sentirme indefensa.

-Quiero que mantengas contigo el collar que he de entregarte, este te protegerá y los ataques de estos demonios no serán tan poderosos.

Luca se quedó en silencio algunos minutos meditando sus siguientes palabras, para Christie fue evidente que estaba molesto de alguna forma y todo se aclaró cuando le dejó saber que él también la había cuidado. Y honestamente, todo aquello le parecía algo infantil porque, a fin de cuentas, no importaba quien había aparecido primero, ambos querían mantenerla a salvo.

-Conociste a Gabe porque este llegó primero, pero también te he cuidado desde que eras una niña pequeña.

-Gracias Luca. Aunque honestamente no entiendo por qué importa quien llegó primero, lo único que vale aquí es que ambos quieren mantenerme segura y les agradezco de todo corazón, el que usen de su tiempo para cuidarme.

-Es que no quiero sentir que toda tu gratitud va dirigida únicamente hacia él. Quiero que sepas que también voy a cuidarte y que no debes seguir hablando de Gabriel.

-¿Qué?

-Eso mismo, no hace falta en lo absoluto en tu vida porque me haré cargo de todo.

-Bueno, pero él es mi compañero, algo que no puedes cambiar, así que el que te enoje que siquiera lo mencione, es absurdo.

Luca era bueno en lo que hacía, pensaba con cada día que pasaba. No solo la enseñaba, sino que el colgante realmente evitaba los ataques. Pero era un patán. Hablaba con resentimiento hacia los humanos y ella no se quejaba, al fin y al cabo, la ayudaba.

El tiempo siguió avanzando, estaba más cerca de los veintiún años y según Luca, vendrían cambios importantes. Su relación con él era complicada, a veces lo quería cerca como si lo amara, pero también lo quería lejos. Porque cosas raras pasaban si estaba cerca.

Christie no sacaba de su corazón a Gabe y aunque entendía que tenía que estar lejos, no significaba que fuese menos doloroso. Quizás no ayudaba que cuando tocaba el tema con Luca, este se enojaba y en aras de mantener la paz, no trató de llamarlo.

La noche antes de su cumpleaños, Salomón estuvo de regreso. Su aspecto mostraba a un depredador en su máximo esplendor, era increíblemente intimidante. De pronto algo cambió, su voz estaba intentando doblegarla. Casi cayó de rodillas ante tal poder pues le enviaba una orden fuerte, pero contra todo pronóstico, lo estaba logrando, no iba a ceder.

-Vas a quitarte ese colgante, Christie.

-No...

-¡Jamás vuelvas a retarme o tus padres pagarán por tu insolencia!

- ¿Mis padres?

-Sí, ahora entrégame el maldito colgante.

Cuando creyó que iba a ceder, Luca apareció en su mente. Trataba de darle paz, de reconfortarla, pero era inútil.

𝐿𝑢𝑐ℎ𝑎 𝐶ℎ𝑟𝑖𝑠𝑡𝑖𝑒. 𝐸𝑠𝑡𝑜𝑦 𝑎 𝑡𝑢 𝑙𝑎𝑑𝑜, 𝑛𝑜 𝑡𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟𝑒́.

¿𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢𝑒́ 𝑛𝑜 𝑣𝑖𝑒𝑛𝑒𝑠, 𝐿𝑢𝑐𝑎? 𝑁𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 𝑎𝑐𝑎𝑏𝑎𝑟 𝑐𝑜𝑛 𝑒́𝑙.

𝐸𝑠𝑜 𝑒𝑠 𝑙𝑜 𝑞𝑢𝑒 𝑞𝑢𝑖𝑒𝑟𝑒, 𝑎𝑠𝑢𝑠𝑡𝑎𝑟𝑡𝑒. 𝐻𝑎 𝑐𝑟𝑒𝑎𝑑𝑜 𝑢𝑛𝑎 𝑒𝑠𝑝𝑒𝑐𝑖𝑒 𝑑𝑒 𝑐𝑎𝑚𝑝𝑜 𝑑𝑒 𝑒𝑛𝑒𝑟𝑔𝑖́𝑎 𝑐𝑜𝑛 𝑒𝑙 𝑞𝑢𝑒 𝑡𝑒 𝑡𝑖𝑒𝑛𝑒 𝑎𝑡𝑟𝑎𝑝𝑎𝑑𝑎, 𝑑𝑒𝑏𝑒𝑟𝑎́𝑠 𝑒𝑛𝑓𝑟𝑒𝑛𝑡𝑎𝑟𝑙𝑜 𝑠𝑜𝑙𝑎.

Alguien más se unió a Luca por un enlace mental y Christie tuvo claras algunas cosas, la primera de ellas que aquella presencia era poderosa, realmente poderosa. La segunda, se comunicaba, pero nadie lo detectaba, ni siquiera Luca a pesar de estar en su mente también, y por último, no debía mencionárselo a quien la estaba cuidando.

La nueva presencia era reconfortante y le dejaba la sensación de una paz que no pensó ser capaz de sentir en momentos así. De pronto volvió a la realidad, Salomón la miraba con impaciencia.

-¿Y bien, Christie? Dame el maldito colgante de una vez.

-No.

Cuando el antiguo rey comenzó a prepararse para atacar sintió miedo, pero ni siquiera intentó correr. ¿Qué ganaría con eso? Sus piernas estaban inertes y por más que les pedía que colaboraran, parecían no escuchar. Salomón asestó un golpe, enviándola al suelo pero, en lugar de lamentarse se alegró pues sintió a Gabe. No es que le hablara, porque tal cual le había dicho Salomón una vez, no estaban unidos como pareja, pero estaba en su mente, enviándole calidez y amor,

Pensando que estaba herida, cosa que no era así, sino que estaba distraída disfrutando de sentir a su compañero, Salomón aprovechó y la atacó de nuevo.

¡Vaya mierda!, pensaba Christie, aquello había dolido como el infierno. Levantó la vista y no encontró a su atacante. El paisaje cambió de pronto, ¿en dónde demonios estaba?, se dijo a sí misma mientras trataba de ponerse de pie.

La tierra empezó a temblar, sabía de alguna forma que estaba atrapada en una de sus pesadillas, pero eso no evitaría que saliera herida. Su verdugo apareció ante ella, tan rápido que parecía un destello de luz. Levantó su mano y comenzó a crear una esfera brillante.

Escuchaba a Luca gritándole, la otra voz se le unía, supuestamente todo era una ilusión y dolería únicamente si creía en ella. Pero simplemente asumir que era falso resultaba imposible cuando su cuerpo se estaba quemando.

Las bolas de energía llegaban a ella una tras otra, sus gritos eran ahogados por el sonido de las llamas, mientras consumían todo a su paso, incluyéndola. Christie pensaba que, al fin y al cabo, aquel acabaría siendo su final y parecía resignada a ello.

Después de sentir un dolor indescriptible, no experimentó sensación alguna. ¿Había tenido suerte quizás? ¿Estaría muerta al fin?

Segundos después aquel bosque teñido de rojo y en llamas desapareció, dando paso al frío de la noche. En su cuerpo no había llagas, pero le dolía muchísimo, era demasiado real e intenso para ser una ilusión.

Pero... ¿cómo podría saberlo realmente? Al fin y al cabo, su subconsciente continuaba diciéndole que todo era una pesadilla y en esos momentos era a lo único que podía aferrarse para mantenerse luchando. Su corazón iba a mil por hora, pero si dejaba que el pánico siguiera a cargo, nunca podría escapar.

Se puso de pie y se limpió las manos sucias en su pantalón, se acomodó un poco la ropa e inició su camino a la salida.

                         

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