Casarme con el diablo
img img Casarme con el diablo img Capítulo 3 La sombra de la duda
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Capítulo 7 Culpa y desconcierto img
Capítulo 8 La última pizca de esperanza img
Capítulo 9 Una grieta en la penumbra img
Capítulo 10 Una llamada de auxilio img
Capítulo 11 : Una aliada inesperada img
Capítulo 12 Un mensaje inesperado img
Capítulo 13 : Una pequeña victoria img
Capítulo 14 Una aliada en la sombra img
Capítulo 15 Arresto domiciliario img
Capítulo 16 Traición img
Capítulo 17 Una escena perfecta img
Capítulo 18 Una faceta desconocida img
Capítulo 19 Un juego de apariencias img
Capítulo 20 Arrepentimiento img
Capítulo 21 Arreglos para el hospital img
Capítulo 22 Un dilema inesperado img
Capítulo 23 Un plan sin fisuras img
Capítulo 24 Algo no anda bien img
Capítulo 25 Por un instante img
Capítulo 26 Luchar hasta la muerte img
Capítulo 27 Secretos en la penumbra img
Capítulo 28 Culpa abrumadora img
Capítulo 29 : Un resultado impactante img
Capítulo 30 Un miedo invisible img
Capítulo 31 : La puerta secreta img
Capítulo 32 El abismo de la repulsión img
Capítulo 33 La lucha por mi hijo img
Capítulo 34 Una verdad siniestra img
Capítulo 35 Tejiendo la venganza img
Capítulo 36 Atando cabos img
Capítulo 37 Peor que la muerte img
Capítulo 38 Encuentro inesperado img
Capítulo 39 Un acto de desafío img
Capítulo 40 Una provocación calculada img
Capítulo 41 El teléfono oculto img
Capítulo 42 : La Búsqueda img
Capítulo 43 Los secretos de la caja fuerte img
Capítulo 44 El arte del engaño img
Capítulo 45 Un movimiento necesario img
Capítulo 46 : El siguiente movimiento img
Capítulo 47 Una visita inesperada img
Capítulo 48 Que comience la función img
Capítulo 49 : Una visita inoportuna img
Capítulo 50 El punto clave img
Capítulo 51 Territorio ajeno img
Capítulo 52 Abrumada por las emociones img
Capítulo 53 Una búsqueda desesperada img
Capítulo 54 Sembrar la discordia img
Capítulo 55 El rostro de la traición img
Capítulo 56 El arte de la seducción img
Capítulo 57 El guion perfecto img
Capítulo 58 Una rivalidad silenciosa img
Capítulo 59 Fuego cruzado img
Capítulo 60 Las paredes oyen img
Capítulo 61 Lo que me debes img
Capítulo 62 Revelaciones en papel img
Capítulo 63 El enemigo de mi enemigo img
Capítulo 64 El precio de la libertad img
Capítulo 65 Aliados y peones img
Capítulo 66 Ingratitud img
Capítulo 67 La amante img
Capítulo 68 Ingratitud img
Capítulo 69 El esposo ideal img
Capítulo 70 Un encuentro inesperado img
Capítulo 71 Un nombre glorioso img
Capítulo 72 El refugio de una madre img
Capítulo 73 Hasta aquí img
Capítulo 74 : No pienso ceder img
Capítulo 75 Ecos de una traición img
Capítulo 76 Furia desatada img
Capítulo 77 : Chantaje img
Capítulo 78 Lazos retorcidos img
Capítulo 79 Misión fallida img
Capítulo 80 Una fiebre oportuna img
Capítulo 81 La soplona img
Capítulo 82 La prueba img
Capítulo 83 Organizando una fiesta img
Capítulo 84 Una amante como otra cualquiera img
Capítulo 85 : La voz de la esposa legítima img
Capítulo 86 : Montar un espectáculo img
Capítulo 87 Humillación públicaPara salvar las apariencias, Lucia comenzó a distanciarse de Delores, menospreciándola con sus palabras. img
Capítulo 88 : Sembrando la discordia img
Capítulo 89 : Sin piedad img
Capítulo 90 La jactancia de una tonta img
Capítulo 91 : Confrontación en el umbral img
Capítulo 92 Disputa img
Capítulo 93 : Es hora de actuar img
Capítulo 94 Que lo pierda todo img
Capítulo 95 Documentos sin recuerdos img
Capítulo 96 El titiritero img
Capítulo 97 Un socio inesperado img
Capítulo 98 El hijo de su enemiga img
Capítulo 99 La imitación img
Capítulo 100 : El regreso inesperado img
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Capítulo 3 La sombra de la duda

Tras una noche en vela, me sentía exhausta. Con esfuerzo, me incorporé y apoyé la espalda en el cabecero. Era la hora de mi medicina y sabía que Kalani no tardaría en llegar, pues era crucial que la tomara a tiempo.

Cuando Kalani abrió la puerta, se detuvo un instante, sorprendida, antes de regalarme una sonrisa amable. "¡Señora Evans, qué bien se ve hoy!", exclamó. "Luce más animada. ¡Es una agradable sorpresa!".

