Lina lo miró desde la cama del hospital, sin una pizca de la adoración que antes llenaba sus ojos. Ahora solo había un vacío helado.
"No necesito tu dinero, Máximo. Cuando el divorcio sea definitivo, me iré de Sevilla. Empezaré de nuevo, tal vez en Barcelona o incluso en París. Conoceré a un hombre que me respete, que me quiera de verdad. Y seré feliz" .
La mención de otro hombre hizo que una vena palpitara en la sien de Máximo. Su calma arrogante se agrietó.
"¿Crees que alguien te querrá después de mí? Eres un desastre, Lina" .
"Quizás. Pero al menos no seré tu desastre" , respondió ella con calma.
La rabia brilló en los ojos de Máximo. Sacó un sobre de su chaqueta y se lo arrojó a la cama.
"Ahí tienes los papeles finales. Mañana a primera hora, el divorcio será oficial. A ver si eres tan valiente entonces" .
Se dio la vuelta y se fue, dando un portazo que hizo temblar las paredes.
Al día siguiente, con la ayuda de su abogada, Lina liquidó todos los bienes que había obtenido en el acuerdo de divorcio. Vendió las acciones, las propiedades y las joyas. Todo.
El dinero fue transferido a una nueva cuenta bancaria a la que solo ella tenía acceso. Por primera vez en su vida, era financieramente independiente.
Esa tarde, regresó a la mansión que había compartido con Máximo para recoger sus últimas pertenencias.
Cuando abrió la puerta principal, un sonido la detuvo en seco. Gemidos. Venían del salón.
Con el corazón encogido por el asco, se asomó.
Máximo y Scarlett estaban en el sofá. Él estaba encima de ella, besándola con una pasión que nunca le había mostrado a Lina.
La imagen la golpeó con fuerza. No por celos, sino por la cruda realidad de su humillación. Cerró la puerta con un golpe seco.
El ruido los interrumpió. Máximo apareció en el pasillo, abrochándose la camisa, con el pelo revuelto. Scarlett lo seguía, sonriendo con suficiencia.
Lina los miró a los dos, sintiendo una oleada de repulsión.
"Sois increíbles. Ni siquiera podíais esperar a que me fuera. Teníais que hacerlo en mi casa, en mi sofá" .
Máximo se encogió de hombros. "Técnicamente, también es mi casa. Y pronto, será solo mía" .
Lina sintió que algo dentro de ella se rompía definitivamente. Lo miró a los ojos, y con una voz clara y solemne, hizo un juramento.
"Máximo Castillo, te juro por la memoria de mi madre que nunca más volveré a amarte. El amor que sentí por ti está muerto y enterrado" .
La sonrisa de Máximo se desvaneció. La miró fijamente, como si la viera por primera vez. Un escalofrío recorrió su espalda. Había algo en su voz, una finalidad que nunca antes había escuchado.
Scarlett, viendo que perdía la atención de Máximo, interrumpió el momento.
"Cariño, no le hagas caso. Siempre dice tonterías para llamar la atención. ¿No íbamos a celebrar nuestro futuro?"
Máximo, aunque visiblemente perturbado por el juramento de Lina, se giró hacia Scarlett. La rodeó con el brazo y la besó en la frente.
"Sí, claro. Vamos" .
Lina no esperó más. Cogió su última maleta y salió de esa casa sin mirar atrás.
Esa noche, Máximo no pudo dormir. Las palabras de Lina resonaban en su cabeza: "Ya no te quiero" . "El amor que sentí por ti está muerto" . Se sentía extrañamente inquieto, como si algo fundamental se hubiera perdido, algo que siempre había dado por sentado. Una sensación de vacío comenzó a crecer en su pecho.