Los Nefilim hemos existido desde la era de la creación, y la gente no conoce la verdadera razón, ¿del porque vivimos entre ellos?. Hace mucho tiempo la vida no era igual para los Nefilim, éramos los más poderosos entre la creación, todo cambió después de la destrucción, pues el creador prometió no volver a traer muerte a la tierra, pero esta ya estaba marcada por nuestra especie en un principio, siempre hemos buscado la paz. La humanidad busca destruirla extinguiéndose. Aunque hay quienes buscan esclavizarlos. Nuestras primeras guerras fueron contra nosotros, con el paso del tiempo la humanidad se convirtió en un objetivo y luchábamos contra ellos, para después volver a cazarnos entre nosotros y desde entonces, eso nos llevó a mantenernos ocultos de nuestros propios enemigos y de los humanos. Nuestra apariencia nos permite vivir entre ellos, ser como ellos, morir con el paso del tiempo y aunque él no lo admitiera en un principio, teníamos más en común de lo que negaba.
Trabajar para el FBI, si es que, es eso lo que hago justo ahora, rodeada de tantas mentes, olores y emociones. Veo lo que nos diferencia, y me resulta frustrante que todo me salga bien a los ojos humanos, que no importa cuánto me empeñe, por algo que me salga torcido, es perfecto para ellos. Aunque que diga mal una palabra, siempre para ellos es perfecto, he tenido que dejar de esforzarme. Algo que me hace sentir miserable. Lo sé. soy casi perfecta, y ser consciente de ello no ayuda a mi estado de ánimo, si quisiera sentir celos, esta sería una ocasión de esas.
Por ejemplo:
Los celos para mí especie a veces son difíciles de controlar e incluso peligrosos. Yo acepto que siento esa emoción formada de su humanidad, siempre he querido parecerme a ellos, porque ellos poseen una conexión con el creador, una que ninguno de nosotros tendrá, pueden dejarse llevar por sus instintos más primitivos o morir en libertad. No era algo posible para nuestra raza. No desde mi perspectiva, ni de la de mi familia.
Otro ejemplo:
Es cuando ellas quieren competir con mi belleza, es muy divertido , a veces me confunde estar rodeada de sus mentes frágiles, pero le veo el lado bueno a todo esto. Me gusta. A pesar de que son esencias que no me pertenecen, me hace sentir como una más del rebaño, esos escasos segundos robados los hago valer por mil.
No soy una chica arrogante, no me gusta tanto amor propio y los humanos me atraen porque a ellos se les permite, pero son defectos que me gustaría tener. Se como atraerlos sin asustarlos, mi físico es el de un depredador que tiene armas para atraer a su presa, mi belleza, mi olor, son armas que uso para un bien y con algunas sonrisas, caricias inocentes sobre la piel, como un toque con las yemas de mis dedos en el hombro, rozar la mano, es suficiente para hacerlos olvidar y hago que confíen en mí, hasta olvidarse de que podría ser letal.
El caso es que ahí estaba, ignorando una mente mas, mientras me concentraba en el cuerpo colgando frente a mi. Aunque era difícil cuando había un matiz nuevo. Mis manos se empuñaron, encajando las uñas en mi piel, mi cuerpo reaccionó ante la esencia y esa ira transformada en dolor, me hacían regresar al miedo, el aroma y la esencia del alma frente a mi. ¿Cómo fue que termino en todo esto? ¿Porque ella? ¿Desde cuándo la trajeron?. Había algo oculto, se respiraba un olor que solo yo podía percibir, acre y azufre, esos olores que quemaban mis orificios nasales, impregnado con todo los demás alrededor. Y Un aroma a todo lo que me rodeaba en ese momento, la muerte, oxido y sal, mezclado con el perfume humano.
Esa mujer extraña, colgaba de sus brazos rodeada de las sombras del viejo edificio, el cuerpo aún tenía el balance de la muerte, y la podredumbre invadía todo el lugar... cansada de luchar... estaba tan concentrada en la víctima que justo en eso me distrajeron los sonidos de su caminar.
