Engaños en el paraíso
img img Engaños en el paraíso img Capítulo 2 ¡¿QUÉ DEMONIOS !
2
Capítulo 11 PARECE QUE ALGUIEN TIENE HAMBRE img
Capítulo 12 LA SOMBRA DE RICARDO img
Capítulo 13 ALICIA, TIENE RAZÓN img
Capítulo 14 ¡ES AHORA O NUNCA! img
Capítulo 15 ¡NO TE METAS, IDIOTA! img
Capítulo 16 ENTRE LA ESPADA Y LA PARED img
Capítulo 17 ¿ESTÁS SALIENDO CON ALEJANDRA img
Capítulo 18 TENIA GANAS DE VERTE img
Capítulo 19 TENGO UN PASADO img
Capítulo 20 PORFAVOR... NO ME DEJES img
Capítulo 21 ENTREGA PROHIBIDA img
Capítulo 22 YO TE QUIERO EN TODAS TUS VERSIONES, JASON img
Capítulo 23 ALEJANDRA img
Capítulo 24 NO QUIERO QUE NADIE NOS SEPARE img
Capítulo 25 ¿QUÉ ACABO DE DECIR img
Capítulo 26 LA VERDAD SALE A LA LUZ img
Capítulo 27 DE AQUÍ EN ADELANTE, TÚ img
Capítulo 28 NO SON FANTASMAS img
Capítulo 29 PEDIDA DE MATRIMONIO img
Capítulo 30 PORQUE TE AMO, JASON img
Capítulo 31 EL SILENCIO DE ALEJANDRA img
Capítulo 32 TENGO MIEDO img
Capítulo 33 ¿QUIÉN ES ESE JASON img
Capítulo 34 NECESITAMOS HABLAR img
Capítulo 35 CONFRONTACIÓN EN LA OSCURIDAD img
Capítulo 36 NECESITO RESPUESTAS, NECESITO SABER LA VERDAD img
Capítulo 37 FER, SUÉLTAME img
Capítulo 38 NO SÉ QUE HACER img
Capítulo 39 HABLARÉ CON ELLA img
Capítulo 40 UN NUEVO COMIENZO... ¿O UN FINAL img
Capítulo 41 ¿POR QUÉ ME CUESTIONAS ASÍ img
Capítulo 42 ¿PODEMOS HABLAR EN PRIVADO img
Capítulo 43 LO SIENTO, ALEJANDRA img
Capítulo 44 TAL VEZ... TAL VEZ ES ASÍ COMO DEBE DE TERMINAR TODO img
Capítulo 45 TAL VEZ ES LO MEJOR img
Capítulo 46 REGRESO A LA REALIDAD img
Capítulo 47 ¿ACASO NO LE IMPORTA LO QUE PASÓ img
Capítulo 48 ¡OYE! img
Capítulo 49 Y MIREN NADA MÁS QUIEN SE DIGNÓ A VENIR img
Capítulo 50 ME DOLIÓ MUCHO img
Capítulo 51 CONCUERDO, AMIGA img
Capítulo 52 ¿ESTÁS CELOSA img
Capítulo 53 EL PRECIO DEL ENGAÑO img
Capítulo 54 JASON, PORFAVOR... img
Capítulo 55 NECESITO TIEMPO img
Capítulo 56 ME MINTIÓ img
Capítulo 57 ¿ELLA TE DIJO ESO img
Capítulo 58 ¡NO OLVIDES TU TELÉFONO! img
Capítulo 59 SÍ, PAPI, SUBE img
Capítulo 60 HEMOS LLEGADO img
Capítulo 61 A DISTANCIA img
Capítulo 62 JASON... YO... TE QUIERO img
Capítulo 63 NO TIENES NADA QUE AGRADECER img
Capítulo 64 PERO AHORA... ¿Y AHORA QUÉ HAGO img
Capítulo 65 MADRID img
Capítulo 66 DEJA DE DAR VUELTAS AL ASUNTO img
Capítulo 67 Y TÚ, JASON, ¿QUÉ VAS A PEDIR img
Capítulo 68 AJUSTE DE CUENTAS img
Capítulo 69 NO DUDES EN HACERLO, ¿SI img
Capítulo 70 SHHHH... NO DIGAS NADA, JASON img
Capítulo 71 SÍ, SALIMOS ESTA NOCHE img
Capítulo 72 ¡CLARO QUE ESTOY SEGURO! img
Capítulo 73 ¿HOLA img
Capítulo 74 ES... ES UNA LLAMADA DE TRABAJO img
Capítulo 75 TIENES RAZÓN img
Capítulo 76 NUEVOS HORIZONTES img
Capítulo 77 BARCELONA img
Capítulo 78 ¿POR QUÉ TE DIRÍAN ESO img
Capítulo 79 ¡ME APUNTO! img
Capítulo 80 VAMOS A TENER UN BEBÉ img
Capítulo 81 TE AMO, ALEJANDRA img
Capítulo 82 CANCÚN: BAJO LAS ESTRELLAS img
Capítulo 83 ¡SÍ, QUIERO! img
Capítulo 84 ¿POR QUÉ NO img
Capítulo 85 PREOCUPACIÓN img
Capítulo 86 ¿QUÉ PASA, AMOR img
Capítulo 87 ESTÁ BIEN, VAMOS img
Capítulo 88 LA HUELLA DE RICARDO img
Capítulo 89 RICARDO, Y MÁS PROBLEMAS img
Capítulo 90 NO LO SÉ, AMOR img
Capítulo 91 GRACIAS, JASON img
Capítulo 92 ¡SUÉLTAME! img
Capítulo 93 CONFRONTACIÓN img
Capítulo 94 ¿AHORA TE IMPORTA, RICARDO img
Capítulo 95 DEJA DE GRITARLE, RICARDO img
Capítulo 96 ALICIA, ¿ESTÁS BIEN img
Capítulo 97 DENLE UN SUSTO img
Capítulo 98 PERO, YA PASÓ img
Capítulo 99 BUENOS DÍAS, JASON img
Capítulo 100 UN NUEVO COMIENZO img
img
  /  2
img

