-¿Te volviste loca? Esa chica ni siquiera está preparada para esto, ¿Cómo se la ofreciste a Giancarlo? ¿sabes lo que ese sujeto le haría?
-¿Eso te preocupa? -Ross la mira por encima de su hombro con mirada severa.
Gabi la enfrenta y permanece callada, a ella no le importaba esa chica nueva, pero si el jefe o Marcelo se enteraban de lo que estaban haciendo se podían meter en muchos problemas.
-Nos meterán una bala en la cabeza si nos descubren.
-¿quieres el dinero o no lo quieres?
-¡Por supuesto que si lo quiero!
-Entonces, haz lo que te ordeno, ¿entendiste?
Gabi voltea sus ojos y ve a Marcelo hablar con Dori, muerde sus labios y se pregunta qué diablos hará para ayudar a Giancarlo a entrar en las habitaciones.
-Te dejo el resto a ti -Ross camina hacia donde estaba Marcelo y Gabi intenta impedírselo, pero la estúpida ya estaba lejos, luego la rubia mira hacia donde estaba Giancarlo, parecía esperar una señal.
[...]
Después de comer, Natalie se sienta en la cama y revisa la bolsa, la ropa que se encontraba dentro era un vestido para nada cómodo. Lanza la bolsa lejos de la cama mientras que mira la puerta.
-Ni crean que me voy a convertir en una puta más de este lugar.
Suelta el aliento contenido al mismo tiempo que recoge sus piernas y las abraza, se pregunta como demonios iba a escapar de aquel lugar. Hunde la cabeza en el hueco creado por sus rodillas y pecho.
Entre tanto, Sonny termina de firmar un último documento cuando detiene los movimientos de sus manos al recordar esa mirada color miel, frunce el ceño notoriamente al mismo tiempo que aprieta el bolígrafo en su mano.
-Pero, ¡¿Qué mierda?! -exclama extrañado.
Termina por firmar aquel permiso y suelta el bolígrafo de mala gana, reclina su cuerpo contra la silla y se queda mirando a la nada. En eso se pregunta ¿Por qué se le vino a la mente la mirada de esa chica?
Se cruza de brazos y afina un poco la mirada cuando recuerda el color de esos ojos que lo miraban con firmeza y rebeldía. Lleva a Sonny a ponerse en pie abruptamente y encaminarse a la puerta.
Entre tanto, Natalie intenta abrir la puerta con el tenedor que le dejaron de la comida. Trata de introducir una de las puntas metálicas en el pequeño orificio del pomo, pero era inútil, no lograba abrir la maldita puerta.
Pero no desiste y continua, tenía que hacerlo antes de que alguien entrara en su habitación y terminara por violarla.
El desespero la estaba llevando al límite, pero pensaba hacer hasta lo imposible por defenderse.
Mientras que ella trataba de escapar, Gabi logro introducir a Giancarlo al corredor de las habitaciones de las chicas, la joven estaba muerta del miedo, pero por el dinero que Ross le daría no se lo estaba pensando mucho.
-¿Dónde está la maldita habitación de ella? -Giancarlo se estaba desesperando porque esa puta no se detenía de una sola vez.
-Es aquella habitación -señala la puerta desde una distancia, Giancarlo la hace a un lado bruscamente que Gabi golpea su hombro de la pared -. Debes salir con cuidado, Marcelo no puede verte salir de esta sección.
-No te metas en mis asuntos, puta de mierda.
Gabi ve como Giancarlo se sitúa en la puerta y hace amago de abrir, la rubia niega y rápido regresa sobre sus pasos, fuese lo que fuese a pasar ella no quería estar en medio de nada.
Giancarlo mira hacia el corredor y ve que la puta sale corriendo, niega e ingresa en la habitación.
Natalie al sentir que alguien intentaba entrar en la habitación retrocede rápidamente mientras que siente como su corazón se acelera al máximo, luego recuerda el tenemos y lo esconde de forma que pudiera sacarlo en un momento que se viera en peligro.
En cuanto la puerta se abre sus ojos se ensanchan al mirar a un completo extraño con expresión lasciva en su mirada. La joven castaña parpadea varias veces cuando este sujeto cierra la puerta a sus espaldas y sonríe con extrema malicia.
-¡Vaya! Pero mira que linda eres.
-¿Quién es usted? ¿Qué está haciendo aquí? -Natalie ya no podía seguir retrocediendo ya que estaba la cama detrás de ella.
-sabes bien a lo que he venido, seamos rápido en esto, ¿Qué te parece?
-Quiero que se largue de mi habitación.
-¡Eso no será posible, preciosa! -le pasa el seguro a la puerta para impedir que alguien pudiera ingresar en el cuarto.
Aquella acción asusta a Natalie porque sabía que nadie la ayudaría, ella misma iba a tener que defenderse de ese hombre. Aprieta el tenemos en su mano manteniéndolo escondido a sus espaldas.
Nunca en su vida había lastimado a nadie, pero ese momento era más que necesario.
-Vamos a jugar un poco, solo voy penetrar tu coño un par de veces, te acostumbraras y hasta te gustara.
-váyase maldito pervertido.
-¡Ah! Con que eres de esas rebeldes que les gusta dar pelea, me gusta una mujer así, pienso que será divertido nuestro encuentro, si te portas bien, prometo que te recompensare con una buena propina.
Giancarlo se abalanza contra ella sin darle tiempo de nada a Natalie, ese hombre se encontraba encima suyo y con tanta facilidad se filtró entre sus muslos para luego meter su rostro entre su cuello y tetas.
-Nooooo-grito, pero él cubrió su boca con fuerza hasta el punto de que sentía que se estaba asfixiando.
