Enamorada de mi Primo
img img Enamorada de mi Primo img Capítulo 10 Familia Reed
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Capítulo 11 Su mirada img
Capítulo 12 Oler y besar img
Capítulo 13 ¿Te vas a quedar ahí img
Capítulo 14 Me gustas img
Capítulo 15 Sin palabras img
Capítulo 16 Como un susurro img
Capítulo 17 ¿A dónde estaba img
Capítulo 18 La señora Reed img
Capítulo 19 Usar a Serena img
Capítulo 20 Con ellos img
Capítulo 21 Despejar su mente img
Capítulo 22 La idea img
Capítulo 23 Escalofrío img
Capítulo 24 La seriedad img
Capítulo 25 Luz de la mañana img
Capítulo 26 La sangre img
Capítulo 27 La lengua de Daniel img
Capítulo 28 Su rostro img
Capítulo 29 Yo lo haré por ti img
Capítulo 30 Te quiero, Dani img
Capítulo 31 Amigos img
Capítulo 32 Lo siento img
Capítulo 33 ¿Qué pasa si te pasa algo img
Capítulo 34 No es gran cosa img
Capítulo 35 La situación img
Capítulo 36 Por un lado img
Capítulo 37 Las manos de Daniel img
Capítulo 38 Eres mía img
Capítulo 39 Su interior img
Capítulo 40 Frente a ella img
Capítulo 41 Sus movimientos img
Capítulo 42 Vine a verte img
Capítulo 43 Ethan y yo img
Capítulo 44 La presencia de Serena img
Capítulo 45 Sonrió img
Capítulo 46 Una de ellas img
Capítulo 47 Decisión img
Capítulo 48 Chica joven img
Capítulo 49 Ella es mía img
Capítulo 50 ¿Estás ahí img
Capítulo 51 El sonido img
Capítulo 52 A ti todo te gusta img
Capítulo 53 Enamorando de ti img
Capítulo 54 No quise hacerlo img
Capítulo 55 Estaría acabado img
Capítulo 56 Me largo img
Capítulo 57 Maldición img
Capítulo 58 No se preocupe img
Capítulo 59 Deliciosa humedad img
Capítulo 60 Las suyas img
Capítulo 61 Ternura img
Capítulo 62 Quisiera img
Capítulo 63 Montaña rusa img
Capítulo 64 Nadie toca lo mío img
Capítulo 65 Me va a matar img
Capítulo 66 Eres su prima img
Capítulo 67 No sabes img
Capítulo 68 Amanecer img
Capítulo 69 ¿Qué sucede img
Capítulo 70 No entiendo img
Capítulo 71 Siguió img
Capítulo 72 ¿Por qué lo deja img
Capítulo 73 La situación img
Capítulo 74 Presentimiento img
Capítulo 75 Junto a ella img
Capítulo 76 ¿Quién es gay img
Capítulo 77 El aire img
Capítulo 78 Hablar seriamente img
Capítulo 79 Demasiado cerca img
Capítulo 80 Su Serena img
Capítulo 81 Sus labios img
Capítulo 82 Se lo diré img
Capítulo 83 La única img
Capítulo 84 Todo eso img
Capítulo 85 Dolor del alma img
Capítulo 86 Alcanzar img
Capítulo 87 Desconocía img
Capítulo 88 Seguido img
Capítulo 89 Detenerse img
Capítulo 90 Lo detuvo img
Capítulo 91 Besarla img
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Capítulo 10 Familia Reed

-¿Empezar de nuevo? -Serena parpadeó un par de veces sin entender a que venían las palabras de Daniel.

-Hmmm, olvidemos el pasado y empecemos a conocernos de nuevo. -Movió su cabeza hacia la chica, que solo atinó a sonreír, sonrojarse más y asentir con la cabeza.

Serena estaba de acuerdo, si así dejaba de actuar como si siempre quisiera comérsela, para ella estaba muy bien. Después de todo, Daniel no le caía mal, era el único integrante de la familia Reed que la trataba bien.

Sin embargo, Daniel sentía que terminaría abalanzándosele en cualquier momento, aunque tenía que controlarse o si no. Detuvo el vehículo en un solo movimiento y salió de su interior con rapidez, notando cómo su inocente prima salía haciendo enormes esfuerzos por cargar con todas esas bolsas rellenas de un sinfín de compras.

