El CEO y la Niñera
img img El CEO y la Niñera img Capítulo 3 3
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Capítulo 6 6 img
Capítulo 7 7 img
Capítulo 8 8 img
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Capítulo 13 13 img
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Capítulo 23 23 img
Capítulo 24 24 img
Capítulo 25 25 img
Capítulo 26 26 img
Capítulo 27 27 img
Capítulo 28 El Precio de la Ambición img
Capítulo 29 El Camino Hacia el Perdón img
Capítulo 30 El Reto del Corazón img
Capítulo 31 El Desafío de lo Desconocido img
Capítulo 32 La Prueba del Cambio img
Capítulo 33 El Retorno del Pasado img
Capítulo 34 Vínculos de Confianza img
Capítulo 35 Nuevas Raíces img
Capítulo 36 Tiempos de Cambio img
Capítulo 37 Ecos del Pasado img
Capítulo 38 Un Nuevo Comienzo img
Capítulo 39 Un Futuro por Construir img
Capítulo 40 Tejiendo un Futuro Juntos img
Capítulo 41 Una Sorpresa Inesperada img
Capítulo 42 La Decisión Correcta img
Capítulo 43 Un Nuevo Comienzo img
Capítulo 44 Distancia y Nostalgia img
Capítulo 45 Una Sombra del Pasado img
Capítulo 46 Confusión y Claridad img
Capítulo 47 El Valor del Presente img
Capítulo 48 Aceptación y Renacimiento img
Capítulo 49 Lo Que Nos Une img
Capítulo 50 El Valor de los Pequeños Momentos img
Capítulo 51 La Confesión Silenciosa img
Capítulo 52 Nuevos Comienzos img
Capítulo 53 Conexión Profunda img
Capítulo 54 Desvelando el Corazón img
Capítulo 55 Creciendo Juntos img
Capítulo 56 La Tormenta Interna img
Capítulo 57 El Desafío de Abrazar el Futuro img
Capítulo 58 El Arte de Aprender a Confiar img
Capítulo 59 La Decisión Crucial img
Capítulo 60 El Camino hacia lo Desconocido img
Capítulo 61 El Despertar de una Nueva Realidad img
Capítulo 62 Un Paso Hacia lo Desconocido img
Capítulo 63 El Peso del Cambio img
Capítulo 64 La Carga de la Responsabilidad img
Capítulo 65 La Reunión Decisiva img
Capítulo 66 El Eco de la Decisión img
Capítulo 67 La Decisión Final img
Capítulo 68 El Reflejo de la Decisión img
Capítulo 69 El Camino Hacia la Reconstrucción img
Capítulo 70 El Valor de la Vulnerabilidad img
Capítulo 71 El Primer Paso Hacia la Reconciliación img
Capítulo 72 El Peso del Perdón img
Capítulo 73 El Silencio del Corazón img
Capítulo 74 Rumbo al Futuro img
Capítulo 75 Renovación img
Capítulo 76 Navegando la Tormenta img
Capítulo 77 La Tormenta se Desata img
Capítulo 78 Decisiones Cruciales img
Capítulo 79 El Peso de las Decisiones img
Capítulo 80 El Peso del Futuro img
Capítulo 81 El Camino de la Transformación img
Capítulo 82 Voces Silenciadas img
Capítulo 83 Decisiones Cruciales img
Capítulo 84 Desvelando el Miedo img
Capítulo 85 El Valor de la Vulnerabilidad img
Capítulo 86 El Eco de las Decisiones img
Capítulo 87 La Decisión de un Nuevo Comienzo img
Capítulo 88 La Encrucijada del Corazón img
Capítulo 89 El Valor de Amar img
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Capítulo 3 3

El tráfico de la ciudad era un caos cuando Andrés regresó a casa. Había pasado todo el día en reuniones y llamadas interminables, y lo único que quería era una ducha caliente y un poco de silencio. Pero, al abrir la puerta de su apartamento, lo primero que percibió fue un delicioso aroma que provenía de la cocina.