-Mantente callada puta de mierda, no arruines el momento.
El tenedor que ella sostenía se encontraba a sus espaldas, cuando ese hombre se abalanzo sobre ella no le dio tiempo que defenderse, pero intentaba con todas sus fuerzas sacar el brazo para al menos herir a ese sujeto.
-este momento que me han ofrecido no se repetirá, será mejor que cooperes perra.
Ella niega mientras que se estremece bajo él, pero no logra quitárselo de encima, a su vez, Giancarlo desgarra la camiseta de ella dejando al descubierto su sostén, aprieta una de sus tetas con fuerza provocando que ella frunciera el ceño.
Sin embargo, Natalie se estaba llenando de ira cada vez que ese hombre manoseaba su cuerpo sin su permiso, mira con firmeza a ese sujeto y piensa en clavarle el tenedor en su maldita cara de mierda.
-¡Ohhhh, si! Que buenas tetas tienes, eres una puta perfecta. No como las otras, sus tetas ya no tienen esta firmeza que tienen las tuyas.
La mano de Giancarlo desciende por el centro del cuerpo de ella para llegar a la pretina de los pantaloncillos que tenía puestos, es allí cuando Natalie se estremece con más fuerza porque no pensaba permitir que continuara tocándola de esa manera.
-Quédate quieta, no tenemos mucho tiempo, solo meteré mi verga en tu virgen vagina para hacerte disfrutar de lo bueno.
Ella se queja y niega, no puede hablar porque la mano de ese hombre continúa cubriendo sus labios. Pero aquello le provocaba más enojo... cuando ese hombre libre los botones de su pantalón ella abre un poco más sus ojos.
Siente como poco a poco empieza a bajar su pantalón por los lados y ella niega más seguido, se estaba lastimando la espalda con las puntas filosas del tenedor, pero sentía que estaba logrando liberar su brazo y solo eso necesitaba.
-Siii, muéstrame esa vagina sin usar. Seré el primero en probar la dulzura de tu coño, ¿eso no te excita un poco?
Giancarlo sonríe con malicia al mismo tiempo que relame sus labios al ver el nacimiento de los vellos púbicos de la vagina de ella lo que le confirmaba la virginidad de esa chica, todas las putas de la casa del placer siempre estaban depiladas, pero ella no.
-¡Aahh, si! ¡eres virgen! Una maldita virgen que solo será para mí.
La boca se le hace agua en cuestión de nada cuando roza el vello púbico castaño de su vagina, hace amago de bajar un poco más la pantaleta de esa chica, pero en eso ella hace un movimiento brusco que lo obliga a fruncir el ceño.
Seguido de eso siente un fuerte ardor instalado en la parte de atrás de su espalda, Giancarlo no se mueve puesto que le estaba doliendo mucho.
-pero ¿Qué? -se pregunta al mirar un poco hacia atrás y ver el aza de algo metálico en su espalda -. ¿Qué diablos es eso? -libera la boca de Natalie y es cuando ella lo empuja y logra librarse de sus garras.
Natalie cae el suelo y se arrastra como puede a la salida ya que sus piernas no le daban para caminar, mira hacia atrás y ve a ese hombre aun en shock lo que la motiva a tomar el pomo de la puerta para huir.
-Pero que maldita perra eres, me clavaste un tenedor en la espalda. Puta barata -Giancarlo se arranca el tenedor de la espalda de un solo jalón luego la mira con el ceño fruncido-. Maldita seas.
Se pone en pie y corre hacia ella cuando la intentar escapar, la toma por el cabello y la lanza hacia atrás para luego propinarle una cachetada que voltea el rostro de Natalie.
-Puta de mierda, ¿Quién demonios te crees para agredirme? ¿acaso no conoces las reglas de este maldito lugar?
-Nooo-grito ella cuando él la vuelve a tomar por el cabello y vuelve a intentar bajar su pantalón.
Pero Natalie no estaba dispuesta a ceder, y termina por propinarle una patada en las bolas a ese hombre, él cae a un lado chillando del dolor mientras sostiene sus genitales y es la oportunidad de ella para salir de allí.
Abre la puerta y corre en la dirección contraria ya que la otra no le sirvió de nada, con el corazón en la mano Natalie se aleja de esa habitación y al dar un par de cruces más sin saber hacia dónde la estaban conduciendo la joven castaña choca de bruces nuevamente contra el cuerpo de alguien.
[...]
Giancarlo se estremecía del dolor, la patada de esa puta sí que le dolió más el dolor que sentía en la espalda era un claro indicio que debía salir de allí antes de que alguien lo pillara, como pude se pone en pie, y cojeando abandona ese cuarto.
Mira hacia todos lados dándose cuenta de que ella no estaba por ninguna parte.
-Maldita perra, ya verás que me las vas a pagar.
Camina con pasos torpes hasta la salida mientras se sostiene sus bolas adoloridas.
Entre tanto, los ojos de Sonny no daban crédito a lo que estaba viendo en ese momento, era la chica de ojos claros que había visto hace mucho rato atrás, con la mirada severa observa su ropa y se percata que en esas condiciones no la había visto antes.
Su ropa estaba rota.
Natalie parpadea varias veces al darse cuenta de que era el mismo hombre con el que cruzo en el otro corredor. Se percata de que la estaba mirando y eso la llevo a cubrir sus tetas descubiertas.
-¿Qué fue lo que te paso? -ella escucha de nuevo su voz y siente una especie de respingo en su interior, era incomprensible.
Sin embargo, Natalie se queda callada mientras que no le aparta la mirada, se pregunta ¿Qué debía hacer ahora? Aprieta su mano contra la ropa rota al recordar el mal momento que vivió hace un instante.