Chica De Cuatro Alfas
img img Chica De Cuatro Alfas img Capítulo 4 4
4
Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8: Cita, Celos y la Coincidencia Fatal img
Capítulo 9 9: Confrontación Territorial img
Capítulo 10 10: Entre el Jacuzzi y la Verdad Oculta img
Capítulo 11 11: El Intento de la Marca y la Revelación del Círculo img
Capítulo 12 12: El Vínculo de la Manada img
Capítulo 13 13: La Mudanza y el Dominio img
Capítulo 14 14: El Conflicto en la Fiesta img
Capítulo 15 15: La Noche del Desenfreno y la Disciplina img
Capítulo 16 16: El Nuevo Hogar img
Capítulo 17 17: La Princesa y su Trono img
Capítulo 18 18: La Influencer y el Control Invasor img
Capítulo 19 19 img
Capítulo 20 20 img
Capítulo 21 21 img
Capítulo 22 22 img
Capítulo 23 23 img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 25 img
Capítulo 26 26 img
img
  /  1
img

Capítulo 4 4

.Luna.

-Hola, papá -Terminé de cerrar la puerta de mi casa. El ruido de la música de al lado era una distracción constante.

-Hola, cariño. ¿Ya estás lista para la fiesta?

-Sí, papá -Dirigí la mirada hacia la casa de Cristián. Mis amigas ya habían entrado, y él permanecía en el umbral, quizás esperándome. -Justo estoy saliendo.

Me volteé ligeramente para lograr escuchar mejor a través de la estridente música.

-Bueno, diviértete mucho y ten cuidado. No te demores, mañana tienes clases.

-Lo sé, papá -En ese instante, sentí unas manos grandes y firmes posarse sobre mi cadera. Me giré un poco, notando que era Cristián. -La fiesta no está muy lejos de casa, así que no tendré problemas para volver -Sentí su fuerte y embriagador aroma y sonreí, disfrutando de la invasión de mi espacio personal.

-Mejor aún. Así no tienes que andar por esas calles de noche con tus amigas.

-Sabes que puedo cuidarme sola... Bueno, te dejo, me están esperando. Te amo mucho. -El agarre de Cristián se hizo más fuerte. Escuché un "Igual, cariño" de mi padre, y colgué la llamada, sintiendo la tensión del momento.

-¿Hablando con tu novio? -Se acercó a mi oído, su aliento cálido erizó mi piel. -¿Le dijiste que ibas a ir a una fiesta de adultos?

Sonreí con malicia. -No tengo novio -Me volteé por completo para enfrentarlo, clavando mis ojos en los suyos. -Era mi padre. ¿Por qué la pregunta?

Él sonrió, quizás ligeramente sorprendido por mi descaro. -Porque esta noche serás mía.

-¿Ah, sí? -Mi sonrisa se volvió seductora y desafiante.

Asintió. -Estás jodidamente sensual con esa ropa -Su mirada descendió sin disimulo hacia mi escote, donde el top de cuero rojo oprimía mis pechos.

Mi outfit era un conjunto de cuero rojo de dos piezas: un top con un cierre frontal y tiras gruesas que creaban un escote audaz, una falda ajustada a juego y botas negras de tacón alto con medias de red. Una gargantilla gruesa con una cadena completaba el estilo.

-Bueno... Vine acorde a la temática, y también a ver a quién me ligaba. Pero si estás diciendo que seré tuya esta noche, entonces la competencia ha terminado -Lo miré con un aire juguetón.

Él llevaba solo pantalones y una chaqueta de cuero abierta, dejando al descubierto unos abdominales muy marcados y definidos.

Sin más preámbulos, entramos a la casa, que vibraba al ritmo de la música rock. Nos dirigimos hacia donde estaban mis amigas. Los hombres del lugar se giraban al paso de mis compañeras, pero ahora, al llegar yo del brazo de Cristián, todas las miradas se posaron en mí.

-¿Quieren algo de beber? -preguntó Cristián con voz atronadora.

-Unas cervezas estarían bien -respondió Jessi, analizando el lugar. -Este sitio es increíble.

-Lo es -Emily se movió un poco, contagiada por el ritmo.

Asentí, y murmuré al notar a unos chicos acercarse a nuestro círculo. -Viene compañía.

Uno de los hombres habló, con una sonrisa lasciva. -Vaya, vaya, unas jóvenes muy sensuales -Pasó su lengua por sus labios. -¿Sus papis están de acuerdo en que anden por estos lugares?

