La verdad no importaba, estaba a salvo del azote del frio en las afueras y pude calentarme dentro del carpa y abrigarme bien, aún estaba dudoso de cómo fue que avancé tanto ayer en un parpadeo, lo malo de mi situación actual es que el mapa no mostraba nada de esta senda, de hecho no marca el camino, por lo cual el mapa es inútil a estas alturas, aunque quizas no fuese del todo el caso, el camino va a la par del camino publico pero no es mostrada, quizas pueda guiarme un poco del mapa si los caminos van en paralelo.
- Buena idea Sherlock
- Gracias Watson
- ¿Empieza a ser extraño hablar contigo mismo?
- Ya lo hacía antes de venir a este sitio, solo que aquí se incrementa la necesidad de hablar para no perder la poca cordura que me quedaba.
- ¿Quedaba? Estas hablando en pasado.
- ¿Lo hago o hice?
- Te estás confundiendo Dan.
- No lo sé Montenegro.
- ¿Te gusta el apellido cierto?
- Me hizo feliz hacerlo mío.
- ¿Es momento de seguir avanzando?
- Déjame dormir otro poco.
- ¿En serio no te has dado cuenta?
- ¿De qué?
- Ya estás en la nieve, llevas subiendo unos 20 minutos.
El comentario me trajo a la realidad, el viento se había calmado, el sol estaba haciendo su trabajo de dar calor, sacudí mi cabeza en busca de agudizar mis sentidos, se supone que estoy subiendo ¿Por qué veo que estoy bajando?
- ¡Detente!
- ¿¡Qué sucede!?
- Hay un acantilado a la izquierda, ve a la derecha.
Caminé hacia la derecha y sentí que caía, pero hacia arriba, mi instinto me hizo extender la mano hacia la derecha y sentí que estaba aferrado a algo, cerré los ojos y pude organizar las ideas en mi cabeza, sentía mucho calor, casi como si me estuviese quemando vivo.
- Usa ambas manos para subir y luego reanuda el pasó.
Con mis sentidos invertidos tuve hacerlo a la inversa, en vez de impulsarme hacia arriba lo hice hacia abajo, recostado boca abajo en la nieva mis sentidos regresaron a estar en orden, no sabía que pasaba, pero si me levantaba, mis sentidos volverían a fallar, algo en esa montaña me estaba afectando y no se me ocurría que podía ser. Pude vislumbrar el camino, no había casi viento, no hacia tanto frio y por dentro de la ropa me sentía cálido, reanudé el camino a rastras por el sendero, sentía el cuerpo todavía más cansado, estaba agotado, pero conservaba mi orientación en buen estado, adelante había otra saliente que al parecer tambien mostraba otra cueva. Esta montaña tiene demasiadas salientes y demasiadas cuevas, para mi situación actual no puedo quejarme de tan buena suerte para resguardarme. Me levanté e inhalé profundamente el aire fresco, quería descansar, no reconocía el estado de mi cuerpo, prefería descansar y reponerme, solo di unos pasos para llegar y caí de frente a la entrada de la cueva, pensé en estirar mis manos hacia adelante para amortiguar el golpe, sé que lo hice, pero sentí un fuerte impacto en mi pecho y una presión en mi espalda ¿Por qué mis brazos están estirados hacia atrás? ¿Otra vez esto?
- Creo que hay algo en el aire.
- ¿Tú crees?
- ¿No te parece raro que todo esto pasa cuando estas de pie en el sendero?
- ¿Qué podría haber en el aire con este frio?
- No lo sé, no es como si a la humanidad le importara revisar su propio planeta lo suficiente como para descubrir que hay en zonas peligrosas como estas, de hecho, se les conoce por huir de todo lo que sea peligroso en vez de hacer algo para confrontarlo.
- Razón llevas.
- Llevamos, somos la misma persona, solo que yo digo lo que piensas al momento de pensarlo.
- Bueno, habrá que esperar que lo que haya en mi sistema lo abandoné para montar la tienda y descansar un poco.
- No tardará mucho, el efecto en sí mismo no dura mucho, es la prolongada exposición lo que lo hace terrible por lo que puedo inferir.
