Danza entre la vida y la muerte
img img Danza entre la vida y la muerte img Capítulo 2 Diferencias en la oscuridad
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Capítulo 6 Ligero img
Capítulo 7 Nuevas impresiones img
Capítulo 8 Tinto img
Capítulo 9 Un día común img
Capítulo 10 DILUVIO Y DIVISIÓN img
Capítulo 11 Una nueva perspectiva img
Capítulo 12 Responsabilidades img
Capítulo 13 Heridas del pasado img
Capítulo 14 Consecuencias img
Capítulo 15 Cataclismo img
Capítulo 16 Revelaciones img
Capítulo 17 Climax de la guerra img
Capítulo 18 Climax de la guerra II img
Capítulo 19 Desenlace img
Capítulo 20 Ojo de la tormenta img
Capítulo 21 Un día normal img
Capítulo 22 Un día normal II img
Capítulo 23 Un día normal III Perspectiva de Mei img
Capítulo 24 Un día normal III Perspectiva de Javier img
Capítulo 25 Historias de un recién llegado img
Capítulo 26 Tiempos de lluvia img
Capítulo 27 Recuperando el tiempo img
Capítulo 28 Verdades img
Capítulo 29 Tiempo de paz y el final img
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Capítulo 2 Diferencias en la oscuridad

Me desperté de golpe, un aura extremadamente fuerte y pesada perturbó la mía, la sacudida casi me hace caer de la cama, en cuanto recuperé la totalidad de mis sentidos pude distinguir los gritos que venían de las calles, había un gran alboroto, así que me cambié lo más rápido que pude y salí para verificar que rayos estaba pasando.

No podía creer lo que veía cuando salí, un grupo de banshees había entrado a la ciudad, con sus alaridos atormentaban a las personas y varios caían al suelo aterrados, habían sombras que atacaban a las personas, se movían velozmente, sus manos se tornaban en negras cuchillas que usaban para matar a las personas, los guardias no tenían armas bendecidas para hacer frente a esto, de entre las sombras aparecieron repentinamente dos siluetas que parecían atacarse una a la otra, no podía saber con certeza que pasaba, pero no podía esperar más.

- ¡Shinseina Firudo! - Mi campo sacro repele toda entidad negativa o y malvada, debería bastar para todo esto.

Llevé la energía hasta cubrir a la ciudad entera, nada podría quedarse mientras estuviese allí, o eso pensaba, las banshees y las sombras, incluso una de las dos siluetas había salido disparada hacia las afueras de la ciudad, pero una de ellas seguía allí, no se inmutaba, de hecho, parecía tranquilo mientras se acercaba lentamente, pude notar su rostro, se veía como una persona normal, pero no entendía el porqué de su aura tan sombría. Un estruendo nos sacó del trance, al parecer había ocurrido algo en dirección a la otra silueta, el sujeto frente a mi sacudió su cabeza y en un parpadeo desapareció entre las sombras. Busqué en la extensión de la barrera algún otro problema que tratar, pero no sentí ningún disturbio así que deshice mi magia.

- No hay muchas personas que puedan hacer eso, señorita. . . - De inmediato me alerté.

- ¿Quién anda allí?

- Soy yo, la encargada, salí para tratar de ayudar, pero por lo que veo, usted hizo todo.

- Escóndase, yo no hablaré - Sin siquiera despedirme me desvanecí a toda velocidad y me desplace a mi habitación en lo que llegaban los guardias, muchas restricciones y deseosos de adquirir o mejor dicho robar, a nuevos magos para servirles, no podrían conmigo, pero o me escondo o no podré estar tranquila nunca más en este tiempo.

Pasaron las horas mientras trataba de conciliar el sueño pensando en esa persona tan extraña que no fue afectada por mi magia. Usé el encantamiento del sueño y coloqué una alarma para despertarme a las 10Am, todo ese alboroto entre las 2:30 y las 3:05 fue demasiado para mí, así que preferí dormir plácidamente.

- Buenos días. . . - Me dije a mi misma.

