Su esposa no deseada y verdadero amor
img img Su esposa no deseada y verdadero amor img Capítulo 5
5
Capítulo 9 img
Capítulo 10 img
Capítulo 11 img
Capítulo 12 img
Capítulo 13 img
Capítulo 14 img
Capítulo 15 img
Capítulo 16 img
Capítulo 17 img
Capítulo 18 img
Capítulo 19 img
Capítulo 20 img
Capítulo 21 img
Capítulo 22 img
Capítulo 23 img
Capítulo 24 img
img
  /  1
img

Capítulo 5

Dallas despertó en una blanca y desinfectada habitación. El intenso olor a antiséptico invadía sus fosas nasales. Estaba en un hospital.

Desmond estaba sentado en una silla junto a su cama. Su costoso traje se veía fuera de lugar en el entorno clínico. Se veía cansado, tenía el rostro marcado con líneas que ella no había visto antes.

"¿A quién amas, Dallas?", preguntó con voz monótona. "¿A mí? ¿O a él?".

La pregunta era tan absurda, tan alejada de su nueva realidad, que ella casi se echó a reír. Todavía pensaban que debía elegir entre ellos. No eran capaces de concebir un mundo en el que ella se eligiera a sí misma.

"Terminamos, Desmond", respondió ella, su voz ronca por la falta de uso. "Hace mucho tiempo. ¿No te acuerdas? A quién amo ahora no es asunto tuyo".

Desmond se levantó enseguida. Su alta figura proyectaba una sombra imponente sobre su cama. "Aléjate de Antone", advirtió en un gruñido bajo. "No es bueno para ti. Quiero que termines lo que sea que haya entre ustedes".

"Estoy de acuerdo", respondió ella. "No es bueno para mí. Ya se terminó".

"Todo ha terminado", añadió suavemente, más para sí misma que para él.

Desmond se mostró inquieto. "¿Qué significa eso?".

Antes de que pudiera insistir más, su celular empezó a vibrar. Al mirar la pantalla, vio que era Chelsea. Por supuesto.

Dándole una última mirada conflictuada a Dallas, se dio la vuelta y salió de la habitación para responder la llamada. Siempre priorizaba su deber.

Una enfermera entró unos minutos después. "Señorita Cole, es hora de su revisión de seguimiento".

Debido al dolor, Dallas se levantó lentamente de la cama. Todos sus movimientos enviaban una ola de fuego por su espalda. Con los dientes apretados, se dirigió tambaleante por el pasillo hacia la oficina del médico.

Sin embargo, al acercarse a la esquina, escuchó voces. Una de ellas era de Antone.

"...encontrar la mejor crema del mundo para eliminar cicatrices", le decía urgentemente a alguien. "No me importa cuánto cueste, su espalda... no puede quedarse así".

Un amigo respondió con escepticismo: "Hombre, ¿por qué te tomas tantas molestias? ¿Lo haces por Chelsea? ¿Intentas hacer que se sienta menos culpable?".

Hubo una pausa. Luego, se escuchó la voz venenosa de Antone.

"Chelsea estaba horrorizada y se siente responsable. Todo esto lo hago para tranquilizarla. Intenté tomar el castigo por Dallas, pero ya sabes lo terca que es. Ella misma insistió en hacerlo".

La mentira era tan descarada y egoísta que Dallas se quedó sin aliento.

"Podrías tener una verdadera relación con ella", sugirió el amigo. "Es obvio que está enamorada de ti".

Antone soltó una risa amarga. "No digas estupideces. Nunca he sentido nada por ella. Solo fue un juego para pasar el tiempo".

El dolor en su espalda no se comparaba en nada con la cruel sentencia detrás de esas palabras. Sus dedos se cerraron en puños y sus uñas se clavaron en su suave piel hasta sentir el escozor.

Luego, se dio la vuelta para irse, para alejarse de esa voz que decía la verdad que ya conocía, pero que aún tenía el poder de lastimarla.

Sin embargo, la puerta de la oficina se abrió, y se encontró cara a cara con él.

Antone se sorprendió de verla. "¡Dallas! ¿Cuándo llegaste aquí?".

"Justo ahora", mintió ella, con una expresión impasible.

Antone levantó un pequeño y costoso tubo de crema. "Te conseguí esto para las cicatrices".

Ella miró la crema y luego el rostro del hombre, su apuesto pero engañoso rostro. "No, gracias", respondió, su voz educada y distante. "Las cicatrices son una lección que me merecía. Quiero conservarlas".

Antone sintió su párpado temblar. "¿Sigues molesta? Dallas, lo siento por las cartas. No estaba pensando bien".

"Está bien", respondió ella, desprovista de emoción. "Ya le dije a Desmond que me alejaría de ti. No volveré a molestarte".

Pero él entró en pánico. "¡No, yo no quiero eso! Escucha, dame un poco de tiempo. Después de la boda, una vez que las cosas se calmen, te haré mi novia oficial. Lo prometo".

Pero esa promesa parecía más un insulto. Una baratija sin valor que ofrecían a una tonta. Dallas era consciente de que él solo intentaba apaciguarla, mantener a su lado a su pequeña "muñeca sustituta" hasta que ya no la necesitara.

Pero ella no se molestó en discutir, no tenía la energía.

Simplemente asintió, dejándole creer que todavía creía en sus mentiras. Fingiría un poco más y esperaría. Pronto todo estaría terminado.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022