Capítulo 5 William

William se quedó pensando en la petición de Isabella. Sabía de la existencia de una bóveda en la finca familiar donde se había celebrado la boda, pero hasta ahora había sido imposible abrirla. Si lograba acceder a ella, seguramente encontraría algo importante, algo que la familia había protegido con tanto celo que ni siquiera vendieron la propiedad o arriesgaron su contenido.

¿Qué debía hacer? Decidió que enviaría a dos hombres para que la acompañaran. No podía confiar plenamente en ella, pero tampoco podía ignorar la oportunidad.

Sin embargo, quedaba el asunto de su sangre... El doctor había tomado una muestra para descartar infecciones debido a su fiebre. Aprovecharía esa muestra para realizar estudios más profundos. Tras verla sanar de manera tan impresionante -cortes cerrándose en segundos ante sus ojos-, William entendió por qué no había muerto cuando intentaron matarla: su recuperación era, simplemente, sobrehumana.

Desde el marco de la puerta, William observó a Isabella mientras dormía. Era muy distinta de su hermano: más inteligente, más resistente.

Finalmente, se retiró en silencio.

Una vez sola, Isabella se removió incómoda en la cama.

-Ya se fue... ¿puedes venir a la cama? -murmuró con voz cansada.

Desde las sombras, Alexander se acercó y se recostó junto a ella, envolviéndola cuidadosamente entre sus brazos.

-¿Cómo supiste que estaba aquí? -preguntó mientras la acomodaba más cerca de su pecho.

-Siempre me vigilas -susurró ella, esbozando una débil sonrisa-. Y hoy estuviste especialmente molesto.

Él no respondió.

-Hoy es un buen día para que me saques sangre para tu hermana -añadió, su voz apenas un suspiro.

-Estás agotada. Aún no has sanado por completo -replicó Alexander, preocupado.

Isabella se acomodó mejor entre sus brazos, buscando consuelo.

-Estoy sana, puedo sentirlo -insistió con tristeza-. Solo estoy deprimida... He recuperado muchos recuerdos, pero también ha vuelto el dolor que conllevan.

Alexander acarició su cabello en silencio.

-Aún no es el momento -dijo con firmeza.

-Estás aquí por tu hermana... Solo protégela. Yo no pude proteger al mío -susurró Isabella, cerrando los ojos.

Alexander no estuvo de acuerdo con aquellas palabras. Sabía, por la información que había recibido, que el hermano de Isabella no era ningún santo: la había tratado cruelmente, obligándola a mantener relaciones con la esperanza de embarazarla antes de que fuera comprometida con William. Todo había sido parte de un plan. Y aun así, a pesar de todo el dolor que había sufrido, Isabella seguía viendo lo mejor en las personas. Esa ternura la desarmaba.

Él apretó los dientes con rabia contenida, jurándose protegerla como nadie más lo había hecho. Al final termino cediendo a lo que la mujer quería y termino sacándole sangre. Esa noche tendría que irse para entregar la sangre a su hermana. Tendría que ver los efectos con sus propios ojos. Dejaría a uno de sus hombres al cuidado de ella. Él se fue poco después de que ella se durmiera. Usó un pasadizo que conducía a un lago para marcharse. La culpa le apretaba el pecho; no estaba seguro de haber hecho lo correcto al dejarla.

Mientras él viajaba, Isabella despertó a la mañana siguiente sintiéndose aún enferma. Pasó todo el día en cama hasta que William fue a verla.

-Ven a mi cuarto esta noche -le dijo él.

Ella entró en pánico, temiendo que quisiera acostarse con ella o hacerle daño. Pero contuvo su reacción; no podía mostrar debilidad. Al final, Alexander no era nada suyo, apenas alguien nuevo en su vida.

Las empleadas le entregaron un camisón negro que dejaba su pecho expuesto, junto con un ligero a juego. Para pasar por la casa entre los guardias, le dieron una bata de seda negra.

Cuando cruzó la puerta del cuarto de William, se sintió nerviosa. Él estaba sentado en una silla, revisando documentos con expresión seria. Frente a él, había un tablero de ajedrez.

-Ven a jugar conmigo -anunció el hombre.

Isabella se acercó, y en cuanto él la vio, quedó en shock por un momento.

-¿Por qué estás vestida así? -la piel de sus hombros y clavícula estaba seduciéndolo, resaltando su cuello largo. William nunca había sentido un nudo tan fuerte en la garganta como el que sentía ahora, esa mujer estaba dejándolo en blanco.

-Las empleadas pensaron que querías algo más que jugar ajedrez -respondió, haciendo un movimiento en el tablero.

-No soy ese tipo de hombre.

-Lo sé -dijo, mientras movía otra pieza.

Jugaron en silencio hasta que ella le ganó. William la miró con frustración, luego volvieron a jugar tres veces más. Isabella ganó todas.

-Eres brutal para jugar -admitió él.

-Lo soy. Soy brutal -comentó ella en alemán.

-¿Hablas alemán? -preguntó, sorprendido.

Ella se sonrojó.

-Sí, pero solo lo dije así porque suena más fuerte. -Sonrió mientras movía una pieza-. Hablo francés, portugués, español y algo de mandarín.

-¿Querías ser políglota?

-Oh, no. Irónicamente, mi familia no se comunicaba, así que aprendí muchas formas de hacerlo. También soy fluida en lenguaje de señas, por si te es útil.

-¿Útil para mí?

-Bueno, en algún punto esta novedad de estar secuestrada pasará. Y si no soy útil, me eliminarás. Crees que puedes replicar mi sangre, pero cuando no puedas hacerlo, me usarás hasta tener suficientes bolsas para curarte. Y si eres despiadado, me matarás y luego te harás controles para prevenir que el cáncer regrese.

William la miró fijamente. Notó que la bata de Isabella se había abierto, revelando parte de la piel de sus senos.

-No voy a asesinarte.

Ella le dio una sonrisa ladeada.

-Soy una adulta, William, no una niña. No juegues con mis sentimientos.

Hizo una jugada que terminó nuevamente el juego.

-Lo digo en serio. No te mataría.

Ella lo miró con desdén.

-Muy bien, aceptaré tus palabras. Haré una apuesta: si gano un juego más... me iré a dormir -comentó.

Él se rió, complacido, y asintió.

-Te ves lindo cuando sonríes -dijo ella, divertida.

William se quedó anonadado. Y ella gano, se apresuro a llegar a la puerta, cuando estaba por cruzarla el hablo.

-Mañana quiero que vuelvas a venir- declaro con una voz neutra.

                         

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