Los pasos se volvieron un eco, el eco se volvió un molesto goteo que me hizo caer de la cama, solo que no estaba en mi cuarto. Era un lugar oscuro y vacío, solo había oscuridad, que ahora era algo abrumador. Quisiera que fuera así, los sueños son un recuerdo, para muchos son maravillosos, la simbología de la vida. Para mí son recuerdos donde todo es una pesadilla, un recuerdo tan vívido que puedo palparlo, siempre los mismos sueños, siempre el mismo tormento, por eso me da miedo cerrar los ojos. La he visto morir y ser arrebatada de mis manos en varias maneras, siempre, en mis pesadillas, pero no era Keila. No temía por ella. Era alguien más. El sueño se volvió más y más brumoso, en medio de la inconsciencia estaba rodeada de una absoluta negrura, escuche unos cuerpos deslizarse hasta que llegaron a mí y cada una fue flaqueando, serpientes, una era verde piteada con los ojos de una cobra en su cabeza y la otra era negra como la noche y solo veía sus ojos amarillos, hasta que dejaron de ser serpientes y mi cuerpo fue atrapado por cadenas, apenas y podía moverme, Keila aparece caminando hacia mí, pero una sombra estaba detrás de ella.
"Keila, voltea" pero ella no me escucha. Ella sigue caminando y la sombra sigue acercándose a ella, "¡No, voltea!" le gritó asustada, pero ella no me escucha. Agito las cadenas que no me liberan. En cuanto intentó liberarme las cadenas cobran vida propia, se empiezan a enredar en mi cuerpo apretándose más contra mí y no puedo defenderme, no puedo hacer nada. Me asustan mis pensamientos porque no temo por ella, es por esa sombra sin nombre, sin rostro.
Una parte de mi subconsciente sabe que estoy soñando y quiere abrir los ojos, sé que estoy soñando pero esta irrealidad se mezcla con mi presente y como siempre dudo si estoy despierta o si realmente es un sueño. Nunca lo sabré, sé que al despertar lo olvidaré todo, mientras tanto seguiré atrapada en mi propia pesadilla. Me revolví ahora con más fuerza, mientras la sombra se tragaba a Keila, esa sombra se convirtió en un cuerpo sin rostro y solo en estos sueños, eran los que me hacían entrar en un trance, , el sueño parecía tan real convirtiéndolo todo en un charco de sangre, inevitablemente me desperté de un grito, al menos yo me sentía despierta.
– ¡Nooo!... ¡Sueltala!.. ¡Nooo!... – la sombra se llevó su alma, lejos de mí y aunque yo intente alcanzarla, cada vez que me acercaba ella se alejaba de mí, no podía alcanzarla. Yo seguía encadenada, las cadenas se enredaron más en mi cuerpo y me inmovilizaron asfixiándome, cortándome el suministro de aire. No eran cadenas eran unas manos – No por favor – suplica una voz en la oscuridad. La ciento familiar... – ¡Corre.. No mires atrás! ¡Vete!.
¿Porque no puedo recordar su nombre? ¿Porque no puedo ver su rostro?
( Paréntesis de Keila)
Keila:
Tenerla de nuevo en casa, me hacía sentir feliz, hubiera deseado haber tenido más fuerza y retenerla aquella vez, pero de verdad deseaba libertad y no podía negársele, en ocasiones se me olvida que ya no es una pequeña niña y que ya no necesita de nuestra protección, pero es mi hermana, he cuidado de ella desde que es una bebé y la marca que llevo en mi hombro es una carga de conciencia que llevo en mi alma, pero ha vuelto, gracias a nuestro creador ella regreso y gracias a Israel que está aquí. Se que es un buen amigo y que puede protegerla si no estamos cercas.
Entonces antes de adentrarme mucho en el bosque, Como si hubiera salido de su pesadilla ella gritó, Mikñtkek estaba en el porche escuchando música y leyendo, estaba cercas para oírla ¡Nooo! gritó con terror seguido de su nombre, oímos el grito con todo el eco sobre el bosque, corrí a su habitación, con un paso anormal, tropezando en la entrada, subí las escaleras a saltos, Mitkel me siguió.
– ¿Que le sucede?
