La Última Transmisión
img img La Última Transmisión img Capítulo 2 La última transmisión
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Capítulo 6 Arreglar cuentas en el aire img
Capítulo 7 El vuelo no prohibido img
Capítulo 8 La isla que jamás creyeron que podría existir img
Capítulo 9 Energía viva, una nueva revelación img
Capítulo 10 El guerrero rojo carmesí img
Capítulo 11 El sendero que los llevará al origen img
Capítulo 12 Encuentro con el hombre sabio img
Capítulo 13 El elegido de la isla perdida img
Capítulo 14 Las aguas que jamás duermen img
Capítulo 15 La voz alfa de los conquistadores img
Capítulo 16 El tiempo por fin ha llegado img
Capítulo 17 El viaje de regreso img
Capítulo 18 Sombras de traición img
Capítulo 19 El precio del regreso img
Capítulo 20 Risas entre la tormenta img
Capítulo 21 La hora de la derrota img
Capítulo 22 El juramento del guerrero img
Capítulo 23 El último adiós de Hilary img
Capítulo 24 Furia y guerra en el cielo img
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Capítulo 2 La última transmisión

Pero mientras conducía de regreso a la ciudad, una situación extraña y poco usual se presentó. Todo marchaba bien, el camino estuvo bastante tranquilo, de hecho, él era el único presente en la carretera.

La radio venía encendida con música rock de los ochenta a buen volumen. Pero pronto, Mike tuvo que agarrar con fuerza el volante, y pisó fuertemente el freno del auto cuando vio un destello de luz blanca iluminar con intensidad el cielo.

La luz fue tan cegadora que casi lo dejó ciego, provocando que cerrara sus ojos, y perdiera el control del vehículo.

El vehículo se volcó hacia un lado donde había árboles en la carretera.

Por suerte, el accidente no pasó a mayores.

Segundos después, Mike despertó, había caído inconsciente cuando el vehículo se chocó contra el árbol en donde la parte de adelante de este, quedó totalmente arruinado, gracias al airbag, él no se había golpeado la cabeza, y solamente tenía una pequeña cortada hecha por un vidrio en una de sus mejillas.

Poco a poco, fue recuperando el conocimiento, y aun con la vista borrosa fue cuando lo vio.

Una figura humanoide que medía 2.00 metros de alto, y que era sumamente delgada hasta el punto de que se le veían muy fácilmente las costillas.

Sin embargo, un zumbido aturdió los oídos de Mike, y de nuevo, volvió a quedarse completamente dormido.

-¿Mike? ¿Estás bien? ¿Qué sucedió?-una voz familiar lo estaba llamando con desesperación.

Era una voz masculina, y aunque estaba aturdido por el zumbido que no salía de su cabeza, y Mike reaccionó.

El piloto abrió los ojos de golpe, y miró a su lado izquierdo, allí estaba el señor Reynolds, y otras dos personas más lo acompañaban, un médico y una enfermera que estaban atentos a su evolución. En la cabeza, le habían puesto a Mike una venda quirúrgica que cubría toda su frente. Estaba vestido con una bata de hospital, y encima, le cubría una cobija de su camilla, además de que en los brazos, le habían conectado los aparatos de hospital que medían sus signos vitales, y estos estaban funcionando de maravilla porque la máquina trabajaba sin novedad.

-Señor... Ellos... Lo que han dicho todos hoy, es cierto. ¡Ellos existen! ¡Están aquí!-Mike comenzó a gritar con euforia.

El médico, la enfermera y el señor Reynolds se miraron entre sí. Los profesionales de la salud parecían asombrados, y un tanto confundidos, puesto que ninguno entendía nada acerca de lo que el hombre en la camilla decía. Pero el señor Reynolds sí lo entendía, y ni siquiera se atrevió a decir que, quizás, Mike estuviera loco, y que por eso decía lo que decía, porque el señor Reynolds, en su trabajo, sabía muy bien que lo que su piloto decía, era totalmente real.

-Señores, por favor, déjenos a solas un momento-ordenó el señor Reynolds a los profesionales.

La enfermera y el médico no se opusieron, y asintieron.

-No dude en tocar el timbre de emergencias que está debajo de la camilla para llamarnos por si nos necesitan con urgencia-avisó la enfermera antes de salir junto al médico.

El señor Reynolds asintió.

Cuando finalmente quedaron solos, el señor Reynolds comenzó a hablar con la verdad.

Mike se había calmado un poco, y prestó atención a todo aquello que tenía por decirle su jefe.

-Mike, escúchame bien. Aunque los medios de comunicación han comenzado a hablar acerca de lo que se viene, lo que voy a confesarte es extremadamente confidencial, no podrás decirle nada a nadie, ni siquiera le dirás nada a tu familia hasta que empiece la transmisión en vivo desde la casa blanca esta noche. El presidente ya tiene toda la información, y no queremos ocasionar un caos con rumores falsos, ¿Entendiste?

