Maldito cuerpo traicionero
img img Maldito cuerpo traicionero img Capítulo 4 Las colombianas
4
Capítulo 6 El río Isar img
Capítulo 7 El castillo Neuschwanstein img
Capítulo 8 Ángel img
Capítulo 9 Surfear img
Capítulo 10 La cruda verdad img
Capítulo 11 Vuelve el pasado img
Capítulo 12 El adiós - Alex img
Capítulo 13 Buenos Aires -Lina img
Capítulo 14 De vuelta a casa- Alex img
Capítulo 15 Un mes después del regreso- Lina img
Capítulo 16 Un mes después del regreso- Alex img
Capítulo 17 El barman- Lina img
Capítulo 18 Rachel- Alex img
Capítulo 19 Cuatro meses después del regreso de Alemania- Lina img
Capítulo 20 Cuatro meses después del regreso de Alemania- Alex img
Capítulo 21 El encuentro- Lina img
Capítulo 22 Malos entendidos- Alex img
Capítulo 23 Una oportunidad- Lina img
Capítulo 24 Mi madre- Alex img
Capítulo 25 Ojitos de hotel- Lina img
Capítulo 26 Lilith- Lina img
Capítulo 27 Dany img
Capítulo 28 Viejo amigo- Lina img
Capítulo 29 Verdades a medias- Alex img
Capítulo 30 De vuelta en Estados Unidos- Lina img
Capítulo 31 Más de lo posible- Dany img
Capítulo 32 Christopher- Lina img
Capítulo 33 El escape- Lina img
Capítulo 34 Un amigo es una luz- Lina img
Capítulo 35 Lo que duele la vida- Lina img
Capítulo 36 Someone is like you o Rambo- Lina img
Capítulo 37 Todo tuyo- Lina img
Capítulo 38 ¿Felicidades -Lina img
Capítulo 39 Poseidón y Shiloh- Lina img
Capítulo 40 Completamente mía- Lina img
Capítulo 41 Secuestrada- Alex img
Capítulo 42 Tortura-Lina img
Capítulo 43 Entre Ríos- Alex img
Capítulo 44 Frente a frente- Lina img
Capítulo 45 El rescate- Alex img
Capítulo 46 Dos días- Lina img
Capítulo 47 De vuelta-Lina img
Capítulo 48 Leap year- Lina img
Capítulo 49 ¿Te quieres casar conmigo -Lina img
Capítulo 50 La venganza- Alex img
Capítulo 51 Propiedad de Lina- Alex img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Las colombianas

-Ya no siento mis pies -se queja mi mejor amiga, sentándose en un banco de la plaza.

-No seas exagerada, no caminamos mucho.

-Para mí, sí caminamos mucho; tú estás acostumbrada, por tus horas de defensa personal y de ese karate raro que haces, pero yo no. Odio el ejercicio -se mofa, suspirando exageradamente.

-Que quejosa; la verdad, te pones pesadita.

-¿Está muy lejos el hotel? -suelta de repente, con cara compungida.

-No, estamos a un par de manzanas -indico, mirando hacia el lado por donde se encontraba el hotel.

-Vamos entonces, necesito una ducha y un trago -declara, levantándose como si llevara alguna mochila o algo pesado en la espalda. Es increíble lo exagerada que puede ser.

Yo no quería volver al hotel, estaba anocheciendo y se veía muy hermoso el cielo, es muy lindo este país; si fuera por mí, seguirá caminado sin una dirección específica, pero yo también quería un trago y, además, empezaba a hacer mucho frío y no estaba realmente abrigada para la baja de temperatura que demandaba la noche.

Llegamos a nuestra habitación y ella corrió a ducharse; en realidad se iba al jacuzzi, esa era la desesperación por la cual quería llegar al hotel. Me asomé al balcón y en serio que era una hermosa vista; creo que, si tuviera un trabajo aquí y entendiera el idioma, me quedaría a vivir en este país con mucho gusto, y a Aye le gustaría también. Cómo la extraño, y solo estuve sin ella dos días; no la vi en el aeropuerto, ya que le pedí a mi mamá que no la llevara por si lloraba o quería venir conmigo, así que lo mejor fue dejarla en mi casa con ella.

La voy a llamar, aprovechando que Sole está en la ducha y no va a meterse en mi conversación.

-Lina, ¿cómo estás? -atiende mi madre.