– Otra vez – casi grite.No esperaba encontrarme con una imagen tan terrorífica, cuando abrí la puerta, ella rodó de la cama y cayó al suelo, gritó con más fuerza e intentó alcanzar algo invisible, se arrastró para alcanzarlo y volvió a gritar su nombre entre el llanto y dolor "¡Déjala!...¡Déjala!!" extendió su mano para alcanzarla en su pesadilla, todo su cuerpo se estremeció. Mitkel estaba tan atónito como yo, Israel tenía el rostro inexpresivo y no hacía nada, me acerque acuclillándome frente ella y la sacudí.
– Aquí estoy, aquí estoy, despierta Yanis – ella no reaccionaba y lo intente de nuevo – Aquí estoy – me hinque junto a ella, la tomé por los hombros y ella me aferro de igual de forma, acaricie su espalda para relajarla, lo cual ayudó muy poco, ella me vio confundida y sudorosa. Aleteo sus pestañas enfocando la mirada.
–¿Estás aquí?... ¿qué ?... ¿dónde estamos?... ¿dónde están ellos?...– desvió la mirada buscando el inexistente peligro volviendo a esa realidad, se quedó inmóvil, en su tez vi como los recuerdos tomaban el control. sus brazos se apretaron a mi alrededor, cuando nuestras miradas se encontraron mire que ella veía la verdad en mí y antes de que pudiera hacer algo y volviera a escuchar sus gritos de terror nocturno, encerrando el dolor en mi corazón toque su frente. – Duerme. Duerme. Duerme – le pedí con voz rota, cayó en mis brazos como si se hubiera desmayado.– ¡Dios mío perdóname!... ¡Lo siento! – solloce presa de la culpa al ver que no abría los ojos. La estreche entre mis brazos con lágrimas, no se como tolero tanto tiempo sus recuerdos y despertar en medio de algún lugar, solo en pensar que no estaba, que asustada debió de estar, casi grite del terrible dolor que me cruzo el pecho. Como otras veces volvió a pasar, su mente se esforzaba por mantener los recuerdos unidos en el presente y pasado, que en momentos no pueden coexistir, había cosas que no debía enterarse y había solo una solución. Por eso lo hacía. Era tan egoísta que no podía dejarla ser libre del todo.
– Mitkel ayúdame – le dije reprimiendo mi llanto, ni se movía.
– ¿Qué es lo que le pasa?... ¿Es otra vez lo mismo? – pregunto preocupado.
– Si... otra vez.. Esto se está complicando cada vez...no voy a poder retener los recuerdos todo el tiempo... creo que... ha llegado el momento.
– ¿Te refieres a contarle la verdad? – contestó en desacuerdo.
– Esto es ridículo... ya va siendo hora no creen – añadió Israel detrás de nosotros.
– Lo hablaremos mañana... – zanje el tema con brusquedad ante el tono ácido de Mitkel, como siempre se negaba a la verdad – Por favor... me ayudas Israel.
Él se puso tenso, sabía lo que haría. Sin resistencia y con el ceño fruncido de Israel La cargamos fuera de la casa hasta el lago, su temperatura empezó a subir, hasta cerca de unos 47 grados aunque eso no fuera a matarla era una mala señal, Y la culpa era mía, porque jamás sería libre del todo y no quería perderla. Sabía que si ella descubre la verdad me odiaría para toda su vida y no quería perderla aun. Siempre, cuando le oraba al creador le pedía un poco más de tiempo, sabiendo que esto no duraría para siempre y menos ahora que acababa de volver. Todo esto tenía que ver con la metamorfosis, una etapa que pasa a nuestra especie para liberar nuestras alas, cuando crecemos, a grandes alturas de unos 1,80 metros es lo más alto que ha llegado a medir uno de nosotros. Pero yo reprimí el don de mi hermana, porque al principio cuando sus poderes se desataron tuvimos miedo, y las mentiras que tuvimos que inventar solo crecieron con el tiempo y él lo sabía. Continuamos trasportándola, con ella inmóvil, Israel la tomó en sus brazos llevándola hasta el puente, la dejo recostada con sumo cuidado en la madera fría, mientras yo me deshacía de mi ropa quedando en pantaloncillos cortos y un sujetador. Entre al agua.