Daniel se las quitó de golpe y se dirigió hacia la puerta, guiñándole un ojo, mientras ella se quedaba boquiabierta y sin lograr reaccionar de un modo u otro. Quizá, estaba algo confundida con las últimas actitudes de Daniel o simplemente no entendía por qué le estaba ayudando.

Él era su patrón y no debía hacer esas cosas. ¿Por qué lo hacía?

-¿Vas a pasar o te quedarás afuera? -Daniel dijo con una pequeña sonrisa escapándose de sus labios.

-Gracias y lo siento... -Serena caminó rápidamente en el interior de la casa.

Daniel llegó hasta la cocina y lanzó las bolsas sobre la mesa, mientras su prima se apresuraba por abrirlas y sacaba unas cuantas manzanas y las llevaba hacia el lavadero. Después de algunos segundos volvió a revisar más frutas, mordiendo su labio inferior.

-No muerdas tu labio de esa forma, Serena. -Daniel rompió el silencio con esas palabras y Serena solo logró elevar la mirada, en señal de confusión, mirándole con una mezcla de inocencia y nerviosismo.

-¿Por qué...?

-Porque tengo unas enormes ganas de besarte cuando lo haces. -Y salió con una sonrisa arrogante de la cocina, como si nada hubiese sucedido.

-¿Desea pastel de arándanos o tarta de fresa en la cena?

Daniel rodó ambos ojos, mientras apoyaba un codo sobre la mesa y elevaba una ceja, enviando una fría mirada a la anciana que tenía en frente.

-Traiga lo que sea, me da igual. -La mujer asintió, pero no se movió.

-Le traeré una toalla para que se seque el cabello, está todo húmedo y puede resfriarse.

-¡Que no, joder! ¡No quiero nada! Solo métase en sus asuntos. -Daniel dijo exasperado.

Golpeó las palmas sobre la mesa, ¡estaba tan molesto con todas las preguntas de su anciana empleada! Tan solo quería comer y la mujer estaba haciéndole una lista de preguntas y comentarios estúpidos, mientras su estómago hacía sonidos raros cada cinco segundos.

Definitivamente, no comer lo estaba poniendo insoportable. Ella ya debería saber como se comportaba, pero no se limitaba a hacer solo su trabajo y lo cuidaba de más, un cuidado que él no estaba pidiendo.

-Está bien, joven Reed, como usted ordene. -La anciana bajó la mirada apenada y empezó a marcharse a pasos lentos.

Daniel se había pasado toda la tarde en su cuarto; fumando, durmiendo y hablando con todos los del instituto. Al parecer, habían atrapado a Nick con el aparatito telefónico durante alguna clase y le habían echado del aula, pero esa no era su culpa, ¿o sí? Soltó una carcajada aburrida.

Hubiera querido ver la cara de idiota que puso su amigo al ser regañado por el profesor. Se lo merecía, siempre era bueno seguir conociendo chicas y quedar con ellas, pero hasta incluso él entendía que tenía que cuidar su imagen frente a todos esos idiotas profesores.

Al final, todos ellos eran unos jodidos demonios arruina vidas, ¡todos eran igual! Así que iban a echar de la clase al adicto al deporte con o sin celular.

Después de recordar su tarde, su estómago se quejó de nuevo y estuvo a punto de gritar para que se apurasen con la cena, pero terminó cerrando la boca cuando se percató de la persona que entraba con una bandeja en sus manos, la mirada en el suelo y una suave sonrisa en sus labios.

Esos malditos labios.

-Aquí tiene su cena -murmuró, colocando algunos platos sobre la mesa.

-¿Es tan difícil tutearme?

Cuando los ojos de Serena se encontraron con los de Daniel, ella se puso un poco nerviosa, colocando las brochetas de langostinos sobre la mesa y ruborizándose totalmente al recordar las palabras que había escuchado esa misma mañana. Daniel inclinó la cabeza, aun sonriendo.

A pesar de que le había dicho que empezarían de nuevo, ella no creía que fuera a funcionar. Serena se seguía sintiendo demasiado nerviosa en su presencia y la forma en la que Daniel la miraba no cambió mucho como hubiera querido.