Capítulo 2 ¡¿QUÉ DEMONIOS !

Antes de que pudiera siquiera articular una disculpa coherente, antes de que pudiera entender del todo la magnitud de lo que acababa de pasar, antes de que el peso de la vergüenza y la decepción conmigo mismo me hundiera por completo, escuché una voz familiar, llena de indignación:

-¡¿Qué demonios está pasando aquí?!

Mi mente era un torbellino. Esto no puede estar pasando. Sentía la mirada de Alicia clavada en mí, una mirada que antes me transmitía cariño y ahora solo reflejaba incredulidad y... ¿decepción? Me sentía avergonzado, furioso conmigo mismo por haber reaccionado así, por haber perdido el control de esa manera. Y, sobre todo, me sentía terriblemente culpable. Había arruinado las vacaciones. Las nuestras vacaciones. Todo por un estúpido accidente, por una serie de desafortunados... roces. Tartamudeé, intentando explicarme, pero las palabras se negaban a salir.

-Yo... yo... no... es que... yo... -balbuceé, sintiendo un nudo en la garganta.

Justo en ese instante, otra voz se sumó al creciente caos. Era Eduardo, que llegaba corriendo, con el ceño fruncido y una expresión de desconcierto. Y detrás de él, mi hermana Alejandra, con su novio, observando la escena con curiosidad.

-¿Qué pasa aquí? ¿Qué son estos gritos? -preguntó Eduardo, deteniéndose frente a nosotros.

Mi hermana Alejandra, con una mezcla de preocupación y confusión en el rostro, se acercó a mí.

-Jason, ¿estás bien? ¿Qué pasó?

Antes de que pudiera responder, la chica con la que había tenido el... incidente se adelantó, señalándome con el dedo acusador.

-¡Este tipo me agredió! ¡Me tiró al suelo, me manoseó cuando intenté levantarme y, encima, me acaba de pegar! ¡Es un asqueroso!

Mi hermana Alejandra frunció el ceño, mirando de la chica a mí con creciente confusión. Eduardo, por su parte, me miraba con incredulidad. Sabían que yo jamás haría algo así.

Alicia, con la furia reflejada en el rostro, se interpuso entre nosotros, protegiéndome con su cuerpo.

-¡Eso no es cierto! -espetó a la chica. -Jason jamás haría algo así. Lo conozco. ¡Lo vi! ¡Tú lo abofeteaste primero sin ninguna razón!

La chica soltó una risita sarcástica.