-Seguro se escaparon -Otro rió de forma desagradable.

-Pues son un espectáculo para la vista -El primero me miró descaradamente de pies a cabeza.

Mis amigas y yo intercambiamos sonrisas seductoras. -No nos escapamos -dijo Angela, con autoridad.

-Somos muy libres de hacer lo que se nos antoje -continué, desafiante. -Y no es su problema si lo hicimos o no.

Cristián regresó, interponiéndose ligeramente entre nosotros. -Jack, Travis, Will, dejen a mis invitadas -Se acercó con las cervezas, nos las entregó y se colocó detrás de mí, agarrando mi cintura con posesividad.

Uno de ellos miró a Cristián con escepticismo. -¿Son tus chicas? -Volvió a mirarme con esa misma expresión de deseo.

-Nuevas amigas -Cristián bebió un sorbo de whisky. -Y de seguro, Luna será una muy buena amiga -Me miró con picardía, apretando mi cintura.

Reí, tomando un trago de mi cerveza. -Pues, obviamente que lo seré.

Otro de ellos, resignado, habló. -Conejitas -Sonrió al decirlo y se fue con sus amigos.

-Vamos a bailar -Jessi agarró la mano de Emily y Angela para ir al centro, donde la multitud se movía.

-Así que... ¿buenos amigos? -Levanté un poco la cabeza para mirarlo por encima del hombro.

-Muy buenos amigos, pequeña -Me regaló una sonrisa seductora. -Si quieres, ve a bailar. Yo iré a ponerme al día con el anfitrión.

-Está bien.

Fui hacia mis amigas y empezamos a bailar juntas. Adoro bailar, y mucho más cuando practico twerk; sé que lo hago bien y mi trasero se ve fenomenal. Bailamos y nos divertimos, incluso haciendo una pequeña competencia de twerk, disfrutando de la mirada de Cristián.

De repente, alguien me apartó de mis amigas, reclamándome para bailar.

El chico, cuyo nombre recordé era Travis, me pegó a su cuerpo. -Ahora te toca bailar conmigo, conejita -Me dijo al oído y me puso de espaldas a él. -Veamos cómo mueves tu hermoso trasero.

Miré a un lado y vi a Cristián, aún bebiendo. Me estaba viendo con una sonrisa de aprobación. -Muy bien -Parecía disfrutar el espectáculo.

Me coloqué en posición, lista para empezar mis movimientos sensuales, haciendo mi twerk lo mejor posible.

-Oh, Dios... Qué bien lo haces -Me agarró de la cadera para acercarme aún más.

Sonreí con orgullo. Al estar inclinada, mi falda inevitablemente se subía con el movimiento. Sabiendo esto, volví a mirar a Cristián, y en su mirada vi lujuria y un deseo sin límites. Él esbozó una siniestra sonrisa de lado y, poco a poco, comenzó a acercarse.

-Muy bien, Travis, ya es suficiente -Dijo con una voz que no admitía réplica. Alejó a Travis de mí. -Ve a buscar a alguien más -Agarró mi mano, me arrastró rápidamente al segundo piso y entramos a una habitación oscura.

-Te mueves muy bien, hermosa. Veamos qué tan bien te mueves teniendo mi... -Me empujó contra la pared y comenzó a besarme con una ferocidad que me hizo jadear.

Quitó mi ropa con una desesperación palpable, dejándome completamente desnuda. Yo respondí con la misma urgencia, quitándole su ropa. De cerca, su cuerpo era aún más grande y musculoso de lo que imaginé. Besó mi cuello, sus manos grandes acariciaron mis senos y aprisionó su erección contra mi intimidad. Nunca antes un hombre me había hecho sentir tan caliente y desesperada por ser penetrada. Sus besos y caricias eran una tortura exquisita. Al separar mis piernas, supe que estaba a punto de alcanzar un placer celestial.

Me penetró con una fuerza salvaje, sin ninguna delicadeza. Sus embestidas fueron rápidas, profundas y feroces.

-¡Oh, joder! -Gruñó con fuerza. -Es mejor, mucho mejor de lo que imaginé.

-Eres muy grande -Gemí con intensidad al sentir cada penetración. -¡Oh, sí! -Abrí más las piernas, intentando acogerlo por completo.

