Charlie es un chico muy guapo, pero su reputación de jugar con las chicas se sale de la escala. Intentó ligar conmigo hace un par de años, así que le di un puñetazo en la cara y luego nos hicimos mejores amigos.
-No pasa nada, no te preocupes-. Le sonrío.
Sale del coche y me abre la puerta. Me río de él.
-Eh, ¿qué te hace tanta gracia?-. Me sonríe.
-No hace falta que me abras la puerta, Charlie-Pongo los ojos en blanco. Echa la cabeza hacia atrás riendo y me abraza.
-¿Nos vemos mañana? -Levanta las cejas.
-Sí, ya es mi día libre-le digo.
-Vale, cariño-. Entonces levanta la vista y se le borra la sonrisa.
-¿Ese es el hombre para el que trabajas, porque parece malhumorado de cojones?-. Charlie pregunta y miro hacia la puerta principal para ver a Kevin allí de pie con el ceño fruncido.
-S-Sí, mejor me voy-. Le doy un abrazo rápido y camino hacia Kevin-¡Hola!- Le sonrío alegremente.
Kevin me pone la mano en la parte baja de la espalda y me lleva a la casa sin dejar de mirar a Charlie. Una vez que ha cerrado la puerta, se vuelve hacia mí.
-¿Ese es tu novio?- Me pregunta en voz baja.
-No, es mi mejor amigo, Charlie-. Sonrío.
-Parece un poco susceptible solo para ser un amigo-. Kevin ladea la cabeza.
-Sí, siempre es así-Me río torpemente-¿Dónde está Lily?- Pregunto, cambiando de tema.
-Mi princesa está desayunando en la cocina, lleva preguntando por ti desde que se despertó. Solo habla de ti-. Sonríe satisfecho.
-¿Ah, sí? Es una chica tan dulce-. Sonrío alegremente y me dirijo hacia la cocina para saludarla.
-Hola, cariño.- Sonrío al ver a Lily sentada con su pijama de La princesa y el sapo.
-¡Avey!- Grita y me agarra con las manos. La levanto y la hago girar, se ríe a carcajadas. -¡Te he echado de menos!- Murmura en mi cuello.
-Yo también te he echado de menos-. Le acaricio el pelo. Me doy la vuelta y pego un pequeño respingo cuando veo a Kevin mirándonos con admiración. En cuanto me ve mirándole lo disimula rápidamente con una tos.
-Tarde, pero hoy trabajo desde casa, pero te agradecería mucho que te quedaras a vigilar a mi diablillo, mientras yo trabajo en mi despacho-. Kevin frunce el ceño juguetonamente a Lily.
-¡Eh! ¡Soy una princesa!- Ella hace un mohín.
-Lo sé.- Se acerca a nosotros y la besa en la frente. La proximidad hace que se me acelere el corazón.
Lo que Lily hace a continuación me impacta.
Rodea a Kevin con uno de sus pequeños brazos, tirando ligeramente de él hacia abajo, y luego me rodea con un brazo y nos estrecha en un abrazo.
Mierda.
Oh, joder.
¿Qué hago?
Solo soy una niñera.
Mierda, mierda, mierda.
Esto es incómodo.
Entonces me acuerdo.
-Hey, Lily tengo algo para ti de camino aquí en realidad-. Nos suelta rápidamente, miro a Kevin y veo sus mejillas ligeramente teñidas de rojo.
-¡¿En serio?! ¡Gracias!- Chilla. La dejo en el suelo y rebusco en mi bolso.
Charlie tenía que parar en una gasolinera, así que entro en la tienda a por caramelos y veo un llavero con la princesa Tiana.
Le doy el llavero y se le ilumina la cara.
-Muchas gracias, Avey. Me encanta-. Salta por los aires, apretando el llavero contra su pecho.
-¿Te parece bien?- Miro a Kevin.
-Has hecho muy feliz a mi princesa, Ángel. Claro que está bien-Me dice. -Bien, así que estaré en mi despacho si me necesitas-. Asiente con la cabeza y se da la vuelta para salir de la cocina.
-Entonces, ¿qué quieres hacer hoy?-. Me giro hacia Lily.
*
-¡Ya casi estoy!- Le canto a Lily.
-¡Ya casi estoy!- Me responde.
Estamos en la cocina horneando galletas mientras escuchamos su canción favorita.
Obviamente, una canción de la princesa Tiana.
Meto las galletas en el horno y limpio mientras Lily da vueltas con su vestido verde de princesa.
-Ten cuidado, Lily-. La regaño ligeramente, no quiero que se haga daño.
-Lo siento. -Susurra y deja de dar vueltas.
