Capítulo 4 No.4

El club 'The Void' era un asalto a los sentidos. La música electrónica golpeaba el pecho y las luces estroboscópicas cortaban la oscuridad. El tema de la noche era "Máscaras Venecianas", lo que daba al lugar un aire de misterio decadente. Iris y Chloe entraron, ambas con antifaces que cubrían la mitad superior de sus rostros. Iris llevaba un vestido plateado de lentejuelas que se adhería a su cuerpo como una segunda piel, dejando su espalda completamente descubierta, y un antifaz negro con plumas.

-Recuerda, solo una hora -le gritó Iris a Chloe por encima de la música-. Mañana tengo trabajo.

En el segundo piso, en el balcón VIP, Ethan sostenía un vaso de whisky, mirando a la multitud con aburrimiento. Llevaba una máscara minimalista de color negro mate. Mark Jones estaba a su lado, escaneando la pista.

-Mira eso, a las doce en punto -gritó Mark-. La del vestido plateado. Dios mío, mira cómo se mueve. Eso es arte.

Ethan siguió la dirección. Sus ojos se entrecerraron. La mujer bailaba con una técnica fluida, cada movimiento sincronizado. Su espalda desnuda brillaba bajo las luces. No podía verle la cara, pero algo en la curva de su cuello le resultó extrañamente familiar. Una sensación de déjà vu lo golpeó.

-Voy a bajar -dijo Mark-. Deséame suerte.

Ethan vio cómo Mark se acercaba a la mujer, le decía algo al oído y trataba de ponerle una mano en la cintura. La mujer se giró y le dijo algo breve, apartándose con elegancia. Mark se quedó allí parado, confundido, sin reconocer en absoluto a la mujer que había despreciado durante años. El antifaz y la actitud segura de Iris eran un camuflaje perfecto para alguien como Mark, que nunca la había mirado realmente a los ojos.

Ethan, impulsado por una inquietud que no podía nombrar, bajó las escaleras. Se abrió paso entre la multitud hasta llegar a ella. Iris sintió una presencia a su espalda, más imponente que la de los demás bailarines. Se giró y vio los ojos de Ethan a través de la máscara. Él no sabía que era ella, pero ella lo reconoció al instante por su postura rígida y su mandíbula tensa.

Ethan extendió la mano y agarró su muñeca, no con violencia, sino con una urgencia posesiva.

-Bailas como si quisieras que todo el mundo te mirara -dijo él, su voz apenas audible sobre el bajo.

Iris no habló. Sabía que su voz la delataría. En cambio, lo miró fijamente a los ojos, desafiante. Ethan sintió una descarga eléctrica al contacto con su piel. Era la misma textura suave, la misma temperatura... pero la actitud era incorrecta. Iris era dócil. Esta mujer era fuego.

-¿Quién eres? -preguntó Ethan, acercándose más.

Iris aprovechó el momento en que un grupo de gente empujaba cerca de ellos. Con un movimiento rápido, pisó el pie de Ethan con su tacón de aguja, no lo suficientemente fuerte para romper nada, pero sí para causar un dolor agudo y sorpresa.

Ethan soltó su muñeca por reflejo. -¡Mierda!

Iris se dio la vuelta y se desvaneció entre la multitud sudorosa como humo. Ethan intentó seguirla, pero la marea de cuerpos se lo impidió.

Mark apareció a su lado. -¿Viste eso? Me rechazó con una sola mirada. Qué mujer más fría.

Ethan se frotó la muñeca donde había sentido su pulso. -No es fría -murmuró, mirando hacia donde ella había desaparecido-. Es peligrosa.

En ese momento, Scarlett apareció, abriéndose paso hacia la zona VIP, sin máscara, buscando atención.

-¡Ethan! -gritó ella-. ¡Aquí estás! Este lugar es horrible, huele a sudor. Vámonos.

Ethan miró a Scarlett, luego al vacío donde había estado la mujer de plata. Por primera vez, la presencia de Scarlett le pareció una carga pesada y aburrida.

-Vámonos -dijo Ethan secamente, dándole la espalda a la pista de baile.

            
            

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