Sus pensamientos ya habían llamado mi atención lo suficiente para desconcentrarme en mi trabajo, pocas mentes capturaron mi atención y esta no era diferente.
Capte el hilo de sus pensamientos y de todas las imágenes de quienes la notaron. Tan calmada y acostumbrada a la muerte como cualquier día se dirijo a la escena, vestida "Como toda una detective", con sus botas negras de tacón, subidas hasta las rodillas, un pantalón de licra negro muy ajustado marcando la silueta de sus caderas, su camisa blanca de vestir con el cuello alzado, rodeando su piel expuesta del cuello hasta el canalillo de su busto, y una chaqueta de algodón negra que colgaba de su brazo, su cabello estaba recogido en una gran trenza. A pesar de ser una detective del FBI, su aspecto era de unos cuarenta años y apenas tiene 33. Acaba de recibirse de la universidad Washington, en criminología. Y gracias a los contactos con su padre, un militar retirado que trabajó en el ERR (equipo de búsqueda y rescate de rehenes) acaba de obtener el puesto que tanto había esperado. José Francisco Steel Johnson, mi compañero, estaba que irradiaba de alegría al verla.
El cuerpo estaba ahí colgando de la cadena, como si el asesino supiera que yo le encontraría, el viento sopló en mi dirección, recogí mi cabello falso de color chocolate con una pinza, el cual caía por mis hombros porque sentí que estorbaba, camine lentamente, temerosa de encontrarme con algo desagradable. Pero estaba decidida como con otros cuerpos a descubrir la verdad, desde que ingrese a la escena podía sentir la presencia de la muerte, están aquí, pero no se acercarán si yo estoy cerca y no era la única, Sandra la forense era una aliada y llevaba más tiempo entre los humanos que yo. Pero no me detendría, aunque esto me castigara pues era pensar y sentir cosas desagradables, y cada vez que lo hacía los malos pensamientos me hacían experimentar contra mi creador y aun así aquí estaba "Viva". Tratando de ayudar a los humanos a que no pierdan la fe en el maestro, mientras me permitiera vivir protegería a sus amados humanos de sí mismos, esa era mi misión.
– Hola. Soy la detective en criminología Karla Scott Josh.
– Mucho gusto, detective José Steel casos sin resolver. Bienvenida.– No hacía falta verlo para saber cómo se desarrollaba la presentaciones, una sonrisa se extendía en mi cara cuando escuche sus pensamientos. Se que no era el momento ni el lugar, pero no podía evitarlo. A veces me supera no poder leerlos.
– Gracias... ¿Quién es ella? – preguntó la detective con un tono desaprobatorio.
– Es una amiga– le respondió José con una sonrisita. – Ahora las presento. ¡Yanis! ¿Puedes venir? – Me pidió haciéndome una seña con la mano.
Estábamos a unos 4 metros de distancia, en un segundo piso, deje de rodear el cuerpo, acercándome sacudiendo mis manos aparentando la sensación de que tenía polvo. No me gustaba perder mi tiempo, a veces no tenía opción, con todo el ruido de radios, patrullas con las sirenas lanzando sus luces azules y rojas por todo el edificio, empezaba a experimentar el dolor de cabeza similar al estrés, añadiendo a eso la falta de sueño, el cansancio mental y eso no me ocurría a menudo, Yo sabía que era algo muy común en el distrito de Washington. Y debía fingir ser como ellos para no llamar la atención de seres indeseados.
– Deseo presentarte a mi nueva compañera. Viene de los ángeles. Karla Josh ella es Yanis. Karla ella es Yanis - José me tomó del brazo acercándome un poco a su costado izquierdo y tuve que apartarme porque era una mala señal, estoy segura que la detective lo mal interpretaría, ya podía verlo en su mente cuando extendió su mano desconfiando de mí, solo le sonreí e incliné mi cabeza a modo de saludo.