-Hola mamá. Estoy bien. Es un lugar fantástico. ¿Cómo está Aye, está ahí? Me la pasas para hablar con ella.

-Ella está bien, ahora está jugando en su cuarto. Voy a llamarla -me hace saber, para luego gritar su nombre.

-Hola, mami -saluda, mi niña del otro lado de la línea.

-Hola, mi amor. ¿Qué hacías? -le pregunto conteniendo las lágrimas.

Va a ser un poco difícil estar tan lejos de ella tanto tiempo, ni ella ni yo estamos acostumbradas a estar separadas por un lapso tan largo, ni mucho menos a estar cada una en una punta del mundo.

-Estaba jugando con los ponis, la babu me hizo torta de chocolate y les di a ellos -responde, exaltada.

- ¿Y no les va a hacer mal a la panza tanto chocolate?

-Ay no, mami; ellos son seres mágicos y solo se alimentan de cosas ricas, como chocolate, caramelos, tortas, golosinas, todo eso -cuenta, como una gran sabedora.

-Bueno, entonces dales muchas cosas ricas. ¿Te estás portando bien con la babu? -la interrogo.

-¡Sí!... Soy una princesa buena y mi deber en la tierra es portarme bien con las personas ancianas -declara, y escucho a mi mamá que empezó a los gritos por decirle anciana.

Ella solo tiene cuarenta y nueve años, no es anciana.

-Ayelen, tu babu no es anciana; no digas eso, que la vas a hacer sentir mal -le digo, tratando de sonar un poco seria, pero sin lograrlo.

-Perdón, lo dije con cariño. -Me la imagino haciendo puchero mientras dice eso.

-Sí, ya sé, mi amor; y ella también lo sabe, pero no le digas mas así, ¿dale?

-Bueno. ¿Mañana vienes?

Esta es la parte más difícil, ya que no lleva bien la cuenta de los tiempos y tampoco le expliqué cuántos días eran los que iba a estar lejos de casa.

-No, voy a ir dentro de unos días a casa; así que te tienes que portar bien y cuidar a la babu mientras no estoy -le aclaro, tratando de no hacerle sentir el peso de los días que no nos vamos a ver.

-Yo la cuido, ya te dije que es mi deber como princesa cuidar a los ancianos -entona muy bajito lo último; seguramente, para que no la escuche mi mamá.

-Te dije que no le dijeras así, la vas hacer enojar y no te va hacer más tortas -le doy una pequeña reprimenda.

-Bueno, no lo digo más... ¿Me vas a traer un regalo cuando vengas?

-Hacemos una cosa... Yo te llevo un regalo, pero tú, cuidas de la babu y le haces caso en todo, ¿trato? -Hay que negociar, antes que le siga diciendo anciana.

-Trato.

Escucho a Sole saliendo del baño, así que ahora me toca a mí, antes de que quiera entrar de nuevo.

-Bueno, mi amor, tengo que colgar; hablamos mañana, ¿sí? Te amo.

-Sí, mami; te amo.

-¿Con quién hablabas? -curiosea Sole al salir.

-Con Ayelen -contesto, mirándola con curiosidad.

-¿Cómo está mi princesa? -pregunta conforme se seca el pelo con la toalla.

-Bien. ¿Sabes cuál es el deber de ella como princesa? -indago, para ver si sabe algo de lo que hablaba mi hija.

-Cuidar a los ancianos -responde como una autómata, y yo quedo boquiabierta- ¿Qué? -lanza al ver mi cara, y vuelve a correr la vista de mí para seguir con su acción.

-¿Cómo sabías eso? -inquiero.

-Porque ella me contó un fin de semana, cuando la dejaste con tu mamá; le pregunté si se había portado bien con su babu y me respondió que sí, y que la había cuidado porque era una anciana y era su deber como princesa hacerlo.

¿Por qué yo recién me entero de esto?

-¿Todo eso te dijo? -no lo podía creer.

-Sip.

-¿Y de dónde sacó eso? -Sole me presta atención y es ahí cuando me doy cuenta-. No digas nada; le dijiste eso. Estás loca; mi mamá no es anciana, y Ayelen anda diciendo eso. -No puede ser, qué bruta que es muchas veces mi queridísima amiga.

-Yo no le dije anciana; solo le dije que se portara bien, que ella por ser princesa debe cuidar a las personas mayores como la babu. Eso fue todo lo que yo dije -confiesa a la defensiva.

