Capítulo 9 ¡No finjas ser una chica pura!

Al escuchar la fuerte voz de Johanna, Cynthia pensó en automático que iban a regañar a Felix como si fuera un tonto, así que olvidó que él todavía la estaba sosteniendo de la muñeca y se enfrentó a la mujer.

"Abuela...".

"¡Deja de defenderlo!", antes de que pudiera hablar, la anciana ya sabía que seguramente iba a querer salvarlo.

"Mira lo que has hecho; si no hubiera visto la revista que compró la mucama, ¡me habrías engañado! Dime, ¿qué tiene de bueno esa mujer? En serio, ¿cómo podría competir con Vivian?".

La ira estaba escrita en todo su rostro mientras lo regañaba, por lo que Cynthia no pudo ni levantar la mirada hacia Felix.

Tal como esperaba, Microblog y todos los periódicos importantes ya habían difundido la noticia de que su esposo estaba a punto de abandonarla.

"La socialité que se casó con el millonario llegó luciendo extremadamente pálida". "El marido de la reina del cine llegó al hotel con su nueva novia, la cual se sospecha que es la seguidora de su esposa". Los titulares llamativos siguieron llegando.

Los reporteros siempre creaban rumores infundados sobre celebridades como ella, y al parecer habían estado vigilando cada uno de sus movimientos. Eso sin mencionar que mucha gente vio a Felix salir de la cena con Nina el día anterior, por lo que sería imposible que los titulares no hablaran sobre ellos.

Para una mujer tan anticuada como Johanna, era normal que algo así la hiciera enfurecer, sobre todo porque el principal implicado era su nieto.

Por otro lado, Cynthia sabía que a Felix no le importaba en absoluto la reputación de su esposa.

"¡Felix!".

Incapaz de obtener una respuesta de él, Johanna se enojó más y se sintió muy decepcionada.

"Abuela, esto no tiene nada que ver con Felix...", al ver que la anciana ya se estaba quedando sin aliento por la ira, Cynthia dio un paso al frente para calmarla. Sin embargo, antes de que pudiera terminar sus palabras, el hombre la interrumpió, apartándola con dureza.

"¡No necesito tu falsa amabilidad!", exclamó con disgusto, haciendo que le doliera el corazón a su esposa. Ella se limitó a mirarlo fijamente, demasiado aturdida para decir algo.

"¿Por qué la maltratas así? ¡Es tu esposa!", lo regañó Johanna, pareciendo estar a punto de golpearlo. Sus ojos se abrieron con furia mientras le gritaba, pero él permaneció indiferente.

"La mayoría de los hombres aman a sus esposas cuando se casan. ¡Pero mírate a ti! ¡Y, mira cuánto peso ha perdido ella después de la boda! ¿Qué te pasa?".

Estas palabras hicieron que Cynthia volviera a sus sentidos, y luchó hasta liberarse de su agarre. Luego de soltarla, Felix le lanzó una mirada burlona y, de repente, los labios de la mujer dibujaron una sonrisa.

"Abuela, Felix no me trata tan mal como piensas. La verdad es que estoy a dieta y por eso he bajado tanto de peso. ¿En verdad me ves más delgada?", explicó ella. Sus ojos fueron tan sinceros que Johanna no podía decir si estaba diciendo la verdad o no.

"Si sigues bajando de peso así, vas a terminar por desaparecer. Querida, dime sin miedo, ¿Felix te está maltratando?", preguntó la anciana, escudriñando su reacción.

La preocupación en su voz hizo que el corazón de Cynthia se estremeciera y estuvo a punto de estallar en lágrimas, pero no por dolor.

'¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que alguien se preocupó por mí?', pensó, demasiado conmovida para hablar. Con esto en mente, sostuvo las manos de Johanna con fuerza, sin querer soltarla. Estas eran ásperas por el envejecimiento, pero estaban calientes.

"Te estoy diciendo la verdad; él solo está un poco enojado porque me equivoqué. Pero tú misma lo criaste, así que deberías saber qué tipo de persona es".