– No le gusta mucho el contacto – explicó José sintiéndose muy orgulloso de mi don.
– Es un placer conocerla al fin, José, no paraba de hablar de su llegada, al parecer ya estaba desesperado por tener una compañera. – intente simpatizar.
– No le creas, no estoy desesperado – Le dio un codazo juguetón. Su mirada me recorrió de arriba abajo calificando a quien se enfrentaba, era evidente que mi belleza física le preocupó, era muy arrogante, le importaba solamente su trabajo y sus compañeros , celosa a todos como una esposa cuida su matrimonio, intuitiva, y ya comenzaba hacerse de una mala opinión de mí. Mi experiencia cerca de los humanos me ayudaba a entender sus emociones, ya que estos se dejan regir por ellas, con sus cambios de humor, todos iguales, como un bipolar pueden sentir tantas cosas a la vez que siempre lograban contagiar, (pensé en tono alegre) eso es algo que a mis hermanos no les gustaba y preferían mantenerse alejados de ellos. "Será mejor no pensar en ellos, llevo tiempo fuera de casa que aún no deseo volver".
– ¿Puede tocar las escenas del crimen? – preguntó con un tono de voz irritada, se cruzó de brazos, separó las piernas un poco en la postura lideral, dejando bien claro que ella estaba dispuesta a tomar su lugar junto a José y excluirme de su equipo, porque no formaba del todo parte, yo era un intruso para ella y nadie le quitaría su lugar. Se consideraba así misma demasiado educada para decirme que soy solo una civil consultora. Que no debería estar aquí. Aprieto los labios, reprimiendo una sonrisa para recobrar mi estado de ánimo actual. No Necesito pensar en cosas absurdas justo ahora, solo servirá para que mi temperamento se descontrole con vida propia de un momento a otro. Y me he estado bloqueando muy bien durante los últimos minutos. Mi hermano Mitkel ya hubiera marcado su territorio, como un ser superior que se cree sobre lo humanos. El los considera apócrifos, estúpidas criaturas sin cerebro que deberían ser exterminadas porque siempre los considera una amenaza a nuestra existencia. Sobre todo a la de mi hermana.
– No te preocupes no contamina nada, ¿aún sigo preguntándome cómo lo hace? – añadió para sí mismo – Es practicante de Harvard, en el equipo de casos sin resolver en OFW (oficina de Washington del distrito central). Hace tres años apareció en un hospital. Diciéndonos dónde podíamos encontrar a un pedófilo. Que por cierto fue el caso de Susi.
Yo recuerdo ese suceso algo diferente de lo que él lo relataba, me desmaye el primer día que llegue a la ciudad, sin querer alguien choco conmigo, él no sabía que yo vería su mente, pero como todos los humanos no más verme evitaban acercarse, como si supieran que al tocarme yo podría ver sus secretos y exponerlos a la luz.
Todas sus memorias me golpearon con fuerza dentro de mi mente y tuve que controlarme mucho en no darle caza yo misma, me conocía lo suficiente, que si lo atrapaba por mi cuenta no sabría qué hacer con él, así que idee un plan para entrar al FBI y jamás hubiera creído que en mi primer día todo hubiera salido de maravilla. No había previsto ese día iniciarlo así, pero cuando abrí los ojos ellos estaban enfrente. Haciéndose las mismas preguntas que Karla hacía en su mente.
– Lo recuerdo. Fue el caso de Isabela Tyler no. La niña que rescataron junto con otras 5... Un gran golpe para una principiante – respondió ella algo impresionada, intentando disimularlo. Su mirada expresó los miles de preguntas que deseaba hacerme.
– Se mantiene al margen de las cámaras, hicimos un trato. La mantendremos en nuestro equipo con discreción a cambio de sus habilidades especiales.
– ¿Por qué hicieron eso? – pregunto de nuevo con el mismo tono, en su mente ya se trazaba un plan para investigar sobre mí. José estaba pasándole un ultimátum. Siempre hacia eso cuando algún colega de su equipo nuevo o temporal se interesaba en investigar, el cree que los que se fueron, fue gracias a él, pero no tiene ni idea. Hay alguien que le gusta hacerme la vida imposible.
