La bailarina del mafioso
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Capítulo 6 6

Lilia despertó en la mañana con una determinación clara: seguir buscando formas de escapar de Nikolai. Sin embargo, para su sorpresa, aquel día llegaba con otras exigencias. Cuando entró en el despacho, Nikolai estaba ajustándose los puños de su impecable traje negro. La forma en que la observó, con autoridad y algo más que no pudo descifrar, encendió de nuevo su rabia interna.

-Esta noche, me acompañas a un evento. -La instrucción fue clara, fría, sin lugar a debate.

-¿Qué clase de evento? -preguntó, cruzando los brazos con desconfianza.

-Un evento social -contestó Nikolai, ignorando su tono defensivo-. Estás a mi lado por tu seguridad, no lo olvides. Pero deberás cumplir ciertas reglas: sonríe, pero no demasiado. Habla, pero no confíes en nadie. ¿Ha quedado claro?

Lilia apretó los dientes mientras su orgullo chocaba contra la dureza de aquella orden. Aunque cada fibra de su ser deseaba gritarle en la cara, sabía que pelear abiertamente con Nikolai en esos momentos no resolvería nada. Asintió con desgana, pero prometiéndose internamente no hacerle las cosas tan fáciles.

La noche llegó más rápido de lo que esperaba. Al entrar en la fiesta, una explosión de luces, música suave y murmullos envolvió a Lilia. Los invitados, todos miembros de la élite más poderosa, emanaban una mezcla de poder y misterio. Aunque se sentía como una intrusa en aquel mundo, decidió mantener la cabeza en alto. Si esta era otra de las pruebas a las que Nikolai quería someterla, estaba determinada a superarla.

Lilia era consciente de que Nikolai la observaba, vigilando desde una distancia prudente, pero ella decidió ignorarlo y permitió que su carisma natural tomara el control. Pronto, su habilidad para leer a las personas le jugó a favor. Uno de los hombres más influyentes de la sala, un tal Viktor, se mostró intrigado por ella. Amable, pero con un trasfondo de tensión que se percibía cada vez que sus ojos se cruzaban con los de Nikolai. Estaba claro que se conocían, aunque la relación entre ambos parecía ser cualquier cosa menos relajada.

Mientras Viktor hablaba con ella, riendo en ciertas ocasiones por la aguda inteligencia de Lilia, Nikolai observaba desde lejos. La forma en que su mandíbula se tensaba era casi imperceptible para los demás, pero para aquellos que realmente lo conocieran, era una señal de que su paciencia estaba al límite. Y Lilia, al sentirse observada, no pudo evitar jugar un poco más con aquella situación. Si iba a estar atrapada, al menos se divertiría un poco desafiándolo.

Al final de la velada, mientras los últimos invitados se despedían, Nikolai no tardó en acercarse a ella. La tomó del brazo, no con brusquedad, pero sí con una firmeza que dejaba en claro que esa conversación no podía esperar. Con su rostro a pocos centímetros del de Lilia.

Ella lo miró fijamente, aceptando el desafío en su mirada. Aunque su corazón latía agitado, una pequeña sonrisa desafiante apareció en sus labios. Nikolai no iba a intimidarla tan fácilmente. Si algo le quedaba claro, era que este juego apenas comenzaba.

Lilia se estremeció al sentir la mano de Nikolai acariciando su cuello, sus dedos se deslizaron por la piel sensible hasta llegar a su mandíbula. Con un suspiro, entrelazó sus dedos con los de él, permitiéndole guiarse hacia su boca.

Nikolai la miró con ojos intensos, llenos de celos y deseo, mientras se inclinaba lentamente hacia ella. Lilia cerró los suyos, expectante, sintiendo el calor emanando de su cuerpo. Su corazón latía con fuerza en su pecho.

De repente, Nikolai la atrajo hacia sí con un impulso brusco, presionando sus labios contra los de ella en un beso apasionado y dominante.

Lilia jadeó, sorprendida por la fuerza de su reacción, pero pronto se rindió a la pasión que crepitaba entre ellos.

Sus bocas se movían en un baile ardiente, intercambiando respiración y saliva. Nikolai introdujo su lengua en el interior de su boca, explorándola con avidez, como si tratara de conquistar cada centímetro de su ser. Lilia correspondió el gesto, envolviendo su lengua con la suya en un duelo.

Cuando finalmente se apartaron, los ojos de Nikolai brillaban con una mezcla de desafío y algo más profundo que ella no podía descifrar.

Lilia quedó paralizada al principio, sorprendida por la intensidad, intentando procesar el torbellino de emociones que la invadía. ¿Era rabia hacia él por su audacia? ¿O era un anhelo desesperado que ella misma no alcanzaba a comprender? Pronto se dio cuenta de que aquel beso era tan confuso como el hombre que lo había iniciado, agudizando la mezcla de rechazo y atracción que la mantenía atrapada.

-No vuelvas a provocarme, Lilia. -Esta vez, su voz era más baja, casi un susurro, antes de darse la vuelta y marcharse, dejándola sola con el caos que había sembrado en su interior.

La noche continuó su curso, con bailes y risas, comidas y bebidas. A pesar del incidente con Nikolai, Lilia se mantuvo en buen humor y disfrutó de la diversión. Ella era una persona sociable y apreciaba las fiestas, especialmente cuando podía distraerse de sus pensamientos. Pero la imagen de sus labios contra los suyos y la mezcla de emociones que le habían provocado seguía flotando en su mente.

Mientras bailaba, Lilia vio a Nikolai en un rincón, mirándola fijamente. Su rostro reflejaba una ira contenida, y ella sintió un escalofrío en la columna vertebral. Era como si pudiera sentir su furia en la distancia. Pensó en acercarse para pedir disculpas, pero decidió no hacerlo. No quería que su actitud la hiciera sentirse peor, así que se limitó a ignorarlo y continuó con su noche de diversión.

Poco después, sin embargo, notó que el ambiente cambiaba. La gente empezaba a alejarse de la zona donde estaba Nikolai, como si su presencia tuviera un efecto negativo en ellos. Se volvió para observarlo y lo encontró solo, con el rostro encendido y los ojos hundidos en un vaso de licor. Al verla, se puso en pie y la miró fijamente mientras se acercaba a ella.

-Nos vamos -siseó mientras la tomaba de la muñeca.

            
            

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