Mientras ella intentaba convencerla, la cena estuvo lista en la mesa y, al ver la comida, inmediatamente le dio un abrazo cálido. "¡Esta es mi comida favorita! Muchas gracias, abuela, veo que en verdad me amas".

Desde que Johanna se casó con el abuelo de Felix, siempre quiso tener una hija pero, al no conseguirlo, deseó tener una nieta. Sin embargo, su nuera dio a luz a un niño, Felix.

Si bien la madre de su nieto pudo haber sido la hija que nunca tuvo, ella era demasiado fría y distante, ya que provenía de una familia rica. Por lo tanto, se sorprendió cuando vio que Cynthia comenzó a actuar como una niña consentida, y esto de inmediato le enterneció, deshaciéndose de toda la ira en su corazón. Entonces, le dio unas palmaditas en la cabeza y sonrió. "Con gusto, querida. Si tanto te gusta, puedes comer todo lo que quieras. Estás demasiado delgada".

Felix miró a ambas desde lejos; entre mejor se llevaban ellas, más crecía su disgusto por su esposa.

Después de la cena, Johanna les pidió que se quedaran a pasar la noche y, para sorpresa del hombre, Cynthia se negó antes de que él pudiera decir algo.

"Abuela, creo que será mejor que nos vayamos a casa. Mañana tengo un rodaje y el set está más cerca de nuestra villa".

"Puedes levantarte temprano y pedirle a Felix que te lleve".

La mujer se sorprendió de que Johanna encontrara tan rápido una solución a su excusa, mientras que a él le molestó que ella no quisiera dormir a su lado.

'¿Cómo se atreve a rechazarme? ¡Debería ser yo quien me niegue!', pensó.

Por lo tanto, en lugar de ceñirse a su plan original, accedió a la petición de su abuela y, sin decir nada más, regresó a su habitación. Nada había cambiado y su ropa seguía guardada en el armario. Para cuando Cynthia entró, él ya estaba medio desnudo, pero no le importó.

Por el contrario, ella abrió los ojos grandes al encontrarse con su pecho perfectamente esculpido. Luego de quedarse atónita por unos segundos, se dio la vuelta con la cara roja.

Su reacción provocó que Felix se riera. "Ya te atreviste a meterte en mi cama con mi cuerpo desnudo antes, ¿por qué finges ser una chica pura ahora?".

"Mira, sé que no quieres quedarte en la misma habitación que yo...".

"¡Deja de ser tan puritana! Tienes que quedarte en esta habitación conmigo si quieres demostrarle a la abuela que no te maltrato".

Después de decir esto, él se dirigió hacia el baño con la pijama en las manos. Al pasar junto a ella, la miró de la cabeza a los pies con una mueca de desprecio. "¿Qué sucede? ¿Lo de abajo no fue más que una actuación? Quédate aquí, o dile a la abuela la verdad". Sin esperar su respuesta, el hombre entró al baño y cerró la puerta de golpe.

Una vez que salió, se encontró a su esposa sentada en la cama. La tenue luz amarilla de la lámpara suavizó sus rasgos, haciéndola lucir más hermosa, y la forma en que sostenía el libro en sus manos la volvió más sofisticada y delicada.

El sonido de la puerta abriéndose llamó su atención. Cuando volvió la cabeza para mirarlo, parecía salida de un cuadro.

Las comisuras de la boca de Felix se crisparon y la indiferencia en sus ojos creció;

no había duda de que esta mujer era una belleza que podría engañar a cualquiera con cada uno de sus movimientos. Siempre que ella sonreía, sentía la necesidad de romper su fachada, así que respiró hondo para reprimir el deseo de destruirla. Luego de esto, se acostó rápidamente al lado de ella y se cubrió con la colcha.

La distancia entre ambos no era muy grande y las hormonas que el cuerpo del hombre emitía comenzaron a ponerla nerviosa.

Sin embargo, la escena de él enredándose con Nina volvió a aparecer en su mente, haciendo que un dolor agudo le atravesara el corazón como si se estuviera desgarrando.

Una vez que la respiración de Felix se estabilizó, ella se le acercó lentamente. Miró fijamente su rostro y, después de confirmar que estaba dormido, le puso la mano izquierda sobre el pecho.

