Capítulo 5 Capítulo 5

Lucía observó las elocuentes miradas que los presentes intercambiaban, y se quedó perpleja. '¿Qué? ¿Qué?'.

"Queitán. Tú no te preocupas por mí ni por la familia Heredia".

"Oye, tú.". Lucía estaba muy enojada.

Se volvió para mirar al Sr. Herández: "Papá, míralo. Es absurdo. Queitán, Charlize es mi nuera. ¿Cómo te atreves? Cómo te atreviste a acostarte con ella?".

Las reglas en la familia eran estrictas y el Sr. Herández siempre había sido riguroso con sus descendientes, especialmente con Queitán. Pero ahora, el señor Herández estaba tan furioso que no dejaba de toser. Se sentía asfixiado.

El mayordomo inmediatamente se le acercó y le dio unas palmaditas en la espalda para calmarlo. Los guardaespaldas y los sirvientes que lo habían seguido hasta aquí estaban tan asustados que todos contuvieron la respiración.

Lucía se desahogó: "Papá, sé que Queitán es tu único nieto y el heredero de la familia Herández. Todos lo consienten y lo favorecen. Tenías prisa porque se casara, y ahora él...".

Se sentía agraviada y gritó: "Queitán se acostó con su prima política. Charlize es la esposa de Caín y Queitán se aprovechó de su posición como señorito de la familia Herández para hacer algo muy inmoral". "¡Cuán avergonzado estará Caín! ¡Cuánto chismearán sobre la familia Heredia!".

El enfado de Lucía era tal que gritó en la sala: "Ustedes dos son tremendos descarados".

Su voz era estridente y fuerte. En la sala, Charlize palideció. Su corazón estaba herido a causa de esos duros insultos.

"Caín, ¿qué piensas? Aquella noche en el hotel.", dijo Queitán con voz fría y contundente.

Todos miraron a Caín, que se veía extremadamente desconsolado. Cuando oyó la palabra "hotel", inmediatamente se acordó de su plan.

"Tía, ¿por qué no le preguntas a tu hijo por qué envió a Charlize a mi cama.". Queitán sonrió de manera burlona y miró a Lucía.

De repente, esta enmudeció. Estaba en shock.

Los ojos de Caín acusaban remordimiento, pero, al mismo tiempo, estaba enojado.

Replicó en voz alta: "Admito que quería divorciarme de Charlize, pero solo quería tomarle algunas fotografías para amenazarla. La odiaba y no encontraba un hombre que se acostara con ella, así que decidí ponerme yo mismo los cuernos".

Él había hecho los preparativos para que aquella noche alguien drogara a Charlize y le tomara algunas fotos. De esta forma, podría humillarla y amenazarla con el divorcio, pero ¿qué...? '¿Cómo pasó eso?'.

'¿Qué pudo haber pasado para que ella, efectivamente, se acostara con otro hombre?'.

'Y ese hombre fue Queitán'.

"Señor Herández, ya tengo el informe". De repente, un médico se acercó corriendo.

Le entregó respetuosamente un informe de la prueba de paternidad.

Habían utilizado sangre de vena materna como muestra para la prueba de paternidad, según la última tecnología genética. Esto ayudaba a identificar al padre de un bebé en materia de genética.

Nadie se atrevió a decir nada. La manera en que miraban el informe en la mano del anciano sugería un revoltijo de emociones.

El señor Herández miró el informe y guardó silencio. Levantó la cabeza y miró fijamente a la mujer que estaba ingresada.

El respetable anciano miró detenidamente a Charlize, que estaba pálida y agarraba con fuerza la sábana.

Se veía confundida e inquieta.

'¿Por qué mi vida tomó este rumbo? ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer?', pensó.

Después de un largo rato, de pronto, el Sr. Herández habló con voz grave y con un tono de seriedad y severidad. "Quédate con el bebé".

A Charlize la llevaron para una espaciosa habitación. Se sentía molesta, mirando aquella decoración desconocida. No pudo evitar suspirar.

Las palabras del Sr. Herández sorprendieron a todos los que estaban en el hospital aquel día.

A Charlize la obligaron a permanecer en el hospital durante tres días, después de lo cual la llevaron con la familia Herández, esta mañana.