Una ducha, y una comida caliente bastaron para renovar mis fuerzas y emprender mi camino hacia el lugar en el que se desarrollaría esta misión. El Rey gobernante de este Reino, un historiador bastante terco y con una obsesión bastante molesta por las ruinas y todo aquello visto como algo antiguo, se interesó bastante en una ciudad un poco alejada de su Reino, al parecer tenía que ver con runas antiguas o construcciones distintas a las ya conocidas, quiso ir por su cuenta a dialogar con esos arquitectos y herreros rúnicos, pero se lo prohibieron porque por obvios motivos, un Rey no debería abandonar a su Reino por tales nimiedades, a final de cuentas nadie podía dar con tal ubicación debido a que habían pistas casi imperceptibles que guiaban hacia la entrada dentro de un bosque inmenso, eso se explica en un papel encantado en un poste a las afueras del bosque, se dice que tres grupos se adentraron y tardaron un mes en salir, el desafío sonaba interesante desde que me lo contaron en una taberna en Ixforn así que por eso vine aquí, francamente tenía muchísima curiosidad, hasta que me encontré con un desastre de impresionantes proporciones, el gran bosque que se extendía en kilómetros a la ronda, había sido quemado en toda su extensión.

A un lado de la entrada había un dragón negro de espalda al bosque, dragón que inspeccioné con sumo cuidado, aparentemente muerto, rodeado de una gran cantidad de guardias y aventureros, solo quedaba restos de lo que solía ser el bosque, en el medio del mismo había una ciudad, ahora chamuscada, era algo inaudito de presenciar, tal poder devastador, seria abrumador para cualquiera.

- Buen día - Me sobresalté.

- Buen día - Respondí por educación.

- ¿Sabrás que habrá pasado aquí? - Me preguntó un muchacho, al parecer no mayor que yo.

Un guardia y un aventurero se acercaron a responder por mí.

- ¿No lo ves? el dragón quemó es bosque, al parecer estaba herido y en su último esfuerzo llevó a cabo esta deforestación.

- Solo para morir después - Agregó el segundo.

- ¿Acaso les pregunté a ustedes? Le hablaba a la señorita, vayan a donde los llamen, aquí no los ha llamado nadie - Declaró el muchacho.

- ¿Qué sabrá una mujer de esto?

- La verdad desconozco que habrá pasado aquí, pero me hago a una idea - Respondí ignorando a los metiches que llegaron a interrumpirme.

- Me gustaría escucharla - Respondió él.

- Bueno, acabo de llegar, pero por lo que veo, esta ciudad oculta tenía un dragón guardián o algo parecido, eso explicaría el collar que tiene en el cuello, algo o alguien enfrentó a este dragón que trataba de proteger el bosque.

- ¿Qué te hace pensar que el dragón cuidaba del bosque? - Preguntó el muchacho que entre las risas del guardia y el aventurero difícilmente pude escuchar.

- ¿Por qué un dragón moribundo atacaría de espaldas a un bosque? De hecho, si se encontraba moribundo, cuál sería el sentido de quemar un bosque, que en toda su extensión necesitaría toda su fuerza y sobre volar el bosque para quemarlo, además de que el fuego se limitó al bosque, no hay rastros de quemaduras más allá del bosque.

- ¿Me equivoco acaso? - Pregunté tajante a los dos intrusos en mi conversación con el desconocido.

- Si. . . Tiene razón, no hay rastros de fuego más allá del bosque.

- Ahora, si proceden a retirarse, podría inspeccionar mejor, así no interrumpen mi trabajo.

- ¿Le encomendaron a usted este suceso?

- Tenía el trabajo de encontrar la ciudad oculta, pero al parecer habrá una misión nueva, ya que ustedes se largarán de inmediato a la ciudad de Nueva Lynem.

- ¿Quién te crees para darnos ordenes? - Respondieron obviamente molestos.

- Nigrum Omen - Escuché susurrar al extraño.

Segundos después un viento bastante lúgubre los envolvió a ellos y a todos los demás que estaba a poca distancia de nosotros, a pesar de la hora tan temprana, el cielo se oscureció, haciendo mella a través del miedo en las mentes de casi todos los presentes incluyendo a los caballos que habían traído consigo

- ¡Nos retiramos! - Exclamaron los dos cercanos, el resto los siguió tomando sus caballos y marchándose a toda prisa.

- Bunsan suru - Exclamó sorprendiéndome.

Acto seguido, el cielo se despejó, el viento amaino, el sol volvió a brillar como hace rato, en mi cabeza daba vueltas eso. ¿Había usado japonés? "pensé para mis adentros.

- ¿Qué raro es este clima verdad? - Preguntó él, con una gran sonrisa, mucho mas alegre y bastante simpático, como si hubiese estado de mal humor por la presencia de las demás personas.

