Capítulo 6

Lina se mantuvo alejada de todo hasta el día antes de que el divorcio fuera legalmente irrevocable. Esa noche, decidió asistir a una reunión de antiguos compañeros del instituto. Necesitaba un recordatorio de la vida que tenía antes de Máximo.

La reunión se celebró en un bar del centro. El ambiente era ruidoso y alegre. La gente la saludaba, sorprendida de verla después de tantos años.

Estaba charlando con un grupo cuando una antigua compañera, Laura, le dio un codazo amistoso.

"Tía, ¿sabes? Todos en el instituto sabíamos que estabas colada por Máximo Castillo" .

Lina se quedó helada. "¿Qué? No, para nada. Éramos enemigos" .

Otro compañero, Javier, se rió. "¿Enemigos? Lina, por favor. Todo el mundo lo veía. La forma en que lo mirabas cuando no se daba cuenta..." .

Laura asintió con entusiasmo. "Recuerdo aquella vez que unos tíos de otro colegio se metieron con él y tú te lanzaste a pelear como una leona para defenderlo. Acabaste con un ojo morado, pero los echaste a todos" .

"Y cuando tuvo aquel accidente de moto y necesitó sangre" , añadió Javier, "tú fuiste la primera en la fila del hospital, aunque te daban pánico las agujas. Le donaste sangre sin que él lo supiera" .

"¿Y la vez que su perro se cayó a un lago helado en invierno?" , continuó Laura. "Saltaste sin pensarlo para salvarlo. Casi te da una hipotermia" .

Lina escuchaba, abrumada. Había enterrado esos recuerdos tan profundamente que casi los había olvidado. Cada anécdota era una prueba de su amor desesperado y unilateral.

Se sintió mareada. "Necesito... necesito un poco de aire" .

Se levantó y caminó hacia la salida trasera del bar. El aire fresco de la noche le golpeó la cara, pero no pudo calmar el torbellino de su interior.

De repente, una figura bloqueó su camino.

Era Máximo. Su rostro era una mezcla de confusión y algo más que Lina no pudo identificar.

"¿Es verdad?" , preguntó él, su voz ronca. "Todo lo que acaban de contar ahí dentro... ¿es verdad?"

Lina se recompuso, levantando una barrera de indiferencia a su alrededor.

"¿Y qué si lo es? Es el pasado. Ya no importa" .

Se hizo a un lado para pasar, pero él la detuvo.

"No, espera" .

La agarró del brazo, pero esta vez su agarre no fue brusco, sino extrañamente vacilante.

"Lina, tenemos que hablar. Por favor" .