Los Mellizos del CEO
img img Los Mellizos del CEO img Capítulo 1 La noche en el bar
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Capítulo 6 Nuevo trabajo img
Capítulo 7 Dereck Maxwell img
Capítulo 8 El padre de sus mellizos img
Capítulo 9 Despedida img
Capítulo 10 Seguir adelante img
Capítulo 11 Primer día de trabajo img
Capítulo 12 No cruzarse de nuevo img
Capítulo 13 Tu eres esa mujer img
Capítulo 14 Jefa de departamento img
Capítulo 15 Estoy cansada img
Capítulo 16 Mi esposo img
Capítulo 17 Despedida img
Capítulo 18 Comprometida img
Capítulo 19 La verdad img
Capítulo 20 Casarse con él img
Capítulo 21 Mordedura img
Capítulo 22 Papá img
Capítulo 23 Eres una p*ta img
Capítulo 24 No dejarte escapar img
Capítulo 25 Salir de ahí img
Capítulo 26 Son mis hijos img
Capítulo 27 De regreso img
Capítulo 28 Dime tu nombre img
Capítulo 29 Mi nombre es Clara img
Capítulo 30 Un accidente img
Capítulo 31 Llevarse a mis hijos img
Capítulo 32 En el infierno img
Capítulo 33 Los niños son mios img
Capítulo 34 No te creo img
Capítulo 35 Saber la verdad img
Capítulo 36 La empresa de Lucas img
Capítulo 37 Aun no estamos divorciados img
Capítulo 38 Que fue lo que lo hizo tan frio img
Capítulo 39 Sin poder ocultar a nadie img
Capítulo 40 Lujo peligroso img
Capítulo 41 Intimidaron a Ithan img
Capítulo 42 Perder a sus hijos img
Capítulo 43 Recuperar a los niños img
Capítulo 44 Los niños son tuyos img
Capítulo 45 Ámame img
Capítulo 46 Los asistentes del CEO img
Capítulo 47 Acercamiento img
Capítulo 48 No siento nada por ti img
Capítulo 49 No te conmueve img
Capítulo 50 Encontrarlos culpables img
Capítulo 51 Eres mía img
Capítulo 52 Su hermanastra img
Capítulo 53 No eres mi hija img
Capítulo 54 La secretaría del jefe img
Capítulo 55 Reunión img
Capítulo 56 Tratar de meterla en prisión img
Capítulo 57 Su hijo en peligro img
Capítulo 58 Un dolor indescriptible img
Capítulo 59 Reclutar a Paola img
Capítulo 60 Amor del pasado img
Capítulo 61 Tras la mascara img
Capítulo 62 Se mi amante img
Capítulo 63 De esposa a amante img
Capítulo 64 Te haré sufrir img
Capítulo 65 Tercer asistente img
Capítulo 66 No te enamores de mi img
Capítulo 67 Alguien con quien me sienta cómodo img
Capítulo 68 Escapar img
Capítulo 69 Ayuda img
Capítulo 70 ¿Quién te hizo llorar img
Capítulo 71 Yo seré su madre img
Capítulo 72 Te daré lo que pides img
Capítulo 73 Dormir contigo img
Capítulo 74 Ganar su favor img
Capítulo 75 Vergüenza publica img
Capítulo 76 Quien la toque, muere img
Capítulo 77 Quiero que la mates img
Capítulo 78 Veneno img
Capítulo 79 Segundo plan img
Capítulo 80 Decirle a los niños img
Capítulo 81 Pruebas img
Capítulo 82 Un nuevo Maxwell img
Capítulo 83 El fantasma de Paola img
Capítulo 84 El padre biologico img
Capítulo 85 Caza fortunas img
Capítulo 86 Ser amigos img
Capítulo 87 Dentro de ella img
Capítulo 88 Intimo img
Capítulo 89 Vestido img
Capítulo 90 No vamos a casar img
Capítulo 91 No soy esa mujer img
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Los Mellizos del CEO

Islasis
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Capítulo 1 La noche en el bar

Paola subió a su auto con las manos temblorosas y el corazón destrozado. No tenía rumbo, pero sabía que necesitaba escapar, perderse en algún lugar donde pudiera dejar que el dolor fluyera, aunque solo fuera por unas horas. Manejando sin rumbo, terminó frente a un bar discreto y oscuro, el único lugar donde sabía que nadie la reconocería y donde podría ahogar sus penas sin ser molestada.

Entró, pidiendo una copa casi sin mirar al barman, y se sentó en una esquina aislada. Las luces tenues del lugar y el murmullo de las voces la envolvieron, dándole una efímera sensación de anonimato y soledad. A medida que el alcohol comenzaba a hacer efecto, Paola dejaba que los recuerdos y las palabras hirientes de Lucas se diluyeran, aunque el efecto era efímero. Cada vez que cerraba los ojos, la imagen de Lucas y Rose en su cama reaparecía, como una pesadilla de la que no podía despertar.

-¿Cómo pude ser tan ingenua? -se dijo en voz baja, con una mezcla de furia y tristeza.

Pensó en los tres años de su vida entregados a un hombre que, al final, la había traicionado de la forma más cruel. Lucas había sido su refugio, su compañero... o al menos eso había creído. Recordó las veces que intentaron formar una familia, los silencios incómodos que surgían cuando se hablaba del tema y las promesas de que todo estaría bien. Ella había hecho lo imposible por complacerlo, por ser la esposa que él esperaba, mientras él le ocultaba a su amante a plena vista.

