Capítulo 2 ¿ Quién es ella

La joven limpio todo como de costumbre.

Esa casa era todo lo que tenían ella y su padre. Su padre un campesino que rodaba los cincuenta años, aunque por su aspecto y su débil físico parecía que rodaba los setenta

La joven la que llamaban Elya, era todo lo contrario. Era esbelta, alta, tenía una piel blanca y muy tersa, unos ojos marrones y una belleza única. Nadie diría que eran familia, ya que no se parecían en nada.

Elya hace tiempo se propuso no dejarse intimidar por nadie y menos dejaría que lastimasen al padre de ésta como sucedió con su madre.

Todas las noches tenía pesadillas reviviendo ese día negro. Le atormentaba no haber aprendido a defenderse antes, en aquel momento ella era una simple campesina. No sabia lo que era una espada y mucho menos lo que sería quitar un alma con una de ellas.

La madre era rubia, bajita y con curvas voluminosas. Era hermosa aunque no tenía ningún parecido con su hija. Conoció a su marido en un pueblo en las cercanías del palacio.

Durante mucho tiempo la pareja era feliz, vivían en una casita pequeña en el pueblo. El labraba las tierras y ella cosia los atuendos del rey, tenía muy buena mano para las telas. Tenía mucho trabajo, era la mejor, todos los del palacio requerían de su servicio.

A pesar de ser felices y de disponer de trabajo, cosa que en aquella época era bastante difícil. Muchos morían de hambre o de enfermedad, lo poblados cerca del palacio aumentaron tres veces más de lo debido por culpa de los ataque vikingos.

Todos los pueblos que estaban situados al otro lado del río, se verían afectados por estos. No estaban seguros, solo lo estarían cerca del palacio y por ello los pueblos cercanos aumentaron en consideración.

La joven pareja ansiaba tener hijos pero por más que lo intentaran nada surgia dentro de ella. Pasados los añoa desistieron, el tenia más de treinta y cinco y ella rondaba los treinta, en aquella epoca eran muy mayores para ser

Un día la joven se acerco al mercado para comprar telas, ya que el rey le había mandado un gran encargo. Cuando ya hubo comprado todo lo necesario, se acercaba la hora de marchar pero después de equipar todo en el barro, escucho unos lloros.

La mujer desconcertada, miro a los alrededores pero no venía de donde provenían los lloros. Cuando estuvo a punto de rendirse, tropezó con lo que parecía un bulto de telas enrolladas. Se agachó y contemplo como dentro de ellas había un bebé pálido con un pequeño mechón rojo sobre la cabeza. Está no podía creerlo, miro a los lados, preguntó por la zona si era de alguno de ello

            
            

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