Me ayudó a meterla . En cuanto dio media vuelta, dispuesto a no tener nada que ver con lo que pensaba hacer, le detuve, porque le necesitaba más de lo que él creía, y él sabía que no podría hacerlo sin él. Borrar la memoria de mi hermana. Era algo que a veces hacía cuando su propia mente empezaba a restaurarse sola, y siempre estaba cercas para hacerlo, pero desde que se fue por las constantes discusiones que tenía con Mitkel, tuve que dejarla ir. – Te necesito– le dije en cuanto se dio la media vuelta. – Ella te necesita, no puedo hacerlo ... Todo esto... Yo no puedo, y lamento que tenga que ser así – Empuño las manos y solo giro la cabeza para verme. Sabía que no era justo lo que hacía, era demasiado egoísta para detenerme.
– ¿Vas hacerlo de nuevo... verdad? – Sé que la crueldad de mi petición haría mucho daño,ñ ya no podía detenerme, era un hábito que cobró vida propia y me ha consumido. Tengo dones, una variedad de ellos, sobre todo uno en específico que me permite borrar los recuerdos y dejar solo un rastro de un sueño confuso, como un mal sueño que toda quedaba atrás.
Este poder me a ayudo a salir viva de muchas situaciones de muerte hace mucho tiempo, una vez use mi don contra los humanos, los cual está prohibido por nuestros hermanos, nuestros hermanos de vínculo. Los guardianes que cuidan no solo a la humanidad si no a otras especies, también la protegen de los condenados.
Use este don para bloquear un recuerdo que podría destruir a Yanis, no solo físicamente, la destruiría mentalmente si supiera la verdad, y para ser sincera ella era un peligro no sólo para sí misma. Ella no debe enterarse nunca. Así que optamos por lo menos dañino, no digo que mentir sea bueno y que mentirle a mi hermana lo sea, pero a veces tienes que decidir en qué forma haces el menor daño.
– Israel... por favor... te lo estoy suplicando – intente que mi voz sonara firme pero se quebró.
Se quitó su camisa y botas dejándose solo el pantalón, se dejó caer de un clavado, ya que nos habíamos distanciado unos metros, cuando llego me quito a Yanis de mis brazos, la acomodo en su brazo dejando que su cabeza descansara en él y se acercó a la orilla hasta que pudo estar en pie con el agua cubriendo sus hombros.
– Déjanos solos – exijo sin verme y acomodando los mechones de su frente.
– ¿Porque? – ¿Por qué quería estar a solas con ella?
– Quiero que me dejes solo con ella, vete– me escupió sin mirarme, su tono de voz era de frustración.
– ¿Que vas hacer? – no pude evitar que mi boca las dejara escapar en ese tono. Guardó silencio fingiendo que no estaba junto a él. Solo tenía ojos para ella. Después de pensarlo, me respondió.
– Tengo una idea, no voy a dejar que le borres sus recuerdos de nuevo... no está bien.
– Tú no la conoces. No como yo. Co... – respondí ofendida, pero era verdad, no tenía derecho a quitarle sus recuerdos. Ella seguía en inconsciente sin abrir sus ojos.Se inclinó susurrando a su oído, con voz aterciopelada en nuestro idioma, y que nadie podría escribir, pues es único, "crechian, di, chide, omier". Le beso la frente, continuo acariciando su cara con la yema de sus dedos, recorrió el contorno de su rostro, tras cada palabra siguió acariciándola y me vio, clavando sus ojos en mí, aparté la mirada avergonzada.
– ¿No crees que ya es hora?, que dejen de ser tan egoístas... ella no se merece vivir así... tarde o temprano descubrirá la verdad y no cambiará nada... pero no permitiré que le quites su derecho elegir.
Entorné los ojos casi saliéndose de mis cuencas, no me esperaba esas palabras tan dolorosas, tenía razón. Aunque quisiera gritarle tantas cosas por el atrevimiento a él le importaba Yanis, y me lo estaba demostrando, por alguna razón supe lo que estaba apunto de hacer y quizá, solo quizá él entendía mejor esta situación.
– Esto es injusto, ella es tu hermana – molesto desvió la vista de mí, otra vez acertó con sus palabras, el término envuelto en esto, de no ser por él nosotros no estaríamos aquí.