Ella acarició su plano vientre inconscientemente. Aunque habían pasado tres días, su mente seguía estando confusa.

Aquella noche en el hotel, se enojó tanto que olvidó tomar la pastilla anticonceptiva.

Estaba embarazada. Era verdad, llevaba en su vientre un bebé de la familia Herández.

Sentía que todo aquello era irreal, un espejismo.

De repente, alguien entró. Una mujer mayor se le acercó con una amable sonrisa. "Hola, señorita. Me llamo Farah y soy la cuidadora que estará a cargo de su dieta y de su vida diaria a partir de ahora. Si necesita algo, por favor, digámelo".

Charlize la miró fijamente y pareció avergonzada. No estaba acostumbrada a que la gente de la familia Herández la llamara "señorita".

Farah percibió su cortedad y sonrió amablemente. "Señorita, el patrón ya ha dado la orden y la familia Herández está ocupada preparando su boda con el señorito. Haremos todo lo posible por ocuparnos de cada detalle de la boda. Durante este tiempo, todo lo que necesita hacer es cuidar al bebé".

Al oír eso, Charlize empezó a calmarse un poco.

"Señorita, primero descanse. Hay una criada allá fuera. Puede tocar el timbre que está al lado de la cama si necesita algo".

Charlize asintió y Farah salió y cerró la puerta.

Charlize giró la cabeza y, de manera fortuita, vio los dos cuadernos rojos que estaban sobre la mesita de noche. Se puso de pie, se acercó y tomó uno de los certificados de matrimonio con la mano derecha. Su expresión facial era todo un enigma.

"De hecho, me casé con él", murmuró. A ella misma le parecía increíble.

Abrió el certificado de matrimonio. En la foto, los dos tenían una expresión adusta. En ese momento, ella estaba realmente nerviosa.

Cuando salió del hospital esta mañana, el conductor primero la llevó al gabinete de asuntos civiles. El Sr. Herández le ordenó a Caín que se divorciara de ella y, poco después de divorciarse, ella se dio la vuelta, se tomó una foto con Queitán y se casó en el registro.

Charlize esbozó una sonrisa de impotencia. Era incapaz expresar con palabras lo que sentía.

Lucía nunca estuvo de acuerdo con que ella se divorciara de Caín, pero ahora que el Sr. Herández se hizo cargo del asunto personalmente, nadie se atrevió a oponerse.

En cuanto al matrimonio, a ella le parecía que no tenía ni voz ni voto. Al principio, pensó que el anciano solo quería que ella diera a luz al bebé, no esperaba que él le permitiría casarse con Queitán.

'Se dice que un niño hace que su madre sea más respetada. ¿Ese es mi caso?'. Se rio de sí misma.

De hecho, ella no quería casarse con un miembro de la familia Herández, para nada.

Cuando la llevaron al gabinete de asuntos civiles, se quedó totalmente atónita y no se atrevió a resistirse. Varios guardaespaldas la seguían y, en esta situación, ella solo podía seguir la corriente.

Lo que más la confundía era que Queitán no le respondía al Sr. Herández. Ella lo veía como una persona desobediente.

Charlize se sentía inquieta. Este anciano de la familia Herández parecía muy severo y, por otra parte, ella no podía ofender a Queitán.

Estuvo tensa durante la mayor parte del día que pasó con la familia Herández. Las criadas fueron muy educadas con ella. Farah organizó su dieta y le dijo lo que debía y lo que no debía hacer durante el embarazo.

Cenó sola y luego la enviaron de regreso al dormitorio principal, y le dijeron que se fuera a la cama temprano.

De hecho, por la noche estaba muy cansada, pero, al mirar la cama matrimonial, se avergonzó mucho.

Aunque la criada había cambiado las sábanas, esa seguía siendo la cama de Queitán y se sentía incómoda en ella.

Estuvo levantada hasta medianoche. Cuando ya no podía mantener los ojos abiertos, miró hacia la puerta.

Se dio aliento y se subió a la cama grande y suave. 'Tal vez Queitán no pudo regresar porque está haciendo horas extras'.

'Dormiré un rato. Cuando él vuelva, tendré que hablar con él sobre el horario del sueño'.