Chica De Cuatro Alfas
img img Chica De Cuatro Alfas img Capítulo 5 5
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Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8: Cita, Celos y la Coincidencia Fatal img
Capítulo 9 9: Confrontación Territorial img
Capítulo 10 10: Entre el Jacuzzi y la Verdad Oculta img
Capítulo 11 11: El Intento de la Marca y la Revelación del Círculo img
Capítulo 12 12: El Vínculo de la Manada img
Capítulo 13 13: La Mudanza y el Dominio img
Capítulo 14 14: El Conflicto en la Fiesta img
Capítulo 15 15: La Noche del Desenfreno y la Disciplina img
Capítulo 16 16: El Nuevo Hogar img
Capítulo 17 17: La Princesa y su Trono img
Capítulo 18 18: La Influencer y el Control Invasor img
Capítulo 19 19 img
Capítulo 20 20 img
Capítulo 21 21 img
Capítulo 22 22 img
Capítulo 23 23 img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 25 img
Capítulo 26 26 img
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Capítulo 5 5

.Luna.

Nos encontrábamos en la cafetería, sentadas en nuestra mesa habitual, disfrutando del almuerzo. Era el momento perfecto para confesarles a las chicas los detalles de mi desaparición de la fiesta y, por supuesto, de mi encuentro con Cristián.

-¡Entonces tuvieron sexo salvaje! ¡Qué chica tan audaz, y qué rapidez! -exclamó Emily, con los ojos como platos.

Asentí. -Ugh, sí. Ha sido el mejor encuentro que he tenido en mi vida -Mordí mi manzana, saboreando el recuerdo.

-Es el destino, chicas, el destino -Jessi se rió a carcajadas. -Yo, por mi parte, tuve un encuentro en el baño con tal Jack, y la verdad, no me gustó en absoluto.

-¿Por qué no? -preguntó Angela, arqueando una ceja.

-Ya saben que detesto el sexo rápido y desapasionado; ni siquiera hubo tiempo para un orgasmo -respondió Jessi, con un gesto de fastidio.

-Lo peor de lo peor -Suspiré. -Yo creo que estuve con Cristián más de una hora.

-Lo hiciste. Yo diría que casi una hora y media -Angela sonrió con picardía.

Jessi se sumó a la sonrisa. -Así de intensa debió ser la excitación de ambos, sobre todo la de él.

-Yo llevaba tanto tiempo deseando ese encuentro, y lo mejor de todo es que él sabía que lo espiábamos -solté la bomba.

Las tres exclamaron un "¡¿Qué?!" de asombro.

-O sea que te tenía completamente vigilada -concluyó Angela.

-Así es -bebí mi refresco.

-Tenía todo bajo control para asegurarse de tenerte para él -dijo Emily, pensativa.

-Y lo logró. Su plan fue impecable -Reímos, disfrutando de la sensación de ser el centro de una estrategia de seducción tan calculada.

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Caminábamos por los pasillos rumbo a la clase de Matemáticas cuando un amigo se nos acercó. Era Santiago, uno de nuestros amigos omegas. Es el omega masculino más popular del instituto: tierno, amable y, según los rumores, un amante excepcional.

-Hola, Santi -Le di un beso en la mejilla.

-Hola, chicas -Sonrió. -Luna, ¿tienes libre la última hora, verdad?

-Claro -Seguimos caminando. -No estoy en ningún club. Me quedo a esperar a las chicas para irnos juntas.

-Luna aprovecha ese tiempo para ir a la biblioteca a leer o adelantar la tarea -aclaró Emily.

-¡Eso es genial! Necesito urgentemente un favor tuyo -Santiago me miró con sus ojos brillantes y llenos de esperanza.

-Por supuesto, lo que sea por ti, Santi -Mis amigas y yo lo miramos con curiosidad.

-Sabes que estoy en el club de Pintura. El profesor Liam nos asignó un proyecto para dibujar cuerpos, y necesitamos desesperadamente una modelo -Suspiró. -Mis compañeros han preguntado, pero nadie ha aceptado... tienen que modelar desnud*s.

-Oh, me imagino que es por eso o porque ya están en otro club -comentó Emily.

-Ambas cosas. Y como tú eres la única sin club...