- ¿Cuánto tiempo crees que falte para llegar a la cima?
- Desde el campamento base llegabas a la cima en un día y te regresabas ¿Cuánto tiempo crees llevar aquí?
- ¿Un par de días?
- Un poco más, lo bueno es que no has ingerido alimentos correctamente por lo cual aún quedan recursos, lo malo es que te cansas más rapido y no podrás aguantar mucho afuera.
- ¿Voy a morir?
- ¿Sientes que vas a morir?
- La verdad no.
- Entonces quédate tranquilo.
- Pero a veces lo que sentimos no es exactamente razonable o correcto, lo que sentimos puede hacer una diferencia entre la vida y a la muerte.
- Me fastidias demasiado cuando te pones a filosofar estupideces en vez de pensar con claridad.
- Es parte de mi encanto.
- Mejor me quedo tranquilo para no bajarte la moral, queremos llegar vivos a casa, hay familia esperando.
- Ya veremos que sucede.
- Estoy empezando a perder fuerza, deberías poder moverte con normalidad ahora.
- No es lo mismo hablar solo, hablar de esta manera es diferente.
- Ya cállate, tengo sueño, úsame para resolver el problema de la subida.
- ¿Alguna sugerencia? – No recibí ninguna respuesta.
Ya podía moverme con normalidad, sentía mi cuerpo ligero, monté el campamento e inicié una fogata para estar cálido, de nuevo la lona tapando la entrada de la cueva, se me hacía un poco familiar pero seguramente eran ideas mias. Saqué un recipiente donde guardaba caldo de pollo, bajé todo el equipo y me quedé solo con la ropa y los recipientes a mi lado, puse a hervir el caldo y me tomé el tiempo para disfrutarlo poco a poco, acompañado de chocolate caliente y de postre unas barritas energéticas. Despues de comer usé la nieve para lavar el recipiente donde había hecho hervir la sopa, lo sequé con la fogata y procedí a guardarlo.
Me recosté dentro de la carpa, en todo el tiempo que había pasado ya eran las 4:30Pm asi que usé un par de horas para resolver el problema de las alucinaciones y la desorientación, según mi razonamiento había algo en el aire que solo me afectaba estando de pie, llegué a la única conclusión de que debía cubrir mis fosas nasales y mi boca de una forma en la que pudiera respirar sin inhalar lo que sea que hubiese en aire.
Al día siguiente despues del desayuno, cubrí mi boca y nariz con un trozo de tela rasgada de mi traje y sellé los bordes con cinta aislante que cargaba en mi mochila, me dificultaba respirar, pero podía hacerlo. Sin pensarlo mucho emprendí mi caminata despues de haber recogido todo y para aliviar el peso en mi espalda, me coloqué todo mi equipo de escalada para el último tramo, subiría hoy de una forma u de otra, apenas habían pasado unos segundos desde que inicie mi caminata y podía notar la diferencia, mi cuerpo en forma, mis sentidos alertas, mi mente despejada, podía ver la cumbre sin ningún problema, eso me motivó a dar una marcha rápida. En el camino me tropecé y caí sobre algo sólido, no se sentía como una roca, tenía rastros de ropa y un visor oculto en la nieva, cuando despejé un poco lo que creí era equipo abandonado, me llevé una sorpresa casi de muerte, era un cuerpo, enterrado en la nieve con las características quemaduras por el frio y el tono azulado en la piel ¿A esto se refería el viejo? Como señal de respeto pensé en entregar su cadáver, pero tendría que ser cuando estuviese en camino de regreso, planté una banderilla profundamente en la nieve y até un trozo del traje deteriorado del hombre a la punta de la banderilla, estaba emocionado porque había salido de aquel lugar horrible y vislumbré la cumbre, se me hacía raro que dijeran escalada cuando noté que podía subir caminando, pero me equivoque, mis ojos me engañaron, claro que se veía la cumbre, y justo debajo un gran muro de la montaña como obstáculo para subir, no podía rodearlo puesto que la zona se veía inestable, honestamente desde que llegué a la base me sentí mejor, escalé tranquilamente, lo más difícil se me hizo extremadamente sencillo, subí a la cumbre, me estiré, me tomé una foto, me recosté y regresé por el mismo camino, noté algo extraño mientras bajaba, habían flores y hongos muy ocultos en la nieve aunque un poco expuestos, decidí ignorarlos y seguir bajando, rodeé el cadáver con una soga y la ajusté a mi arnés, bajé a paso lento y busqué todos los lugares en los que me refugié, en cuestión de minutos había llegado a una cueva y de allí hasta el final del sendero solo había vista esa cueva, lo que sé que hubiese inhalado me tuvo dando tumbos en círculos y siempre cayendo en el mismo sitio. Llegué al campamento base y tuve que hacer sonar la verja para que me ayudaran a pasar, hubiese tenido muchos problemas de no haber cargado con el cadáver, era un explorar que llevaba bastante tiempo perdido, cuando dieron la voz, el mismo viejo se acercó a mí.
