Capítulo 4 Capítulo 4

El cheque se cayó en pedazos al suelo, James Lu miró el rostro obstinado de la mujer y reprimió su disgusto diciéndole: "Lo dije con las mejores intenciones".

Elizabeth Liang se burló y dijo: "Sé que tu intención era buena, pero para mí es diferente. Fue mi error entrar a tu habitación y haberme acostado contigo, todo esto es culpa mía. Así que, quédate con tu dinero que no lo necesito". Se dio la vuelta para irse, ya no quería seguir en ese lugar porque todo en esa habitación le hacía recordar el tremendo error que había cometido anoche.

"¡Espera!", exclamó James al verla darse la vuelta y con ligereza le dijo: "Dije que tenía buenas intenciones". Ni siquiera sabía por qué seguía dándole explicaciones: "Si no aceptas mi dinero, deja que te lleve a casa".

Para Elizabeth lo único que deseaba era no volverlo a ver nunca más, así que mostró una media sonrisa y respondió: "No gracias".

Él la miró de pies a cabeza y burlándose dijo: "¿Estás segura de que quieres irte así?"

Al escuchar esto, ella se detuvo. Cierto, aunque ya estaba vestida, ¿qué haría con los chupetones que tenía en su cuello? ¿Realmente quería convertirse en un espectáculo público?

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Sentada en el auto de James Lu, Elizabeth Liang miraba por la ventana mientras el silencio continuaba. Cuando James pasó con el auto por una esquina, ella le dijo: "¿Puedes parar aquí?"

James asintió y estacionó el auto al costado de la carretera.

"¿Puedes comprarlo por mí?", cuestionó ella señalando a la farmacia, luego abrió su bolso, sacó algo de dinero y se lo entregó. Al ver que la miraba con los ojos desconcertados, de repente se sonrojó y dijo: "El ... plan B ... las pastillas ..."

James miró a la mujer sonrojada y luego vio el dinero en su mano, pensando en su mirada obstinada cuando rompió el cheque, no tomó el dinero que ella le estaba dando. Abrió directamente la puerta y salió del auto.

Entró a la farmacia, su alta figura y su hermoso rostro hicieron que los empleados de la tienda que estaban hablando sobre los escándalos de las celebridades, de repente dejaron de hacerlo y lo miraron con enamoramiento.

James no podía soportar las miradas, pero tuvo que preguntar pacientemente: "Disculpe, ¿tiene. pastillas del Plan B?". Estaba avergonzado ya que era la primera vez que compraba este tipo de cosas.

"¿Qué?", preguntó una de las empleadas que estaba distraída por la belleza de James.

"Plan B, ¿ tienes?", volvió a cuestionar James frunciendo el ceño y levantar la voz con un tono ligeramente disgustado.

"¡Oh, sí, sí! ¿Cuál quiere? Tenemos las nacionales e importadas", respondió la empleada rápidamente.

"Importadas", dijo James, luego pensó por un momento y comentó: "El que tenga menos efectos secundarios". Después de pagar la cuenta, los empleados volvieron a conversar antes de que él saliera de la farmacia.

"Oh, Dios mío. ¿Cómo puede ser tan sexy? Es incluso más sexy que la celebridad del que estoy enamorada", comentó una de las empleadas.

"Lo sé bien, no pensé que ningún ser vivo pudiera ser más sexy que Harry Styles".

"Bueno, supongo que esto prueba que cuanto más sexy es un chico, más idiota se vuelve. Míralo, no quiso usar condón para pasar un buen rato y ahora hace que su novia tome la pastilla. ¡Qué idiota!"

James se detuvo, frunció el ceño y mordió levemente sus delgados labios. Al salir de la farmacia, miró la caja de las pastillas que tenía en su mano y se dirigió al supermercado para comprar una botella de agua.

"Gracias", dijo Elizabeth para luego agarrar la caja y el agua, sacó una pastilla, se la metió a la boca y tomó agua para que pudiera pasarla, la pastilla amargaba un poco, pero no se comparaba con lo que sentía su corazón.

"Señor Lu, ¿se siente mejor ahora que me ha visto tomar la pastilla?", cuestionó ella.

James la miró y se sintió inexplicablemente molesto, sus labios se movieron, pero al final no dijo nada. Arrancó el auto en silencio y condujo a la dirección que ella le había dicho anteriormente.