Jessi me dio un codazo suave y me lanzó una mirada misteriosa, sugiriéndome con picardía que aceptara. Entendí su mensaje: aquí había una oportunidad que no podíamos desperdiciar.

-No te preocupes, Santi. Cuando salga de la clase de Matemáticas, iré directamente al salón de Arte.

-¡Sí! ¡Gracias, eres la mejor! -Me abrazó con entusiasmo y se fue, despidiéndose de nosotras.

-Así que, ¿Proyecto de cuerpos desnudos? Esto es demasiado específico y extraño -dijo Emily, con la mano en el mentón.

Jessi sonrió. -Lo es. Parece que alguien sabe que no estás en ningún club y, por ser tú, claramente no te molesta que te vean desnuda.

-Otro alfa que lo tiene todo controlado. ¿Coincidencia? Lo dudo -Angela se rió ante su propio comentario.

-No me esperen, chicas. Esta oportunidad la voy a aprovechar al máximo -Nos miramos, entendiendo el juego de poder que se estaba gestando.

Reímos a la vez. Todo esto era la jugada perfecta.

Me despedí de las chicas y me dirigí al salón de Arte, donde Santiago me esperaba con una sonrisa. Me abrazó con efusividad. No me extraña que los alfas que prefieren a los omegas masculinos babeen por él.

-¡Sí viniste! -Estaba genuinamente feliz. -Por fin el profesor estará a gusto. Ven, entremos. -Tomó mi mano y me guio al interior.

Entramos y, aunque vi a los demás estudiantes, mi mirada se dirigió inmediatamente hacia Liam. Él me miró con una sonrisa ladeada y sus ojos ámbar brillaron con una intensidad que casi podía sentir en la piel.

-Muy bien, todos preparen sus lápices y... Señorita Luna -Se acercó con una bata blanca. -Puede entrar a esa habitación de allí. -Me señaló un pequeño cubículo, y asentí para dirigirme a él.

Entré y me desvestí por completo, dejando mi uniforme cuidadosamente doblado en una mesa. Escuché ruido fuera de la habitación: estaban reacomodando las mesas y los caballetes.

Me puse la bata que me había dado, anudándola por delante. -Lista -anuncié al salir.

-Excelente, acérquese al escritorio -Su voz sonó más grave de lo habitual, casi gutural.

-Bien -Me acerqué y me quité la bata, entregándosela directamente.

Vi cómo tragaba saliva al exponer mi desnudez. Su respiración se aceleró levemente.

-Lisa, por favor, ayude a Luna a tomar la posición deseada en el escritorio -ordenó, recuperando la compostura.

Lisa, una alfa que claramente sentía celos de la atención que recibía, se notó furiosa. Los alfas en la sala ya estaban babeando por mí, y eso la irritaba. -Bien, recuéstate en el escritorio -Cuando lo hice, ella colocó mis manos y pies de forma que resaltaran las curvas deseadas.

-Muy bien -Liam se ató su hermoso cabello color miel en una coleta alta, sus movimientos tensos. -Ya pueden empezar.

Los minutos pasaron lentamente, pero la experiencia era placentera. Liam me miraba con tal intensidad que me daba escalofríos, la misma mirada depredadora que me lanzó Cristián la noche anterior. Era una mirada que me desvestía de nuevo.

-Define mejor sus curvas; las tuyas están demasiado anchas -le indicó a Lisa, quien hizo una mueca de disgusto.

Liam daba explicaciones constantes sobre técnicas de dibujo, pero su mirada no se despegaba de mi cuerpo ni de mi sonrisa traviesa. Por fin, él estaba nervioso, y no yo. Al terminar, me puse la bata sin levantarme del escritorio.

-Bien, excelente trabajo. Nos vemos el lunes.

Los estudiantes empezaron a salir, excepto Santiago. -Lo hiciste estupendo. Tu cuerpo es difícil de dibujar, ya que es muy definido, pero con proporciones generosas -Lo dijo refiriéndose a mis pechos y trasero.

Reí. -Está bien, gracias por el cumplido. Nos vemos el lunes. -Me despedí de él con un beso en la mejilla.

-Adiós -Movió su mano. -Adiós, Profesor Liam. -Liam le dedicó un pequeño movimiento de cabeza, sin quitarme los ojos de encima.

Al quedarnos solos, lo miré con fingida molestia. -Qué descortés. -Crucé mis brazos, esperando su reacción.

