Capítulo 2 Jugando en Contra

Samuel no supo cómo llegó de regreso a su penthouse. El camino desde el café hasta su departamento había sido un borrón de luces y bocinas, su mente atrapada en una espiral de pensamientos confusos y sentimientos contradictorios.

Se dejó caer en el sofá de cuero negro, aflojándose la corbata mientras cerraba los ojos con frustración. ¿Cómo era posible que estuviera otra vez en esta situación?

Cuando estaban en la universidad, había pensado más de una vez en confesarle sus sentimientos, pero siempre había algo que lo detenía: el miedo a perderla, a que las cosas cambiaran, a que su amistad se rompiera. Y ahora, años después, el destino le daba una segunda oportunidad... solo para verlo caer en el mismo maldito papel.

Solo que esta vez era peor. Porque ahora ella no solo lo veía como su mejor amigo, sino que esperaba que la ayudara a enamorar a otro.

Tomó su celular y deslizó la pantalla, deteniéndose en el chat con Laura.

Laura: "Eres el mejor, Sammy. Sé que contigo a mi lado, podré hacer que se fije en mí. 💖"

Ese emoji de corazón le supo a una puñalada en el pecho. No importaba cuántas veces lo leyera, sabía que no tenía el significado que él deseaba.

Samuel dejó el teléfono sobre la mesa y se pasó una mano por el cabello. Necesitaba pensar.

A la mañana siguiente, Laura lo estaba esperando en la recepción de su empresa.

Era raro verla allí, en su mundo, en el entorno donde él era alguien poderoso, respetado. Laura siempre había sido parte de su pasado, de la época en la que aún no tenía su imperio. Y sin embargo, allí estaba, de pie en el lobby de vidrio y mármol, sonriendo como si los años no hubieran pasado.

-Wow -dijo ella mientras él se acercaba-. No sé qué me impresiona más, el tamaño de este edificio o el hecho de que ahora todos te llamen 'señor Fuentes'.

-Solo cuando quieren que les aumente el sueldo -bromeó él, tratando de relajar la tensión en su pecho.

Salieron juntos a una cafetería cercana, un lugar más discreto donde no estuvieran rodeados de empleados que lo observaban con curiosidad.

-Bien -dijo Samuel después de tomar un sorbo de su café-. Cuéntame sobre él.

Laura sonrió y apoyó los codos en la mesa con entusiasmo.

-Se llama Andrés. Trabaja en el departamento de marketing. Es creativo, seguro de sí mismo, y tiene un sentido del humor increíble. Cada vez que habla en una reunión, todos lo escuchan. Y no sé, Sammy... hay algo en él que me atrae.

Samuel sintió un nudo en la garganta, pero mantuvo su expresión neutral.

-¿Y por qué crees que no se ha fijado en ti?

Laura hizo una mueca.

-Porque soy terrible para dar señales. Ya me conoces. Cuando me gusta alguien, actúo como si no me importara en lo absoluto. Y creo que él me ve solo como su compañera de trabajo.

Exactamente como tú me ves a mí.

Samuel se obligó a apartar el pensamiento.

-Entonces, ¿quieres que te ayude a hacer que se fije en ti?

-¡Exacto! -exclamó ella con emoción-. Necesito que me entrenes. Como un coach del amor.

-¿Coach del amor? -repitió él con una sonrisa irónica.

-¡Sí! Tú sabes cómo funciona la mente de los hombres, ¿no? Quiero que me digas qué hacer, cómo actuar, cómo hacerme notar sin parecer desesperada.

Samuel se quedó en silencio por unos segundos. Tenía dos opciones.

Podía decirle que no, que no podía ayudarla, que no estaba dispuesto a ser el espectador de su propio sufrimiento. Pero eso significaría alejarse de ella otra vez.

O podía aceptar. Podía enseñarle todo lo que sabía... y al mismo tiempo, buscar la forma de hacerle ver que el hombre que siempre la había amado estaba sentado justo frente a ella.

-Está bien, Laura. Te ayudaré.

Ella soltó un grito ahogado de felicidad y se lanzó sobre la mesa para abrazarlo.

-¡Gracias, gracias, gracias! Sabía que podía contar contigo.

Samuel cerró los ojos y permitió que el momento durara un poco más de lo necesario.

Porque sabía que, tarde o temprano, tendría que romper su propio corazón.

Esa misma tarde, Laura le envió un mensaje.

Laura: "Primera lección. ¿Qué hago mañana para llamar su atención?"

Samuel sonrió con amargura y comenzó a escribir.

Samuel: "Para empezar, usa algo que te haga sentir segura. No algo que creas que a él le gustaría, sino algo que te haga caminar con confianza."

Laura: "Ohhh, me gusta. ¿Y luego?"

Samuel: "Cuando hables con él, toca sutilmente su brazo o su hombro. El contacto físico siempre es importante."

Laura: "Eres un genio. Lo intentaré y te contaré cómo me va."

Samuel dejó el teléfono a un lado y se pasó una mano por la cara.

Estaba entrenando a la mujer que amaba para que enamorara a otro.

Si había un infierno, sin duda se parecía mucho a esto.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022