-Siento discrepar. Al contrario, empiezo a pensar que me estás acosando-. Dijo antes de darse la vuelta de nuevo, negándose a mirar al exasperante hombre.
Era la tercera vez que lo veía hoy y siempre intentaba entablar conversación a pesar de que ella intentaba ignorarlo.
El hombre parece no entender las indirectas.
-¿Acosándote? Bueno, mia bella, yo nunca lo haría. Pero claro, ¿cómo podría negarme a intentar conocer a alguien tan hermosa como tú?- Su voz estaba llena de diversión mientras le respondía y eso sólo pareció enfurecerla aún más.
-La adulación no te llevará a ninguna parte conmigo-. Dijo secamente, volviéndose a mirarlo. Levantó una ceja. -¿No tienes nada mejor que hacer que hablar conmigo y enfurecerme sin fin?
-Ah, eres una luchadora. Eso me gusta-, le sonrió y ella, a su vez, le frunció el ceño. Riéndose, respondió a su pregunta. -Hay algo mejor que me gustaría hacer ahora mismo.
-Entonces ve y hazlo-. Ella le siseó, cogiendo su taza de café.
-Lo haría, pero, de nuevo, todo depende de la persona con la que quiera hacerlo-. Contestó él, mirándola fijamente.
Asley volvió a dar un sorbo a su café y se volvió hacia él, sólo para verlo mirándola intensamente.
-Entonces ve a pedírselo a esa persona y déjame en paz. No tengo tiempo para lidiar contigo.
Se rió y se encogió de hombros, apoyándose en el asiento.
-¿Te gustaría dar un paseo conmigo? Me gustaría conocerte mejor.
-Mi abuela me dijo que nunca fuera con extraños-. Replicó bruscamente, dejando que algo de su acento italiano se filtrara en su voz.
-¿Abuela? ¿Es acento italiano lo que oigo? ¿Eres italiana?-le preguntó con curiosidad.
-Mi padre es italiano. Mi madre era americana. Me crié en Italia durante diez años antes de irme-. Dijo ella, sin apartar los ojos de su taza de café.
-¿Por qué te fuiste?
-Mi padre se volvió a casar. Después ya no me trató igual. Le pedí irme a vivir con mis abuelos maternos y no dudó en enviarme lejos-, respondió en voz baja, sorprendiéndose de lo mucho que le había revelado.
-¿Y tu madre?-, preguntó él con voz suave y amable.
Asley le dedicó una sonrisa falsa antes de darse la vuelta de nuevo. Se quedó mirando por la ventana.
-Murió al darme a luz.
Se hizo el silencio unos instantes antes de que él hablara.
-Esto es bueno.
Asley giró la cabeza hacia él y le fulminó con la mirada.
-¿La muerte de mi madre fue buena?
Sus ojos se abrieron de par en par y rápidamente sacudió la cabeza.
-No, no quise decir bueno en esa parte. La muerte de tu madre no es algo bueno.
-¿Qué hay de bueno en lo que te acabo de decir entonces?-espetó ella, sin dejar de mirarle.
-Te estás abriendo a mí. Más de lo que esperaba-. Él le sonrió sinceramente.
Asley tuvo que admitir que su sonrisa era una de las mejores que había visto nunca.
Su cara se suavizó y sonrió ligeramente.
-Bueno, supongo-. Ella suspiró y lo miró a los ojos. -¿Por qué estás hablando conmigo cuando hay mil millones de otras chicas por ahí que son mucho más guapas que yo? ¿Por qué no pierdes el tiempo con ellas?
Se inclinó hacia delante y la miró con extrañeza.
-Porque no eres como las demás chicas. Me intrigas. No pierdo el tiempo, sino que lo paso con una chica guapa. Esas chicas lo han intentado todo para llamar mi atención. Tú no has hecho nada, pero has captado mi atención.
-¿Qué quieres de mí?
-No quiero nada de ti. Bueno, tal vez tu nombre. Eso podría ser útil-. Apoyó el brazo en la silla de al lado y Asley volvió a suspirar.
-Asley Denorro.
El hombre le sonrió.
