Estaban a punto de cortar un pequeño pastel que habían traído cuando la puerta del bar se abrió de golpe.
Máximo y Scarlett entraron, seguidos de su arrogante grupo de amigos.
La música pareció detenerse. La risa de Lina se congeló en sus labios.
Uno de los amigos de Máximo, un tipo llamado Ricardo, se acercó a su mesa con una sonrisa burlona.
"Vaya, vaya, mira a quién tenemos aquí. ¿Celebrando tu futura soltería, Lina? Qué patético" .
Clara se levantó de un salto. "¿Quién te ha invitado a ti? Lárgate" .
Ricardo se rió. "Nosotros no nos vamos. Los que os vais sois vosotros. Máximo acaba de comprar este local. Así que, fuera" .
Sacó un documento del bolsillo de su chaqueta y lo tiró sobre la mesa. Era un contrato de compraventa.
Scarlett se acercó a Máximo, aferrándose a su brazo con una mirada de falsa inocencia.
"Cariño, no seas tan malo. Es su cumpleaños. Pero es que sus amigas son tan ruidosas... y este sitio es tan bonito. ¿No podrías pedirles que se fueran para que podamos celebrarlo tú y yo solos?"
Máximo, sin mirar a Lina, asintió.
"Echadlos" , le dijo a Ricardo.
Los amigos de Máximo se abalanzaron sobre la mesa. Tiraron el pastel al suelo, volcaron las copas de sangría y empezaron a romper la decoración.
Lina vio cómo uno de ellos iba a destrozar un pequeño cuadro pintado a mano que la dueña del bar, una anciana encantadora, le había regalado. Se lanzó para protegerlo.
"¡No toques eso!"
El hombre la empujó con fuerza. Lina cayó hacia atrás, y el borde afilado de una silla rota se le clavó en el brazo, abriéndole una herida profunda. La sangre empezó a manchar su vestido.
Máximo vio la sangre, vio la herida, pero su rostro no mostró ni una pizca de preocupación.
"Sacadla de aquí. Está montando un escándalo" , dijo con frialdad, mientras se giraba para consolar a Scarlett, que fingía estar asustada.
Clara y Sofía, furiosas, ayudaron a Lina a levantarse y la sacaron de allí, llevándola directamente al hospital más cercano.
Lina se despertó en una cama de urgencias, con el brazo vendado y un dolor sordo en todo el cuerpo.
Clara estaba a su lado, con los ojos rojos de rabia.
"Lina, tienes que acabar con esto. Divórciate de él. Mañana mismo. No puedes seguir aguantando a este monstruo" .
Sofía asintió, con lágrimas en los ojos. "Te está destruyendo. Por favor, déjalo" .
Lina miró su brazo vendado. Luego miró a sus amigas.
"Lo haré" , dijo con una voz firme que no había tenido en años. "Mañana, en cuanto abran el juzgado, finalizaré el divorcio" .
Clara y Sofía suspiraron aliviadas, abrazándola con cuidado.
En ese momento, la puerta de la habitación se abrió.
Era Máximo.
Entró con su habitual arrogancia, mirando la habitación del hospital con desdén.
"Vaya, otro drama. ¿Qué piensas hacer ahora? ¿Denunciarme por tus heridas para sacar más dinero en el divorcio?"