-¿Y de dónde sacó la palabra anciano?

-No sé; al otro día, cuando la fuimos a buscar, ella me dijo lo que te conté con respecto a lo que yo le había dicho, pero ni idea de dónde lo sacó. Seguramente, de la tele -se defiende.

-Bien, como sea; no tienen cura ustedes dos. Me voy a duchar, así vamos por esos tragos -anuncio, zanjando el tema antes que me altere.

Después de ducharme y cambiarme salimos al bar del hotel, nos pedimos un Martini cada una; en realidad los pidió Sole que, mientras yo me duchaba, ella estaba con el diccionario español-alemán para estudiar como pedir un Martini; a mí nunca se me hubiera ocurrido. Lo que hace la necesidad de alcohol.

-¿Ahora vas a coquetear con el barman del hotel? -cuestiono, elevando una ceja.

-¿Cuál es problema? Es sexy; además, no nos vamos a quedar a vivir aquí, por desgracia -contesta encogiéndose de hombros.

-Es muy sexy, es verdad... Solo quiero estar cuando traten de hablar, ya que solo sabes en alemán "gracias" y como pedir un Martini -suelto, riendo por lo bajo, imaginándome la situación.

-Quién necesita hablar, cuando tenemos un idioma universal en el que no se necesita decir ni una palabra -argumenta con supremacía.

-¿Y cuál es ese idioma universal, según tu criterio?

-El sexo -me aclara la duda sin más, al tiempo le sonríe al barman.

-Me había olvidado de ese hermoso idioma -sonrío al ver cómo la mira el chico.

-Siempre estoy para recordarte las cosas importantes. Ahora voy al baño; no te vayas con ningún hombre, ¿ok? -asiento, y se aleja contoneándose.

Sinceramente, no me arrepiento en absoluto de haberla traído conmigo; es diversión asegurada. Ojalá estuvieran Lucas y Gaby con nosotras, los extraño, y más a Lucas; él siempre corre a mi lado cuando lo necesito, y viceversa, no hay hombre más fiel y sincero que él «al menos, no que yo conozca». Hace un tiempo estuvimos juntos; hacía poco que lo conocía, él me dijo que enseñaba defensa personal y me instó a anotarme; después de pasar tanto tiempo juntos nos sentíamos atraídos físicamente, por lo que a consecuencia tuvimos sexo. Pero luego de tenerlo y ver que solo era algo físico, y como no queríamos arruinar nuestra amistad, dejamos que así como empezó, terminase también ese mismo día; lo hablamos, y nunca nos sentimos incómodos, ni nos echamos nada en cara de lo que pasó; al contrario, nos unimos más. Ahora es como mi protector, mi ángel guardián; él me enseñó a pelear, a disparar, me ayudó a salir adelante después de un mal momento, siempre me contuvo y sé que siempre me va a contener.

-Hola -escucho una voz femenina a mi lado sacándome de mis pensamientos.

-Hola -respondo al saludo viendo a una chica morena, ojos negros, labios carnosos, nariz refinada y con un vestido muy ajustado; la verdad, muy linda mujer, con una figura bien pronunciada.

-Soy Tania, y ella es Lisa -se presenta teniéndome la mano, para después señalar a su amiga.

Al igual que ella, tenía unos rasgos muy pronunciados, labios carnosos, ojos rasgados; solo que esta, en vez de vestido, tenía unos pantalones muy ajustados de cintura baja, bastante baja, y un top que no dejaba mucho a la imaginación. Qué mujeres tan sexys. Y bastantes curvilíneas.

-Lina -me presento, estrechándoles la mano para corresponder al saludo.

Me sentía media monjita entre estas mujeres así vestidas; yo estaba con un vestido ceñido color azul y botas negras de cuero con tacón que no insinuaba ni decía absolutamente nada.

-¿Eres uruguaya? -pregunta Tania.

-No, argentina -respondo con una sonrisa.

-Oh, lo siento yo...

-Está bien, no te preocupes; a mí no me molesta -intervengo, antes de que se enrosque sola-. ¿De dónde son? -interrogo desviando el tema; la verdad, no sé bien sobre esa estúpida rivalidad entre Argentina y Uruguay y, sinceramente, tampoco me interesa.

-Colombia -responde sonriendo, mostrándome una blanquísima dentadura.

-Te vimos hablando con una chica. ¿Es Argentina como tú? -pregunta la otra chica, llamada Lisa.