Con esto, su respiración se hizo más lenta e incluso sus nervios se relajaron.

Una pizca de tristeza cruzó por su mirada, pero pronto desapareció.

"Eso es todo; no podría pedir nada más".

Tal vez fue por el hecho de que estaba en la misma cama con él que le resultó imposible conciliar el sueño, pues estaba tan cerca que incluso podía oler el toque de menta que emanaba de su aliento.

Se sintió tan intoxicada por esto que ni siquiera supo en qué momento se quedó dormida.

Al día siguiente, Cynthia se despertó tarde. De inmediato, saltó de la cama, con el corazón latiendo a mil por hora.

La mansión de los Ning estaba un poco lejos del set de filmación, y solo le quedaban cuarenta minutos para llegar a trabajar. ¡Lo último que quería era llegar tarde!

Por lo tanto, corrió al baño y se limpió lo más rápido que pudo.

Mirando la ropa que había usado el día anterior, dudó en volver a usarla, así que abrió el armario con la esperanza de encontrar algo que pudiera ponerse. Para su asombro, una hilera de hermosos vestidos estaba ahí colgada. También había otro tipo de ropa de todos los estilos cuidadosamente doblada en el interior. Era obvio que la persona que preparó esto se había esforzado mucho.

Luego de escanear rápidamente el armario, sacó un vestido y se lo puso. Le quedaba perfecto, como si estuviera hecho especialmente para ella.

Felix no estaba presente en la habitación para cuando terminó, pero ella corrió escaleras abajo a toda prisa sin buscarlo.

"¡Vivian, desayuna un poco antes de irte!".

Al escuchar las palabras de Johanna, Cynthia se detuvo un segundo y negó con la cabeza.

Luego corrió hacia la puerta y se cambió de zapatos respondiendo: "No, gracias, abuela. Se me está haciendo tarde, así que vendré a verte después de la grabación".

Después de despedirse, salió corriendo de la casa.

Esta era la primera vez que se levantaba tarde, así que le dio miedo no poder llegar al set a tiempo como siempre. Al darse cuenta de que la mansión se encontraba en el YH District y que los taxis no pasaban allí, se mordió los labios.

Desafortunadamente, su auto se había quedado en el set porque había llegado en taxi el día anterior para disimular que ella y Felix no estaban juntos en realidad.

A toda prisa, sacó su teléfono para llamar a Lucinda.

"Hola, ¿podrías venir a la mansión de la familia Ning a recogerme?".

Un resoplido se escuchó al otro lado de la línea. "Cynthia, no tengo tiempo para servirte todos los días. ¡Estoy muy ocupada! ¡Por favor, no me molestes con estas tonterías!".

"¿Y qué hay de la reputación de Vivian? Pensé que eso te importaba más que a mí".

A pesar de que la voz de Cynthia fue agradable, era obvio que Lucinda no quería escucharla.

"Deberías ocuparte de tus propios problemas. Si el señor Lan se enoja, serás tú quien pague el precio. Además, ¡no mereces que te recoja!".

Después de esto, Lucinda colgó el teléfono sin más.

El viento soplaba mientras el rostro de Cynthia se contraía gradualmente. Pensando en lo que había dicho Lucinda, inhaló profundamente. Ciertamente, si fuera ella quien empañara la reputación de Vivian terminaría sufriendo las consecuencias.

De repente, el rostro de Felix apareció en su mente. No podía dejar de pensar en la manera en que él se había burlado de ella la noche anterior. Tal vez el verla pasar por un momento tan difícil solo lograría ponerlo más contento, y definitivamente no perdería el tiempo para llevarla de regreso.

Sintiéndose impotente, la mujer rio entre dientes y revisó su lista de contactos.

Entonces, se detuvo en un nombre. Dudó en marcar por unos segundos, pero al final lo hizo.

La persona contestó de inmediato, como si hubiera estado esperando su llamada. Su voz era tranquila y agradable.

"¿Cynthia?".

Ella respondió con un tono rígido: "Estoy en el YH District, ¿podrías enviar a alguien a recogerme?".