Forcé una sonrisa mientras la analizaba.

Con agilidad, descorrió las cortinas y me cubrió los hombros con un abrigo. "Abrí la ventana para que entre un poco de aire fresco", dijo.

Agotada, dije: "Tengo un poco de hambre".

"¡Oh, qué buena noticia! Le traeré el desayuno de inmediato. Hacía mucho que no la escuchaba decir que tenía hambre".

Salió de prisa, con una amplia sonrisa. "¡Espere un momento! ¡Ahora mismo regreso!".

Al pasar rápidamente junto a la cama, dejó tras de sí una tenue estela de perfume. Siempre había sido sensible a los olores, incluso a los más sutiles. Era mi perfume predilecto, una fragancia que había adoptado como mía solo porque a Clayton le fascinaba. Recordé la vez que comentó lo mucho que le fascinaba su delicado aroma; decía que lo cautivaba.

Apreté los puños. Sentí que el aire me faltaba.

Inevitablemente, el recuerdo de una noticia me asaltó: la de una mujer cuyo esposo había conspirado con su amante para asesinarla. Sin embargo, la idea me pareció absurda.

Poco después, la puerta volvió a chirriar. Alcé la vista por instinto y vi a Clayton entrar con la medicina.

Parecía preocupado, pero me dedicó una sonrisa dulce al caminar hacia mí. La luz del sol que entraba por la ventana lo bañaba por completo. Se veía tan amable y encantador. Aun así, sus palabras de la noche anterior resonaban en mi mente: su pregunta a Kalani sobre si ya había tomado mi medicina. El corazón me dio un vuelco.

"Cariño, te ves espléndida hoy. Kalani me dijo que tenías hambre, ¿es cierto?".

Dejó la medicina sobre la mesita de noche y tomó mi mano. El calor de su tacto era dolorosamente familiar.

Me miró con ternura y preguntó en voz baja: "¿Qué te apetece comer? Yo mismo te lo prepararé".

"No es necesario. No voy a comer mucho".

Tratando de relajarme, le pregunté con fingida preocupación: "¿A qué hora llegaste anoche? ¿Estás muy ocupado con el trabajo?".

"Últimamente hemos tenido muchas reuniones para cerrar pedidos y varios clientes están solicitando presupuestos, así que he estado ocupadísimo. Cuando volví, Kalani me dijo que acababas de tomar la medicina, por eso le pregunté. Después me fui al estudio, trabajé hasta tarde y terminé quedándome dormido allí", respondió, reprimiendo un bostezo.

Al ver su expresión de cansancio, sentí una punzada de culpa. No estaba mintiendo. Su explicación era coherente. Como cada año por estas fechas, se volcaba en el trabajo por el bien de la familia, esforzándose sin descanso. ¿Cómo pude haber dudado de él?

Tenía que ser Kalani. Ella estaba detrás de todo esto.

Clayton tomó el tazón y probó el contenido. "No está muy caliente, la temperatura es perfecta", dijo. "Anda, toma la medicina primero y luego desayunas".

Fruncí el ceño con fingida impaciencia y dije, adoptando mi habitual tono coqueto: "¿Para qué? Siento que no me hace efecto, por más que la tome. Me da náuseas. Amor, ¿no puedo dejarla solo por hoy?".

"Por favor, mi amor. Debes seguir tomando la medicina a tiempo. Mira, hoy te ves mejor. ¿Cuándo fue la última vez que dijiste que tenías hambre? Antier, Jorge cambió parte de la medicación y parece que está funcionando. ¡No te rindas!", dijo con una calma y una elocuencia intachables. Seguía siendo el mismo esposo amoroso y dedicado de siempre.

Al ver su aparente inocencia, me sentí dividida. Si tomaba la medicina, me quedaría dormida y no podría reunir pruebas ni descubrir al culpable.

"¡No quiero tomarla!". dije, y me refugié en su abrazo mientras buscaba la manera de que se fuera.

Él me dio unas palmaditas en la espalda para calmarme y me acercó el tazón a los labios. "Amor, confía en mí. Tómala ahora. ¡No podemos perder la esperanza!".

La ansiedad se apoderó de mí. Sentí que no había escapatoria.

"La tomaré yo sola". A regañadientes, tomé el tazón con el corazón desbocado.

Estaba segura de que, si la tomaba, me quedaría dormida en menos de media hora.

Sin embargo, Clayton me miraba con preocupación, y el afecto en sus ojos era evidente. Parecía el esposo perfecto. No obstante, su insistencia alimentaba mis sospechas. ¿Por qué insistía tanto?

En el pasado, me habría dejado convencer por su mirada amorosa. Pero ahora, su sonrisa parecía ocultar una doble intención.

Sentí que no le importaba mi bienestar, sino que su único propósito era doblegar mi voluntad.

Estaba angustiada, incapaz de expresar mis inquietudes. Quería protestar, pero temía alertar al culpable. Así que, de mala gana, me llevé el tazón a los labios.

            
            

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