– Veras. Ella no tiene registro como nosotros – hizo un ademán entre nosotros para hacer un énfasis a su explicación – No tenemos ni un registro con su rostro o huellas... ADN, De hecho, ella no tiene huellas y su ADN es de los raros. Casi inexistentes.
– Ok. Ya. Basta. De hablar de mí, podemos volver al trabajo – interrumpí algo irritada. Era demasiado lo que este hombre me idolatraba. Me gusta ver a los humanos expresarse, sus movimientos los acompañan con su forma comunicarse entre ellos, y yo los imitaba, y no paran de estar inquietos, algo que me gusta hacer, acomodaba un mechón de cabello detrás de mi oreja o me paraba en un pie sosteniendo el peso de todo mi cuerpo, o me balanceaba de un lado a otro o hacia atrás y adelante constantemente, algo que a José le gusta.
– De acuerdo – Karla cuadró sus hombros como lo hacen todos los humanos para demostrar superioridad y alardear frente a mí que ella también tiene poder. Yo no le caía nada bien. Y sonreí por el efecto que le producía. Irritación.
"Y no me conocía de nada. Voy a tener que trabajar en eso" (Pensé para mí misma).
– ¿Quién es la víctima? – pregunto sin dirigirme una mirada. Como si no existiera Lo cual me hizo gracia. Porque me tenía muy presente como su rival. Sonreí ahora permitiendo que mis labios se curvaron un poco más.
– Su nombre es Natalia Nylon, de Michigan, nació en 15 de agosto de 1980, universitaria, con una carrera de arquitectura, la hallaron esta mañana.
– le contestó José.
– ¿Y aquí murió? – preguntó Karla.
– No – dije yo – Ella murió en otro lado, esto es una puesta en escena, un mensaje para el departamento – hice unas entre comillas con mis dedos.
– ¿Cómo? ¿Qué significa?
– Significa que este cuerpo es para nosotros, hemos estado trabajando unos meces con unas sectas satánicas, además tenemos una testigo – José le habló con cuidado mientras coloco su mano en su hombro, ella no pareció molestarle la confianza que se tomó, hasta parecía halagada con ese gesto. Le gustaba ser el centro de atención.
– "Vaya" – murmuró pensando para sí misma, era la primera vez que le tocaba ver un testigo después de un cadáver y le emociono la idea de dar con el muy maldito. José la guió fuera del edificio mientras yo me quede esperando que los forenses terminaran su trabajo. Pero siguiéndolo en sus mentes. Salieron apartándose de las paredes de barro rojizo, dejando las sombras que cubrían el cuerpo, aun podía sentir su esencia oprimiendo mi pecho, el olor no se iría de mis pulmones y la sensación de ser observada, sólo paso media hora cuando José recibió la llamada donde podía encontrar a una chica desaparecida Desde hace más de una semana. Estábamos en el estado de Washington en los campos fuera de la ciudad, pero muy cercas de las montañas que cubren los pueblos. Era casi el único lugar donde podía estar en paz. Sobre todo, cerca de los humanos y no en las grandes ciudades donde evitaba la mayoría del tiempo, había ido a Nueva York solo en dos ocasiones y Habíamos estado en los Ángeles una vez. Pero ahora las ciudades me parecían que era una jungla de emociones humanas, lleno vida por todas partes.
En una patrulla estaba una señorita de pelo rubio con una blusa negra y falda levys, con el cabello de su coleta desordenado, se mecía hacia atrás y hacia adelante con los brazos cruzados sobre su pecho como si su cuerpo fuera a romperse, las esposas resbalaban de sus muñecas. Murmurando en un idioma desconocido para los humanos y que solo yo podía de comprender, sus ojos de color verde estaban perdidos en algún punto en su mente, pero aún no entraría, lo haría en su momento, y el mejor lugar sería en la sala de interrogatorios con el único medio que prefería "el tacto".