Frunció el ceño. ¿Desde cuándo su casa olía a comida casera?

Dejó su maletín en el recibidor y avanzó con curiosidad. Al llegar a la cocina, se encontró con una escena que nunca habría imaginado en su hogar tan meticulosamente ordenado: Mariana estaba de espaldas a él, cocinando con una soltura natural, mientras Lucas estaba sentado en una silla alta, observándola con atención.

-Y ahora, el toque final... -dijo Mariana, espolvoreando un poco de queso sobre un plato de pasta humeante-. ¿Qué opinas, chef Lucas?

-¡Se ve delicioso! -exclamó el niño emocionado.

Andrés carraspeó, haciéndoles notar su presencia. Mariana se giró con una sonrisa, sin parecer sorprendida.

-Bienvenido, Andrés. Justo a tiempo para la cena.

Él arqueó una ceja y cruzó los brazos.

-No sabía que cocinar estaba dentro de tus responsabilidades.

-Técnicamente no lo está -admitió ella con un encogimiento de hombros-. Pero cuando vi lo que había en la nevera, me di cuenta de que Lucas no tenía muchas opciones saludables. Pensé que un plato casero no haría daño.

Andrés miró a su hijo, quien lo observaba con ojos brillantes, claramente esperando su reacción. Sus planes de encerrarse en su oficina y trabajar hasta la medianoche se tambalearon un poco.

-Espero que te guste la pasta -añadió Mariana, sirviendo otro plato y colocándolo en la mesa.

Andrés dudó. No estaba acostumbrado a este tipo de dinámica. Su cena usual consistía en algo rápido, muchas veces traído por su asistente, y rara vez comía con Lucas porque solía llegar tarde. Pero algo en la escena lo hizo sentir... en casa.

Sin decir nada más, se sentó en la mesa.

Lucas sonrió y Mariana pareció satisfecha mientras servía su propio plato.

-Entonces, dime, Lucas -dijo ella mientras tomaba su tenedor-, ¿cómo le fue a Max en su misión espacial hoy?

Los ojos de Lucas se iluminaron.

-¡Descubrió un planeta nuevo! Es de colores y todo el mundo allí come helado en el desayuno.

Andrés escuchaba la conversación con atención, sorprendiéndose a sí mismo al sonreír. Mariana tenía una habilidad especial para hacer que Lucas se abriera, algo que a él le costaba mucho.

Después de unos minutos, Andrés probó la pasta. Para su sorpresa, estaba deliciosa.

-Esto... está muy bueno -admitió con cautela.

-¿Eso es un cumplido? -bromeó Mariana, arqueando una ceja.

Él sonrió apenas.

-Es una confirmación objetiva de calidad.

Mariana rió y continuaron comiendo en una atmósfera relajada, algo que Andrés no recordaba haber experimentado en mucho tiempo.

Cuando terminaron, Mariana y Lucas comenzaron a recoger los platos mientras Andrés observaba en silencio. Se dio cuenta de lo diferente que se sentía su hogar con Mariana allí. No era solo que se ocupara de Lucas; era la calidez que traía, la facilidad con la que llenaba los espacios vacíos.

Cuando Lucas se fue a dormir, Andrés se quedó en la sala con Mariana.

-Te agradezco lo de la cena -dijo él finalmente-. No era necesario.

-Lo sé -respondió ella, mirándolo con una sonrisa-. Pero a veces lo necesario y lo importante no son lo mismo.

Andrés la observó por un momento, sintiendo que, por primera vez en años, alguien lo veía más allá de su título de CEO o su fachada de hombre inquebrantable.

-Descansa, Andrés -dijo Mariana antes de dirigirse a su habitación.

Él se quedó en la sala un rato más, mirando la mesa vacía, preguntándose por qué esa noche se sentía diferente.

Y por qué, después de tanto tiempo, no le molestaba.

            
            

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