Capítulo 5 La que Bryan eligió

Punto de vista de Makenna:

¡Estaba loco! Bryan había enloquecido.

Lo vi alejarse con una postura petulante, pero su presencia seguía acechándome como una sofocante niebla aterradora.

Aunque ahora estaba lejos, el terror de esos instantes cerca de la muerte era como una sombra de la que no podía escapar.

Casi había muerto.

El siniestro espectro seguía flotando a mi alrededor, envolviendo mi corazón con sus frías garras. Jadeando, intenté desesperadamente mantener el equilibrio apoyándome contra la pared.

Pero mis piernas delataron mi terror y se doblaron debajo de mí, así que perdí el equilibrio y caí hacia adelante.

Antes de darme cuenta de lo que sucedía, choqué con Dominic, quien me agarró instintivamente.

Sus manos eran tan frías como su mirada. Me sostuvo en posición vertical, agarrando mi cintura con firmeza pero también con cierto distanciamiento. Me estremecí.

"Yo... Lo siento, Su Alteza", tartamudeé mientras el pánico se apoderaba de mi voz.

Los ojos del príncipe mostraron sorpresa antes de empujarme casi por reflejo.

"Ah...". Di unos pasos atrás y estuve a punto de caerme de nuevo.

Me aferré a la pared para apoyarme y, por fin, entendí la realidad de la situación. Estaba completamente desnuda. Quería cubrir mis senos con mis brazos. Mi rostro ardía de impotencia y confusión.

"Le pido encarecidamente que me disculpe, Su Alteza...", repetí con voz temblorosa.

La idea de que mi error pudiera haber hecho enfadar a Dominic hacía que se me helara la sangre, ya que temía el castigo que podría recibir.

Sin embargo, para mi sorpresa, él ni siquiera me miró. En cambio, con una expresión pensativa, alzó la mano que sujetaba mi cintura y la olfateó. Sus ojos me miraron con curiosidad.

Tal vez estaba imaginando cosas, pero su mirada me provocó un escalofrío. Había algo en su mirada que parecía peligroso, casi... hambriento.

Mis mejillas se sonrojaron y bajé rápidamente la mirada, demasiado asustada para verlo a los ojos.

Finalmente, llegó Hayley y saludó a Dominic con una nerviosa reverencia. "Su Alteza, ¿desea pasar al salón para escoger a su esclava sexual...?".

"No es necesario", la interrumpió él y me lanzó una rápida mirada. "Como a Bryan parece gustarle, déjala que se quede".

Luego, se dio la vuelta y se marchó como si nada hubiera pasado.

Siempre obediente, Hayley hizo una profunda reverencia y me apresuró a regresar al salón.

Una vez dentro, seleccionó a algunas mujeres jóvenes y atractivas para que fueran las esclavas sexuales de los príncipes. Las que no fueron elegidas parecían sentirse aliviadas y decepcionadas. Podía escuchar sus susurros.

"El príncipe Bryan es muy guapo. No creo que sea tan malo ser su esclava sexual".

"Sí, puede ser muy bueno que él te elija".

Lancé una risa amarga. No sabían lo aterrador que era Bryan.

Sentí un escalofrío cuando recordé lo que acababa de pasar. La ansiedad me carcomía mientras me preguntaba qué podría suceder.

"¡Suficiente! ¡Cállense!", espetó Hayley. Les hizo una señal a los soldados para que se llevaran a las mujeres no elegidas y luego se volvió hacia nosotras, las que habíamos sido seleccionadas. "El rey quiere conocerlas mañana. Vístanse y vayan a sus habitaciones a descansar".

Exhalé un suspiro de alivio. Por fin ese eterno día estaba terminando. Pero justo cuando estaba a punto de ponerme mi ropa, escuché una voz altiva:

"¡Esperen. Nadie se va de aquí".

Todas nos quedamos congeladas. Mi corazón saltó a mi garganta.

Entró en el salón una mujer alta y hermosa, con sus tacones altos resonando amenazadoramente contra el suelo. Se acercó altiva a nosotras. Sus ojos recorrieron nuestro cuerpo como si fuéramos simples objetos que le disgustaban.

Su mirada me puso los pelos de punta. Fruncí el ceño y me apresuré a bajar la cabeza.

Hayley se acercó a ella con mucha cautela. "Señorita Harrison, ¿qué la trae por aquí?".

Kristina Harrison resopló y entrecerró la mirada mientras nos observaba. "Me he enterado de que Bryan eligió a alguien. ¿Quién es?".

Todas las miradas se volvieron hacia mí.

Mi corazón dio un vuelco. Antes de que pudiera defenderme, Kristina se plantó frente a mí con sus ojos tan fríos como el hielo.

"Entonces, ¿eres tú la que Bryan eligió?".