Capítulo 5 En n sus brazos

Todo el día he estado pensando en las palabras de Baxter, en cada cosa enigmática que me dijo antes de bajar de ese avión.

Me ha traído a una casa enorme. Nunca en mi vida he estado en un sitio parecido a este, es demasiado lujoso y grande.

Me ha encerrado en una habitación y hay ropa elegida -no por mi, obviamente- encima de la cama. Él está aquí conmigo. Encerrado también pero al menos tiene su móvil y mira cosa en él, a mí no me deja nada.

-¿Por qué no me devuelves mi teléfono?

-Lo haré -musita como si nada, sin mirarme -, cuando lo crea oportuno.

Le miro tirado en la cama como si no me hubiera secuestrado, como si estar aquí no fuera una obligación impuesta por él, como si no hubiera hecho desaparecer a mis amigas, como si todo fuese malditamente normal y no lo es, joder.

Aprieto los puños y pierdo la paciencia.

Salgo corriendo en medio de un alarido de furia y me lanzó sobre él, su teléfono vuela por los aires y yo empiezo a luchar con él por el colchón.

-¡Déjame ir, maldito loco!

-¡Nunca... para ya!

Rodamos por la enorme cama y damos vueltas y vueltas hasta que caemos al suelo sobre la alfombra. Su peso desmesurado cae sobre el mío menudo y chillo pero rápidamente me callo al sentir su polla acomodarse entre mis piernas dwsnudas, sus manos apresan las mías sobre mi cabeza y estamos tan cerca que respiramos el mismo aire.

Le miro en advertencia y sonríe descarado

Voy en bragas y camiseta, no llevo sujetador y su poderío encima de mi me está poniendo enferma.

-Déjame ir...

-No es una opción -suelta una de sus manos de mi agarr aunque no me deja ir y baja por mi cuerpo, levanta mi camiseta y toma el peso de mi seno en su enorme mano.

-¿Qué haces, Baxter?

-Probar una cosa -explica retorciendo mi pezón -. Si compruebo que no te gusta te suelto.

-¿Y si no...? -cuestiono sintiendo mi cuerpo excitándose.

-Si no logro probar que no te gusta lo que te hago voy a follarte hasta que no podamos más el uno con el otro.

-¡Joder...!

-Nadie más que yo va a tenerte, Naiara. Nadie más que yo.

-¿Y si quiero tener a otro dentro de mi? -increpo viendo como se enfada.

Joder que guapo es y que sexy se ve estando celoso.

-Cuando los dioses van a la guerra cielo -lame mi pezón y estoy perdida -, son los hombres los que mueren.

-¿Te consideras un Dios y cualquier otro que pueda tenerme un simple mortal?

-Nadie te tendrá si quiere vivir -baja más su mano y la mete entre mis piernas, roza mi vergonzosa humedad y sonríe victorioso -. Abre las piernas, ya.

-Y si no lo hago qué... ¿Vas a matarme?

-Tienes la suerte de ser mía, ningún capullo podrá tocarte una sola maldita pestaña.

Me corre fuerte las bragas y oigo como se rompen, con una destreza que no conocía se pone el preservativo con una sola mano y sin dejar de mirarme a los ojos y se hunde en mi, hasta el fondo.

-¿Ni siquera tú? -me refuerzo de placer cuando noto lo gruesa que la tiene encajada al final de mi canal.

-De mi no puedo protegerte -sale hasta la punta y se detiene ahí, mirándome disfrutar de los círculos que me regala antes de hundirse hasta el fondo otra vez -, pero prometo al menos no lastimarte.

-¿Qué quieres de mi Baxter? -acelera las embestidas al tiempo que me suelta las manos y me saca la camiseta para disfrutar de mis pechos deseosos de su boca, yo solo puedo gemir de placer y aprobación -. Lo que haces no tiene sentido.

-Te quiero a ti, eso tiene todo el sentido para mi.

Y nos volvemos dos cuerpos mezclados follándo como animales en celo.

Yo le muerdo, le araño la piel, le chupo la boca y me doy la vuelta para subirme sobre semejante hombre que no para de mirar como bambolean mis pechos en su cara mientras subo u bajo por su polla enorme.

Me agarro al cabezal de la cama y me empalo una y otra vez con fuerza en su falo duro. Me aprieta, me sube, me baja, me muerde, me gira, me besa... me hace de todo hasta ponerme al borde de uno, dos, tres orgasmos completos que demoran el suyo hasta que le veo asomar por el rictus de su precioso rostro.

-Voy a llenarte de mi semen pronto, pero ahora es mejor precaver... abre la boca.

Sale de mi, me pone de rodillas sacándose el preservativo y tras meter su polla en mi boca la chupo con un arte que puedo ver que le vuelve loco. Me como todo lo que me ofrece y cuando voy a tomarla entre mis manos me lo impide, me toma del pelo y de las muñecas por detrás de mi nuca y se empuja fuerte en mi boca hasta que en una succión experta por mi parte se corre tan fuerte que se me escapan gotas por los labios.

–Ha sido la corrida más grande que he tragado alguna vez -confieso.

-Si vuelves a hablarme de otros así de esa forma pondré tu culo en una mesa de castigos un mes entero y lo follaré diez veces al día hasta que se te olvide con quien has estado antes de mi.

Su promesa turbia, masoca y oscura me pone a cien. No sé por qué he pasado de ser la niña de papi a la zorra de mi marido.

Hay algo en él que provoca algo en mí que nos hace lo que somos.

No puedo pararlo, y él no se detendrá hasta arrasar con todo de mi.

Baxter Moskav simplemente está empezando su cacería y yo soy la jodida presa... el juego apenas arranca y yo ya he perdido.

            
            

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