Me he puesto la ropa que ha elegido para mi. Voy toda de cuero, el escote llega hasta mi ombligo y se cruza en mi espalda hasta mi cintura por una cadena de plata, para abajo es un pantalón corto del mismo material que se combina con botas de cuero también. Parezco un ángel de la muerte pero él no luce menos. Va de traje sin corbata con esa expresión asesina que tan bien sabe llevar y aunque se ve informal, al estar todo de negro ajustado a ese cuerpo pecaminoso que tiene lo pone en un aura oscura que seduce e invita a pecar.
Lo sé yo y todas las mujer que le miran con deseo.
De pronto me siento territorial y aprieto mis dedos a la mano que tiene apresando la mía. Todos nos miran con sorpresa, se ve que no suele venir con mujeres o será que algo en mi no va a juego con su mundo, no lo sé.
-¿Por qué me miran? -pregunto mientras pongo el pie en el primer escalón para bajar a la extraña reunión -. ¿Es este escrutinio normal?
-Te miran porque saben que eres mi mujer y yo jamás he tenido una -responde tirando de mi para seguir bajando -. Además de que todos querrían follarte ahora mismo si les dejara. Pero eres solo para mi, y eso escuece.
No digo nada porque me cuesta trabajo no ver a mi alrededor todo el turbio ambiente. Es una especie de fiesta de gente muy poderosa. Pequeños espacios de reservados para los jefes, todos ellos se acompañan de sus hombres armados. Nosotros bajamos flanqueados por seis tíos enormes y muy bien armados, no quiero preguntar nada pero me cuesta, es claramente una cuestión de la mafia. Sé de la vida de mi tío Ian, de la antigua implicación de mi padre y mi abuelo materno pero nunca me habían acercado tanto a estos ambientes. Supongo que siendo la esposa de un mafioso no podía ver menos.
-¿Quién eres Baxter?
-Espera... -ordena.
Dos mujeres se acercan a él sin nada más que bragas y cuando le dan algo en una bandeja él las rechaza, casi se van pero una de ellas pone su mano en el pecho de mi marido y me suelto de su mano, me meto entre los dos y sin saber cómo usarla saco el arma de su cintura y la pongo en la garganta de la chica que me mira aterrada.
-Si lo vuelves a tocar morirás -siento todos los ojos en mi pero no me importa, ella agacha l cabeza y se la levanto con el arma -. Dí que te queda claro que él es mío y solo yo puedo tocarlo -la chica asiente y retiro el arma -. Mi nombre es Naiara, la esposa de...
-La esposa del lobo de la mafia -irrumpe un hombre y retira a la chica de delante de mi, Baxter toma el arma y me pone a su lado otra vez bordeando mi cintura con su mano -. Es un delicioso placer conocerla por fin. Llevamos años esperando este momento.
Disimulo mi sorpresa como puedo y le ofrezco mi mano para que la bese, pero Baxter me retira.
-Comprenderás Gabriel que no me gusta que besen ninguna parte del cuerpo de mi mujer.
-Entiendo, puedes pasar. Ella es toda una belleza, tus comentarios no le hicieron justicia -e hombre me mira rápidamente y Baxter gruñe bajito hasta que retira sus ojos de mi.
Es menos joven que Baxter pero tiene un tamaño considerable, el pelo oscuro largo hasta encima de sus hombros, los ojos más verdes que he visto en mi vida y una mirada tan profunda que pone nervioso a cualquiera que le sostenga la mirada.
-Ven, fiera -tira de mi mi marido y me besa el cuello.
Nos ponemos a la cabeza de todo el sitio, él se ubica en una silla que queda en lo alto del lugar y yo me acomodo en un sofá a su lado.
Tengo muchas preguntas pero creo que se responderán pronto.
-¡Señora...! -una mujer igual de desnuda que las anteriores me ofrece una copa de champaña.
Miro sus ojos y la veo muerta de miedo, no sé si por lo que hice antes o por algo más. Entonando le digo:
-¿Me vas a servir a mi y a mi marido? -ella asiente -. Entonces vístete y no quiero que salgas de este espacio.
-Como ordene.
-Tu nombre...
-Liara -responde.
No sé por qué pero algo en todo esto me hace sentir poderosa. La mirada de todos, la forma en que parecen obedecer a Baxter y temerle me llena de un poder que no controlo. Es adictivo.
Baxter toma una copa, alza su mano y los evidentes jefes en los demás sitios alzan sus copas y hablan en ruso. Todos le felicitan y juran lealtad al lobo y su reina. Así de simple continúa la fiesta y soy testigo de como las mujeres son objeto de juegos sexual es consensuados entre los hombres y algunas chicas también. Es evidente que hay mucha sumisa aquí pero mi asombro aumenta cuando varios jefes traen algunas para ser ofrecidas a mí o a mi marido. Él rechaza cada ofrecimiento y se sienta a mi lado en el sofá para tomar mi boca frente a todos que no dejan de ver xomo nos comemos a besos. Es muy caliente y me pongo sobre él, se me olvida el mundo y abro mis piernas en su cintura para que me bese cuanto quiera y todos sepan que solo él me tiene y solo yo lo tengo a él.
-Vas a ser mi ruina, lo sé -mete una mano entre los dos y roza mi sexo corriendo mi ropa interior a un lado -. Quiero follarte ahora.
-Aquí no -me retuerzo cuando me masturba con sutileza -. ¿Por qué te llaman el lobo en la mafia?
-Porque lo soy -saca los dedos y se los lleva a su boca, luego los tomo y me los meto en la mía.
-Explícate mejor...seguro puedes -me levanto pero me deja en el sitio, no me deja ir -. No me jodas.
-Te encantó que te jodiera y estás ansiosa porque te vuelva a joder -masculla mirando mi escote y rozando los nudillos en mi piel –. Por eso me llaman el lobo...porque soy el único animal de esta selva que nunca come carroña. Yo mato bien... y me llevo a la mesa lo mejor. Ahora todos te han visto, te estoy protegiendo. Lo mío es prohibido.
-¡Que imbécil eres a veces!
–Es un piropo, reina -me atrae por la nuca y me besa con fuerza, es demasiado...
-Es una animalada de las tuyas -meto la lengua en su boca.
–Quiere follarte -murmura en mis labios y gimo en consecuencia.
-Siempre...
-Déjame... -ruega.
-Siempre... ya soy parte de tu mundo, no puedo negarme algo que deseo tanto. Me has arrastrado al lado oscuro y me quiero quedar aquí... soy tuya, Baxter... toda tuya.