LA PACIENTE DEL CEO.
img img LA PACIENTE DEL CEO. img Capítulo 3 Manuel se volvió loco.
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Capítulo 6 De vuelta a casa. img
Capítulo 7 Una cita. img
Capítulo 8 Hamburguesa y papas fritas. img
Capítulo 9 Manuel me drogó. img
Capítulo 10 En el salón de belleza. img
Capítulo 11 La casa de campo. img
Capítulo 12 En la alfombra. img
Capítulo 13 Urdaneta img
Capítulo 14 La Casa. img
Capítulo 15 Ropa de mujer img
Capítulo 16 Lista para la cena img
Capítulo 17 La Cena parte uno. img
Capítulo 18 Cena parte dos. img
Capítulo 19 El encuentro con Dora. img
Capítulo 20 El salón de la cena. img
Capítulo 21 La historia de Dora y Alejandro img
Capítulo 22 Mi historia con Manuel. img
Capítulo 23 Lunes en la universidad img
Capítulo 24 La amenaza y la foto img
Capítulo 25 En el apartamento. img
Capítulo 26 Llamadas en la noche img
Capítulo 27 ¿A quien hice enfurecer y porqué img
Capítulo 28 En casa de Alejandro img
Capítulo 29 Salir de casa img
Capítulo 30 Camino a casa. img
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Capítulo 3 Manuel se volvió loco.

Él chico guapo ese con el que cualquier mujer de cualquier edad soñaría y ahí estaba yo, mirándolos e imaginándome que era yo la chica que estaba allí con este hombre que me devolvió la fe en la humanidad, porque aunque no hablaba nada con la chica, se podía ver que era un caballero, perdida en mis pensamientos, llega el camarero con mi plato, me sacó de mi sueño, "a comer, provechito" le dije a Manuel, cosa que ignoró por completo, porque el muy tonto no dejaba de verla y hacerle señas mientras que el chico guapo, le pedía al mesero una botella de un licor o vino de un nombre extraño, yo por

más que ponía atención no entendía que le quería decir Manuel a la chica y mucho menos me podía imaginar cual podía ser la relación de semejante mujer, que a simple vista se podía observar que era de un clase alta y refinada muy diferente a la de Manuel y yo, los padres de Manuel, tenían mucho dinero él siempre hablaba que en cinco años recibirían un dinero de un fideicomiso que algún familiar que vivía en otro continente les había dejado, de momento, tenían una muy buena posición social y nada más, don José, le llevaba en su oficina jurídica muchos negocios a personas muy adineradas del país, pero bueno, me enfoqué en devorar mi plato, ya que estaba en ese lugar y que Manuel me estaba invitando, porque según yo me tenía una sorpresa de un anillo de matrimonio, que ilusa, no podía estar más alejados de la realidad mis pensamientos.

Terminamos de cenar, yo me sentía un poco mareada, nunca me había sucedido con una copa de vino y sentirme así de mareada y como si me fuera a desmayar, algo estaba mal, porque sentía que había tomado más de una botella, cosa que nunca sucedía, pero imaginaba que así se debería sentir, ya que cuando salía con mis amiga, me tomaba dos copas de vino y ya me sentía un poco mareada, de las cuatro, era la que menos tomaba, así que generalmente era yo la conductora designada y responsable de los vehículos de mis amigas, pero ese día realmente me sentía mal, y con la humillación, (porqué así somos las mujeres), me sentía mal por el hecho que en mis propias narices le estuviera coqueteando a la chica perfecta que estaba al lado, estaba sumida en mis pensamientos, cuando de la nada Manuel comienza a tratarme mal, yo había estado en silencio toda la cena, no había hecho nada reprochable, acababa de presenciar como descaradamente me estaba faltando el respeto y no le hice ningún reclamo aun cuando si se le diera la oportunidad, me sería infiel con la chica de al lado, bueno, no lo culpo, yo habría hecho lo mismo con el hombre perfecto de al lado, pero jamás lo iba a hacer yo si respeto a mi pareja (no sabía lo que el destino me tenía preparado).

En el momento Manuel comienza a gritarme de la nada, como culpándome de algo, yo no entiendo que está sucediendo, todas las personas del restaurante nos miraban y hacían sus comentarios, no imagino mi cara entre asombrada, confundida, aturdida y las mejillas rojas de la pena por lo que estaba viviendo, ya me había hecho algo así en el principio de la relación y gracias a la intervención de don José, Manuel juró que jamás volvería a suceder, Manuel me decía groserías, me trataba de prostituta, de zorra y todos los improperios que tenía en su diccionario mental, no entendía lo que estaba pasando, me levanté de la silla como desorientada, más de la pena que de otra cosa, llorando, con la mente en blanco, pensando que Manuel se había vuelto loco o algo así, la chica hermosa del lado, me volvía a ver como burlándose de mí, el chico guapo lo poco que pude ver, volvía a ver a Manuel con unos ojos de odio, imaginé que por estar viendo a la chica que lo acompañaba esa noche.

            
            

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