Mimada por el despiadado jefe clandestino
img img Mimada por el despiadado jefe clandestino img Capítulo 2 Henrik Watson
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Capítulo 6 Futuro esposo img
Capítulo 7 Un regalo img
Capítulo 8 Un buen espectáculo img
Capítulo 9 El regalo img
Capítulo 10 Eric, estás irremediablemente ciego img
Capítulo 11 Aprieta el gatillo img
Capítulo 12 Destruiré a los Evans img
Capítulo 13 Eliminarlos a todos img
Capítulo 14 Vidas a salvo, por ahora img
Capítulo 15 Henrik planeaba cocinar img
Capítulo 16 Una muestra de cariño img
Capítulo 17 Snowpear img
Capítulo 18 Picos de la eternidad img
Capítulo 19 Eres una broma de mal gusto img
Capítulo 20 Todavía sientes cosas por mí img
Capítulo 21 Khloe es más idónea img
Capítulo 22 Cien millones img
Capítulo 23 Henrik, el plan B img
Capítulo 24 Intimidad inesperada img
Capítulo 25 Beso de castigo img
Capítulo 26 Por tu propio bien img
Capítulo 27 Hacerlos pagar img
Capítulo 28 El secreto de su madre img
Capítulo 29 Fotografiados juntos img
Capítulo 30 El plan de Lorraine img
Capítulo 31 Un mundo pequeño img
Capítulo 32 No a su altura img
Capítulo 33 Humillación total img
Capítulo 34 La audición img
Capítulo 35 Una presencia deslumbrante img
Capítulo 36 La audición comienza img
Capítulo 37 Ella da vida a la novela img
Capítulo 38 Una escena peligrosa img
Capítulo 39 Todos estaban aterrorizados img
Capítulo 40 Abrazar a Khloe con fuerza img
Capítulo 41 El peso del trauma pasado img
Capítulo 42 Arruinar la reputación de Khloe img
Capítulo 43 La transmisión en vivo img
Capítulo 44 Una llegada misteriosa img
Capítulo 45 Estoy muy por encima de ti img
Capítulo 46 Celos desatados img
Capítulo 47 Discúlpate con Sloane img
Capítulo 48 La verdad proyectada img
Capítulo 49 Revelaciones impactantes img
Capítulo 50 Un error de ebriedad img
Capítulo 51 Una jugada calculada img
Capítulo 52 Úsala img
Capítulo 53 No estás sola img
Capítulo 54 Plan malicioso img
Capítulo 55 Malicia oculta img
Capítulo 56 Revuelo antes de siquiera filmar img
Capítulo 57 Te demandaré en nombre de Evergreen Capital img
Capítulo 58 Aclaremos las cosas img
Capítulo 59 Humillación pública img
Capítulo 60 Renunciar a sus bienes img
Capítulo 61 La Compañía Genesis img
Capítulo 62 Una decisión desesperada img
Capítulo 63 Actuación perfecta img
Capítulo 64 Actuación magistral img
Capítulo 65 Ir de oyente a la universidad img
Capítulo 66 Tendré que dártela yo img
Capítulo 67 Aromaterapia img
Capítulo 68 La clase élite img
Capítulo 69 Ira justificada img
Capítulo 70 Una acusación tras otra img
Capítulo 71 Una mujer audaz img
Capítulo 72 La reto img
Capítulo 73 La oportunidad perfecta img
Capítulo 74 Sloane lo había conseguido img
Capítulo 75 Un famoso problema matemático difícil img
Capítulo 76 Las reglas no escritas img
Capítulo 77 Lo siento, llego tarde img
Capítulo 78 Sloane estaba en grandes problemas img
Capítulo 79 Ocúpate de tus asuntos img
Capítulo 80 Un cambio inesperado img
Capítulo 81 Exigir que respondiera la pregunta img
Capítulo 82 Dispuesta a hacer cualquier cosa img
Capítulo 83 Acabaré contigo aquí mismo img
Capítulo 84 Ya rompí todos los lazos img
Capítulo 85 Abusar de las reglas de los Watson img
Capítulo 86 Era Henrik img
Capítulo 87 Una fuerza a considerar img
Capítulo 88 Un suceso inesperado img
Capítulo 89 Permitiste que Clinton se involucrara img
Capítulo 90 Una trama en marcha img
Capítulo 91 Intimidad img
Capítulo 92 Reprimenda por ser indiferente img
Capítulo 93 Una relación especial con él img
Capítulo 94 Quién se atreve a tocar a mi mentora img
Capítulo 95 Ella no es más que una embaucadora img
Capítulo 96 Competencia quirúrgica img
Capítulo 97 Yo las inventé img
Capítulo 98 No lo permitiría img
Capítulo 99 Charlatán img
Capítulo 100 Subir la apuesta img
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Capítulo 2 Henrik Watson

Esa noche, el auto estaba yendo por las calles desiertas, con los faros delanteros penetrando en la oscura noche.

De repente, un disparo rompió el silencio.

Había sido ensordecedor y ominosamente cercano.

El vidrio se esparció por los asientos cuando la ventanilla explotó y los fragmentos resplandecieron bajo las tenues luces de la calle.

Fue entonces cuando se desató el infierno. En la calle, se escucharon gritos aterrorizados mientras las pocas tiendas que quedaban bajaban sus persianas a toda prisa.

El pálido y tembloroso conductor dio la vuelta al auto, pero este patinó y sus neumáticos chirriaron antes de estrellarse contra la acera. El hombre se desplomó hacia delante, inconsciente.