-Dalton Hastings.
-¿Qué?
Se rió entre dientes.
-Dalton es mi nombre.
Y por primera vez desde que se conocieron, ella se rió.
-Encantado de conocerte Dalton.
Una sonrisa se dibujó en su cara.
-Encantado de conocerte también, Asley.
*
Asley nunca en un millón de años pensó que iba a estar haciendo esto. Siempre había pensado que todo iría exactamente como ella quería. Pero la vida tenía otros pensamientos y planes para ella.
Ni en un millón de años pensó que estaría sentada con Dalton y dos de sus abogados, discutiendo su divorcio.
-¿Nunca hicieron un acuerdo prenupcial?- les preguntó Thommy, el abogado de Dalton. Revolvió sus papeles y miró a Dalton.
-No vimos la necesidad de hacerlo entonces. Está claro que me equivoqué-. Dijo Dalton con frialdad, mirando fijamente a Asley. Entrelazó las manos y las colocó sobre la mesa.
Asley contuvo las lágrimas y se limitó a negar con la cabeza.
-Creí que no hacía falta, ya que estaba tan segura de que íbamos a estar juntos.
Amaia, su mejor amiga y abogada, le cogió la mano y le envió una sonrisa tranquilizadora.
Asley le devolvió la sonrisa agradecida.
-Entonces, ¿cómo deseas dividir las acciones?-. Thommy miró a Dalton y luego a Asley. -Por no hablar de la custodia de tu hijo.
-Hijos-. Asley le corrigió.
Miró a Dalton.
-Voy a tener la custodia completa de ellos-. Dijo en voz baja, sin apartar los ojos de él.
Cuando no vio ninguna emoción en sus ojos, sintió que su corazón se rompía aún más. Ella había pensado que era imposible que su corazón se rompiera tanto, pero claramente, esto era sólo el comienzo.
-¿Está bien Dalton?- Preguntó Amaia fríamente.
-No quiero tener nada que ver con esos niños bastardos-. Sus palabras clavaron puñales en el corazón de Asley y la expresión carente de emoción de su rostro le dieron ganas de echarse a llorar.
Se levantó y lo miró entre lágrimas.
-¿Cómo te atreves a llamarlos bastardos? ¿Qué clase de padre eres?-, gritó, sintiendo que las lágrimas de rabia le corrían por la cara.
-Eso es. No soy un padre-replicó Dalton con frialdad.
-¿Cómo has podido?-susurró ella.
-Asley-dijo Amaia suavemente, tirando de su mano.
Asley se secó las lágrimas y volvió a sentarse. Apartó la mirada de Dalton, no quería que viera el dolor detrás de sus ojos.
-Son tuyos y lo sabes Dalton. El hecho de que los llames así me duele mucho. Eres su padre-. Dijo en voz baja.
-No son míos. Tú y yo lo sabemos-. Dijo riendo entre dientes. -Ella no recibe nada Thommy. Quiero que me devuelva todo lo que tengo y todo lo que le di durante nuestro matrimonio. Ella no se merece nada de eso.
-Cerdo insolente- dijo Amaia con calma, levantándose bruscamente. El fuego ardía en sus ojos a pesar de sus intentos por mantener la calma. -Asley solo te ha sido fiel. ¿Así es como se lo pagas?
-Señorita Reilly, por favor, cálmese-. Thommy dijo con frialdad. -No actúe de forma tan precipitada y poco profesional.
-Estoy calmada-siseó ella. -Puede que sea una abogada, pero primero soy una amiga, Sr. Quinton.
-Amaia, por favor-Asley dijo suavemente. -Siéntate.
Amaia se burló y volvió a sentarse.
-Asley se merece parte de su fortuna, si no toda. Ella fundó Hastings Enterprises. Sin sus fondos, Hastings Enterprises nunca habría empezado.
-Se construyó con el trabajo manual de Dalton. Ella no hizo más que repartir dinero-. Thommy dijo fríamente, mirando fijamente a Amaia.
-Señor Quinton, sin sus fondos, Hastings Enterprises nunca habría tenido el éxito que tiene hoy. Y todo gracias a Asley-. Dijo Amaia, fulminando con la mirada a Thommy.
