Capítulo 3 Elegida

Punto de vista de Makenna:

¿Príncipe Bryan? ¿Bryan Reeves? Ese nombre era suficiente para ponerle la piel de gallina a más de uno. Era el mayor y el más cruel de los hijos del rey.

Tenía una reputación brutal y ahora había irrumpido en el salón como un tornado furioso. Mi corazón estaba latiendo fuertemente en mi pecho. ¿Qué quería? ¿Por qué estaba aquí?

Un sudor frío recorrió mi espalda y mi cuerpo reaccionó por instinto. Contuve la respiración y recé para que no me notara, aunque cada parte de mi cuerpo parecía estar gritando.

"¡Fuera de mi camino!", gruñó.

Hayley lanzó un gemido de dolor cuando cayó al suelo tras una brutal patada.

Pude ver esa escena con el rabillo del ojo, pero no me atreví a moverme ni a respirar. Luego, la gélida y despiadada mirada de Bryan se posó sobre el resto de nosotros.

Sus ojos nos escanearon con una ferocidad que podría congelar la sangre. Su voz era tan fría como su mirada cuando dijo: "Mi padre me exige que consiga a alguien que caliente mi cama. Preferiría matarlas a todas antes que rebajarme a ese nivel".

Todas dieron sollozos ahogados y cada una intentó desesperadamente permanecer invisible. Mis manos temblaban sin control mientras rezaba fervientemente para que él pasara de largo.

Pero las plegarias eran inútiles en un lugar como ese. De repente, unos zapatos pulidos de cuero negro se detuvieron frente a mí.

Mi sangre se congeló. Antes de que pudiera procesar lo que sucedía, una mano me agarró la barbilla con una fuerza terrible y me tiró la cabeza hacia arriba.

El grito se me quedó atascado en la garganta cuando me vi obligada a encontrarme con su mirada. Esos ojos azules, profundos y depredadores, parecían contener una oscura diversión.

Bryan soltó una risa escalofriante y bajó la mano para agarrar mi pezón izquierdo. "Bonita y con curvas, nada mal", comentó mirándome como si fuera una presa. "Ella servirá".

Jadeé de dolor cuando su mano se clavó en la piel de mi pecho. Quise zafarme, pero él no me dio ninguna oportunidad de escapar. Con un movimiento rápido, me puso sobre su hombro como si no pesara nada más que un saco de papas.

"¡Ah!", grité mientras el miedo me envolvía. "¡Suéltame! ¡Por favor, detente! ¿Qué es lo que quieres?". A pesar de que luché golpeando mis puños contra su espalda, era como si él fuera una pared de hierro.

Una fuerte paliza respondió mis súplicas.

"Un grito más y será el último".

Me contuve, pero las lágrimas seguían fluyendo. Con un susurro temeroso, supliqué: "Por favor, Su Alteza... Tenga misericordia, por favor".

El miedo me estaba desgarrando. Era consciente de que, si él me sacaba de ese lugar, no regresaría con vida.

"Solo acepta tu destino", resopló Bryan, caminando lentamente hacia la puerta. "Es tu culpa por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado".

Estaba aterrorizada. Mis ojos recorrieron toda la habitación y rogué en silencio para que alguien, cualquiera, me rescatara.

¡Por favor, alguien debía ayudarme!

De repente, Hayley entró corriendo con el rostro pálido e intentó bloquear el camino del príncipe. "¡Su Alteza, espere! Por favor, suelte a la chica. Si no lo hace, el rey se pondrá furioso".

Bryan le dio una mueca desdeñosa mientras me agarraba con más fuerza. "¿Por qué debería importarme eso? Estoy haciendo exactamente lo que él desea, acostarme con estas miserables mujeres. ¿Por qué se enojaría?".

Me agarró el trasero con brusquedad y me volvió a azotar. Estaba disgustada. Ese hombre era cruel, frío e incluso maléfico. "Mi padre nos está obligando a acostarnos con estas pobretonas, yo solo estoy siguiendo sus órdenes. Si sobreviven o no, no es mi problema".

Un escalofrío terrorífico me recorrió el cuerpo y me oprimió el corazón.

Fue entonces cuando me di cuenta de algo terrible: tal vez no sobreviviría esa noche.

En medio de mi desesperación, me mordí el labio para no emitir ningún sonido. Temía que incluso el más pequeño ruido pudiera hacerlo enfadar aún más.