- Gracias muchacho.
- Supongo que su amigo trató de hacer ese camino.
- Es mi hijo – Me estremecí.
- Yo. . . Lo lamento mucho señor.
- No lo lamentes, es mi culpa.
- ¿Por qué lo dice?
- En busca de aventura y retos, mi sed era insaciable, hasta la noche en que escuché a los nativos hablar de un atajo, muchísimas veces más corto que el camino común, pero tambien en extremo peligroso, quien seguía ese camino nunca regresaba.
- ¿Qué hay allí?
- Hace algunos años tuve un amigo que era científico e investigaba las mutaciones en la flora y fauna, incluyendo su adaptabilidad a las situaciones extremas para sobrevivir, puedo pensar que son esporas – En ese momento recordé las flores que había visto y que tenía pensado traer.
- ¿Qué sucedió?
- Nunca lo supe, un día desapareció en esta montaña y jamás fue encontrado.
- ¿Me está tratando de decir que todo esto es culpa de unas plantas mutantes?
- No lo sé, solo te agradezco haber traído a mi hijo – Me senté en una silla cercana y cerré los ojos para pensar con claridad.
- Pasaron muchas cosas viejo, al menos sobreviviste a ese viaje.
- No fui con él, me había emborrachado la noche anterior, mi hijo no bebió conmigo, pero dijo que subiría por los dos.
- Si sabias lo que había ¿Por qué no me dijiste?
- Lamento haberte engañado muchacho, pero sentí que podrías lograrlo, aunque cuando pasó una semana me preocupé.
- ¿¡Una semana!?
- Si, por lo que veo tambien afectaron tu sentido del tiempo.
- Pero no me di cuenta.
- ¿Te quitaste el traje en algún momento?
- ¿Por qué la pregunta?
- Te creció la barba de unos días que no tenías aquí al irte.
- Mis amigos deben estar preocupados.
- Es momento de que te vayas muchacho.
- Me alegra que hayas sobrevivido a ese segundo viaje viejo.
- ¿Quién dijo que sobreviví?
Alcé la cabeza con los ojos como platos y no vi al viejo que hace segundo s sentí a mi lado, había desaparecido, tragué saliva y simplemente me largué de ese sitio, fui con mis amigos y me quedé unos días extra en la madre patria antes de volver a mi hogar.
- Wow – Expresó Javier.
- Eso suena muy loco Dan.
- Es mi historia Mei, ustedes querían escuchar una asi que les presenté esta.
- ¿Es real?
- Me ofende que dudes de mi historia Mei.
- Me parece muy fantástica y un poco jalado por los pelos.
- ¿Yo hablé dije algo sobre su historia?
- Ya pues, no te lo tomes asi, la verdad me gustó, fue bastante salvaje y entretenida, lo de las flores y hongos fue bastante original.
- Alguien que agradece la historia por lo menos.
- ¿Algunos datos de esa Montaña?