El señor Reynolds habló en voz baja, casi que para que solamente Mike lo hubiera escuchado, y antes de haber hablado, se aseguró de que, a su alrededor, no hubiera cámaras de seguridad por ningún lado, porque algunas de estas, dejaban que se grabara el audio de fondo, y sería muy peligroso si alguien los escuchaba aunque estuvieran encerrados en aquella habitación de hospital.

Mike tragó saliva, sintió como los nervios recorrían cada extremo de su piel.

En sus años de piloto, trabajando en la base aérea de los Estados Unidos, Mike jamás se imaginó que una situación de tal magnitud pudiera presentarse y confirmarse como original y única en su especie. Si había llegado a ser testigo de muchas cosas extrañas, fuera de lo común, pero nada era parecido a esto.

-Pero señor... Lo que vi, ellos ya están aquí, ¿Cómo podrán evitar que se sepa la verdad si ya merodean por las calles como si fueran humanos comunes y corrientes? ¿Cómo evitarán que la gente los vea?-Mike insistió, preocupado por la gravedad del asunto.

El señor Reynolds lo miró con aquellos ojos fríos y serios de siempre.

-Cálmate y descansa, te dejarán hospitalizado por hoy, solo para descartar que realmente estés bien y no hayas sufrido una secuela por tu accidente. Tu auto quedó declarado en perdida total, ya me encargaré de que te asignen uno nuevo, mientras tanto, recuérdalo, nada de decir algo de esto a nadie antes de la última transmisión en vivo desde la casa blanca, ¿De acuerdo? Me retiro, mañana mandaré al chofer por ti para que regreses a la base, espero que hayas aprendido la lección, y que ahora si puedas convivir en armonía con el freak, porque necesitaré que trabajen juntos después del anuncio de esta noche.

Antes de que Mike pudiera hacer una pregunta más, el señor Reynolds casi que se fue huyendo de la habitación.

A las 7:00 de la noche, Mike cenó en la camilla del hospital, la comida estaba simple, sin sabor, y no era nada parecida a la que solía preparar su esposa en casa, pero al menos fue algo, y cuando la encargada de la cafetería apareció en la habitación, Mike le pidió que le alcanzará el control remoto para ver las noticias, y cuando se lo entregó y se marchó, Mike encendió la televisión.

Efectivamente, el presidente de EE. UU. estaba transmitiendo en vivo desde la casa blanca.

Transmisión en vivo desde la Casa Blanca (decía el título en pantalla antes de mostrar de frente al presidente en su tribunal)

El presidente apareció frente a las cámaras, con el rostro serio, y con la bandera de EE. UU. y la de la ONU detrás de él.

Presidente:

-Ciudadanos del mundo, esta noche me dirijo a ustedes no como presidente de los Estados Unidos, sino como un ser humano más.

Lo que muchos han sospechado, lo que hasta hace unos días era considerado un mito o una conspiración, o una noticia falsa de las redes sociales, hoy debo confirmarlo frente a toda la humanidad: no estamos solos en el universo.

Durante décadas se han ocultado pruebas, se han investigado fenómenos y se han guardado secretos para evitar el pánico. Pero ya no hay tiempo para secretos. Ellos están aquí. Nuestros cielos, nuestros mares y hasta nuestras ciudades han sido visitadas por entidades que no pertenecen a este mundo y que tampoco son humanas.

Y ahora debemos enfrentarlo: la humanidad está al borde de una invasión.

Nuestros expertos han confirmado que lo que hemos visto en las últimas horas no son accidentes ni ilusiones. Son sondas, exploradores, enviados de una fuerza mucho más grande que se aproxima con el único objetivo de colonizar nuestro planeta.

No voy a mentirles. El peligro es real. Pero también lo es nuestra fuerza. A lo largo de la historia, cuando la humanidad se ha visto acorralada, siempre hemos respondido con valentía y unidad.

Por eso, desde este mismo momento, he autorizado la mayor operación de reclutamiento de soldados, pilotos e ingenieros de toda nuestra historia. No importa si eres hombre o mujer, joven o veterano: tu planeta te necesita.

El destino de la Tierra está en nuestras manos. Unidos, no como naciones separadas, sino como una sola humanidad, resistiremos.

Que quede claro: no nos rendiremos, no retrocederemos. Este es nuestro hogar, y lo defenderemos... hasta el final.

Que Dios nos bendiga, y que Dios bendiga a la humanidad.

La transmisión se terminó, mostrando en pantalla el escudo de los Estados Unidos de América.

Mike apagó el televisor, de inmediato, su celular comenzó a sonar, estaba descansando sobre la mesita de centro de la habitación.

Aunque no podía ponerse de pie tan rápidamente, como pudo, consiguió hacerlo, y por suerte, la máquina lectora de signos vitales tenía ruedas en sus patas, así que se le hizo fácil moverse por la habitación hasta que se encontró con la mesita, tomó su celular, y vio que era una videollamada, era una videollamada de su esposa.

Mike estaba inseguro en querer contestar, sin embargo, tenía que hacerlo porque, era evidente que ya se había enterado de lo que sucedería, y él tenía que encargarse de dar explicaciones.

            
            

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