Una niñera para el millonario
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Capítulo 4 No quiero que papá esté triste

AVA

Llegamos a casa de Kevin y corro hasta la puerta para ver que ya está abierta, Charlie me sigue. Subo corriendo a la habitación de Lily.

-¡¿Lily?!- La llamo una vez que entro en su habitación. La veo salir arrastrándose de debajo de su cama y corre hacia mí, con lágrimas manchando sus pequeñas mejillas.

-¡Avey!- Lloriquea, la cojo en brazos, hunde la cara en mi cuello y sigue sollozando.

Entonces empiezo a concentrarme en los gritos.

-¡No me la vas a quitar, joder!-Oigo gritar a Kevin, haciendo que Lily se estremezca en mis brazos.

-¡No quiero que papá esté triste!-grita Lily.

-Shhh, está bien cariño-. Le acaricio el pelo.

Voy a meterla en la cama, pero ella se niega a soltarse de mi cuello.

-¡No!- Gimotea.

-No pasa nada, voy a ver si tu padre está bien-. Le quito suavemente los brazos del cuello.

-¡No, quédate!- Llora con más fuerza y los gritos de abajo se hacen aún más fuertes. Me vuelvo hacia Charlie, que me mira preocupado.

-¿Quieres que me vaya?- Susurra y al instante niego con la cabeza.

-Si te ve, probablemente acabarás empeorando las cosas. No te ofendas-. Le sonrío con los labios apretados, a lo que él se limita a asentir.

-Lily, ¿sabes a quién le está gritando tu padre?-. Me siento a su lado y ella se acurruca en mi costado, rodeándome con sus pequeños brazos y apoyando la cabeza en mi estómago.

-Al tío Raymond-. Gimotea.

-¿Es el hermano de tu padre?

Menea la cabeza.

-El de mi mamá-. Luego se duerme lentamente.

Miro a Charlie y él frunce el ceño. Me levanto despacio, no quiero despertar a Lily. Charlie y yo salimos de su habitación.

Sigo el sonido de los gritos de Kevin.

-Crees que puedes venir aquí y quitarme a mi niña. No tienes ningún puto derecho, ¡soy su padre!

-No creo que Beth la hubiera querido a tu cuidado, teniendo en cuenta que arruinaste su vida-. Escucho la voz de otro hombre que obviamente es el tío de Lily.

-Me importa una mierda lo que Beth hubiera querido, ¡ahora lárgate de mi puta casa!-. Gruñe Kevin.

Veo a un hombre negro calvo salir de su oficina, está demasiado enfadado para verme y sale a toda velocidad de la casa, cerrando la puerta tras de sí.

Me vuelvo hacia Charlie.

-Espera en la cocina-. Antes de que pueda protestar, entro en el despacho de Kevin. Está sentado en su silla, pero mira hacia el otro lado por la ventana.

-¿Kevin?- Se da la vuelta rápidamente y me mira con los ojos muy abiertos.

-¿Qué haces aquí, Ángel?-. Se levanta.

-Lily me ha llamado. Está muy afectada, Kevin, estaba muy asustada-. Suspira y echa la cabeza hacia atrás.

-Mierda.- Se echa hacia atrás en la silla y apoya los codos en el escritorio de madera.

-¿Quieres que hablemos de ello?-. Avanzo despacio y me siento en la silla frente a él.

-El tío de Lily quiere alejarla de mí. Cree que está aislada de tener una familia más grande cuando está conmigo-. Se burla y coge un vaso que parece tener whisky. Le da un buen trago y me mira. -¿Dónde está mi niña?

-Durmiendo, el llanto debe de haberla cansado-. Suspiro.

-No habrás venido andando, ¿verdad?-. Me mira con el ceño fruncido y deja lentamente el vaso.

-No, Charlie está aquí-. Su rostro se endurece, pero asiente de todos modos, pasándose las manos por el pelo oscuro.

Realmente quiero pasar mis dedos por su pelo.

-¿Qué vas a hacer con Raymond?-le pregunto.

-¿Cómo sabes su nombre?-. Kevin frunce las cejas.

-Se lo pregunté a Lily-. Afirmo y él se limita a asentir como respuesta. Sigue mirándome fijamente y luego se levanta y se dirige hacia mí. Se agacha y me acaricia la mejilla.

-Eres tan hermosa, Ava-. Se agacha y me mira desde arriba. Apoya las manos en mis rodillas y siento que el corazón se me acelera.

Este hombre me da mariposas.

-Kevin-susurro sin estar segura de cuáles son sus intenciones.

-Llevas aquí unos días y ya me aceleras el corazón cada vez que te veo, ¡me das mariposas, a un puto hombre adulto! Siempre estoy deseando verte cuando vienes a hacer de canguro de Lily. Me siento como un estúpido adolescente- Sonríe y sacude la cabeza. Alargo la mano y le paso los dedos por el pelo. Mi gesto le hace brillar los ojos, pero enseguida se le van y los sustituye por el ceño fruncido.

-Lo siento, Ava-. Susurra y yo lo miro con el ceño fruncido.