- El monte Elbrús tiene dos cumbres, ambas cúpulas volcánicas inactivas. La cumbre más alta está ubicada al oeste y se eleva hasta los 5642 metros; la cumbre del este mide 5621 metros. La cumbre oriental fue ascendida por primera vez el 10 de julio de 1829 (calendario juliano) por Jillar Jachirov, y la cumbre occidental en 1874 por una expedición británica dirigida por F. Crauford Grove.
- ¿Un poco de memoria si tienes no?
- Pidieron información y yo se las facilité.
- ¿Cuánto falta para la laguna?
- Un par de minutos supongo ¿Tienen hambre?
- Quiero comida – Contestó Javier.
- Podemos comer luego al llegar, estaremos allí pronto.
- No, quiero comida ahora, tengo hambre.
- Coso por favor, comamos juntos luego porque yo no tengo hambre.
- Ya pues, está bien luego.
- No te tienes que molestar.
- No estoy molesto, sería una estupidez, solo quiero comer algo.
- Javi.
Le arrojé una barrita energética.
- Buenísimo Dan, gracias.
- De nada, asi comes algo y aguantas el hambre hasta que lleguemos.
Seguimos caminando hasta que llegamos a nuestro destino y nos dispusimos a presencial al pasar del día charlando sobre tonterías, videojuegos, cocina, la familia, cualquier tema que fuese medianamente interesante para la ocasión.
- ¿Les gustan las bebidas con alcohol?
- ¡Por fin uno de los míos!
- A ver qué trajiste.
- Un poco de Ron, ligado de maracuyá, cervezas.
- ¿Dónde tienes todo eso? – Cuestionó Mei.
- Un mago no revela sus secretos – Saqué la botella de Ron.
- Debe estar caliente – Comentó Javier.
- Tengo mis trucos – Le arrojé la botella, la cual atrapó con facilidad – Disfrútalo.
Empezamos a beber mientras caía la noche, hacía un poco de frio, tomamos la decisión de encender la fogata para mantener un poco el calor, conseguimos una formación de rocas particular que terminamos usando de asientos para poder cocinar. Sacamos las carnes y con ramas cercanas empezamos a cocinar la carne en la fogata, Mei había sacado un caldero para hacer un estofado el cual logró instalar con ramas sobre la fogata sin ningún problema.
- Cosita, Dan y yo vamos a dar una vuelta, quiero conversar algo con él.
- No lo mates por favor.
- ¿Qué? – Pregunté.
- No, eso no lo haré.
- Entonces no se vayan lejos.
- No te preocupes.
- ¿Qué necesitas Javier?
- Ya te lo diré – Empezamos a caminar.
Un rato despues reanudó la conversación.
- ¿Qué sucede Javier?
- Pues la verdad hay algo que me preocupa.
- ¿Y eso que podría ser?
- Tu.
- ¿Yo por qué?
- Hay algo extraño en ti y no puedo saber que es, no siento peligro alguno, pero hasta las mayores amenazas pueden pasar desapercibidas hasta el último momento.
- ¿Qué podría hacer yo? – Me sostuve de su hombro.
- ¿Estás bien? – Caí de rodillas al suelo.
- Me siento extremadamente mal y cansado. . . Como si algo me estuviese cubriendo, algo muy pesado y obscuro.
- ¿Puedes caminar tranquilamente?
- Puedo intentarlo – Traté de levantarme sin éxito.
- Déjame hacer algo – Fue corriendo en dirección a la fogata, en cuando se alejó pude sentirme bastante mejor, cosa que desapareció casi de inmediato cuando regresó.
- Ponte esto – Me extendió un collar con un emblema curioso, parecía un destello, para evitar problemas me lo puse, allí sentí de nuevo la mejora.
- Vaya ¿Qué es esto?
- Es collar especial de Mei, emana una esencia que puede quitarte el malestar de inmediato.
- Ya me doy cuenta, de verdad que es efectivo.
- ¿Mejor?
- La verdad si ¿Qué me estás diciendo?
- Olvídalo, si te pones asi no creo que haya algún problema.
- Es que no habrá, tómalo con calma, no pretendo causarles incordio alguno.
- ¿Incordio?
- Sinónimo de problema o molestia.
- Ah ya, entiendo, bueno podemos regresar, disculpa el mal momento.