-Sra. Reilly, debo recordarle que...
-Ya basta.- Dijo Asley en voz baja. Levantó la vista de su regazo y miró a las tres personas de la habitación. -No quiero nada de él. Puede recuperarlo todo. Ya no importa.
-Asley- Amaia comenzó.
Asley la interrumpió.
-No. No quiero absolutamente nada.
-Muy bien.- Amaia suspiró-¿Hemos terminado aquí entonces?
Todos asintieron con la cabeza. Amaia miró a Asley.
-Asley.
-He terminado-. Susurró suavemente, poniéndose de pie. Instintivamente, se llevó las manos al cuello, donde estaba el collar que Dalton le había regalado por su cumpleaños. Había sido unos días antes de su boda.
Se congeló cuando el recuerdo de ese día vino a su mente.
*
-Cierra los ojos, mia bella-le susurró Dalton al oído, de pie detrás de ella.
Asley soltó una risita e hizo lo que él le decía. Sintió que le apartaba el pelo del cuello y se estremeció cuando sus dedos rozaron la parte sensible de su nuca. C objeto frío tocó su cuello y ella lo tocó.
-Abre-susurró.
Ella abrió los ojos y miró el objeto. Sus ojos comenzaron a humedecerse cuando vio el hermoso collar que residía en su cuello. Dándose la vuelta, rodeó el cuello de su prometido con los brazos y lo abrazó con fuerza.
-Feliz cumpleaños, mia bella-. Él le besó la coronilla y ella se deleitó con su amor.
-Dalton, es precioso-. Se separó de él y tocó el collar, sonriendo.
Él le apartó un mechón de pelo de la cara y le sonrió con cariño.
-No tan hermoso como tú, mia bella-. Se inclinó hacia ella y la besó, enviándole todo su amor.
Asley le devolvió el beso con la misma pasión, rodeándole el cuello con los brazos. Al separarse, apoyó la cabeza en la de él y sonrió.
-Te quiero, Dalton.
-Te quiero, Asley.
*
Las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos mientras miraba fijamente el collar.
Recuerdos tras recuerdos de ellos cruzaron por su mente.
El momento de su primera cita, su primer beso, el día de su boda, el día del éxito de él con su negocio. Todos volvían a su mente y ella no podía hacer nada para evitarlo.
Sus pensamientos eran consumidos por él y por los recuerdos que compartían.
Cada parte de ella le pertenecía. Su corazón, su mente, su alma. Todo era suyo. Y se lo llevó, pero se lo devolvió vacío.
Le robó todo. Sus sentimientos, sus pensamientos, su pasión.
¿Cómo pudo regalarlo todo así? ¿Alguna vez se detuvo a pensar en cómo todo esto la está afectando? ¿El supuesto amor de su vida? ¿Se lo pensó dos veces antes de contarle lo de su divorcio? ¿Era esto realmente lo que quería?
Sintió que las lágrimas volvían a brotar y se quitó rápidamente el collar. Podía sentir la mirada de Dalton mientras lo hacía. Lo sostuvo entre sus manos y lo miró fijamente antes de alzar la vista hacia él. Lo vio mirando el collar antes de mirarla a ella.
Se acercó al otro lado de la mesa y le cogió la mano.
-Toma-Susurró.
Ella puso el collar abajo en la palma en sus manos y lo cerró para arriba.
-Aquí está la primera cosa que me diste-. Dijo, tratando de mantenerse fuerte.
Ella le sonrió y se quitó el anillo. Lo colocó sobre la mesa, sin apartar los ojos de él ni una sola vez.
-Espero que esto sea lo que realmente quieres-. Susurró.
Dudó un segundo.
Pero luego se acercó y le besó suavemente la mejilla.
-Adiós, Dalton. Espero que tengas una buena vida-. Susurró.
Se dio la vuelta y empezó a salir por la puerta, donde Amaia la esperaba al otro lado. Le dedicó una pequeña sonrisa a Thommy.
Él se la devolvió a medias.
Volvió a mirar a Amaia.
-Vámonos- susurró.