Una Novia Rendida del CEO
img img Una Novia Rendida del CEO img Capítulo 7 Cap. 7
7
Capítulo 10 Cap. 10 img
Capítulo 11 Cap. 11 img
Capítulo 12 Cap. 12 img
Capítulo 13 Cap. 13 img
Capítulo 14 Cap. 14 img
Capítulo 15 Cap.15 img
Capítulo 16 Cap. 16 img
Capítulo 17 Cap. 17 img
Capítulo 18 Cap. 18 img
Capítulo 19 Cap. 19 img
Capítulo 20 Cap. 20 img
Capítulo 21 Cap. 21 img
Capítulo 22 Cap. 22 img
Capítulo 23 Cap. 23 img
Capítulo 24 Cap. 24 img
Capítulo 25 Cap. 25 img
Capítulo 26 Cap. 26 img
Capítulo 27 Cap. 27 img
Capítulo 28 Cap. 28 img
Capítulo 29 Cap. 29 img
Capítulo 30 Cap. 30 img
Capítulo 31 Cap. 31 img
Capítulo 32 Cap. 32 img
Capítulo 33 Cap. 33 img
Capítulo 34 Cap. 34 img
Capítulo 35 Cap. 35 img
Capítulo 36 Cap. 36 img
Capítulo 37 Cap. 37 img
Capítulo 38 Cap. 38 img
Capítulo 39 Cap. 39 img
Capítulo 40 Cap. 40 img
Capítulo 41 Cap. 41 img
Capítulo 42 Cap. 42 img
Capítulo 43 Cap. 43 img
Capítulo 44 Cap. 44 img
Capítulo 45 Cap. 45 img
Capítulo 46 Cap. 46 img
Capítulo 47 Cap. 47 img
Capítulo 48 Cap. 48 img
Capítulo 49 Cap. 49 img
Capítulo 50 Cap. 50 img
Capítulo 51 Cap. 51 img
Capítulo 52 Cap. 52 img
Capítulo 53 Cap. 53 img
Capítulo 54 Cap. 54 img
Capítulo 55 Cap. 55 img
Capítulo 56 Cap. 56 img
Capítulo 57 Cap. 57 img
Capítulo 58 Cap. 58 img
Capítulo 59 Cap. 59 img
Capítulo 60 Cap. 60 img
Capítulo 61 Cap. 61 img
Capítulo 62 Cap. 62 img
Capítulo 63 Cap. 63 img
Capítulo 64 Cap. 64 img
Capítulo 65 Cap. 65 img
Capítulo 66 Cap. 66 img
Capítulo 67 Cap. 67 img
Capítulo 68 Cap. 68 img
Capítulo 69 Cap. 69 img
Capítulo 70 Cap. 70 img
Capítulo 71 Cap. 71 img
Capítulo 72 Cap. 72 img
Capítulo 73 Cap. 73 img
Capítulo 74 Cap. 74 img
Capítulo 75 Cap. 75 img
Capítulo 76 Cap. 76 img
Capítulo 77 Cap. 77 img
Capítulo 78 Cap. 78 img
Capítulo 79 Cap. 79 img
Capítulo 80 Cap. 80 img
Capítulo 81 Cap.81 img
Capítulo 82 Cap. 82 img
Capítulo 83 Cap. 83 img
Capítulo 84 Cap. 84 img
Capítulo 85 Cap. 85 img
Capítulo 86 Cap. 86 img
img
  /  1
img

Capítulo 7 Cap. 7

Capítulo 7

Max sintió unas ganas casi incontrolables de levantarse e ir con Natasha, pero en ese mismo instante, el móvil de Caterina vibró sobre la mesa. Tomó el aparato, leyó rápidamente el mensaje y, sin perder tiempo, se levantó.

"Tengo que irme, querida", dijo, guardando el móvil en su bolso.

"¿Estás segura?", preguntó Max, obligándose a mantener la calma.

"Sí", respondió con una leve sonrisa. "Pero puedes quedarte, no tienes que acompañarme".

Max dudó un momento, pero sabía que no podía dejarla ir sola.

"Te acompaño", insistió, intentando parecer más caballero de lo que se sentía en ese momento.

"No hace falta". Caterina lo miró con una mezcla de cariño e impaciencia.

"Pero insisto, vámonos".

Suspiró, sabiendo que Max ya había tomado una decisión.

"De acuerdo, gracias."