– Hablaremos más tarde, ya que ella esté bien – dije alejándome con la culpa carcomiendome más que nunca.
– No hay nada de qué hablar... escucha... no volverás hacerle esto... les advertí la última vez, ella tiene derecho a saber la verdad... ya no es tu responsabilidad... si de verdad la amas, me dejaras hacer esto a mi manera.
– ¿Y qué pasa con Mitkel? a él también le concierne...
¬ A Mitkel déjamelo a mí... ahora déjame solo con ella...yo haré lo que sea necesario.
Eso me dolió más que nunca, él se sacrificaría de nuevo, de hecho vi en sus ojos y en cómo le miraba a ella con esa forma de anhelo, ¿Qué es lo iba hacer?, ¿Tomaría sus recuerdos para que ella no sufriera? No lo sabía.
Israel era un condenado, bueno lo fue hace tiempo, hasta que se cruzó en nuestro camino, tomé aire con fuerza, estaba asfixiándome pues sus palabras me lastimaron y las lágrimas corrieron por mi rostros, él no tenía la culpa de nuestros errores, Yanis tan poco, y sin embargo cargaba con ese peso.
Lo que él quiso decir es que dejáramos de ser tan egoístas, que dejáramos ser lo que fuera a pasar, si ella iba a odiarnos de por vida así tendría que ser, ella se iría de nuevo y quizás tal vez nunca regresaría. "No" me negué a misma mientras me tapaba con mis manos los sollozos, verlos ahí era demasiado, él tenía razón, esto no era justo para ninguno de los dos, cometimos un error muy grande y era hora de pagar las consecuencias, o la vida se encargaría de cobrarse con más fuerza si yo seguía interfiriendo en su vida, corrí fuera de su vista, entre a la casa cerrando la mosquitera tras de mí, Mitkel me vio y se preocupó, tomándome por los hombros.
– ¿Qué pasó? ¿Yanis... esta bien? – me dedique a asentir a sus preguntas, el dolor, mezclado con el llanto era más fuerte... las palabras de Israel me hirieron en lo más profundo... tenía que decirlas... tenía que sacarlo de adentro para que el dolor fluyera, me derrumbé en sus brazos, mientras él me atrapó hincándose conmigo. Y lo dije a gritos
– ¡Soy un monstruo, Mitk, soy un monstruo!, ¡¿Que hemos hecho?!, ¡¿Que le hemos hecho Mitkel?!¬ llore y llore, el más que nadie entendía mi dolor, el más que nadie sabía cuánto daño le estábamos haciendo y cada día teníamos que fingir que no pasaba nada, cada día le mentíamos. Mitkel le hizo una promesa hace muchos años y yo lo obligue a romperla, esto era mi culpa, más que mi culpa y no sé cómo es que podía vivir con eso y conmigo misma, con tantas mentiras.
– Tranquila, ya pronto habrá acabado todo, te lo prometo... Yo lo solucionaré – me consoló, eso quería decir que escucho la discusión desde la casa, él también sufría, pero él no se torturaba como yo, él se dedicaba a hacerla feliz, dejándola ser, ho así era antes con ella, ahora su propio dolor y odio contra sí mismo lo hicieron arruinarlo todo entre ellos, siempre he tenido la esperanza de que todo volviera hacer como antes. Él se distanció de ella, pues no se siente merecedor de su amor.
– No... nada... va a estar bien... no mientras sigamos ocultando la verdad.
Me aparté de él hasta mi cuarto porque él no cambiaría, siempre sería tosco. Negado a decir la verdad, su orgullo no le permitía pensar con objetividad. Me acerqué al balcón desde ahí pude verlo y escucharlo todo, mi egoísmo no me permitía dejarlos totalmente solos, porque ella también me pertenecía, no como le pertenecio a Mitkel o como le pertenece al mundo que tanto ama, ellas es mi tesoro, ella es mi regalo de vida y un regalo así es único.
