Mi Nueva Oportunidad
img img Mi Nueva Oportunidad img Capítulo 3
4
Capítulo 5 img
Capítulo 6 img
Capítulo 7 img
Capítulo 8 img
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
img
  /  1
img

Capítulo 3

Al día siguiente, mientras trabajábamos en el campo, vi a Ricardo acercarse. Usaba la misma táctica de siempre. Se sentaba a la sombra del árbol más cercano a nuestra parcela, con su libro abierto, esperando que yo fuera a él. Hacía un pequeño silbido, una melodía que solo nosotros conocíamos, nuestra "señal secreta" . En mi vida anterior, ese sonido era música para mis oídos, una llamada que me hacía abandonar todo para correr a su lado.

Hoy, ese silbido me revolvió el estómago. Lo ignoré por completo, concentrándome en arrancar la mala hierba con más fuerza de la necesaria.

Después de un rato, al ver que no obtenía respuesta, se levantó y caminó directamente hacia mí. Su sombra me cubrió.

"Elena, no escuchaste que te estaba llamando?" , preguntó con un tono de falsa amabilidad que ahora me resultaba repugnante.

Levanté la vista, entrecerrando los ojos por el sol. "Te escuché perfectamente, Ricardo. Estoy ocupada" .

Se quedó desconcertado por un momento. No estaba acostumbrado a que le respondiera así. "Bueno, es que... tengo sed. ¿No me vas a traer un poco de agua del pozo?" .

Era el colmo del descaro. El pozo estaba más cerca de él que de mí.

Me puse de pie lentamente, limpiándome el sudor de la frente con el dorso de la mano. Lo miré directamente a los ojos. "Ricardo, ¿tus piernas no funcionan? El pozo está allá. Si tienes sed, ve tú por agua" .

Su cara se contrajo en una mueca de incredulidad y luego de enojo. "¿Qué te pasa, Elena? Siempre has sido tan amable. Además, te traje este libro para que lo leas" . Sostenía un libro gastado, una de sus tácticas para parecer intelectual y superior.

"Quédatelo" , respondí cortante. "No me interesa. Y hablando de cosas que no me interesan, a partir de ahora, ya no me hables. No quiero tener nada que ver contigo" .

Intentó reír, como si fuera una broma. "Vamos, Elena, no te enojes. Sé que te gusto. ¿Por qué no me traes también algo de comer? Sé que tu mamá empacó tortillas con frijoles" .

Esa fue la gota que derramó el vaso. Este hombre no solo era egoísta, era un parásito desvergonzado. Se creía con el derecho de tomar mi comida, mi tiempo, mi vida.

"Escúchame bien, Ricardo Torres" , dije, mi voz baja y llena de una furia contenida durante cuarenta años. "Nunca más en tu vida vuelvas a pedirme nada. No soy tu sirvienta. No soy tu mamá. Y ciertamente no soy tu tonta. Y ya que estamos aclarando las cosas, me debes dinero" .

"¿Dinero? ¿De qué hablas?" , balbuceó, retrocediendo un paso.

"El dinero que te presté la semana pasada para que compraras no sé qué tontería. Y el dinero de las últimas tres cosechas que te di 'para ayudarte' . Quiero todo de vuelta. Para el fin de semana" .

Justo en ese momento, mi padre y mis hermanos se acercaron, habían escuchado la discusión. Mi padre, un hombre callado pero de carácter firme, se paró a mi lado.

"¿Hay algún problema, Ricardo?" , preguntó mi padre, su voz era tranquila pero con un filo de advertencia.

Ricardo se puso pálido. Tartamudeó algo sobre un malentendido y se fue casi corriendo, tropezando con sus propios pies.

Mi padre me puso una mano en el hombro. "Hiciste bien, hija. Ese muchacho nunca me ha gustado. Solo busca quién le resuelva la vida" .

Mis hermanos asintieron. Por primera vez, sentí el apoyo incondicional de mi familia en este asunto. No estaba sola.

Miré a mi padre, con los ojos llenos de lágrimas de gratitud. "Gracias, papá. Les prometo que no volveré a cometer el mismo error" .

Él sonrió. "Lo sé, hija. Lo sé" .

En ese momento, sentí que una pesada cadena que me había atado durante toda una vida finalmente se rompía. Era libre.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022