– Su nombre es Nicol Green, la hallaron debajo del cuerpo, prácticamente estaba sentada de bajo. Y no ha salido de su transe desde que la trasladaron a la unidad. – habló José después de unos minutos de silencio. – Creímos que ella fue quien mató a la víctima, pero después de unos análisis rápidos...– Karla interrumpe a José apresurada por mostrar su talento.
– Los patrones no indican eso. Tiene manchas en la ropa lo que indica que estuvo cerca del cuerpo cuando desangraron a la víctima. Y a juzgar por las pupilas dilatadas y el estado de shock en que se encuentra ella no la mató – analizo y puntualizó rápidamente.Espere a que los agentes se movieran de aquí para allá. José, Sandra y Karla se metieron en un análisis meticuloso con la víctima. Karla era muy profesional a la hora de sacar las interrogativas y no dejaba escapar ningún dato.
Al fin. El cuerpo lo descendían al suelo para llevarlo a la morgue, donde había una bolsa para cadáveres puesta en una Camilla tendida. Debía de tomar algo que no me pertenecía, ver lo que no debía para dejarla ir, porque podría retener su esencia unos 60 segundos antes de que se separa del cuerpo, esto estaba mal, y yo no debería hacerlo, aun que era necesario encontrar a este ser que era casi igual a mí, solo había una diferencia. Yo era del bando bueno.Tomé un largo suspiro, antes de acercarme al cuerpo, paso a paso fui cruzando mis pies para llegar hasta ella, "¿pero que pudo haber hecho esta mujer para terminar así?" me incline sobre ella viendo como aún tenía sus ojos abiertos con las pupilas dilatas, el rostro aún marcado por el pánico, algo vio antes de morir, y sus recuerdos aún estaban ahí, el viento soplo trayendo un mechón de cabello a mi rostro, el olor de su esencia ( sus recuerdos ) estaba aún dentro en su cuerpo. Me acerque más dejando mi cara suspendida a unos centímetros del cuerpo, poniendo una rodilla en el suelo y sosteniendo el peso de mi cuerpo con mis nudillos, solo necesito 60 segundos para saber, ¿quién es ella?, ¿qué le pasó? y ¿por qué murió? Es verdad, cuando uno dice que al morir vemos nuestras vidas pasar por nuestros ojos, pero estos recuerdos, estas memorias que vemos se quedan estancadas en sus cuerpos, porque la vida aún se aferra al cerebro y al corazón que son lo que alimentan el alma y el cuerpo, es la magia que solo el creador nos da y permite, cuando uno de nosotros estamos cerca, podemos tomarla y ayudar a encontrar el camino de su alma, no como un medio, más bien como una purga para nuestro propio ser. Cuando tome un respiro de su esencia pude ver lo que ella vio, como si yo tomara su lugar por esos 60 segundos, como si fuera mi vida y no la de ella, desde diferentes ángulos al ver una película, puedo ver su nacimiento, su felicidad, puedo sentir su tristeza y sus penas, después viene el cambio, la madurez del cometer errores para aprender a vivir, veo cada aspecto de su vida de lo que ella vio y no vio hasta el final, la parte más difícil es el dolor, y después su muerte.
Es algo doloroso, insoportable que me da 10 segundos solo para ver quien él mató, mi cuerpo no tolera más, mis hermanos decían que es sencillo, para mí apenas que soy una principiante, no sé qué hago, solo pasa como si ya lo hubiera hecho en el pasado.
Me separe del cuerpo ipso facto y comencé a salir del edificio, lo que sentía era algo fuerte, baje por las escaleras con paso precipitado, necesitaba estar sola.
– ¿Ya te vas tan rápido? – José se acercó como siempre intentando hacer su movimiento. No le mire a los ojos. se asustaría.
– Si... Necesito tiempo – Y esa sería toda la respuesta que tendría de mi parte.