Capítulo 5 5

Era una noche tranquila en el apartamento de Andrés Villaverde. Lucas ya dormía en su habitación, agotado después de un día lleno de juegos en el parque. Mariana estaba en la sala, organizando algunos libros en la estantería mientras Andrés terminaba de responder unos correos en su laptop.

Desde que ella había llegado, las noches en casa eran distintas. Antes, cuando Lucas se dormía, la casa quedaba en completo silencio, y Andrés se encerraba en su oficina hasta altas horas de la madrugada, ocupado en sus interminables responsabilidades. Pero ahora, la presencia de Mariana llenaba los espacios vacíos de una manera que no había esperado.

Cerró su laptop y se estiró en el sofá.

-No sabía que también eras organizadora profesional -comentó con una media sonrisa, observando cómo Mariana acomodaba los libros en orden.

Ella se giró con una expresión divertida.

-No lo soy, pero estos estaban completamente desordenados. ¿Quién pone novelas junto a manuales de economía?

-Alguien que no lee novelas -replicó él con un encogimiento de hombros.

Mariana abrió los ojos con fingido horror.

-Eso explica muchas cosas.

Andrés dejó escapar una risa baja y genuina.

-¿Te gusta leer?

-Mucho -respondió ella-. Mi abuela tenía una pequeña biblioteca en su casa. Me pasaba las tardes ahí cuando era niña.

-¿Qué tipo de libros?

-De todo un poco. Pero me encantaban las historias sobre segundas oportunidades.

Hubo un breve silencio en el que sus miradas se cruzaron por un instante más de lo necesario.

Andrés desvió la vista y se pasó una mano por el cabello.

-No creo en segundas oportunidades -murmuró, más para sí mismo que para ella.

Mariana dejó de organizar los libros y lo observó con atención.

-¿Por qué no?

Él tardó en responder. Sus dedos tamborileaban contra el brazo del sofá, una señal de que su mente estaba viajando a un lugar lejano.

-Porque hay cosas que no se pueden recuperar -dijo finalmente.

Mariana entendió de inmediato. Andrés no hablaba en general, hablaba de su esposa. Del amor que había perdido y del que se había convencido de que no había vuelta atrás.

-Quizás no se trata de recuperar lo perdido -dijo ella con suavidad-. Sino de abrir espacio para algo nuevo.

Andrés la miró por un largo momento.

Había algo en la forma en la que Mariana decía las cosas, con esa mezcla de ternura y certeza, que lo hacía sentir incómodo de una manera que no sabía explicar. Como si, de alguna manera, ella viera más allá de la coraza que había construido durante años.

-Es tarde -dijo él, cambiando el tema-. Deberías descansar.

Mariana entendió la retirada, pero no lo presionó.

-Buenas noches, Andrés.

Se giró y caminó hacia su habitación, dejándolo solo en la sala.

Él exhaló lentamente y apoyó la cabeza en el respaldo del sofá, mirando el techo.

No creía en segundas oportunidades.

Pero entonces, ¿por qué Mariana hacía que todo se sintiera diferente?

4o