- Si. . . Bastante - Ignorando su cambio de actitud.

Nos dispusimos a verificar el cuerpo del dragón, bastante dañado, cortes muy profundos, impactos profundos que lastimaron los huesos, alas rotas, piernas severamente lastimadas, era increíble ver todo el daño que recibió una de las creaturas más fuertes de este mundo. El extraño solo se dedicó a acompañarme, siempre cuidando su distancia de mí.

- ¿Quieres un poco de agua? - Me ofreció con una sonrisa, empezando a parecerme más simpático, alto, con un poco de cuerpo, de tez bronceada, ya me parecía hasta atractivo.

- Claro, me gustaría - Respondí sonriendo, acomodando mi cabello detrás de mi oreja.

- Hace mucho sol - Comentó él.

- Déjame arreglar eso.

- ¿Como?

Bajé mi mochila y saqué un recipiente en el cual tenía guardadas semillas variadas y unas bellotas, saqué una y la enterré a unos metros de distancia, guardé el recipiente y me dispuse a usar mi magia.

- Shizen hikari - Conjurando mi hechizo extendiendo mi mano frente a mí.

Un árbol empezó a crecer frente a nosotros de la bellota que había plantado, con la ubicación, el sol y mi magia, creció hasta los 7 metros, con ramas bastante amplias y pobladas para refugiarnos del sol, nos recostamos contra el árbol, uno al lado del otro, bajamos nuestras cosas, sacamos nuestros recipientes de comida, yo había guardado pan y carne de esta mañana, aparte de los peces que ya llevaba, él empezó a comer frutas que tenía guardadas mientras miraba mi comida con cierto disimulo, aunque admito que las manzanas y las naranjas que tenía se veían muy bien.

- ¿Cambiamos? - Le ofrecí, se notaba que amaba la carne y la verdad quería comer manzanas, tenía antojo.

Disfrutamos de la comida, todo cómodo, todo tranquilo, la brisa dejaba el ambiente fresco, todo bajo la sombra, la verdad era un buen ambiente y charlamos de cualquier cosa en el transcurso de la tarde.

- Deberías irte, ya es un poco tarde y hay camino por delante - Expresó porque ya se veía caer la noche.

- ¿Tu no vienes?

- Me quedaré acampando por aquí, tengo un compromiso, dejaré una manzana aquí por si regresas mañana y aún no he llegado - Expresó sonriendo y dejando la manzana entre las raíces del árbol.

- Oh, gracias, de todas formas, nos veremos mañana.

- Gracias por la buena compañía, espero nos veamos mañana.

- Claro, nos vemos mañana - Ambos dejamos nuestras cosas resguardadas en lo más alto del árbol, oculto entre las ramas. Solo me llevé mi bolsa.

Él se quedó de un lado del árbol así que aproveché que no me veía para trasladarme.

- Veil.

- Desgarro - Escuché detrás del árbol, pasando por el velo que me llevó a la ciudad de Akibahara, quería comprar unas cositas para llevar a mi casa en Venezuela.

Mayor fue mi sorpresa cuando al girarme, a unos metros de mí, en ese obscuro callejón a un lado de la estación del metro, estaba él, ese extraño con el que recién me acababa de despedir.

- Vaya sorpresa - Comentó

- ¿Qué haces tú aquí? ¿Quién eres? - Me puse en guardia.

- Calma, calma, no quiero pelear.

- ¿Cómo me seguiste? Solo el manejo temporal puede pasar las dimensiones.

- ¿Temporal? ¿Tú no manejas el espacio?

- El espacio no puede ser manejado

Él con mucha facilidad dirigió su mano hacia la pared, creando una distorsión en esa zona, cuando sacó la mano de la distorsión, tenía la misma manzana que había dejado en las raíces del árbol.

- Javier, portador de la muerte, aquella que llega a todos seres vivos, aquella que trasciende el tiempo y que eventualmente alcanza todo lo que esté vivo y maneja todo aquello que está más allá de la vida.

- Tu. . .

- Tu eres una portadora también ¿Cierto?

- Mei, portadora de la vida, aquella que maneja todo aquello bajo la luz, incluso algunos que no están en su favor, sostengo todo aliento de vida y lo que esta pueda comprender.

- Es un placer Mei.

- Es un placer Javier.

            
            

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