-Sí, ella es mi amiga; llegamos hoy por la mañana.

-Es decir que todavía no vieron nada de aquí -indaga Tania, hablando nuevamente.

-Nop; caminamos hoy por la tarde, pero no mucho -les explico.

-Hola -saluda Sole acercándose a nosotras.

-Hola -saludan las colombianas al unísono.

-Sole, ellas son Tania y Lisa, vinieron desde Colombia; chicas ella es Sole.

- ¿Hace cuánto están en Alemania? -les pregunta Sole, evidenciando su curiosidad.

-Hace dos semanas. Vinimos por nuestro trabajo; somos fotógrafas, y nos trajeron aquí por una campaña -le hace saber Lisa.

-Así que, en este momento, sacamos fotos a modelos masculinos -explica Tania con un deje de complicidad.

-Qué lindo el trabajo de ustedes -entona Sole con recelo.

-A mí me gustaría estar rodeada de modelos, y mucho más, ordenarles que posen para mí -acoto, imaginándome lo que sería.

-Qué deleite -jadea Sole, y sé que también se lo está imaginando; tan así, que empieza a babear con solo pensarlo. Se viene el colchón de baba por parte de mí amiga.

-No es tan así; la mayoría son unos caprichosos y se la pasan renegando de todo -aclara Tania.

-Es verdad, y más los que ya hace un buen tiempo que están trabajando, los más nuevos son más dóciles; pero eso va a durar hasta que se hagan fama, claro está -cuenta Lisa.

-Pero no deja de ser un deleite para la vista -suelta Sole con un hilo de baba.

-Eso es verdad -concuerda Lisa-. Hasta que los escuchas hablar y se va todo el deleite a la mierda -concluye, haciéndonos reír a todas.

-Miren, conocemos un boliche cubano que queda por aquí cerca; pensaba que tal vez mañana quisieran acompañarnos. ¿Qué dicen? -pregunta Tania cambiando de tema.

-Eso sería buenísimo; lo mejor es que voy a poder pedir una variedad de tragos, y en español -exclama la pelirroja, aplaudiendo, lo cual me causó mucha gracia.

Las chicas se despidieron, acordando que nos encontráramos aquí mismo la noche siguiente, a la misma hora de hoy. Será divertido mañana por la noche; tienen la apariencia de pasarla bien, y a nosotras eso nos va como anillo al dedo. Luego nos encaminamos a nuestra habitación, a descansar.

Entré a mi cuarto, me desvestí y me desplomé en la cama, cerré los ojos y al minuto los volví a abrir de golpe; no me puede pasar esto. El rostro del hombre al que atropellé en el aeropuerto se me apareció; su sonrisa seductora, sus ojos brillantes, sus cejas gruesas y rubias, casi doradas. Ay, basta Lina, qué te pasa; ni siquiera es de tu tipo. Será mejor que vaya por un vaso de agua para calmarme un poco; seguro es la ansiedad de este viaje. Sí, debe ser eso.

Después de buscar el vaso con agua y beberlo casi todo de un solo trago, vuelvo a la cama tratando de, esta vez, dormir sin la presencia de ningún adonis rubio entrometido. Lentamente, siento como mis párpados pesan y la oscuridad se apodera de mí, me dejo llevar con gusto a la inconsciencia de un profundo sueño, directo a los brazos de Morfeo.

-Lina, Lina -me zarandea Sole para despertarme.

- ¿Qué? ¿Qué pasa? -pregunto refregándome los ojos.

-Nada; me desperté y tengo hambre, pero no quiero bajar sola, y no puedo pedir que traigan el desayuno a la habitación, ya que por teléfono no van a ver cuándo les haga la seña del cortado -demanda, haciendo la seña del cortado con el dedo índice y el pulgar. Me empecé a reír, imaginándome lo ridículo de la situación-. No te rías, hablo en serio. Dale levántate, salgamos de aquí -me dice, mientras me empuja fuera de la cama agarrándome de los tobillos.

-Bien, bien.

Me levanto, estiro mi cuerpo para desplazar el sueño y luego salgo al salón para dirigirme a la ducha. Sole había puesto música, más precisamente "I need your love" de Calvin Harris & Ellie Goulding, y lo está cantando a gritos. Por la santísima Trinidad, canta muy mal la descarada, pero lo hace con pasión.

