El mafioso y sus mellizos VENGANZA DELIBERADA
img img El mafioso y sus mellizos VENGANZA DELIBERADA img Capítulo 5 5
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Capítulo 5 5

-¡Está todo listo!- Minerva, quien los vio desde una distancia, muy juntitos y mirando con picardía, interrumpió con su voz la química que estaba surgiendo entre su hijo y la niñera de sus nietos. Aceleró sus pasos y se acercó a ellos. Por lo que Leonardo tomó distancia, aún más irritado por la actitud de Sofía -Mis nietos te están esperando, Sofía.- dijo Minerva.

-¡Simplemente es una niñera, eso es todo! Espero que no se encariñe con mis hijos. Aunque, siendo honesto, quizás solo dure una semana en este trabajo- dijo Leonardo, mirando fulminante a la chica.

-Señora Di Nápoli, ¿me indica por favor dónde está la habitación de los niños?- preguntó Sofía, ignorando por completo a aquel hombre que por lo visto está dispuesto a hacerle la vida imposible.

-Al fondo, a la derecha, querida. Hay un pasillo; ellos están en la habitación que tiene la puerta de color rosa, que es la de la niña- le indicó Minerva, y Sofía asintió con la cabeza.

-Gracias, es usted muy amable- dijo Sofía, dirigiendo sus pasos hacia el lugar, pero luego se detuvo -Casi lo olvido, señora- se giró para mirarla -debo irme esta noche; regresaré antes de que los niños despierten.

-Lo más beneficioso es que te quedes aquí a dormir, querida. Después de todo, tendrás lo que necesitas, a menos que tengas un novio- dijo Minerva, mirándola con intriga.

-De hecho... sí tengo novio- mintió Sofía, porque temía que si decía que no, no la dejaran salir -Prometo que esto no afectará mi trabajo... Además, hoy es mi cumpleaños y quedé en celebrar- agregó, y bajó su mirada porque Leonardo la intimida

-¡Vaya, es tu cumpleaños! Mira que regalo te ha dado la vida el día de hoy. Aunque lo veas como una desgracia, con el tiempo comprenderás muchas cosas, Sofía. Ya que tienes novio...- dijo Minerva, pronunciando la palabra "novio" de manera pausada para que su hijo no se atreviera a meterse con ella -puedes salir las veces que sea necesario, cuando los niños estén en clases y cuando ya duerman. ¿Estamos claras en esa parte?

-Gracias, me retiro- dijo Sofía, y se marchó, ya pudiendo soltar el aire retenido por causa de Leonardo Di Nápoli.

-Leonardo, no lo arruines- dijo Minerva.

-No sé qué hablas, madre. Iré a darme un baño; tengo una reunión por la noche- respondió Leonardo.

-Es suficiente con el daño que le haces a tus hijos con lo distante que eres. No lo arruines, Sofía cayó como un ángel del cielo, Leonardo, y sé que no fui la mejor madre contigo, ni con tus hermanos, pero sabes que la vida que llevamos no es fácil. No arrastres a tus hijos a lo mismo; tú puedes hacer una vida diferente- dijo Minerva.

-Me gusta lo que soy, madre, y no lo pienso discutir porque ni tú ni nadie me hará cambiar de opinión- se dio la vuelta para irse; no le gusta discutir con Minerva.

-¿Y tus hijos? ¿Si ellos llegan a saber la verdad y te piden dejar esa mala vida, tú lo harías?- preguntó Minerva.

Leonardo sonrió con amargura y, sin voltear a mirar a su madre, le dijo:

-Se lo pedí a mi padre. ¿Y adivina qué? ¡Siguió con su mala vida!- Dicho eso, se marchó a su habitación, y los ojos de Minerva se tornan llorosos, sintiendo un nudo en su garganta sin poder pronunciar palabra alguna.

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-¡Te he dicho que te vayas! ¿Qué parte no entiendes?- Lucifero está enojado. Maggie no quiere irse hasta no ver a su mejor amiga.

Maggie sale enojada de su auto y cierra la puerta de un portazo para que ese hombre entienda que su palabra es firme.

-¡No me grites, cabeza hueca!- lo señala, acercándose a él con desdén -¡Vine con Sofía y de aquí no me voy hasta que ella me lo diga!

-¡Bien, quédate ahí como una tonta esperando!- le grita, y ella frunce el ceño. Justo cuando iba a escupir palabras ofensivas, ya que esa es su esencia, aparece Minerva, quien justo va saliendo en su auto.

-¿Qué sucede?- pregunta, quitándose sus gafas, ya que seguramente el rastro de ojos llorosos ha desaparecido.

-Señora Minerva- Lucifero la mira con respeto -la niñita- mira a Maggie -no quiere irse. Le he dicho que su amiguita ha sido contratada y no puede salir aún.

-¡Es cierto!- afirma Minerva -Soy la abuela, linda. Puedes irte tranquila y venir a las 7 de la noche por Sofía. Me ha dicho que está de cumpleaños y los va a celebrar. No te preocupes, solo que mis nietos necesitaban atención con urgencia, por eso no puede salir para darte el recado y enviamos a Lucifero.

-¿Lucifero? ¡Puff! ¡Qué nombre tan ridículo! ¡Ni que diera miedo!- susurra, rodeando sus ojos, e inmediatamente el rostro del hombre se enrojece de la cólera. -Siendo así, muchas gracias por la información, señora, y claro que vendré a buscar a mi amiga- se acerca a su auto y se sube.

-Adiós, querida- Minerva, al ver que la muchacha se ha calmado, se marcha.

-¿Cómo te atreves a meterte conmigo? ¡Ni siquiera me conoces!- él se acerca a ella con determinación.

-¡Huy, qué miedo! ¡El tinieblo de Lucifero me va a asesinar!- se burla -¡Eres un idiota!- arranca antes de que él se acerque en totalidad

-¡Mocosa insoportable!- le grita, y ella saca su mano izquierda por la ventana para luego sacarle el dedo del medio y burlarse. Eso sí que lo hizo estallar.

-¡Me la pagarás, mocosa!- espetó, mirando la placa del auto.

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Sofía llega a la habitación de los niños y abre la puerta, la niña está llorando y el niño a su lado dándole consuelo. -hola... ¿puedo pasar?- pregunta nerviosa, pero los niños no le responden -Yo... quiero conocerlos, pero que hermosa habitación, es muy, pero muy linda

-se que estas aquí por dinero, mi abuela y padre todo lo resuelven con dinero, queremos a nuestra madre, no a una mujer desconocida- Michelle es un niño sumamente inteligente

-Solo necesitamos tiempo para conocernos. acepto que estoy aquí por trabajo, pero siento que entre los tres nos podemos ayudar

-¡No te necesitamos!- espeto Michell y Sofia baja su mirada, no pensó que fuera tan difícil que los niños la aceptaran

-Las cosas van a cambiar, lo prometo, pequeños. Solo es cuestión de tiempo, pero todo mejorará, y para eso necesito su ayuda...- suelta un largo suspiro -Ser niñera no es fácil, sin embargo, les pido disculpas si les causo incomodidad. Les daré todo el amor y la atención. ¿Iniciamos de cero?- sonríe con debilidad, pero ninguno de los dos le responde

Lo que Sofía y los niños no saben es que están siendo observados por una cámara oculta en esa habitación, y es Leonardo quien está mirando el conmovedor momento.

                         

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