Capítulo 5 Una cruel realidad

Camila

Pocas veces en la vida he sentido miedo, por lo general desde pequeña he aprendido a ser fuerte porque de esa manera, podré cumplir con lo que me propongo.

Luego de vender mi cuerpo por tantos años, encontré a alguien que me hizo ver que la vida era más que solo hombres asquerosos tocándome por dinero, que la vida podría ser bonita.

Will se convirtió en ese salvavidas que creí hacerme flotar y mantenerme en pie... Que equivocada estaba, Will me hizo pensar que los cuentos de hadas eran reales, pero también me hizo darme cuenta, que él podría ser el malo de la historia.

Tomé aire y salí de esa habitación. Tenía que buscar la manera de que Alan no me despidiera, o que me dejara trabajar para él. Temo lo que Will me vaya a obligar a hacer.

Limpié mis lágrimas y fui hasta el lobby a esperar a Alan. Desde aquí podía escuchar los gritos por parte de Alan y su abuelo. ¿Qué tanto tiene está familia para que esto pueda ser así y sean los unos contra los otros?

Alan salió refunfuñando, me miró y me hizo señas para que lo siguiera. Pasando la puerta, estaba Will fumando.

-Willie, ni creas que te vas a quedar con lo que nos pertenece a mi hermana y a mi -asevera Alan. Will me mira con una sonrisa.

-No voy a discutir contigo sobre eso mi querido primito. -Will da unos pasos hacia nosotros-. Que linda asistente tienes, ¿de dónde la sacaste?

-Eso no te incumbe, solo busca la manera de equivocarte pronto, porque de lo contrario, seré yo quien hará lo que lo hagas.

-No te tengo miedo, me encantaría apostar contigo, pero sé que perderás. Nos vemos mañana en la empresa. -Will pasó por un lado empujando a Alan.

-Lo odio -susurra Alan, tan fuerte que puedo escucharlo-. Vamos Camila, le pagaré y se podrá ir.

Me atravesé en su camino antes de que él pudiera avanzar hasta el carro. Él me observó sin entender nada.

-¿Qué pasa?

-No me puede sacar así, ¿y si me da una oportunidad? -Alan subió sus cejas, simplemente arrugó su frente, no comprender de que hablaba yo era algo que estaba muy claro en su rostro.

-¿Una oportunidad?

-Sí, me puede contratar. Puedo trabajar para usted, soy muy eficiente. -Él niega con la cabeza- y no me voy a dejar comprar por su primo para traicionarlo.

-No, no y no. Lo siento, pero no la conozco. La verdad quise darle esta oportunidad porque necesitaba a alguien que mi familia no pudiera comprar tan fácil y que no fuera a follar en medio de la reunión, aunque también me dio lastima y quise darle una oportunidad.

-Por eso, yo no me dejaría comprar por su familia, le sería fiel en todo momento. Tampoco intentaría que me follara -le supliqué.

-¿A qué se debe ese cambio de parecer? según yo, usted se iría muy lejos hoy.

-Póngame a prueba, puedo ser muy eficiente. Puedo ayudarlo en lo que me pida.

-No lo se, no es algo muy tentador, en especial porque es dicho por una mujer que encontré llena de sangre a la mitad de la noche.

-No soy una ase.sina, solo intenté defenderme -le dije. Buscando la manera de convencerlo. Su rostro cambió-. Quiero trabajar, de esa forma puedo irme lejos con mi madre y que esa persona no me vuelva a hacer daño. -Mi voz se entrecorto-. Si él me vuelve a encontrar, no solo me golpeará, si no que posiblemente me matará.

Alan bajó su cabeza, pasó la mano por su mentón. Lo miré con detenimiento, era muy diferente a Will, a pesar de que son familia o bueno, eso es lo que parece.

-No hago obras de beneficencia, pero puedo darle algo de dinero. Mire, lo que menos quiero es que yo esté metido en un problema, entenderá que si eso sucede se verá comprometida mi herencia. No me interesa salvar a nadie, suficiente tengo con mi hermana y conmigo.

-Le aseguro que no se arrepentirá. Se lo prometo. Pongame a prueba, un mes, una semana.

-¿Por qué me pasa esto a mi? -dice él, en voz baja. La verdad, no me importa si debo besarle los pies a ese hombre, solo quiero que Will consiga lo que quiere y me deje en paz-. Mire, hagamos algo. La recibiré en mi oficina, una semana, si veo que hace las cosas bien se queda, de lo contrario, se va y no vuelve a aparecer en mi vida. ¿Está claro?

-Sí, está muy claro.

-Otra cosa, no le voy a dar más ropa, mucho menos la puedo dejar quedarse en mi casa.

-No se preocupe. Yo llegaré a su empresa mañana temprano. -Él saca una tarjeta y luego me la da.

-Está es la dirección, la espero a las 8. -Él saca un billete y me lo da-. Esto es por lo de hoy, nos vemos luego.

-Gracias, usted es un hombre bueno. -Él me miró y arrugó su entrecejo.

Él camina hasta su carro y se va, miro a mi alrededor y comprendo que de nuevo soy presa de Will. Un hombre se acerca y me abre la puerta del carro, me subí con el corazón latiendo a mil por hora.

-El señor la espera -dijo con voz ronca. Asentí con mi cabeza.

En el camino, lamenté no haber tenido en mi mano aquel cuchillo en estos momentos, aunque lamentaba más no haberlo clavado más cerca de su corazón.

Seguramente ahora tendría remordimiento de consciencia por haberme convertido en una ase.sina, en lugar de remordimiento por haberlo dejado vivo.

Nos ubicamos frente a un enorme edificio, lujoso e intimidante, quería correr, escapar o cualquier cosa. Pero de nuevo, ese hombre me recordó mi realidad.

-El señor la está esperando.

                         

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