Él solo sonrió de lado. -¿Se puede saber por qué?

-Hacer que sus estudiantes busquen modelos para dibujar cuerpos desnudos...

Rió suavemente, acercándose. -Sabía que encontrarían a una persona dispuesta a hacerlo.

-O sabías que yo era la única que no estaba en ningún club -Miré su expresión y sonreí, triunfante. -Así que es cierto. Planeaste todo esto.

-Me descubriste. Eres muy rápida, nena -Fue hacia la puerta y la cerró con el seguro. -Eres muy buena.

-Deberías saber cómo soy, así como sabes que no hago nada en esta hora -Sonreí al verlo acercarse y desatar el nudo de mi bata.

-Lo sé. Eres una omega muy inteligente y astuta -Miró mi cuerpo con admiración. -Sabía que ibas a aceptar. Y sí, eres la modelo perfecta -Se acercó a mis labios, susurrando. -¿Cierto?

-Claro que sí -dije antes de que empezáramos a besarnos con desespero y pasión.

-¡Profesor Liam! -Gemí en voz baja.

-Shh, silencio, hermosa -Bajó sus besos a mi cuello, desatando la bata. -No podemos hacer ruido. Fue muy difícil verte desnuda, actuar con normalidad frente a los demás y aguantar mis ganas de reclamarte y follarte.

-Pero ya estamos solos -Quité los botones de su camisa. -Ahora puede hacerme lo que quiera y como quiera -Abrí las piernas, dándole acceso a mi intimidad.

-¡Joder, qué hermosa es! -Mordió su labio inferior. -Pasé la noche pensando en cómo se vería, después de verte entrar a casa de Cristián -Reveló, confirmando mis sospechas. Su voz era una mezcla de resentimiento y ardiente deseo. -Se ve exquisita.

¡Era la primera vez que un alfa me decía algo así de mi vagina! El hecho de que me hubiera estado vigilando, celoso, solo aumentaba mi excitación.

Quitó la cremallera de su pantalón, liberando su erección grande y palpitante.

-Mírame a los ojos, pequeña -Me ordenó, y lo hice rápidamente. -No quites la mirada. Quiero que me veas mientras te la introduzco -Acercó la punta de su miembro y la introdujo con cuidado, haciendo contacto visual. -Estás muy húmeda. ¿Por qué será?

-Porque pensé en lo bien que se sentiría ser tocada por usted y me mojé en el proceso.

-Te lubricaste para mí antes de tiempo -Terminó de introducirlo por completo. -Umm, qué caliente.

-Y usted es grande -Jalé un poco de su cabello. -Estaba esperando por esto.

-¿Deseosa por mí? -Acomodó mis piernas sobre su cadera, dándome la primera embestida fuerte.

-¡Oh, sí! -Gemí.

Las embestidas se volvieron bruscas y rápidas. Quería gritar por el placer que sentía. Tener sexo con estos dos hombres, Cristián y Liam, en menos de veinticuatro horas, era lo mejor que me había pasado. Ambos eran bestias, y ambos estaban marcando territorio.

Salió de mí. -Voltéate, pequeña -Me ayudó a girarme, mi pecho contra la madera fría del escritorio y mi trasero en dirección a su miembro. -¡Qué excelente vista me estás dando! ¡Me encanta!

No tardó en penetrarme de nuevo con fuerza. Las embestidas salvajes y rítmicas comenzaron, y me esforcé por no gritar, moviendo mi trasero para no delatar que estábamos teniendo sexo en el instituto. Minutos después, se retiró rápidamente, y sentí todo su semen caliente impactar en mi espalda baja, escurriéndose por mis glúteos. Mi orgasmo estalló, mojando mis muslos.

-Qué delicioso -jadeó.

-¡Liam! -Me senté, exhausta.

-Te mueves genial.

-Vamos, linda, tengo que limpiarte y llevarte a casa antes de que alguien sospeche.

-Está bien.

Solo dejé que hiciera su trabajo. Después, buscó mi ropa y me la colocó con cuidado.

Fue la mejor decisión convertirme en modelo por un día. Y ahora sé, sin lugar a dudas, que mi profesor Liam es una bestia salvaje y celosa dispuesta a todo por marcar su dominio.

                         

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