SENTENCIA DE LUNA
img img SENTENCIA DE LUNA img Capítulo 3 EL PRIMER PASO
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Capítulo 6 SOMBRAS DEL PASADO img
Capítulo 7 LA TRAICIÓN DE UNA MADRE img
Capítulo 8 FORJADA EN VENGANZA img
Capítulo 9 VERDADES ENTERRADAS img
Capítulo 10 LA CAZA DEL DESTINO img
Capítulo 11 LO QUE LA LUNA NO OLVIDA img
Capítulo 12 EL ECO DEL VINCULO img
Capítulo 13 SOMBRA ENTRE HOMBRES img
Capítulo 14 LO QUE EL SILENCIO NO PUDO OCULTAR img
Capítulo 15 EL TÉ DEL ENGAÑO img
Capítulo 16 EL PRECIO DEL SILENCIO img
Capítulo 17 EL VENENO EN LA BONDAD img
Capítulo 18 EL DESPERTAR DEL HIJO img
Capítulo 19 EL ECO DE LA VERDAD img
Capítulo 20 LA USURPADORA DE LA FAMILIA img
Capítulo 21 LA VOZ DEL HIJO DESPIERTO img
Capítulo 22 LA FRONTERA DEL RETORNO img
Capítulo 23 EL CAMINO DE LOS VIVOS img
Capítulo 24 EL REGRESO img
Capítulo 25 LA TIERRA TIEMBLA img
Capítulo 26 NO VOY A MIRARTE img
Capítulo 27 LA SANGRE QUE DESPIERTA img
Capítulo 28 EL SILENCIO DE LA VERDAD img
Capítulo 29 EL VÍNCULO DESTROZADO img
Capítulo 30 LO QUE LA VERDAD NO PUDO OCULTAR img
Capítulo 31 EL LAMENTO DEL HERMANO img
Capítulo 32 EL LAMENTO DEL HERMANO II img
Capítulo 33 LA LOBA QUE SE ELIGIÓ A SI MISMA img
Capítulo 34 LA LOBA QUE SE ELIGIÓ A SI MISMA II img
Capítulo 35 EL AULLIDO QUE ROMPE EL SILENCIO img
Capítulo 36 EL GUARDIÁN DEL SILENCIO img
Capítulo 37 LO QUE ROMPIERON POR MI img
Capítulo 38 LO QUE CALLARON LOS LEALES img
Capítulo 39 PRUEBAS DE SANGRE img
Capítulo 40 DONDE SE ENCUENTRAN LOS FUERTES img
Capítulo 41 LA CAIDA DE LA LUNA FA img
Capítulo 42 EL JUICIO DE LA LUNA img
Capítulo 43 EL JUICIO DE LIDIA Y REVELACIONES img
Capítulo 44 LA SENTENCIA ES MÍA img
Capítulo 45 MI NOMBRE EN TU SANGRE img
Capítulo 46 LA SENTENCIA DEL LOBO img
Capítulo 47 EL ÚLTIMO ALIENTO DE LA BRUJA img
Capítulo 48 DONDE LA MENTE DESPIERTA img
Capítulo 49 A ORILLAS DEL DOLOR img
Capítulo 50 EL LOBO SIN TÍTULO img
Capítulo 51 LA ACTITUD DE UN HOMBRE img
Capítulo 52 ELEGIR VOLVER, AUNQUE DUELA img
Capítulo 53 LA HORA EN QUE EMPIEZAN LOS CAMBIOS img
Capítulo 54 COMO SI EL AYER NO SE HUBIERA ROTO img
Capítulo 55 EL CICLO DE LA LUNA img
Capítulo 56 CARTAS QUE LA LUNA VE img
Capítulo 57 ENTRE LO QUE DUELE Y LO QUE SANA img
Capítulo 58 EL ABRAZO QUE NO LLEGA img
Capítulo 59 BAJO LA LUNA , TODO SE DICE img
Capítulo 60 EL PERDÓN BAJO LA LUNA img
Capítulo 61 LO QUE NUNCA TE DIJE img
Capítulo 62 TE ELIJO DE NUEVO img
Capítulo 63 FRENTE A LA LUNA img
Capítulo 64 LA PROMESA DE LA LUNA img
Capítulo 65 LAS HUELLAS DE ELIANA img
Capítulo 66 LAS HUELLAS DE ELIANA II img
Capítulo 67 LAS HUELLAS DE ELIANA III img
Capítulo 68 LA VOZ DEL ALFA img
Capítulo 69 LA VOZ DEL ALFA II img
Capítulo 70 EL LATIDO QUE CAMBIÓ TODO img
Capítulo 71 EL SI BAJO LA LUNA img
Capítulo 72 EL SI BAJO LA LUNA II img
Capítulo 73 EL MAR DE LA SOLEDAD img
Capítulo 74 LOS LATIDOS ESCONDIDOS img
Capítulo 75 EL SECRETO DE LAS TRES CUNITAS img
Capítulo 76 LA CEREMONIA DE LOS TRES CACHORROS img
Capítulo 77 CONSEJOS BAJO EL SOL img
Capítulo 78 AUXILIO DE VIDA img
Capítulo 79 AUXILIO DE VIDA II img
Capítulo 80 BAJO EL RÍO DE LA LUNA img
Capítulo 81 BAJO EL RÍO DE LUNA II img
Capítulo 82 LA NOCHE DE LORIEN img
Capítulo 83 Epílogo – Bajo la Luna, Siempre img
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Capítulo 3 EL PRIMER PASO

La sangre tiñó la tierra.

No era la suya.

El lobo gris yacía a sus pies, su garganta destrozada, la mirada vacía clavada en el infinito. Muerto. Silencioso. Irreversible.