Desde mi ventana mire como Israel la tenía entre sus brazos, le acariciaba la frente, las mejillas, la barbilla y una y otra vez le besaba la frente, al verlo desde esta distancia comprendí. Un condenado se había enamorado de mi hermana y no me gusto. El continuaba susurrándole palabras hasta que ella se movió en sus brazos, como si sufriera una convulsión, él le siseo en el oído , el vapor por el frío salía de su boca, a pesar de que no le afectaba, estaba sumamente concentrado en Yanis, entonces la soltó y ella flotó frente a él, nunca había visto nada igual, le extendió los brazos hacia los lado acariciándolos con delicadeza, beso una de sus manos, y de repente saca una daga. Alarmada me incline para saltar por el balcón ¿Que pretendía? ¿Herirla? inevitablemente salte del balcón, no permitiría que la hiriera, corrí veloz hasta ellos, el me escucho y gritó furioso, – ¡Te dije que te largaras!.
Le ignore, viéndola la daga, era su daga. ¿Entonces qué pretende hacer?. ¿Porque quiero impedir que lo haga?. Retrocedí hasta pegarme a un árbol aferrándome a él, me ignoro y continuo como si yo no existiera, corto su palma y después tomó la mano izquierda de ella cortándole también, uniendo las heridas que sanaría enseguida sin la ayuda del sol. " Tu mente a mi mente"... pronunció la palabras tocando la mente de Yanis y la de él después haciendo una cruz en su frente, extrayendo un hilo de luz azul, hasta que desapareció, soltó la mano de Yanis colocándola en su pecho cerca de su corazón acariciándolo con sus dedos y extrayendo el mismo hilo de luz azul. Llevándose la mano al propio y dijo... "De mi corazón al tuyo" Ella abrió los ojos al sentir el contacto de su poder en su pecho donde hizo la misma cruz y lo vio poniéndose de pie, Israel la soltó de la mano y Ella lo miró confundida – Aquí estoy... jamás dejaré que nadie te haga daño, ni tú misma, ni harás daño a nadie.
– ¿Donde estamos?¬ preguntó recelosa... como si hubiera despertado de un sueño, de la pesadilla donde yo la metí.
– Estamos en casa, con tus hermanos... mira – me señaló con un gesto y Yanis volteo solo para mirarme un segundo, al parecer aun no entendía en qué tiempo estaba, clavándome una puñalada de culpabilidad. Él le ofreció su mano donde se hizo la herida cuando Yanis fijo su vista de nuevo en mí – ¡Tu! – me gruño como un animal salvaje que se siente amenazado y se agazapo dispuesta a saltar sobre mí. Como me miraba, la forma en que lo hacía me helaron la sangre y mi alma sufrió otra fractura. – ¡¿Donde está ella?!
– Olvídate de ella... No te hará nada... ven – le dijo Ixa aun con su mano hacia ella – Yo puedo ayudarte a sanar – no hablaba de las heridas físicas... ella dudo confusa, miraba para todos lados, tratando de reconocer el lugar, se agazapo aún más, no se sentía segura, tenía miedo y era de esperarse, había estado mucho tiempo alejada de la realidad que no sabía dónde se encontraba y eso era mi culpa, yo lo había hecho, aunque solo intentara protegerla. Había hecho las cosas mal, cuando pudimos haberla ayudado a salir adelante, decidimos mentirle. Él se acercó y tomó su mano y justo como la última vez que se tocaron un rayo los rodeo de cuerpo, no de esos rayos que te electrifican, sino uno que te une, porque es la tierra misma la que bautiza esta unión.
Yanis cae en sus brazos agotada, mientras la tiene en sus brazos, con la mitad del cuerpo fuera del agua él acerca sus labios, rozándose levemente y le susurra, " Driots aminantre" que significa "Déjame entrar" no era una orden o manipulación. Era una petición y solo Yanis podía decidir, yo no tendría nada que ver. Era su corazón y ella lo había dejado entrar. No sé cuánto duraría esta paz. Libre, y me daba miedo saber ¿Qué pasaría ahora? ¿Cuánto duraría? de nuevo la luz salió de la boca de Yanis mientras se abrió poco y paso a Israel... tal vez solo le tomó esos recuerdos confusos que yo puse y dejó en blanco lo demás, algo que no recordaría ahora, algo que tardaría tal vez horas o días en aparecer... no sé qué fue lo que hizo Israel, pero al amanecer veríamos, si sería como si no se hubiera ido nunca hace tres años. La tomó en sus brazos, acomodo su cabeza con suma delicadeza en su hombro, ella dormía, ella respiraba con tanta calma, como cuando tenía 8 años, relajada y sin preocupaciones. Se aferró a su cuello para acomodarse mejor nada la podría despertar así, estaba relajada "Keila" murmuró mi nombre. ella sonrió y por un segundo me sentí aliviada... le toque el brazo a Israel "Gracias" le dije, aunque tenía el trago amargo, añadió un segundo después "No lo hice por ustedes." entro a la casa ignorando a Mitkel. ahora su único objetivo era acostar a Yanis en su habitación, subió a las escaleras y nosotros esperamos en la sala sentados, uno frente al otro, esperando que bajara y nos diera una explicación... tal vez no bajaría, estaba molesto, Pero él era generoso con nosotros y bajo quedándose en medio de las escaleras y viéndonos con aire despectivo.
