Capítulo 5 Mi prometida

"¡Ah!".

Karl se retorció de dolor en el suelo mientras aullaba de agonía.

Sus ojos se encontraron con los de Henrik, y el terror reemplazó su expresión petulante.

"¿Quién eres? No tenemos ningún rencor entre nosotros".

"¿Quién te dijo eso?".

Henrik se dio la vuelta hacia Khloe con una mirada ilegible.

Sus largos dedos acariciaron su suave cabello.

"Quieres estar con mi mujer. Si yo, Henrik Watson, te dejara ileso después de que me insultaras, todos pensarían que tales acciones son aceptables".

Karl se puso a temblar cuando escuchó su nombre. Rápidamente vio el rostro de Khloe y adquirió una palidez fantasmal.

"Entonces, usted es la señorita Evans. Me equivoqué, señor Watson. ¡De haber sabido que la señorita Evans sale con usted, jamás me habría atrevido siquiera a pensar en ella!".

Antes había tenido mucho resentimiento, pero en cuanto supo que ese hombre era Henrik, su actitud desafiante se desvaneció al instante, pues ya no se atrevía a mostrar ninguna falta de respeto.

Todos habían escuchado aquella historia.

Cuando Henrik gobernaba el mundo criminal, una persona poderosa que expresó la más mínima insatisfacción con su reinado recibía un severo castigo: Henrik lo mataba enseguida de un disparo. Y luego su pandilla desapareció sin dejar rastro.

Ese hombre era pura malevolencia. Cualquiera que se atreviera a contradecirlo encontraría un final trágico.

Henrik estaba sentado inmóvil.

Karl apretó los dientes mientras lo miraba.

Con la ropa manchada de sangre, intentó levantarse y se disculpó con Khloe.

"Señorita Evans, no sabía que era usted. ¡Por favor, perdóneme!".

Su desesperación era evidente, ya que no dejaba de disculparse, a pesar de sus heridas.

Khloe observó la patética escena y entendió cada vez más la aterradora influencia de Henrik.

Karl se había abierto camino en el bajo mundo hasta ganarse el apodo de Viper.

Pero ahora había quedado reducido a un conejo asustado, temblando ante Henrik.

Este último era mucho más formidable de lo que Khloe había imaginado.

Mientras recordaba sus propias acciones precipitadas, un sudor frío se deslizó por su columna.

Pero sabía que no tenía derecho a interferir en la manera en que él lidiaba con Karl.

Aunque tenía la certeza de que la familia Evans se alarmaría si Karl terminaba muriendo, Khloe decidió permanecer en silencio.

Henrik, siempre perspicaz, no tardó en notar su tranquilidad.

Inclinó ligeramente la cabeza y alguien avanzó para atender las heridas del otro hombre.

Karl exhaló suspiro de alivio al darse cuenta de que le habían perdonado la vida.

Rápidamente les agradeció tanto a Khloe como a Henrik.

"No quiero que mi relación con ella se sepa. Me entiendes, ¿no?", ordenó Henrik rotundamente.

Karl asintió varias veces. "Por supuesto", respondió con respeto. "Nadie lo sabrá. Si la señorita Evans necesita algo, no dude en avisarme".

No se veía en absoluto como un jefe de pandilla mientras se inclinaba y se arrastraba.

Khloe pensó en cómo Sloane la había obligado a someterse a una situación tan desagradable con Karl. Esa amenaza había pesado mucho en su corazón, pero se disipó con una sola orden de Henrik.

No pudo evitar lanzar un suspiro.

En este mundo, el poder gobernaba todo.

"Parece estar sumida en sus pensamientos".

Henrik se inclinó más cerca de Khloe, tanto que ella podía sentir el calor de su aliento.

La estaba mirando con sus intensos ojos.

Fue entonces cuando Khloe se dio cuenta de que estaban solos en la habitación, por lo que se quedó sin aliento.

Tras respirar profundamente para tranquilizarse, lo miró a los ojos con una nueva determinación. "Señor Watson, ya que me ha ayudado, creo que debo recompensarlo".

Henrik se mostró intrigado y arqueó una ceja ligeramente. "¿Y cómo piensa hacer eso?".

Khloe reunió todo su valor y lo besó en los labios. En cuando sus bocas se encontraron, una inesperada descarga eléctrica la recorrió, dejándola congelada.

El pánico se apoderó de su pecho y quiso alejarse. Pero al recordar el motivo de sus acciones, se obligó a continuar y empezó a desabotonar la camisa del hombre con manos temblorosas.

Su encanto era innegable.

A pesar de que tenía la respiración agitada, no podía parar. No había marcha atrás.

Pero Henrik se mantuvo completamente imperturbable. Sus ojos brillaron con diversión mientras la observaba. "Interesante. ¿Así es como me paga?".

Khloe dio un paso atrás y se mordió el labio inferior nerviosamente. "Me salvó la vida. No se me ocurre una mejor manera de recompensarlo que ofreciéndome a mí misma".

Incapaz de afrontar su reacción, bajó la mirada con el corazón acelerado. Le había costado mucho pronunciar esas palabras.

Los ojos de Henrik mostraron una emoción ilegible mientras un breve silencio se apoderaba del ambiente.

Pasó un segundo, luego dos..., y tres...

Finalmente, él lanzó una pequeña risa. "Entonces, ¿qué tal si se convierte en mi prometida?".