/0/16064/coverbig.jpg?v=acee9cbc071c3f0558a9f17b03d6a22a)
Lo miro con una emoción que va en aumento. -Lo más cómodo que puedas encontrar. Un tacón de unos siete centímetros. Preferiblemente, de aguja.
Los ojos de Vargas saltan a la varita que sostengo y luego a mi rostro. Sus ojos se iluminan con comprensión. -¿Buscas un estilo?-
-Cómpralos todos.-
-¿Todos?- Sus cejas se elevan.
Doberman, que estaba escuchando atentamente, también hace un pequeño gesto con las cejas.
Mi teléfono suena.
Le respondo mientras entro al ascensor. -Clay-.
-Sólo quiero comprobar que no lo hayas olvidado hoy -espeta mi hermano.
Sonrío ante su tono. Clay tiene una personalidad brusca por naturaleza, y se ha endurecido tras años en el ejército. Está empezando a suavizarse gracias a su novia, pero todavía parece agresivo cada vez que abre la boca.
Tenemos eso en común, aunque tiendo a tener ese efecto sólo en la gente de negocios.
-Por supuesto que no lo he olvidado. ¿Crees que me perdería el debut comercial de mi sobrino?
-Solo para asegurarme de que no lo olvides. Abe está deseando verte allí-.
-¿Qué debo llevarle a mis sobrinos favoritos?-
-¿Regan? No ha cambiado nada en sus preferencias por las jirafas.
-¿Qué opinas de una jirafa viva?-
-Mientras seas tú el que recoja los excrementos de jirafa-.
Me río. -¿Y Abe? ¿Qué le compro?-
-¿En serio? Una charla motivadora. Está nervioso por cómo resultó todo esto. Por eso Island se tomó la molestia de organizar una fiesta. Según ella, necesita el apoyo de familiares y amigos-.
Los ascensores se abren.
Salgo con una sonrisa burlona. -¿Y según tú?-
-Aunque sea un inútil, tiene que aceptarlo, pero no puedo decirlo en voz alta. Island ya sabe disparar un arma. -Hay un dejo de cariño en la voz de mi hermano que no había oído desde que falleció Anya.
Me alegro de que haya encontrado a una mujer lo suficientemente loca como para soportarlo. Island es buena para Clay. Y no le hace daño que ella también esté enamorada de Regan y Abe.
Termino la llamada y asiento con la cabeza cuando mi chofer abre la puerta de mi limusina. Vargas se sienta a mi lado.
-¿Estarás ocupado esta noche?-
-La familia primero.-
-Alguien se está volviendo blando con la edad-.
Resoplo porque el comentario es ridículo en todos los aspectos.
Vargas me mira con seriedad mientras el auto se pone en marcha. -¿Por qué no lo arrestaron en el acto?-
-¿Quién? ¿Winifred?
-Le robó a la empresa. Una cantidad importante, además. No es propio de ti guardar una tarjeta tan poderosa-.
-Le estoy permitiendo que ponga su casa en orden antes de ir a la cárcel. -Meto una mano en el bolsillo y toco el talón de nuevo-. ¿No fuiste tú quien me dijo que usara un enfoque más suave?
-¿Desde cuándo sigues mis consejos?-
Yo sonrío.
Vargas se remueve en su asiento. -Ese tacón que encontraste en el suelo... ¿por qué es tan significativo?-
Muevo mi mirada de él a la ventana.
-¿Es de ella? ¿De la chica de la que estás enamorado desde hace una década?-
-Pásame los archivos de los paquetes de indemnización. Necesito hacer algunos ajustes-.
Vargas hace lo que le pido, pero no cambia de tema. -Es ella, ¿verdad? La conociste. Por eso no te gustaba Winifred. Por eso te has estado acariciando ese palo en los pantalones...
-Vamos, Vargas. Lenguaje -murmuro.
Me mira con el ceño fruncido. -Lo digo por ti. Comprarle a tu primer amor una tienda llena de zapatos de diseño no hará que ella corra a tus brazos-.
-¿Cómo lo sabes? -Lo miro con una ceja arqueada-. He salido con otras mujeres que estaban encantadas de recibir regalos míos.
-No me hagas reír, Bolton. Tú no sales con otras mujeres. Juegas con ellas. Y tus regalos son regalos de despedida. Las únicas que no se dan cuenta de eso son las mujeres que ven frustradas sus esperanzas.
Abro el archivo y lo escaneo, sin molestarme en responder.
-Está bien. No me lo digas. Ya sé su nombre. Puedo buscarla. Ana Maura. Suena muy bonito.
Mis ojos se dirigen hacia los suyos.
Vargas sonríe como si hubiera ganado algún tipo de juego. -¿Qué? ¿Es demasiado preciosa para buscarla en Google?-
-Estás exagerando.-
-El Rey Helado tiene una debilidad-.
-Y tienes una boca grande.-
-Te derrites con solo mencionar su nombre. ¿Cómo se le llama a eso de otra manera?-
-Borra esa sonrisa de tu cara o estás despedido -murmuro.
-Ojalá me despidieran -murmura Vargas hacia la ventana-. Así no tendría la presión alta ni el colesterol.
-Tienes el colesterol alto porque comes tocino en cada comida-.
-Oye, el tocino es un grupo de alimentos. -Frunce el ceño-. Déjame en paz, Bolton.
Solté una risita. A veces Vargas parece más un hermano mayor quisquilloso que un asistente ejecutivo.
-Oye, ¿Vargas?
-¿Qué?- se queja.
-¿Sabes dónde puedo comprar una jirafa viva?-