MARISOL, un adorable dolor de cabeza
img img MARISOL, un adorable dolor de cabeza img Capítulo 3 REGLAS
3
Capítulo 6 ESTA LOCO img
Capítulo 7 Castigada img
Capítulo 8 GOLPE EN LA CABEZA img
Capítulo 9 SORPRESA JA,JA,JA img
Capítulo 10 CASI DESCUBIERTA img
Capítulo 11 Toca muy bien img
Capítulo 12 SALVADA img
Capítulo 13 BESO img
Capítulo 14 CONFUNDIDA img
Capítulo 15 ACTUAS COMO UN COBARDE img
Capítulo 16 UNA CITA img
Capítulo 17 SALVADA img
Capítulo 18 LA EXTRAÑO img
Capítulo 19 ENTRENAMIENTO img
Capítulo 20 LECTURA img
Capítulo 21 COMPROMISO img
Capítulo 22 UNA DECISIÓN img
Capítulo 23 ADELANTAR LA BODA img
Capítulo 24 DETALLES DE LA BODA img
Capítulo 25 BODA img
Capítulo 26 LUNA DE MIEL img
Capítulo 27 CASI TE AHOGAS img
Capítulo 28 PRIMERA CITA img
Capítulo 29 REGRESO DE LA LUNA DE MIEL img
Capítulo 30 ¿DONDE ESTA MARISOL img
Capítulo 31 SECUESTRO img
Capítulo 32 ENCUENTRALA img
img
  /  1
img

Capítulo 3 REGLAS

MARISOL

La fiesta en la playa se estaba desarrollando de maravilla. El chico popular de la universidad me invitó a bailar y a tomar algunos tragos, y, por supuesto, yo acepté. Al principio, comenzó con algunos besos en la mejilla y, cada vez, se acercaba más a mi boca. Yo estaba ansiosa porque eso pasara, pero ese idiota tuvo que venir a interrumpirnos.

Mientras bailaba con el chico que me gusta, el muy idiota de Andrés, el "cuadrado" (porque ya no es solo Andrés Stone), me di cuenta de que, a pesar de ser guapo, es un verdadero cuadriculado. Solo con verlo unos minutos, me di cuenta de eso.

Ese hombre me causará muchos problemas, pues se nota que es un amargado. Por eso, en cuanto llegamos a la mansión, salí corriendo a encerrarme en mi habitación; no quería ver su cara de piedra por lo que restaba de la noche.

Enojada en mi habitación, observé las estrellas y recordé a mi madre. Suspiré y volví a sonreír; ese idiota ni nadie va a borrar la sonrisa de mi rostro. Se lo prometí a mi mamá y lo voy a cumplir.

Suspiré y decidí tomar una ducha antes de ponerme mi pijama y entrar a la cama. Ya era tarde y, como no pude quedarme en la fiesta, era mejor dormir de una vez. Antes de hacerlo, le escribí un mensaje a mi pequeña amiga Itha para que supiera que estaba bien.

Después de enviar el mensaje, me quedé profundamente dormida. A la mañana siguiente, me desperté temprano, ya que siempre me ha gustado hacerlo, sin importar si voy o no a clases. Realicé, como siempre, mi rutina matutina y me puse mi ropa deportiva, ya que me gusta estar cómoda los domingos y caminar sola por los jardines mientras repaso mentalmente mis notas de la universidad.

Pero ahora toda mi rutina en esta casa no depende de mí, sino del señor Stone, es decir, Andrés Stone, quien parece un idiota que no me deja vivir mi vida a su manera. No lo entiendo.

Cuando intenté salir a los jardines a caminar, me dijeron que no podía hacerlo antes de desayunar, por órdenes del señor Stone. Eso me molestó muchísimo. Sé que es su casa, pero yo no pedí estar aquí. Mi madre fue la que se casó con su padre, y él fue quien impuso la condición de que yo debía vivir aquí hasta terminar mi carrera. No entiendo por qué.

Resignada a que debo desayunar antes de salir a caminar, me dirigí al comedor, donde estaba el señor Stone y su amigo, a quien no conocía, ya que apenas llegamos, corrí a mi habitación, lejos de ellos.