Max se levantó, posándole la mano en la espalda mientras la acompañaba fuera del restaurante. Sin embargo, antes de irse, no pudo resistirse a echar una última mirada a Natasha, que ahora estaba de pie en la barra, esperando su bebida. El vestido negro que llevaba moldeaba sus curvas a la perfección, acentuando su belleza de una forma casi hipnótica. Max sintió que se le aceleraba el corazón mientras sus ojos la devoraban, capturando cada detalle como si quisiera guardarlo para siempre en su memoria. Natasha estaba distraída, hablando con el camarero, pero por un breve instante, sus ojos se encontraron con los de Max. Notó la intensidad de su mirada, una mezcla de deseo y algo más que no pudo descifrar. El corazón le dio un vuelco y, por un instante, se sintió vulnerable, como si la hubieran desnudado con solo la forma en que la observaba. Max sabía que tenía que irse, pero algo en su interior rugió en protesta, queriendo quedarse. "¿Nos vamos?" La voz de Caterina devolvió a Max a la realidad. "Por supuesto", respondió, pero incluso al salir del restaurante con Caterina, supo que la imagen de Natasha quedaría grabada en su mente para el resto de la noche. Mientras se alejaba, no pudo evitar preguntarse qué habría pasado si hubiera seguido su instinto y se hubiera acercado a ella. Natasha se ajustó el vestido negro que había elegido con tanto cuidado. Cuando levantó la vista, allí estaba. El hombre que la dejaba sin aliento sin siquiera saber su nombre. La miraba con una intensidad que le hacía vibrar todo el cuerpo. Sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando sus miradas se cruzaron, y por un segundo, fue como si el mundo a su alrededor hubiera desaparecido. Se dio cuenta de cuánto la afectaba esa mirada. Cada vez que sus ojos se encontraban con los suyos, se sentía más atraída, más involucrada. Max la devoraba con la mirada, y ella sintió que su cuerpo respondía, como si cada fibra de su ser sintonizara con la energía que emanaba. Cuando se fue, Natasha dejó escapar un suspiro que ni siquiera se había dado cuenta de que estaba conteniendo. Sintió un extraño vacío, como si le hubieran arrancado algo. Se quedó allí, mirando la puerta que él acababa de cruzar, con una parte de ella deseando que volviera, que dijera algo, cualquier cosa. Max estaba en la puerta del restaurante, con las manos en los bolsillos y la mirada perdida. Caterina estaba a su lado, mirando su móvil con preocupación. No podía evitar la frustración que empezaba a crecer en su interior; toda la noche había sido una prueba de autocontrol, y estaba a punto de fracasar. "¿Por qué tienes tanta prisa por irte?", preguntó Max, intentando mantener la voz ligera. "Todavía no hemos terminado de cenar". Caterina suspiró y guardó el móvil en el bolso antes de responder: "Lo siento, cariño. Ojalá pudiera quedarme, pero mi mujer me ha dicho que no se encuentra bien. Por mucho que valore nuestra amistad, tengo que irme. Estaba preocupado". "Por supuesto", respondió Max, intentando parecer comprensivo, aunque tenía la mente en otra parte. "Saldremos a comer sushi otro día". Sonrió, intentando disipar el creciente deseo que sentía. La idea de pasar más tiempo con Caterina era placentera, pero ahora había algo, o mejor dicho, alguien, que lo consumía por completo.

-Como a mi gata no le gusta -continuó, refiriéndose a su esposa-, aprovecho estos momentos para estar a solas contigo un rato. Aunque hoy no estuvimos precisamente solos... Si yo fuera tú, me acostaría con esa gata pelirroja enseguida -comentó Caterina en tono provocador.

Max se rió, pero su comentario encendió una llama en su interior que apenas pudo controlar. Su cuerpo reaccionó al instante, el deseo por Natasha se intensificó y sintió calor, como si estuviera ardiendo.

La sola idea de tener tanta intimidad con Natasha lo sumía en una excitación que no podía ocultar, por mucho que lo intentara.

Cuando llegó la limusina, Max luchó por mantener la compostura. Se sentó en el coche junto a Caterina, charlando tranquilamente sobre asuntos triviales, pero su mente estaba lejos de allí. A cada segundo, se preguntaba...

¿Qué habría pasado si hubiera seguido sus impulsos, si se hubiera acercado a Natasha?

Caterina, siempre perspicaz, notó algo en su amiga de la infancia. Cuando el coche se detuvo frente a su casa, abrió la puerta y, antes de bajarse, hizo una broma traviesa:

"¡Guau, es enorme! Vas a acabar con ella, grandullón".

Max tragó saliva con dificultad, sorprendido por su observación. Intentó disimularlo, pero el calor en su cuerpo no disminuyó, y el comentario de Caterina solo hizo que su mente se adentrara aún más en pensamientos prohibidos.

Su amiga sonrió, le agradeció el cariño y la compañía, y desapareció en su casa.

Max, ahora solo en el coche, cerró los ojos y respiró hondo, intentando calmar el deseo que latía por sus venas. Sabía que estaba jugando con fuego, pero, por mucho que lo intentara, no podía borrar la imagen de Natasha de su mente.

"Váyase a casa, por favor", le dijo al conductor con la voz ronca y llena de deseo contenido.

Mientras la limusina se deslizaba por las calles de la ciudad, Max supo que la noche sería larga y solitaria, con la imagen de la despampanante pelirroja atormentada por la imagen que, de alguna manera, ya se había convertido en una obsesión incontrolable.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022