-¿Sin razón? ¡Me tocó! ¡Me empujó! ¡Me volvió a pegar cuando le pedí explicaciones! ¡Como si fuera poca cosa que casi me disloca un hombro por su culpa!

Alicia la miró con desprecio. Había visto perfectamente cómo la chica me había abofeteado sin que yo hiciera nada para merecerlo. Y ahora, esta... esta desconocida, se atrevía a mentir y a exagerar la situación.

-No te creo. Vi perfectamente lo que pasó. Te tropezaste, fue un accidente. Y después lo abofeteaste sin provocación. ¡No te hagas la víctima!

La chica se cruzó de brazos, con una sonrisa burlona.

-Ay, pobrecito. ¿Lo vas a defender? ¿Es tu noviecito? Pues que aprenda a controlar sus manos, porque a mí no me vuelve a tocar un pelo.

Sentí la sangre hervirme. La humillación era insoportable. No solo había arruinado mis vacaciones, sino que ahora está... esta mujer me estaba difamando delante de mis amigos y mi hermana. La mirada de incredulidad de Eduardo y la de decepción mezclada con preocupación de mi hermana me quemaban por dentro. Alicia, con la mandíbula apretada, estaba a punto de explotar.

-Mira, yo... -comenzó Alicia, intentando mantener la compostura, aunque su voz temblaba de indignación-. Sé que esto ha sido un malentendido, y te ofrezco una disculpa en nombre de Jason. Él es... torpe, sí, pero jamás haría algo así a propósito. ¿Qué te parece si te invito a algo para que...

-¿Acaso él no puede defenderse? Oh, es tan indefenso que tienen que venir a su ayuda -se burló la chica-. ¡Su amiguito es un acosador, y ustedes sus cómplices! ¡No todo se arregla con invitaciones ni dinero! -interrumpió, con una sonrisa petulante que se ensanchó al ver la creciente irritación en los rostros de Alicia y mi hermana. Se llevó una mano al pecho, como si estuviera a punto de desmayarse. -¡Me siento tan... violada! ¡Imagínense! ¡En plena playa! ¡A plena luz del día! ¡Qué horror! ¡Qué humillación! ¡Y luego me pega! ¡Como si yo fuera la culpable!

Mi hermana Alejandra apretó los labios, visiblemente molesta por la exageración de la chica. Alicia, por su parte, estaba a punto de perder la paciencia.

-¡Basta ya! -exclamó Alicia, con la voz temblando de furia-. ¡Estás llevando esto demasiado lejos! Fue un accidente, y Jason jamás te tocaría a propósito. ¡Deja de actuar como si hubieras sufrido un trauma!

La chica soltó una risita histérica.

-¿Un accidente? ¡Claro! ¡Un accidente que casi me deja sin respiración! ¡Sus... sus... manos... estaban por todas partes! ¡Y luego me golpea! ¡Como si yo me lo hubiera buscado! ¡Es un... un monstruo!

En ese momento, la tensión era palpable. Yo me sentía cada vez más hundido en la vergüenza, mientras veía cómo mis amigos y mi hermana se enfrentaban a esta... esta mujer que parecía disfrutar con la situación.

La chica, viendo el frente unido que representaban mis amigos y mi hermana, volvió a dirigirse a Alicia, con una sonrisa venenosa que me recorrió un escalofrío por la espalda.

-Dile a tu amiguito que la próxima vez tenga más cuidado con sus manos... y con otras partes de su cuerpo. Quizá así evite otro "accidente" tan... íntimo. -Enfatizó la palabra "íntimo" con una mirada cargada de malicia, recorriéndome con la mirada de arriba a abajo, antes de darse media vuelta y alejarse con una altivez que me exasperaba.

Un silencio incómodo se instaló entre nosotros después de que la chica se alejara. La tensión era casi física. Fue entonces cuando Eduardo, con una sonrisa socarrona, rompió el silencio:

-Vaya, Jason... Parece que alguien te ha declarado la guerra... ¡a la entrepierna!

Martín, el novio de mi hermana, para mi sorpresa, soltó una carcajada.

-Sí, hombre -dijo, dándome una palmada en el hombro-. ¡Menudo encuentro cercano del tercer tipo! ¡Casi te quedas sin... municiones!

Miré a Eduardo y Martín con una mezcla de incredulidad y alivio. A pesar de la situación, habían logrado aligerar el ambiente con sus bromas pesadas. Incluso yo mismo esbocé una débil sonrisa. Alicia, sin embargo, seguía con el ceño fruncido, aunque una pequeña sonrisa comenzaba a asomar en sus labios. La tensión, aunque disminuida, aún flotaba en el aire.