-Buenos días -saludé al sentarme a la izquierda del señor Stone.

-Buenos días -respondió su amigo, ya que el señor Stone apenas se limitó a mirarme con una expresión poco amigable.

El desayuno transcurrió en silencio, solo se escuchaban los sonidos de los utensilios sobre los platos. Así fue hasta que todos terminamos de desayunar y el señor Stone habló.

-La espero en mi despacho -me informó el señor y se levantó sin decir más.

-Tenle paciencia, él es algo malhumorado, pero no está acostumbrado a convivir con nadie; siempre ha estado solo. Por cierto, soy Patricio -dijo su amigo. A mí se me escapó una pequeña risa y él me miró con curiosidad.

-Perdón -me disculpé.

-¿Qué te causa tanta risa? -pregunta Patricio.

-Es que ahora entiendo por qué él es tan cuadrado. Tú eres Patricio Estrella y él es Bob Esponja -comento, y Patricio comienza a reír sin remedio.

-Ja, ja, ja -Patricio no para de reír, y su risa es contagiosa, así que me uno a él.

-Niña, me agradas, pero ve con Bob Esponja y no le digas nada, o estarás en serios problemas y no podré ayudarte -me aconseja Patricio. No voy a dejar que ese señor me afecte.

Así que sonreí lo mejor que pude y caminé hacia el despacho de ese hombre, que en realidad pertenecía a su padre. Aunque ese señor tampoco venía con frecuencia, nunca entendí por qué tenía un despacho aquí. Pero es su casa, así que mejor escucho lo que ese loco me quiere decir.

-Toc, toc -toqué la puerta, y después de unos segundos, al fin se escuchó la voz profunda de aquel hombre.

-Adelante -responde. Suspiro y, tras un momento, entro, esperando que lo que sea que ese hombre me quiera decir no me afecte en absoluto.

-¿Quería hablar conmigo? -pregunto, sin dejar de sonreír. Él no será quien me impida cumplir la promesa a mi madre.

-Sí, siéntate -me ordena, y yo lo obedezco, algo a lo que no debe acostumbrarse.

-Lee esto y firma -coloca un documento frente a mí. Lo tomo para leerlo y no sé si reír o llorar.

-No voy a firmar esto -comento, mirándolo fijamente y sintiéndome enojada.

-Si lees hasta el final, entenderás que si no firmas, deberás irte de la casa, lo cual implica que no se seguirá pagando tu carrera universitaria -recalca el hombre, lo que me causa aún más enojo.

El documento, en esencia, dice que debo pedirle permiso hasta para respirar, que no puedo salir a fiestas si él no lo autoriza, y menos en temporadas de exámenes.

El documento, en esencia, dice que debo pedirle permiso hasta para respirar, que no puedo salir a fiestas si él no lo autoriza, y menos en temporadas de exámenes. Enojada, trago mi orgullo y firmo. Luego, coloco el documento frente a él, molesta, pero que no crea que le va a ser tan fácil tenerme encerrada en esta casa junto a él.

-¿Será que el señor me da permiso de caminar en los jardines? -pregunto, muy molesta y conteniendo las ganas de golpearle la cabeza cuadrada con uno de los floreros que decoran el despacho.

-Sí, pero no puedes salir de la propiedad. Ya bastante tuviste con la fiesta de anoche, por ahora -indica el idiota, y juro que siento ganas de asesinarlo. Ojalá pudiera hacer que se perdiera en las profundidades del mar.

-Con permiso, señor -digo, y salgo del despacho. Corro lo más lejos posible de la casa y grito lo más fuerte que puedo para sacar toda la rabia que siento. Es un idiota al que terminaré asesinando.

Tal vez pueda conseguir un trabajo que me permita seguir estudiando lejos de aquí, en un lugar donde nadie me diga qué hacer. Tengo buenas notas, podría encontrar una beca y trabajar únicamente para mi supervivencia. Sí, eso es lo que haré. No me quedaré bajo las reglas de ese hombre mucho tiempo. Conseguiré un trabajo que me permita irme lejos y ser libre. Por ahora, llenar mi solicitud para una beca universitaria es mi prioridad; mi promedio es de los mejores, así que no debería ser muy difícil.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022