-Deja de gritar -le pone seguro a la habitación -. Es solo una broma. No voy a matarlos.
Me quedo callada enseguida, atenta a su expresión para comprobar que no meinte. Intento poco a poco ralentizar mi respiración y mientras le veo caminar hacia la cama, se tira en ella dejando que su enorme cuerpo rebote en ella y me señala un espacioa su lado...
-¡Siéntate!
-No voy a hacer nada -aseguro cruzando los brazos.
-No hagas que se te acabe la suerte, preciosa. Mejor siéntate a mi lado o te pondré debajo de mi y te follaré hasta que pierdas el sentido. Eres mi mujer -me recuerda.
-Eres el hijo del mejor amigo de mi padre, ¿Cómo me tratas así?
-Tú eres mi mujer, no veo por qué te escandalizas... ahora eres mía y yo tuyo, recuerdalo. Ah, y no te preocupes por nuestros padres que no tienen porqué saberlo -abro hasta la boca del asombro -... por ahora.
-¿Qué estás haciendo, Baxter? -me dejo caer en la esquina de la cama enterrando mi rostro en mis palmas -. Tengo una vida en Estados Unidos, no puedes tomarme como rehén eternamente y sin sentido alguno. Nada de lo que dices es objetivo, estás demente.
-Para mi lo tiene -defiende y prosigue murmurando -. Volverás a tu casa cuando yo lo diga, probablemente en dos días y luego vendrás a mi cuando sea necesario. Eres mi esposa. Eso es lo principal y más importante, que no se te olvide. Además del silencio obviamente.
-No entiendo lo que dices ni lo que quieres.
-Ahora mismo quiero meter mi polla en tu boca y que te calles.
-No me hables como si fuera una zorra, Baxter -de pronto lo tengo sobre mi y los dos contra una pared.
No puedo negar que se me eriza todo el cuerpo. Que me falta el aire de la sensación de desamparo y entrega a la vez que me provoca. Sus ojos tan grises, casi blancos me observan el escote, suben a mis labios y luego me taladran los míos queriendo gritarme todo un mundo de exigencias y promesas de pasión. Lo sé porque me hace sentir igual. No sé si soy masoquista, o él es demasiado para mi cordura pero me pasan cosas al estar entre sus brazos. Siento su torso amalgamado al mío, su pecho provocando los míos y mis nervios amotinandose en mi sistema porque el deseo se extiende lenta pero inexorablemente por todo mi ser.
-Tú ahora eres mía -decreta ronco de deseo y me clava la pelvis en mi vientre-, es todo lo que tienes que saber y me da lo mismo si lo cuentas o lo niegas. ¿Querías divertirte en Rusia...? Pues cuando bajemos de este avión iras a la recepción más elegante del maldito país, lo demás está por verse pero lo único seguro es que eres mi mujer -me planta la boca en la mía y nos sostenemos la mirada -, mía y solo mía.
Tengo las manos apretadas bajo las suyas contra la pared, mirándolo embelesada y asustada por todo a la vez y solo se me ocurre preguntarle:
-¿Me puedes soltar?
-Todavia no quiero hacerlo -manifiesta pegándose más a mi, si cabe -. No debías gustarme, Naiara pero me encantas. No puedes evitar volverme loco de ganas de besarte, de quitarte la ropa y hacerte mía. No puedes evitar que sacarte de este lío te haya metido en mi vida y desde luego no puedes evitar que te haga mía... tremendamente mía.
¡Dios...¿Qué es esto que siento que me arrodilla ante este peligroso hombre?!
-Llevo casi un año sin sexo -confieso no sé por qué y él se pone más serio aún.
-¿Es una amenaza? -me río sin remedio.
-Te juro que no sé por qué lo he dicho.
-Me deseas, cielo. Aunque no quieres lo haces y dices hasta lo que piensas.
-¡Suéltame, Baxter!
-¿En serio es lo que quieres? -baja una mano y me acaricia la cintura hasta clavarla en mi cadera repasando toda mi piel -. Porque voy a complacerte me pidas lo que me pidas.
-No puedo irme a la cama contigo así... como si fuera una cualquiera.
-Y no lo eres -interrumpe mis temblorosas palabras -. Eres mi esposa y ser mía del todo es cuestión de tiempo y lujuria.
-Lo que propones no tiene sentido -pasa su nariz por la mía -. Somos familia, nuestros padres nos han mantenido alejados por alguna razón, ahora no puedes...
-¿Nunca te has preguntado por qué? -olfatea mis labios y cada vez me siento más contrariada con su cercanía deliciosa.
-¿Por qué, qué...?
-Ah, me encanta tu inocencia. Lo engañada que vives es delicioso de ver.
De repente se aleja y se me acercan muchas dudas a la mente. Es un hecho que no quiere hacerme daño, que si le dejo me lleva ala cama pero eso tampoco es tan complicado de entenderlo. Somos jóvenes, nos atraemos y somos sexualmente activos aunque yo hace mucho no folle pero... ¿Qué quiere Baxter de mi?¿Cómo le beneficia casarse conmigo y mantener el secreto de nuestras familias?
No entiendo.
¿Engañada...?
¿Por qué... sobre todo por quién?