Capítulo 5 El Secreto a la Luz del Sol

Catalina se quedó atónita. La idea de que su hermano la hubiera puesto en peligro sin decirle nada la llenó de rabia y decepción. Defne, con su mirada fría y penetrante, observaba la reacción de Catalina, sintiendo un nudo en el estómago. No le gustaba ver a Catalina sufrir, pero sabía que era necesario que supiera la verdad.

"Lo siento, Catalina", dijo Defne, con un tono de tristeza. "No quería que supieras esto. Pero era importante que lo supieras."

Catalina la miró con una expresión de confusión y dolor. "¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Por qué no me dejaste tomar mis propias decisiones?"

Defne suspiró, sintiendo que la verdad se le escapaba como arena entre sus dedos. "Tu hermano me ordenó que te protegiera. No tenía otra opción."

Catalina se quedó en silencio, procesando la información. No podía creer que su hermano la hubiera puesto en peligro sin decirle nada. Se sentía traicionada, vulnerable, y una punzada de miedo la recorrió la espalda.

"No entiendo", dijo Catalina, con un tono inseguro. "¿Por qué me quieren hacer daño?"

Defne la miró con una expresión de compasión. "Tu familia es muy adinerada. Tiene muchos enemigos."

Catalina se sintió aún más asustada. No podía creer que su familia fuera un objetivo para otros. Su vida, hasta ese momento, había sido un cuento de hadas, llena de lujos y comodidades. Nunca se había imaginado que la realidad fuera tan cruel.

"No quiero que me protejas", dijo Catalina, con un tono decidido. "Quiero vivir mi vida."

Defne la miró con una expresión de preocupación. "Catalina, no puedo dejarte sola. Mi deber es protegerte."

Catalina se sintió atrapada en una situación que no había elegido. No quería vivir con miedo, con la sombra de la amenaza acechando sobre ella.

"No quiero vivir con miedo", dijo Catalina, con un tono de desesperación. "Quiero disfrutar de este viaje, quiero conocer gente nueva, quiero vivir mi vida."

Defne la miró con una expresión de comprensión. Sabía que Catalina tenía razón. No podía obligarla a vivir con miedo.

"Está bien, Catalina", dijo Defne, con un tono suave. "Te protegeré, pero no te obligaré a vivir con miedo. Viviremos este viaje juntas, como amigas."

Catalina sonrió, con su alegría característica. "Gracias, Defne. Me alegra saber que puedo contar contigo."

                         

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