Capítulo 3 Una psicóloga y un doctor

El sol resplandeciente cubre los alrededores de la clínica Sincox mente y por el pasillo de esta, muchos de los pacientes internos caminan somnolientos debido a la sedación, en el pequeño jardín los familiares los esperan desde muy temprano para la visita semanal que se realiza todos los lunes a las ocho de la mañana, después de esta hora ninguna persona puede ingresar sin excepción.

En la sala de atención y consulta los murmullos rondan el lugar, esto es ocasionado por la entrada y salida del personal de salud y de los individuos que llegan a las citas de control y seguimiento. Esta clínica es un sitio bastante concurrido, pues es el apoyo del pequeño hospital mental que mantiene la ciudad capital.

-El señor Rodrigo Calderón, por favor diríjase al consultorio ciento cinco, consulta por psicología. Se escucha levemente en la habitación la voz de una enfermera.

Un joven de cabello castaño y ojos claros atiende el llamado y se levanta de su asiento junto con su acompañante, una mujer en sus treinta que posiblemente es su hermana, pues es el parecido es bastante notorio a pesar de la diferencia de edad.

-Buen día, Rodrigo, ¿Cómo has estado? Con una calidad sonrisa, el chico es recibido por Ana, quien es la encargada de su tratamiento

-Bien, gracias, considero que mis síntomas han disminuido, ya no es tan difícil controlarme como al inicio.

-por supuesto, de verdad has cambiado, ya no estás tan delgado como antes y tampoco te ves tan ansioso. Exclamo alegremente su acompañante, Adriana

Después de la sesión, la pareja de hermanos se marchó y Ana decidió tomarse un descanso a sí que se dirigió a la cafetería.

Rodrigo ingreso por problemas con sustancias Psicoactivas, cuando lo conocí su estado físico de salud era preocupante y su lenguaje mordaz y amenazante, después de dos años seguidos de medicación rigurosa y psicoterapia él ha logrado avanzar mucho, incluso la forma en la que ahora se comunica y su manera de expresarse. Es irreconocible, sin duda alguna su hermana ha sido una gran red de apoyo que lo ha ayudado en todo su proceso.

Adriana ya tiene una familia, sin embargo, nunca lo abandono a él, inclusive cuenta con la ayuda de su esposo, quien la alienta y colabora en lo que puede. Son una familia maravillosa y algo grato de admirar. Inconscientemente, mientras recodaba esto, sonreí ligeramente

Me gustaría formar una familia, si es con Sebastián puedo hacerlo, a pesar de los miedos que aún tengo.

Tome mi teléfono celular y marque al hombre que acelera mi corazón y en el que mi mente no para de pensar.

- No contesta mis llamadas, supongo que debe estar realmente ocupado. Tal parece que esta semana podemos vernos el viernes por la noche, después de que finalice su turno. Como ese día termino temprano iré a recogerlo, no es bueno que conduzca somnoliento.

Mientras tanto, en el Hospital Meridis la algarabía y los gritos en la sala de emergencia se esparcían por todo el lugar, un accidente de tránsito había ocurrido y gran parte de los heridos se dirigían a este hospital por ser el más cercano al lugar de los hechos.

-¿En qué estaba pensando cuando acepte trabajar en urgencias?

Debo haber estado loco ¿Dónde estará Jhoan? Se supone que tendría que haber llegado ya, su turno comenzó hace más de media hora. Después de esto tengo que ir a la sala de operaciones por petición del doctor García, ¡¡Son las diez de la mañana y esto ya es un desastre!!

Siete horas después de terminar la cirugía del paciente en la que estuvo ayudando, termino agotado y se dirigió a la azotea, a lo que se suponía era su "almuerzo"

"Dim dim" El sonido del teléfono hiso vibrar el aparato electrónico,despertando a la persona que se encontraba recostada en una pequeña silla, ignoro la llamada porque deseaba descansar un rato más, pero el celular continuo sonando, molesto, tomo el teléfono y contesto.

Al otro lado de la línea una voz dulce se escucho;

-¿Cariño, como va todo?

-Ana, estoy ocupado, y cansado, estuve siete horas en el quirófano. Responde enojado en la línea

-Hoy Salí temprano del trabajo y quería decirte que pase por tu apartamento a llenar tu refrigerador, te prepare algo, cómelo cuando llegues a casa

-Adiós...

Un fuerte suspiro salió del médico, quien levantándose y poniendo su mano en su frente susurro;

- ¿Qué pasa conmigo? Termine sacando todo con ella. Avergonzado trato de devolver la llamada, pero esta era enviada a buzón. Inmediatamente, recibió un mensaje de la jefa de enfermeras que le solicitaba en la sala de urgencias. Por lo que tuvo que salir corriendo y desistir de la idea de continuar llamando.

Pero mientras lo hacía un repentino pensamiento vino a su mente; Te amo, ¿pero por qué te estoy lastimando? Quiero volver pronto a casa y que estés ahí, pero sé que ya debiste haber regresado. Me hace feliz saber que encontraré una comida caliente cuando llegue, pero que tú no estarás allí... hace pesar mi corazón.

Lo siento... quiero verte, espero que el viernes llegue pronto.

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Oculte mis preocupaciones y pocas veces te exprese con sinceridad mis verdaderos sentimientos. Nuestros trabajos complicaban nuestra relación, soliamos quejarnos de las profesiones que habiamos escojido, pero aunque era difícil, ambos sentíamos pasión por lo que hacíamos, tú amabas ser doctor, yo amaba ser psicóloga.

¿Tal vez fue eso lo que nos unió, pero aún sigo sin saber que fue lo que nos separó?

.... Continuará....

            
            

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