- No te preocupes, no hay problema, solo quieres proteger lo que quieres proteger.
- Basicamente sí, es lo que más me importa, proteger lo que amo.
- Como cualquier persona en esta tierra desea proteger algo, sea por la razón que sea, ese deseo da mucho poder extra para toda situación.
- ¿A qué te refieres?
- Proteger lo que amas y deseas mantener te da más fuerza para seguir peleando.
- A todos obviamente.
- Algunos son a la inversa.
- ¿Cómo asi?
- Algunos solo desean la destrucción, la aniquilación, el deseo insuperable de ver el mundo arder y todo por tu propia mano.
- Ya esas son pendejadas.
- Si la motivación de un hombre tiene la fuerza suficiente, doblegara todo lo necesario para que asi mismo pueda cumplirse.
- ¿No es un poco exagerado? El amor es una fuerza natural imparable, nada puede contra él salvo él mismo.
- ¿Dónde dejas a su contraparte? El odio más puro y refinado puede pisotearlo, incluso puedo desvanecerlo, en una pelea de resistencia ganaría el odio sin duda alguna.
- No creo.
- Déjame terminar.
- Adelante.
- No obstante, al final el odio se extingue cuando ya no hay nada más que odiar o por lo cual hacer crecer nuevo odio, y, tarde o temprano, el amor vuelve a nacer, dando rienda suelta a todo lo que representa su existencia ya que no existe el odio.
- Eso tiene un poco más de sentido.
- Hay cosas que no tienen que tener sentido para ser correctas o sostenerse de sí mismas.
- Bueno, pueden sostenerse de sí mismas sin tener mucho sentido, por eso depende de sí mismos.
- ¿Cuál es tu punto? Suena muy enredado.
- Ninguno, solo hablo por hablar.
- Eres idiotas ¿Verdad?
- Puede ser, nada que no se solucione con una buena comida y una buena noche de descanso.
- Entiendo el sentimiento, anoche no dormimos mucho.
- Tu historia estuvo muy interesante Javier.
- Algún día la creerás.
- ¿Quién dijo que no creo que sea cierto?
- Dijiste que elegías en que creer.
- Eso no quiere decir que dude de la veracidad de tus palabras amigo.
- Eres una persona extraña Dan.
- Ustedes son los protagonistas de esta historia.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Lo sabras en su momento amigo, un poco de suspenso no hace mal a la trama nunca ¿Verdad audiencia?
- ¿A quién le hablas?
- A los lectores de este buen contenido.
- ¿Te afecta la noche verdad?
- Para nada, tengo bastante hambre, volvamos con Mei, le tengo ganas al estofado.
- ¿Hace cuánto no comes acompañado?
- Desde el almuerzo colega.
- No seas imbécil hablo de antes de nosotros.
- Han pasado 74 años.
- Otra vez con tus cosas.
- Ya camina hombre, tengo hambre, antes de que me dé un calambre.
- Bueno, será un viaje divertido, eso es seguro.
- Ni te lo imaginas.
- Acordé de verme con un amigo mañana, iremos a Santa elena de U airén y ya que estamos cerca de Ají, podemos usar la ruta vehicular con calma.
- Bueno colega, los acompaño, mientras nos encontremos a más personas, habrá mejores historias que contar.
Regresamos a la fogata con Mei, el estofado tenía un aroma exquisito, había muchas comadrejas descansando a su alrededor, una vez estuvimos cerca de ella, las comadrejas se dispersaron lentamente, nos sentamos a comer.
La cena transcurrió casi en silencio hasta que Mei y Javier hablaron de los planes que harían al regresar a su ciudad natal, tenían cosas que comprar, querían hacer remodelaciones a su hogar, dejaron a sus mascotas con su familia y una de las hermanas de Mei, me hablaron de sus gatos, Sarabi, Simba, Kobu, los trataban como sus hijos, se expresaron con mucho amor de ellos, me contaron anécdotas bastante graciosas y de cómo se fueron encontrando con cada uno, que lindo era verlos hablar de su pequeña familia feliz.