A su lado, Khloe parpadeó, desorientada por el impacto.

Con una mano presionando su cabeza palpitante, intentó comprender lo que había sucedido. A través de la ventana agrietada, vislumbró unas parpadeantes llamas anaranjadas a poca distancia.

"¡Oh, no!".

Había entrado al mortal fuego cruzado de un tiroteo.

Tal vez era una guerra territorial entre dos pandillas que se había vuelto fea.

Para tranquilizarse, Khloe abrió la puerta y se agachó para caminar lentamente hacia el costado de la carretera.

Sin embargo, antes de que pudiera seguir avanzando, una figura emergió de las sombras. Era alto, de complexión fuerte y se movía rápido.

Aunque una mascarilla ocultaba casi todo su rostro, podía ver sus ojos intensos y el puente nasal alto.

Una mancha oscura se extendía a un costado de su torso, filtrándose a través de su ropa. Era sangre.

Se tambaleó hacia ella, respirando con dificultad, y se desplomó a sus pies.

De repente, unos hombres corpulentos emergieron de la oscuridad, cada uno armado hasta los dientes. Tenían tatuajes en las manos y expresiones de feroz determinación.

"¡Perfecto! Está herido. ¡Acabemos con él!".

El líder, calvo y gruñón, levantó su arma y apuntó hacia el hombre caído, pero entonces vio a Khloe.

Estaba vestida con todas sus galas, como si fuera un regalo para un hombre.

El vestido rojo ajustado abrazaba su perfecta figura, acentuando sus curvas y complementando con su piel tersa. Su cabello brillante caía sobre sus hombros, enmarcando un rostro delicado, con ojos grandes e inocentes.

Parecía una visión de ensueño, o la tentación de un hombre personificada.

La sonrisa del hombre calvo se volvió más amplia y sus ojos brillaron con lujuria.

Nunca había visto a una mujer tan hermosa, y no estaba dispuesto a dejar pasar esa oportunidad.

"Mientras lo matan, yo disfrutaré de esta belleza".

Abalanzándose, empujó a Khloe contra la ventana destrozada y se presionó contra ella.

"¡No, por favor!", suplicó ella con voz temblorosa mientras intentaba alejarse. "Por favor, no me hagas daño".

"¿Por qué lastimaría a una belleza como tú?", preguntó él burlonamente. Agarró su hombro con fuerza y se inclinó más cerca, hasta que ella sintió su aliento caliente sobre su piel. Detrás de él, los demás hombres lo animaban mientras disfrutaban del espectáculo.

Pero Khloe movió la mano casi imperceptiblemente y la metió en su bolso. En un rápido y desesperado movimiento, sus dedos se aferraron a un bolígrafo y lo clavó en su cuello ferozmente.

El hombre calvo abrió mucho los ojos cuando la sangre brotó de la herida, por lo que aflojó su agarre.

Khloe ya no tenía la mirada de una damisela en apuros, sino que sus ojos, antes temerosos, ahora se veían amenazantes.

La delicada y angelical belleza se había transformado en una rosa manchada de sangre, oscura y peligrosa.

"¡Perra, tú te lo buscaste!".

Los secuaces se congelaron por una fracción de segundo, pero luego se enfurecieron y avanzaron para atacarla con intenciones asesinas.

Sin embargo, ella exclamó autoritariamente a través del caos:

"¡No se muevan o sacaré el bolígrafo y se desangrará en el acto!".

Los hombres se detuvieron de inmediato. Nadie se atrevió a moverse.

De repente, el hombre que había estado inmóvil cobró vida y, pistola en mano, desató una lluvia de balas sobre los aturdidos matones.

Se movía con tanta agilidad que resultaba evidente que su lesión solo había sido una artimaña.

Incluso el hombre calvo que Khloe tenía como rehén se desplomó en un charco sangre, ya que una bala le había destrozado el cráneo.

Ella giró la cabeza justo a tiempo, evitando que el líquido rojo la manchara. Pero su ropa y sus piernas no corrieron la misma suerte, por lo que terminaron con sangre pegajosa y caliente.

"¡Puaj!".

El enfermizo olor metálico hizo que su estómago se revolviera.

No pudo evitar vomitar y sus rodillas se doblaron mientras se desplomaba.

Sin embargo, antes de que tocara el suelo, un brazo rodeó su cintura y la ayudó a levantarse. El hombre la agarraba firmemente, con una mirada divertida.

"Pequeña luchadora, ¿no te habías puesto muy ruda hace apenas un segundo? ¿Qué pasó?".

Khloe retrocedió y lo empujó con una mueca desafiante.

"¡Suéltame!".

Antes de que pudiera decir algo más, unos hombres vestidos de negro surgieron de las sombras, con rostros severos y miradas mortales.

Incluso había siluetas de esos hombres en los tejados circundantes, controlando todos los puntos de francotirador.

Cada uno se movía con una precisión tan letal que Khloe no tardó en darse cuenta de que eran asesinos experimentados.

Blandían ametralladoras y lanzacohetes con tanta naturalidad que parecían objetos de uso cotidiano.

En resumen, eran como un pelotón de ataque de élite que se había vuelto letal en batalla.

Inesperadamente, todos comenzaron a caer de rodillas, como si se inclinaran ante un rey.

Eran miles de ellos.

"Esperamos sus órdenes, señor Watson", anunció el líder con reverencia.

Khloe sintió que su respiración se entrecortaba. "¿Es usted Henrik Watson?".

            
            

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