El licor empezaba a entumecerle el cuerpo, pero su mente seguía atrapada en el tormento de las imágenes de esa tarde. La imagen de Lucas y Rose, entrelazados en la cama que compartían, aparecía en su mente con cruel nitidez. Podía escuchar la voz fría de Lucas, diciéndole que era frígida, que estar con ella era un tedio. ¿Cómo había podido soportar algo así? ¿Cómo había permitido que su amor se transformara en una cadena que la arrastraba hacia el sufrimiento?

Mientras bebía y las horas pasaban, el rostro de Rose se burlaba de ella en su mente, aquella expresión de satisfacción mientras la observaba sufrir. Rose siempre había estado allí, en la oficina de Lucas, ocupando un lugar en su vida que ahora sabía había sido mucho más importante del que ella había imaginado. Cada sorbo de su bebida parecía alimentar esa imagen, y Paola se sentía incapaz de alejarla de su cabeza.

-¿Por qué... por qué me hiciste esto, Lucas? -susurró al aire, como si de alguna manera él pudiera escucharla y darle una respuesta.

Estaba en ese punto, donde el dolor y la rabia se mezclaban en un cóctel que la hacía sentir vulnerable y agotada.

El tiempo se deslizó entre sus dedos como el hielo en su vaso. Paola había estado sentada en aquel lugar mientras las horas se acumulaban y el dolor en su pecho comenzaba a sentirse más ligero. Pero la noche no duraría para siempre, y cuando el reloj marcó la una de la madrugada, el barman se acercó con una expresión seria.

-Señorita, creo que debería irse a casa. He llamado a un Uber para usted.

Ella frunció el ceño, sintiendo que la realidad la golpeaba nuevamente. No quería irse, no quería enfrentar la soledad de su hogar ni recordar lo que había perdido. Quería seguir bebiendo, perderse por completo en el olvido.

-No, por favor... -murmuró, intentando aferrarse a la barra mientras el mundo a su alrededor se movía un poco más de lo habitual.

Pero el barman era firme, y con la ayuda de uno de los guardias del bar, la tomaron por el brazo y la llevaron hacia la salida. Sus protestas eran poco más que un murmullo incoherente mientras intentaba resistirse, pero era inútil. El guardia no dijo nada, solo la condujo hasta la acera, donde la dejó plantada, tambaleándose y perdida en sus pensamientos.

La brisa fresca de la noche le dio un soplo de claridad, pero aún así no podía sacudirse la sensación de angustia. ¿A dónde iría? No quería regresar a casa de Lucas. Mientras trataba de orientarse, un auto negro se detuvo frente a ella. Paola, con la mente nublada por el alcohol, pensó que era el Uber que había llamado el barman. Sin pensarlo dos veces, abrió la puerta y se deslizó hacia el asiento trasero, ignorando cualquier precaución.

Cuando se acomodó, se dio cuenta de que no estaba sola. Un hombre, de cabello oscuro y mirada intensa, la observaba con curiosidad desde el mismo asiento. La sorpresa se dibujó en su rostro al verla.

-Ups, creo que este no es mi Uber -su tono revelando una mezcla de preocupación y confusión.

Paola parpadeó, aún tratando de entender lo que estaba sucediendo. Se sentía mareada, como si el mundo girara a su alrededor. Apenas recordaba cómo había llegado hasta allí, pero algo en la mirada de aquel desconocido le daba una sensación de escalofrió.

Paola trató de decir algo más cuando su mirada se nubló y calló sobre los brazos de ese hombre, inconsciente, había llegado a su límite.

.

.

.

No sabía cuánto tiempo había pasado cuando comenzó a recuperar la consciencia. Lo primero que sintió fue una superficie suave y cómoda bajo su cuerpo; al abrir los ojos, se dio cuenta de que estaba en una habitación desconocida.

La luz tenue iluminaba el lugar, y la figura de un hombre alto y atractivo se perfilaba frente a ella, observándola con una mezcla de interés y preocupación.

Recordaba fragmentos de la noche: el bar, el dolor, el auto, que ahora parecían ecos lejanos. La reciente traición de Lucas y las crueles palabras de Brenda, su suegra, volvieron a inundar su mente, reviviendo la rabia y la humillación. Sintió que el fuego de la ira se encendía de nuevo en su pecho, una necesidad ardiente de romper el ciclo de sufrimiento y encontrar una forma de sentirse poderosa otra vez.

Y entonces, una idea comenzó a formarse en su mente. Si Lucas la había traicionado sin piedad, ¿por qué ella no podía hacer lo mismo? Quizás no devolvería el tiempo ni sanaría su dolor, pero al menos sería una forma de recuperar algo de control sobre su vida, de reclamar una pequeña victoria.

Antes de que pudiera detenerse a analizarlo, impulsada por el alcohol y la ira, alzó una mano temblorosa y tomó el rostro del desconocido. Lo acercó hacia ella y, sin decir nada, lo besó. En ese instante, esperaba que él se apartara, que la alejara. Pero, para su sorpresa, él respondió al beso, envolviéndola en sus brazos con una intensidad que casi la desbordaba. El aire se cargó de una energía eléctrica, como si ambos entendieran que, en ese momento, necesitaban el consuelo mutuo sin importar nada ni nadie.

Él la besaba con una profundidad y una pasión que Paola no recordaba haber sentido en mucho tiempo. Sus labios se movían con urgencia, pero también con un cuidado que la desconcertaba. Todo su cuerpo reaccionó a ese contacto, y se permitió olvidar, aunque solo fuera por unos minutos, el peso de su sufrimiento.

Mientras el beso se intensificaba, las manos del hombre la sostuvieron con firmeza, y Paola sintió cómo él respetaba cada uno de sus movimientos, dejándole la libertad de detenerse en cualquier momento. En los brazos de un completo extraño, se sintió comprendida, segura, y por un breve instante, todo el dolor y la traición de las últimas horas desaparecieron.

            
            

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