-Deseé hacer esto desde hace mucho tiempo -Colocó mis piernas sobre sus hombros. -Voy a disfrutar cada sensación que me des.

-Yo también -Besé sus labios con una pasión desenfrenada.

Cristián no disminuyó la intensidad de sus embestidas ni liberó mis labios, pareciendo disfrutar de que mis gemidos quedaran atrapados en su boca. Este hombre no era delicado; estaba permitiendo que su bestia interior tomara el control y me follara salvajemente.

-En cuatro, preciosa -Salió de mí con rapidez.

Con pereza sensual, me coloqué en la posición que me había ordenado. Arqueé la espalda y levanté el trasero, moviéndolo ligeramente en su dirección para provocarlo. Sentí un fuerte azote en mi glúteo derecho, y un gemido de placer se escapó de mis labios. Había fantaseado con este momento, pero lo veía imposible. Ahora sé que puedo conseguir lo que sea.

-Eres una pequeña perra -Sujetó mi cabello con firmeza. -Bailarle a otro hombre para provocarme... Sin duda, eres una traviesa perra.

-Y esta perra está teniendo sexo contigo -Muerdo mi labio. -Lo hice para que me follaras de esta manera tan deliciosa.

-Mmmh -Besó mi cuello. -Entonces, lo deseabas tanto como yo -Me penetró con una fuerza que me hizo gritar.

-Lo deseé desde que te vi.

Tuvimos sexo salvaje, tan intenso que corrí en múltiples ocasiones. Nunca había experimentado algo igual; había estado con hombres mayores, pero el sexo con Cristián era un nivel de placer totalmente diferente.

Eran las dos de la madrugada, mi hora límite antes de caer rendida.

-Jessi, ya me voy a dormir -Le entregué una copia de mis llaves. -No lleguen muy tarde.

-Ve, descansa -Me abrazó, sabiendo lo que significaba mi hora límite.

Asentí y fui a buscar a Cristián para despedirme. Pasé entre la gente, ignorando comentarios obscenos e insultos de algunas chicas. No me importaba nada en ese momento, estaba casi zombi por el agotamiento y el placer.

Vi a Cristián. -¡Luna! -Dijo mi nombre con la fuerza necesaria para que pudiera escucharlo sobre la música.

Estaba en la barra con algunos de sus amigos. Me acerqué rápidamente y él me agarró de la cintura con posesividad. Besó mi cuello y manoseó mi trasero con su mano gigantesca.

Me incliné para llegar a su oído. -Iré a dormir.

-¿Tan pronto? -Puso sus manos en mi trasero y lo apretó a su gusto.

-Es mi hora límite; no quiero caerme y dormir en el piso -Él rió.

-Bien, te llevaré a tu casa -Salimos de la fiesta y llegamos rápidamente a mi puerta. -La pasé muy bien. Vendré más seguido para verte.

-Suena genial -Sonreí y bostecé. -Lo siento.

-Tranquila, descansa. Me aseguraré de que tus amigas regresen seguras -Dejó un beso húmedo y apasionado en mis labios antes de regresar a la fiesta.

-Muchas gracias -Dije antes de que entrara a su casa.

"Más seguido"... ¡Qué estupenda idea!

Mientras giraba la llave para abrir mi puerta, escuché un fuerte ruido metálico al otro lado de la cerca. Me quedé inmóvil, observando mi jardín en la penumbra. No había nadie.

Pero al mirar hacia la calle, mis ojos se encontraron con dos coches estacionados a cierta distancia, inusualmente cerca uno del otro: el sedán oscuro del Profesor Liam y la camioneta deportiva del Profesor Eric. Ambos vehículos estaban apagados, pero las siluetas de dos hombres erguidos, apoyados en el capó de cada coche, eran inconfundibles.

Los profesores me observaban a mí y a la casa de Cristián, sin disimular. La luz de un farol captó por un instante el destello azul de los ojos de Eric, llenos de furia territorial, y la oscuridad tensa de la mirada de Liam.

No estaban allí por casualidad. Habían presenciado todo: mi llegada con Cristián, la sensualidad de mi outfit e, implícitamente, sabían exactamente dónde había estado y con quién.

El miedo, mezclado con una intensa excitación, me invadió. Había un nuevo jugador en el tablero, y mis profesores alfas estaban marcándole el territorio.

Me deslicé dentro de mi casa, cerrando la puerta lentamente. Esto se estaba complicando demasiado.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022