-Dios, Sole, Calvin Harris se acaba de tirar del último piso, y todo por tu culpa -bromeo, mientras me tapo los oídos fingiendo sufrimiento.

-Muy graciosa -dice, y me tira un almohadón del sofá-. Por tu bien, más vale que te bañes de una buena vez, o te saco así como estás para ir a desayunar -amenaza apuntándome con su mejor amigo, el dedo índice.

-Me gustaría ver como intentas eso -la desafío, cruzándome de brazos.

-Bueno, no voy a poder hacerlo; pero lo que sí puedo hacer es que, cuando nos crucemos otra vez con el impactante rubio, ya sabes, ese que parece un Dios griego, que estoy segura lo vamos a volver a ver -ya me estoy poniendo rígida, y todavía no me dijo qué pensaba hacer si lo veía de nuevo-, me voy a acercar a él, y a decirle que mi amiga -me apunta- tiene unas ganas locas de llevarlo a la cama y hacerle cochinadas -entrecierro los ojos para intimidarla, pero dejo de hacerlo cuando noto que no causa el efecto esperado.

-Más te vale que no hagas estupideces -le advierto, porque sé que es capaz de hacer algo así.

-Tengo hambre -canturrea con tono de amenaza.

-En quince salgo -le aviso, y me meto dentro del baño sin darle lugar a que siga con sus advertencias.

Salgo de la ducha y me dispongo a vestir; opto por un pantalón de cuero negro, una camisa gris y una chaqueta de cuero. Una vez arreglada voy al encuentro con mi mejor amiga, quien me esperaba con impaciencia.

-¿Y la Harley? -bromea al verme.

-Muy chistosa, Lindsay Lohan -le digo al verla vestida toda de blanco, como lo hizo la actriz en la película "Golpe de suerte".

Bajamos al comedor del hotel a desayunar, las dos sonrientes. El aroma a comida y café llamaron despavoridamente a mi estómago, haciéndome saber que tenía hambre. Mientras estábamos esperando que nos traigan la orden, a nuestra mesa aparecieron las chicas colombianas que conocimos la noche anterior en el bar de hotel.

-Hola chicas, veo que se levantan tarde también -saluda Lisa.

-Sí, la dormilona es ella -me acusa Sole, señalándome.

-El dedo Sole. ¿Se quieren sentar?

-No, gracias; íbamos de salida. Estamos llegando tarde a la sesión de fotos -responde Tania, poniendo cara de frustrada y rodando los ojos.

-Oh, que lástima -exclama Sole.

-Traigan un modelo de los suyos, por favor -les suplico haciendo ojitos.

- ¿Para ti? -pregunta Tania.

-No, para mi amiga -digo señalando a Sole-. Necesita fuki-fuki, anda media desorientada -bromeo.

- ¿Qué es fuki-fuki? -pregunta Lisa, arrugando la frente.

-Es... -le explico haciendo señas obscenas con las manos, y ellas comienzan a reír.

-Trataremos de hacer lo posible -dice riendo Lisa.

-Sí, pero igual nos veremos esta noche, ¿verdad? ¿Nos van a acompañar? -habla Tania.

-Obvio que sí; nosotras no nos perderíamos una salida, ni locas -entona mi amiga, muy emocionada.

-Ok, nos vemos esta noche entonces. Hasta luego, chicas -se despidie-ron y salieron contoneando las caderas.

- ¡Que emoción! -chilla Sole, exaltada en cuanto las colombianas se fueron.

-Vamos a conocer la noche alemana en un lugar cubano, muy emocionante -bromeo haciendo muecas.

-Es raro, ¿no? Pero a quién le importa; vamos a hacer lo que nos gusta, esta noche es nuestra -afirma, cada vez más eufórica.

-Sí, hay que buscar algo bien hot para ponernos. ¿Las viste como iban vestidas anoche? -abro grande los ojos, para darle más énfasis a su vestimenta.

-Sí; a parte, son muy sexys...-examina ella, pensativa.

-Y tienen un culo para dos cuerpos.

Cuando termino de decirlo, las dos nos miramos el culo al mismo tiempo y nos empezamos a reír. Estamos en falta con nuestras partes traseras; somos latinas, igual que ellas. Dios, ¿por qué eres tan injusto? Muy mal haces la repartija.

-Vayamos a recorrer el jardín inglés -propongo.

-Vamos a donde quieras -demanda resignada; sabe bien que no me voy a quedar quieta.