-No hace falta que lo sientas, Kevin. A mí no, te ayudaré con lo de Raymond, si quieres-. Sonrío y le acaricio la barba incipiente de la cara.

-No, Ava, lo siento, pero voy a tener que dejarte marchar-. Se levanta y me da la espalda.

-¿Qué? No lo entiendo-. Exhalo, también poniéndome de pie.

Se vuelve hacia mí.

-Voy a buscar a otra persona para que cuide de Lily.

¿Qué rayos?

-¿Qué he hecho? Kevin, de verdad que no lo entiendo-. Digo asombrada.

-No quiero que Lily se encariñe demasiado con alguien que solo estará en su vida temporalmente-. Cierra los ojos y respira hondo.

-No me mientas, Kevin-Me acerco a él y levanto la mirada. -Se trata de ti, porque no puedes controlar tus sentimientos-Levanto las cejas.

-Quizá tengas razón, Ava. Quizá no puedo controlar mis sentimientos cuando estoy cerca de ti y por eso lo siento-. Se pasa las manos por el pelo.

-No le hagas esto a Lily, se enfadará. Ni siquiera tienes que mirarme. Vendré aquí y me iré enseguida, ni siquiera sabrás que estuve aquí. Pero realmente necesito este trabajo, Kevin-. Le suplico.

-Seguro que un montón de gente querrá contratarte-. Pongo los ojos en blanco ante su comentario, empezando a enfadarme de nuevo.

-De acuerdo.- Asiento con la cabeza y esbozo una sonrisa tensa. -Increíble.

-Ava, lo siento mucho-. Intenta avanzar hacia delante, pero yo levanto las manos.

-¡No tiene sentido!- Grito.

-¡Ya no importa!- Me responde. Le miro con los ojos muy abiertos.

¿Qué coño está pasando?

-¿Sabes qué, Kevin? Si eso es lo que quieres, me iré y no volveré-. Levanto las manos, frustrada, y empiezo a salir. Abro la puerta y mis ojos se abren de par en par cuando miro hacia abajo y veo a Lily sentada llorando, agarrada a su osito de peluche.

-¿Te vas?- Susurra y se frota los ojos-No te vayas.

Me giro para mirar a Kevin, que cierra los ojos durante un par de segundos y luego se acerca a nosotros y coge a Lily en brazos.

-No pasa nada, cariño-. Le sonrío y ella mira a Kevin con los ojos llenos de lágrimas.

-Papá, dile que se quede-. Le agarra un mechón de pelo.

Él me mira.

-Seguro que encontraremos otra niñera, cariño-. Le dice y mi corazón se rompe literalmente en ese momento.

Le dirijo mi mejor mirada malvada y voy a buscar a Charlie.

-Vámonos.- Digo sin rodeos y salgo furiosa de la casa, no sin antes escuchar el llanto de Lily.

-¿Qué está pasando?- Dice Charlie, una vez que me alcanza.

-Me he quedado sin trabajo-Me río cuando entramos en el coche-¡Otra vez! Todo porque no quiere que me encariñe con Lily.

-Creo que es un poco tarde para eso-. Charlie niega con la cabeza.

-Y a mí.- Me mira rápidamente y frunce el ceño-Tampoco quiere encariñarse conmigo.

-Como he dicho, un poco tarde para eso-Charlie repite. -Ava, he visto cómo te mira ese tío, dale un par de días y volverás.

-Sí, da igual-. Refunfuño, mirando por la ventana.

Menuda noche de mierda.

*

KEVIN

-Vamos, princesa. Por favor, deja de llorar-. La abrazo más fuerte, pero ella llora más, aferrándose a mi cuello.

-¡Avey!- Solloza y cierro los ojos-¡Quiero a Avey!

-Lo sé, lo sé-. Le acaricio el pelo.

-¡Por favor, papá!- Se aparta un poco para mirarme y se me parte el corazón al ver a mi pequeña.

-No puedo. -Susurro y ella frunce el ceño, se retuerce deseando que la deje bajar. La decepciono.

Literalmente la decepciono.

-¿Princesa?- La miro, pero me frunce el ceño y se mete en su cama, de cara a la pared. -Por favor, no te enfades conmigo-. Voy y me siento en el borde de su cama-Pondrás triste a papá.

Ya estoy triste.

-Me has puesto triste y no quiero hablar contigo, así que vete-. Susurra.

Mis propios ojos empiezan a humedecerse.

Lily nunca había estado tan enfadada conmigo. Me levanto lentamente y beso su cabeza.

-Buenas noches, princesa-. Espero un par de segundos, pero ella no responde, así que salgo y me dirijo a mi habitación.

Una vez en la cama, miro el despertador y veo que son las tres de la mañana.

Por suerte no tengo trabajo por la mañana, así que puedo buscar una nueva niñera.

Justo cuando estoy a punto de dormirme, siento que la cama se hunde. Me doy la vuelta y veo a Lily metida bajo las sábanas.

-Lo siento.- Susurra con voz triste. Se sube encima de mi pecho. -Por favor, trae a Avey de vuelta, papá-. Dice antes de dormirse.

No creo que Ava me perdone.

¿Por qué soy tan jodidamente egoísta?

            
            

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