De repente, mi hermana Alejandra, con una energía que contrastaba con el tenso momento, me tomó del brazo.

-¡Vamos, Jason! -exclamó, con una sonrisa brillante-. ¡No vas a dejar que una... malentendida arruine nuestras vacaciones! ¡Escuché que hay una fiesta en la playa organizada por los socios de Martín! ¡Vamos a bailar!

Alicia asintió con entusiasmo, su ceño fruncido desapareciendo por completo.

-¡Sí! ¡Es la mejor manera de olvidar este... incidente! Además, necesito quemar algunas calorías después de tantos batidos.

La miré con incredulidad. ¿En serio querían ir de fiesta después de lo que acababa de pasar?

Mi hermana me dio un suave codazo.

-Vamos, Jason. No puedes controlar todas las situaciones incómodas que te presenta la vida. Lo importante es no dejar que te afecten. Además -añadió con una sonrisa pícara-, te defendiste como un campeón. ¡Le diste su merecido!

Alicia asintió, con una sonrisa que ahora sí era genuina.

-Sí, Jason. Estuvo bien que te defendieras. Aunque... -hizo una pausa, con una mirada burlona-, tengo que admitir que verte tan nervioso fue... interesante. ¡Nunca te había visto así! Parecías un tomate.

Mi hermana soltó una carcajada, uniéndose a la burla de Alicia.

En medio de las risas y las bromas, las palabras de mi hermana resonaron en mi cabeza: "Te defendiste como un campeón". Cerré los ojos por un instante, un recuerdo nítido de mi infancia inundándome la mente. Estaba en el jardín de casa, mucho más joven, con las rodillas raspadas y los ojos llenos de lágrimas. Un niño mayor me había empujado y me había quitado mi juguete favorito. Mi madre se arrodilló a mi lado, limpiando mis lágrimas con delicadeza.

"Jason, cariño," me dijo con voz suave pero firme, "nunca dejes que nadie te ponga una mano encima sin razón. No importa si es un niño o una niña, grande o pequeño. Si alguien te ataca, tienes que defenderte. No permitas que te humillen."

Me explicó que defenderme no significaba necesariamente devolver el golpe. Podía alejarme, pedir ayuda, usar mis palabras para defenderme. Pero si la situación lo requería, si mi integridad física estaba en peligro, entonces tenía que defenderme con todas mis fuerzas.

Abrí los ojos, sintiendo un peso menos en el pecho. Mi madre siempre había sido una mujer sabia. Me había enseñado valores importantes, como el respeto y la tolerancia, pero también me había inculcado la importancia de defenderme ante cualquier agresión. Y eso era lo que había hecho. Me había defendido.

Las palabras de mi hermana adquirieron un nuevo significado. No se trataba solo de una simple frase de ánimo. Era una confirmación de que había actuado correctamente, siguiendo el consejo de mi madre.

El recuerdo también me trajo a la mente otras enseñanzas de mi madre sobre cómo manejar situaciones incómodas. Me había enseñado a leer las señales, a anticipar posibles conflictos y a buscar salidas discretas antes de que las cosas escalaran. Pero esta vez... esta vez todo había pasado demasiado rápido. Un simple accidente se había convertido en una confrontación violenta en cuestión de segundos.

Las risas de Alicia y mi hermana seguían resonando a mi alrededor, pero ahora las escuchaba con una nueva perspectiva. No eran burlas crueles, sino muestras de cariño y apoyo. Me estaban ayudando a procesar lo que había pasado, a quitarle hierro al asunto.

Volví a mirarlas, con una sonrisa más sincera esta vez.

-Gracias -dije, con un tono de voz más firme-. Creo que necesitaba escuchar eso.

Respiré hondo, sintiendo cómo la tensión abandonaba mi cuerpo. Asentí con una sonrisa, recuperando poco a poco mi compostura.

-Está bien -dije, con un tono de voz firme y decidido-. Vamos a esa fiesta.

En ese instante, volví a ser yo mismo. El Jason serio y decidido que conocían mis amigos y mi familia. El Jason que no se dejaba vencer por las circunstancias. El Jason que estaba listo para disfrutar de sus vacaciones.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022