Miró la expresión preocupada de Kyria, aquello era diferente. Nunca nadie le había dirigido una mirada así.
Sin embargo, su concentración duró poco. Su respiración y corazón se aceleraban cada vez más, pensó que se desmayaría.
-Yuji, tráele una botella de agua -dijo una voz femenina. Unos ojos azules profundos miraron directamente a los de Sera.
-Respira hondo y suelta despacio -dijo la mujer de cabello negro. Y Sera obedeció.
-Eso, pequeña. Continúa -su voz era firme y tranquilizadora. Y Sera lo hizo hasta que su corazón y respiración se calmaron.
El agua llegó y la ayudó a volver a su estado normal.
-¿Cómo te sientes? -preguntó la mujer.
-Bien, gracias...
-Yelena Petrova, un placer. Soy de la familia de médicos. ¿Y cuál es el nombre de mi nueva paciente y de su amiga? -preguntó, mirando a Kyria.
"Sera Abrams y ella es Kyria Waish, un placer conocerte, Yelena." -escribió Sera, sonriendo al hacerlo con el apellido de su madre.
Yelena sonrió y besó suavemente la mejilla de ambas.
-Espero ver más veces a mi paciente -dijo, deteniéndose un poco más en Sera.
Y, de ese modo, se fue con Yuji tras ella, pareciendo irritado.
-¿Cómo te sientes, Sera? -preguntó Kyria.
Sera sonrió y, con un gesto de cabeza, confirmó que estaba bien.
El tiempo pasó en el tren, el aire fresco del paisaje ayudaba a Sera a pensar con claridad.
Estaba realmente con problemas. Primero, no tenía a su loba dentro de sí. Sin duda, le preguntarían sobre eso.
Por lo que había percibido, a la gente no le importaba su falta de voz, lo que le daba un poco de alivio. Pero aún quedaba un último problema.
Karim Ramesses todavía la incomodaba. ¿Por qué lo había encontrado tan pronto? El primogénito del clan que había aniquilado al suyo y la había dejado huérfana de madre. Si él descubría quién era Sera, ciertamente no sería algo bueno.
Tragó en seco al pensarlo, tendría que tener cuidado con él.
-¡Ey, Sera! Hemos llegado -dijo su nueva amiga.
El lugar era hermoso, Sera respiró hondo el aire fresco del bosque. Árboles altos cerraban el paso, excepto por donde pasaba el tren.
Sera tocó suavemente las hojas de los árboles que entraban por la ventana hasta que el vehículo se detuvo.
-Vamos. Te presentaré la escuela -Kyria la arrastró hacia afuera, sonriente.
"Espero que la directora no me expulse al notar que soy diferente de lo que imagina." -pensó Sera al descender del tren y encontrarse con un edificio alto repleto de torres.
-Cada torre es un año diferente -explicó Kyria.
Sera observó las torres, todas apagadas. Continuaron hasta una gran puerta de madera maciza que estaba abierta.
El interior no era diferente de otros colegios que Sera había visto en libros. Había escaleras que llevaban a distintas torres y casilleros en los pasillos.
Kyria le mostró los lugares a Sera con entusiasmo: desde el comedor hasta las salas de ocio, ya que era un colegio interno.
Sin embargo, algo más llamó la atención de Sera: susurros.
-¿Lo oíste? Este año, los 4 grandes clanes se reunirán. Dicen que hay una maldición involucrada con su unión.
-Qué tontería. -Son solo historias.
-Nancy Rivera desapareció, ¿será por la maldición?
-Claro que no. Todo el mundo sabe que Nancy se esconde en la cama de Jacob Lite. Él aún no ha llegado. Deben estar juntos y se olvidaron del tiempo.
-Tranquilos, no pasará nada. Al fin y al cabo, necesitan al 4° clan, y ese fue completamente aniquilado.
Al oír esa frase, el corazón de Sera se detuvo por un momento. Ella era la última del 4° clan, ¿acaso estaba trayendo algo malo a ese lugar?
Al notar que Sera se había detenido, Kyria dijo:
-No hagas caso a esas tonterías que el club de ocultismo anda contando. Son solo historias bobas para asustar. Todos están alterados al ver a los 3 clanes juntos en el mismo sitio. No te preocupes.
Pero eso no la tranquilizó. Las historias nunca eran solo historias.
Su mente se apartó de la situación cuando Kyria la llevó hacia la biblioteca.
-Thomas ya debe estar allí. Estoy segura de que se llevarán bien.
Afuera, Nayssa estaba saliendo del lugar y un chico delgado la seguía. Era muy parecido a ella, la diferencia era el cabello corto y los lentes.
-Oh, hola, Sera y Kyria -dijo la mujer con una sonrisa antes de marcharse-. Es un gusto verlas otra vez.
Kyria sonrió, algo avergonzada, pero pronto se recompuso:
-Sera, este es mi mejor amigo y responsable de la biblioteca, Thomas Obiyoe. Thomas, ella es Sera Abrams, alumna nueva.
Thomas saludó e hizo algunos gestos que Sera no entendió.
-Él te dio la bienvenida. Thomas es sordo y por eso usa la lengua de señas para comunicarse.
Sera sonrió, sin saber por qué era reconfortante encontrar a alguien diferente, como ella.
"Gracias, Thomas. Un placer conocerte. Espero que seamos amigos."
Thomas le devolvió una sonrisa amable e invitó a que entraran a la biblioteca. El lugar era grande, repleto de libros. Como debía ser una biblioteca. Sera memorizó el camino hasta allí para poder explorar más tarde.
-Aquí -señaló Thomas.
Eran papeles para entregar en la dirección. Sera sintió un gran alivio al ver que no preguntaban nada sobre su loba. Solo nombre, dirección y escolaridad. Claro que esa última parte era complicada, pero esperaba que la directora la ayudara.
Las chicas se despidieron de Thomas y Kyria continuó mostrándole todo a Sera con su entusiasmo habitual.
Hasta que chocaron con alguien.
Un chico rubio las miró con furia.
-¿Waish, no miras por dónde andas? Sigues siendo una ballena torpe como siempre -rió.
Obviamente, a Kyria no le gustó nada el comentario, pero no dijo nada, avergonzada y a punto de llorar.
Sera se irritó con eso y escribió rápidamente en su cuaderno:
"No se debe hablar a la gente así. Pide disculpas." -escribió, ayudando a Kyria a levantarse.
El muchacho rió, sobre todo cuando sus amigos se unieron a él.
-La mudita quiere pelear con nosotros -rió-. ¿Por qué no hablas, eh? ¡Muda! -dijo, arrojando el cuaderno de Sera al suelo.
Sera se acercó a él, imponiéndose cada vez más. Pero el chico no parecía intimidado.
Hasta que oyó una voz conocida que deseaba evitar:
-¿No puedes dejar de chocar con la gente, rara?
Karim se puso frente a ella y todos se apartaron, como perritos obedeciendo al dueño.
Sera se acercó aún más a él con una expresión de ira, levantó la cabeza mostrando determinación. No permitiría que nadie más la humillara.
-¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de hablar?
Sera no se movió, solo lo miró fijamente sin bajar la cabeza.
Sus ojos amarillos se clavaron en ella con furia y sus colmillos se mostraron. Sera sabía que debía apartarse de Karim y no llamar su atención. Pero ya no había cómo. Ella se había convertido en su objetivo.
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