Recorrimos el jardín y luego nos metimos en unas tiendas para comprar regalos para llevarles a nuestras familias, a Lucas y Gaby. Ya teniendo los regalos de casi todos, solo me falta el de Lucas; pero Sole se estaba quejando y quería volver, así que la envié de nuevo al hotel, sola, y yo seguí con mi búsqueda para el regalo de mi mejor amigo. No le gustó mucho que anduviera sola por un lugar que no conocemos, pero no quería volver; todavía no quiero volver, no vine a la otra punta el mundo para encerrarme en un hotel, ni de chiste.

"Animals", de Muse, empezó a sonar sacándome de mi ensimismamiento. Uno de los temas preferidos de Lucas.

-Hola, Lu -atiendo el celular.

- ¿Cómo estás, nena?

-Bien; de hecho, estaba pensando en ti -le hago saber.

-Ah, ¿sí?

-Ajám.

-Seguro que vas a pedirme algo -bromea.

-En realidad, es por tu regalo -le digo-. Verás, estaba buscando qué llevarte, y hace un momento pasé por un lugar que me llamó la atención; entonces, me dije: "esto es un gran regalo, justo para mi querido amigo Lucas".

-Ay, Lina, sé que me voy a arrepentir de esto -y no sabe cuánto - ¿Cuál es ese gran regalo justo para mí? -pregunta temeroso.

-Conocí una linda alemana, de esas bien rubias, mmm... De esas bien frívolas; de las que les gusta el sexo duro, de las que les gusta que la aten y...

-Basta, Lina -interviene, carcajeándose-. Sabía que no tenía que preguntar.

- ¿No te gusta mi regalo? -finjo tristeza-. Ella sueña con conocer Argentina, y además vio una foto tuya y quedó enamorada -sigo con la farsa, mientras él ríe.

-Lina, no me gusta eso; y por favor, no sigas -suplica, riendo.

-¿Te la estés imaginando, no es así?, cochino -le acuso. Sé perfectamente que esas cosas no le gustan, por eso la broma; se moriría de risa si algún día se encuentra con alguien así.

-Veo que tus chistes malos siguen intactos -azuza.

-No son tan malos -entono, fingiendo que estoy afligida.

-Solo espero que no se te dé por meterte en esos lugares -no pude evitar reír por su ocurrencia.

-Por favor, Lucas, ¿por qué haría eso?

-Por curiosa; los dos sabemos que tu maldita curiosidad te gobierna, y más de una vez te mete en algún embrollo -ahora está hablando con seriedad, ya no se está divirtiendo con el chiste.

-Lucas, no voy hacer eso; no lo haría -intento hacerlo entender.

-Eso espero -suspira-. En serio Li, no quisiera verte en algo así.

-No te preocupes, eso nunca va a pasar -le prometo-; al menos, no a tal extremo -bromeo de nuevo, tratando de minimizar este tema.

-Lina -advierte.

-Sí, sí; entiendo -suspiro-. Te extraño... Y a Gaby también.

-Nosotros también, y ya quiero que vuelvan, que Gaby me está volviendo loco contándome anécdotas que pasamos con ustedes, una y otra vez -Rio ante la declaración-. Tan solo pasaron tres días y está así, no sé si voy a llegar a terminar la semana a este paso.

-Eres malo, Lucas Reinoso; no seas así, Gaby es un amor.

-Sí, dices eso porque no son ustedes las que lo tienen que aguantar -apostilla.

-Dale un beso de mi parte.

-Ni de mierda. Lo que me faltaba, Lina; sabes que te quiero, pero jamás besaría a Gaby -no puedo parar de reír-, ni borracho haré eso -termina diciendo.

-Bien, estréchale la mano entonces.

-Eso sí lo puedo hacer. -Hace silencio por un momento, para luego volver hablar-. De verdad, ¿estás bien? -pregunta.

-Sí, muy bien. Este lugar es asombroso; y eso que casi no vi nada, me falta mucho por recorrer.

-Me alegro. Oye, tengo que volver al trabajo.

-Está bien, besos para ambos.

-Cuídate, te quiero.

-Igual, te quiero -cuelgo, inspiro profundo y me digno a seguir mi camino.

Tengo que conseguir el regalo para Lucas y después volver al hotel, antes de que Sole enloquezca, atormente a alguien, o se disponga a pedir un cortado por teléfono.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022