Tres Años de Espera, Me Devuelve con Traición
img img Tres Años de Espera, Me Devuelve con Traición img Capítulo 2
3
Capítulo 4 img
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
img
  /  1
img

Capítulo 2

"¿Estás segura, Sofía? Llevas cinco años enamorada de ese hombre. Toda España habla de tu devoción, de cómo has esperado a tu héroe del GEO."

La voz de mi abuelo era una mezcla de preocupación y alivio.

"Estoy segura, abuelo."

No podía explicarle la náusea que sentía, la imagen de un niño de tres años que llevaba el apellido de otro.

"Esperaste a Mateo contra viento y marea. Rechazaste a todos los demás. La gente decía que estabas loca por esperar a un hombre en una misión tan peligrosa."

"Lo sé."

Mi reputación era la de una mujer leal hasta la médula. Una Penélope moderna esperando a su Ulises. Qué ironía. Mi Ulises tenía otra Ítaca en Marbella.

"De acuerdo", dijo mi abuelo finalmente, su tono ahora firme y protector. "El contrato de matrimonio con los Valles está listo desde hace tiempo. Javier vendrá a buscarte a Barcelona. Estarás en la finca de los Valles mañana por la noche. Yo me encargo de todo."

Colgué y me derrumbé en el sofá. El hielo en mi pecho empezó a derretirse, convirtiéndose en un dolor sordo y pesado. Tres años. Tres años de noches solitarias, de rezar por su seguridad, de imaginar nuestro futuro. Todo era una farsa.

Entonces sonó el timbre.

Mi corazón se detuvo. Miré por la mirilla.

Era Mateo.

Sonreía, radiante, con un ramo de mis flores favoritas, peonías blancas. Se veía cansado, más delgado, pero era él. El hombre cuya cara había besado en fotografías cada noche.

Abrí la puerta.

"Mi amor", dijo, entrando y abrazándome con fuerza. "He vuelto. Se acabó. Por fin."

Su olor, su tacto. Todo en mí gritaba que le apartara, que le abofeteara. Pero me quedé quieta, una estatua de hielo.

"He soñado con este momento cada día", susurró en mi pelo, ignorando mi rigidez. "Ahora podemos tenerlo todo. La boda, nuestra casa en el campo, los niños..."

Me aparté suavemente.

"Mateo", le interrumpí, mi voz plana. "¿Hay otra mujer?"

Se rio, una risa genuina y desconcertada.

"¿Qué? Sofía, por Dios, ¿qué estás diciendo? He estado en el infierno. Solo pensaba en ti. Eres la única."

Mintió mirándome a los ojos. Con una convicción absoluta.

Y justo en ese momento, el timbre volvió a sonar.

Mateo frunció el ceño. "¿Esperas a alguien?"

Negué con la cabeza. Fue a abrir la puerta.

En el umbral había una mujer de aspecto frágil, con el pelo oscuro y los ojos grandes y asustados. En sus brazos, un niño pequeño, que miraba a Mateo con familiaridad.

"Mateo", dijo ella con voz temblorosa. "Perdona que me presente así, pero no sabía a quién más acudir."

El niño extendió sus bracitos.

"Papá."

            
            

COPYRIGHT(©) 2022