Los oscuros ojos de Daniel se encontraban clavados en ella, sin moverse, mientras tenía su rostro apoyado sobre su mano, totalmente entretenido.

-Lo siento. creí que solo podía hacerlo cuando estuviera fuera de la casa. -Serena se disculpó tratando de hacer las cosas rápido para salir corriendo de ahí.

-Claro que no, nene. -Tomó una brocheta y se la llevó a la boca con una sonrisa torcida- Tutéame en todas partes, tienes todo mi permiso.

Los langostinos estaban tan calientes que los sentía arder contra su boca. Se relamió los labios, observando cómo el cabello de su prima caía sobre su frente y sus labios gruesos se entreabrían, aunque sus ojos aún no se atrevían a mirarlo.

-Está bien... -respondió suavemente Serena.

Recogió la bandeja y volvió a mostrar una sonrisa tímida, dirigiéndose nuevamente hacia la cocina. Los ojos de Daniel recorrieron su hermoso vestido color blanca con rosas que hacían lucir perfectamente su precioso cuerpo curvilíneo. Daniel no se perdió ningún detalle, moviendo rápidamente sus ojos hacia ese lugar que le atraía tanto.

Se pasó la lengua alrededor de sus labios.

-¿A dónde vas, Serena?

La chica se quedó quieta, regresando su confundida mirada hacia la de Daniel. Sus ojos parecían tan buenos en comparación de los suyos, ¡qué lástima sería corromperlos! Pensó Daniel con una pizca de maldad absoluta.

-Iré a cenar también. -Serena respondió con suavidad.

-¿Por qué no cenas acá entonces? -Daniel le señaló el asiento frente al suyo-. Conmigo. No quiero cenar solo.

Daniel adoptó un semblante suplicante, quería convencerla para que no se fuera. Quería estar más tiempo a su lado y seguir mirando aquel rostro que le gustaba tanto.

El rostro de Serena cambió enseguida, sentía cómo los nervios recorrían cada parte de su cuerpo y como de costumbre, su rostro empezó a arder con más fuerza. Quería que la tierra se la tragase completa.

-No creo que sea correcto, pero si te sientes solo, puedo estar aquí parada mientras cenas. -Serena aun no estaba convencida de aceptar la invitación ya que sabía que no era correcto. A pesar de que eran primos, la madre de Daniel le había dejado muy en claro cual era el lugar que ella ocupaba.

-¡Al diablo con lo que sea correcto a no! Vamos, nena, siéntate un rato y compartamos esto, es mucho para mí solo.

La chica estuvo a punto de decir algo, pero se asustó un poco al ver cómo su primo Daniel se levantaba de su asiento, soltando sus cubiertos y moviéndose hasta su lado para jalar la silla toscamente y estirar su mano para indicarle que se sentara.

Serena se quedó pasmada por unos segundos, ¿Por qué era su insistencia? Daniel tenía una media sonrisa en sus labios y su cuerpo se imponía contra el de Serena, ella sintió que todas las respuestas posibles se le borraban de la mente. No tenía como negarse cuando él no le permitía replicar ante su petición.

-Siéntate, Serena. -La voz gruesa de Jungkook hizo eco en el ambiente.

-Muchas gracias. -Serena no tuvo más remedio que aceptar.

Daniel no se movió hasta observar cómo su nerviosa prima se sentaba sobre el asiento, con el rostro más enrojecido que nunca, sin saber exactamente qué hacer.

Le colocó un plato a su lado y colocó dos brochetas sobre él, regresando a su sitio después de eso.

-Está algo caliente, ¿no? -Daniel dijo satisfecho de verla ahí con él.

-Está bien. -Serena se le quedo viendo la comida, nunca había probado algo así o incluso sabía como comerlo.

-Está bien caliente -soltó Daniel, mientras se daba cuenta que Serena también reía un poco ante su comentario y eso hizo que siguiera riendo-. Se supone que ya es tiempo que el resto del personal vuelva.

Estuvo al borde de añadir algo más cuando el timbre de celular resonó nuevamente anunciándole que había llegado un nuevo mensaje.

                         

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