-No pasa nada, cariño. ¿Quieres comer?- Asiente ansiosa.
Les preparo el almuerzo a ella y a Kevin. No ha salido de su despacho desde esta mañana. Me dirijo a su despacho y llamo suavemente a la puerta.
-Adelante-Le oigo decir. Abro la puerta y entro.
-Eh... Te he preparado la comida. No tienes que comerlo si no quieres, solo pensé que tendrías hambre porque no has salido de tu oficina en unas horas. Lily y yo...
-Ángel-. Kevin detiene mi divagación con una enorme sonrisa en la cara. -Dios, te gusta divagar, ¿verdad?-. Se ríe entre dientes y luego señala la silla frente a su escritorio.
Me acerco, le pongo el plato de pasta delante y me siento en la silla. Le miro y le doy un bocado.
-Está delicioso-. Gime y siento que se me humedecen los pantalones al oír el ruido que sale de su boca.
Que alguien me salve.
-Gracias. -Susurro, evitando el contacto visual.
¿Puedo ser más vergonzosa?
Cuando no dice nada, lo miro y veo que está recostado en su silla, mirándome fijamente. Hoy no lleva el pelo recogido en un moño y no puedo evitar pasarle las manos por el pelo.
-Hoy me ha costado atármelo-. Dice, llamando mi atención.
-Lo siento. Sacudo la cabeza y le miro a los ojos.
-Mi pelo-Señala-¿Te importaría hacérmelo?-. Pregunta, abriendo un cajón y dándome una cinta para el pelo.
-Claro-. Me levanto despacio y me pongo detrás de él. Me entrega la cinta y yo le recojo el pelo suavemente y lo recojo en un moño. Ignoro el pequeño gruñido que se escapa de sus labios. -Ya está. -Se gira en la silla y me coloca entre sus piernas.
-Gracias, Ángel. -Me mira con sus ojos azul claro.
Sonrío y él también.
-Probablemente, debería ir a ver a Lily y las galletas-. Me acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja y empiezo a caminar hacia la puerta, sin embargo, Kevin me agarra suavemente de la mano.
-Yo... emm... estás... si necesitas algo, estaré aquí-. Tartamudea y luego vuelve rápidamente a mirar unos papeles.
-De acuerdo. -Asiento con la cabeza y salgo de su despacho.
*
Ya son las nueve de la noche y debería haberme ido a casa hace rato, pero Lily quería que me quedara y no podía decirle que no.
Pero ahora tengo que caminar a casa en la oscuridad. No me gusta coger taxis y Charlie no está disponible.
-¿Volverás mañana?- Pregunta una Lily cansada. Kevin la sostiene en brazos porque está demasiado cansada para mantenerse en pie sola.
-Mañana no, cariño.
Se le humedecen los ojos.
-No vas a volver-. Gimotea.
-Sí, Lily, voy a volver. Pero mañana es mi día libre, así que podrás pasar el día con tu papá-. Le hago cosquillas en el estómago y le acaricio el pelo rizado haciéndola reír.
-Vale, pero prométeme que volverás-Me tiende el meñique.
-Te lo prometo-. Le guiño un ojo, uniendo mi meñique con el suyo.
Abro la puerta principal.
-Adiós, Kevin. -Sonrío evitando el contacto visual.
-¿Dónde está ese chico?- Dice con severidad.
-Está en... al final de la calle-Asiento y Kevin me mira divertido antes de asentir con la cabeza.
-Buenas noches, Ángel-. Sonrío y empiezo a caminar hacia casa.
A los diez minutos veo unos faros detrás de mí.
Oh, mierda.
Un coche se mueve lentamente a mi lado y miro a mi derecha y mis ojos se abren de par en par cuando veo a un Kevin enfadado.
-Entra en el coche, Ava-. No me lo pienso dos veces antes de saltar al asiento del copiloto-Me has mentido-Me regaña mientras mira hacia delante.
-No quería ser una molestia, Kevin-. Digo mirando por la ventanilla. Le digo a Kevin mi dirección y luego miro detrás de mí y sonrío al ver a una Lily dormida.
-¡Ava, podría haberte pasado cualquier cosa! ¿Por qué coño no me dijiste que no tenías forma de llegar a casa?-Susurra con dureza, no queriendo despertar a Lily.
-No creí que decírtelo fuera tan importante, además Lily necesitaba irse a la cama-. Intento razonar con él.
-Dímelo la próxima vez, Ava. No quiero que te pase nada malo-Me mira.
-Lo siento.- Me miro las manos.
-No te preocupes, Ángel-. Alarga el brazo para apretarme la mano.