Nayara jadeaba, sus pulmones quemaban con cada bocanada de aire. Sus piernas temblaban, su piel era un mapa de heridas abiertas, pero no sentía el dolor.

No todavía.

El peso de la muerte era un muro en su pecho, aplastándola. El hedor de la sangre fresca impregnaba su aliento, su piel, su alma.

¿Cómo lo había hecho?

No lo sabía. El recuerdo era una maraña difusa: el filo desesperado del miedo, el estruendo de su corazón, el crujido de huesos, el rugido de su loba...

Y luego, la liberación.

Un instante antes, había sido una condenada.

Ahora, era una cazadora.

Su loba había despertado.

Y el mundo había temblado.

El bosque prohibido respiraba alrededor de ella. Un susurro de temor. Un estremecimiento en las raíces. No era respeto.

Era miedo.

Los otros renegados -aquellos que se habían lanzado sobre ella como carroñeros- ahora la observaban desde las sombras, desconcertados, inseguros.

Nayara no era la presa.

Era una amenaza.

Uno de ellos, de pelaje oscuro y rostro surcado de cicatrices, entornó los ojos. Su voz grave rompió el silencio.

-Interesante...

Nayara levantó el rostro, las pupilas dilatadas, el cabello enmarañado pegado a su rostro manchado de sangre. Se pasó la lengua por la comisura herida de sus labios, saboreando el sabor metálico.

Y sonrió.

Una sonrisa rota, salvaje, hermosa en su crudeza.

-Nos subestimaste.

El silencio explotó en caos.

Un lobo se lanzó contra ella. Otro lo siguió. Las garras resplandecieron bajo la luna como cuchillas sedientas.

Pero Nayara no era la misma.

Giró sobre sí misma, esquivando el primer golpe. Sintió el roce del pelaje enemigo contra su piel. Se agachó, rodó, se impulsó con las manos, esquivando el zarpazo que buscaba su garganta.

Demasiados.

Demasiado pronto.

Su cuerpo aún llevaba el precio de la traición. Su energía era una vela a punto de extinguirse.

No podía vencerlos.

No hoy.

Un plan se tejió en su mente como un latido:

Sobrevive.

Escapa.

Lucha otro día.

La tierra rugió bajo sus pies.

Nayara corrió.

Pero no era una huida.

Era un desafío.

Cada pisada contra la tierra era un golpe de guerra. Cada respiro cortado era una promesa.

No era el miedo lo que la impulsaba.

Era la sed de venganza.

Las ramas la arañaban. La maleza intentaba frenarla. Pero el bosque la reconocía, la aceptaba, la protegía. Era hija de la Luna, desterrada, pero no derrotada.

Los rugidos de los renegados estallaron tras ella, persiguiéndola.

Que vengan.

Saltó sobre raíces, trepó rocas, se deslizó entre espinas y sombras.

Más lejos.

Más lejos de la manada que la traicionó.

Más lejos del pasado que quiso destruirla.

Sus piernas ardían como hierro al rojo vivo. La sangre goteaba de sus heridas. El hambre era un monstruo en su vientre. El frío, una daga clavada en su columna.

Pero Nayara seguía de pie.

Aunque el mundo la olvidara. Aunque la Luna misma cerrara sus ojos.

Ella no se rendiría.

***

Las noches pasaron como susurros helados.

El bosque prohibido no era un lugar para los débiles. Y Nayara ya no era débil.

Aprendió a moverse en silencio, a cazar con paciencia salvaje, a dormir con un ojo abierto y las uñas listas. Cada día era una batalla contra el hambre, contra el dolor, contra los recuerdos.

La primera vez que mató una presa con sus propias manos, vomitó entre sollozos.

Pero no se permitió flaquear.

La debilidad ya no era una opción.

Y en cada amanecer solitario, cuando el rocío congelaba su piel y el hambre le carcomía los huesos, recordaba.

Recordaba el rostro de Gael,su voz dictando sentencia sin un temblor en su voz Su espalda alejándose sin mirar atrás.

La rabia la mantenía en movimiento donde el fuego de la traición la mantenía viva.

A veces, cuando el cansancio era insoportable, Nayara alzaba los ojos al cielo, buscando a la Luna.

Siempre la encontraba,brillando silenciosa, inmutable.No la abandonado.

En la soledad más cruel, Nayara sentía el susurro de la diosa antigua, la caricia invisible de algo sagrado. Le recordaba quién era ella.

Fue en una de esas noches, cuando el frío calaba hasta los huesos y la soledad era un monstruo al acecho, que lo vio.

Un lobo negro como la noche, grande, majestuoso, inmóvil sobre una roca que dominaba el claro.

Sus ojos de plata brillaban como dos lunas pequeñas, fijos en ella.

Nayara se detuvo, el corazón le martillaba el pecho.

No era un enemigo,no era un renegado y no parecía ser un cazador.

Su presencia era antigua, profunda, como si la tierra misma lo hubiera esculpido. No llevaba el olor de la traición ni de la muerte.

Llevaba el aroma del destino.

La brisa agitada en torno a ellos trajo el eco de un susurro.

Y entonces, el lobo habló.

Su voz no fue un rugido. Fue un trueno lejano, cargado de algo más grande que ambos.

-No estás sola, Nayara.

El sonido de su nombre en labios desconocidos la atravesó como un relámpago. La piel se le erizó. Sus sentidos se agudizaron.

No fue miedo lo que sintió ,su loba no se oculto .

Sintió algo olvidado por ella desde que la sentenciaron ,ella sintio esperanza.

Y supo -sin entender cómo, sin saber por qué- que su historia no había terminado esa noche en el bosque prohibido.

No.

Apenas estaba comenzando.

            
            

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