– No tengo nada que explicarles.
– ¿Qué le hiciste? – Mitkel le plantó cara con desagrado.
– Algo que tú jamás harías... Apártate – esto no estaba pasando... Mitkel no retrocedió Israel lo empujo con un golpe sordo sobre el pecho.
– !No! – me interpuse entre los dos cuando vi que mi pareja estaba apunto de atacarlo.
– Me voy.
– Ni de broma... No hasta que me digas que le hiciste – replicó Mitkel. Israel empuño las manos.
– ¡A ti no te importa ella!... ¡¿Crees que soy imbécil?! ¡Solo quieres proteger tu secretito!
– ¿Como te atreves a juzgarme? Tu no eres nadie.
– Por dios quieren parar y centrarse en lo único que importa. Mitkel es nuestra hermana. Él tiene razón. Además si tanto te molesta porque no interviniste – Apretó los labios sin poder refutar ese argumento. – Por favor no te vayas... vuelve con ella... – asintió con los puños apretados y volvió a subir las escaleras pisando fuerte.
Yanis es especial, en muchos sentidos ella es única, Sus recuerdos son tan poderosos, su mente es tan fuerte que tardó en regresar, desgraciadamente ella estaba atrapada por mi magia, si hubiera pasado lejos hubiera despertado días más tarde desorientada y perdida. Ella es un elemental, existen pocos como ella en nuestra especie, puede controlarlos a la perfección, poco a poco ha ido descubriendo sus capacidades, ha dedicado a perfeccionar otros, Yanis puede manipular los elementos, aire, tierra, fuego y agua, sintiéndose más en armonía con el agua, ha creado una serie de ondas-taichi mezcladas con artes rítmicas. Al ser única en su especie, y la única que tiene tanto poder, pero ella nunca ha querido poner en practica las artes marciales, siempre decía que era cosa de bárbaros y prefería usar artes que no tuvieran que ver con el combate, ballet, yoga, acupuntura, y le gustaba estudiar a la humanidad, a su manera la entendía y le divertía imitarlos, no es más fuerte físicamente que alguno de nosotros. Pero no se puede igualar a la fuerza mental que posee sobre los humanos, si alguien sabe más de ellos, es ella y tiene una conexión como si fueran su alma gemela. No sé cómo es que llegamos a dudar que no soportara ciertas cosas, Mitkel y yo quisimos protegerla de la verdad, por eso le mentimos y no justifica el daño, eso no significa que no la amemos, pues fue nuestro amor de hermanos. Que nos guió a cometer errores, ahora debemos esperar a un nuevo mañana.
(Se cierra paréntesis Keila)
Israel:
Abrir una brecha, es algo que me permitirá solo a mi entrar en su campo de fuerza físico, mas no mental, a menos de que ella me dejara, no podrá bloquearme, pero estaré unido a su mente , y esta habilidad solo los que son como yo, podemos hacer esto. Esa noche comprendí que había empezado algo que no pararía, ella despertara de ese sueño y cuando su mente recuperará cada recuerdo yo sería un blanco fácil para ella, porque unirme a su mente podría destruirme. Y aun así tomé la decisión de continuar, a pesar de mi pasado nunca esperé volver a ver otra chica, no después de mi perdida, la primera vez que nos vimos ella no lo recordaría, desde que mire en sus ojos lo vulnerable que es, no pude dejarla sola. No después de descubrir lo que Keila le hacía.